¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Alcaldessa
El proceso, en acto
Josep Torrell
La derrota de lo imposible merecía una película. Para Ada Colau, la mujer que aparecía al frente de Barcelona en Comú, habría sido útil contar con una película que le permitiera explicarse (y no quedar como un mero signo externo de valor y dignidad).
No estamos solos (2015) de Pere Joan Ventura (lo hecho hasta ahora) o Informe general II: el nuevo rapto de Europa (2015) de Pere Portabella (lo que queda por hacer), por su propio planteamiento, no podían hacerlo. Metamorphosi (2016) de Manuel Pérez sí se ceñía al tema, pero con otra protagonista, una de las varias miles de personas que trabajaron calladamente para que la candidatura triunfase.
Ahora ve la luz Alcaldessa (2016) de Pau Faus. La película abarca todo el período desde el 16 de septiembre de 2014 (se presenta públicamente la candidatura de Guanyem Barcelona) hasta pasado el 13 de junio de 2015 (el acto de toma de posesión como alcaldesa, tras la victoria del 24 de mayo). Estos nueve meses son el proceso que describe la película.
Es difícil decir si esta película funciona o no (o si es magnífica u omisible), porque pone en juego algo tan subjetivo como es el tomar partido por un mundo mejor, empezando por el poder local. Para juzgar la validez de la película (sin que parezca mera propaganda torticera) habría de partir de un posicionamiento ante lo que pretendía el equipo de Ada Colau. Por lo que a mí respecta, firmé el primer documento de Guanyem Barcelona antes del verano de 2014, y desde esta perspectiva —que no es en absoluto neutral— me parece que estamos ante un documento realmente histórico porque, en su proceso, la candidatura puso en marcha unos discursos y unas prácticas que cambiaron las expectativas de mucha gente.
Cuando se abre Alcaldessa —después de unas imágenes de Ada Colau en medio de acciones de la PAH contra los desahucios— hay un momento en que se ve el primer mitin multitudinario de Guanyem Barcelona, en el que Ada Colau cierra su intervención diciendo no olvidemos nunca quiénes somos y por qué estamos aquí. La película se cierra con una puerta de la sala reuniones del ayuntamiento en la que hay un cartel que pone exactamente la misma frase. Este cartel continúa estando allí y es una muestra de continuidad y coherencia de los comunes.
Cómo 11 regidores —de 41— han conseguido estar un año en solitario al frente de un ayuntamiento macroencefálico como el de Barcelona sería merecedor de otro documental. Pero esto no es tarea de Alcaldessa, a la que sólo compete el mostrar con claridad cómo un puñado de jóvenes (y menos jóvenes) se propusieron vencer la apatía, y lo consiguieron.
La película se construye sobre la base de dos tipos de imágenes distintos. Una, son imágenes cotidianas que muestran cómo se gesta una candidatura, se gana el apoyo ciudadano y se palpa la posibilidad de ganar (o lo que iba a ser entrar en las fauces del monstruo). La segunda, no menos importante, consta de primeros planos de Ada Colau relatando ante una cámara lo que va sucediendo y lo que le va sucediéndole a ella como candidata a alcaldesa. Lo personal y lo colectivo están bien resueltos, siempre y cuando se tenga en cuenta que la película es un retrato de Ada, y algo menos el retrato colectivo de Barcelona en Comú.
La suma de estos dos tipos de imágenes que componen la película imprime un ritmo bastante veloz a la película —tan endiabladamente veloz que, sin imaginarlo siquiera, uno se encuentra ya en las puertas de las municipales— y, a la vez, resulta muy claro y diáfano para mostrar quién es Ada Colau, cómo fue asumiendo una campaña que no era la suya ni la de quienes la apoyaban, y, poco a poco, fue abriéndose camino hacia la alcaldía, a pesar de la dificultad de enfrentarse a profesionales de la política.
La película sirve para conocer a la alcaldesa y conocer los esfuerzos de quienes contribuyeron a hacer posible lo imposible. El choque de los anhelos igualitaristas con la Realpolitik es una de las cosas que queda bien planteada en la película. Lo dice Ada Colau: «Ha sido un golpe muy duro, porque nosotros veníamos de la política de la cooperación, contra la competitividad, de los objetivos, de la revolución democrática y nos hemos pegado una hostia que ha sido fenomenal».
Las películas citadas de Pere Joan Ventura y Pere Portabella parecen satisfacer mejor las expectativas de los activistas que, por ejemplo, la de Manuel Pérez (que es la historia de una activista más). Resulta muy difícil hacer un retrato de Barcelona en Comú por la sencilla razón de que es algo demasiado complejo, tan variado y distinto entre sí que cualquier intento de acercarse con voluntad historiográfica suele dar en el fracaso. Decir que los comunes son extremadamente dispares es nombrar su principal virtud, pero también significa la imposibilidad de una síntesis: ésta está recreándose en el día a día.
Alcaldessa es una película que ayuda a entender nuestra historia inmediata, y es un documental apasionante, pedagógico y —por qué no decirlo también— bastante emotivo.
21 /
5 /
2016