La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Jesús Páez Narváez
Conceptos del siglo XIX y más antiguos
Como a Díaz Ferrán, su antecesor en la presidencia de la CEOE, al pillabichos Juan Rosell también le gusta dejar frases para la posteridad y para que los medios le presten atención. A este máximo representante de la CEOE, correveidile diligente de la oligarquía empresarial del Ibex, le va la marcha y cada vez que habla añade una perla a su compendio de ocurrencias geniales. Este capataz del establishment tiene que ganarse el puesto el cargo cada día. De lo contrario sus jefes lo pondrán en la calle con 20 días de indemnización o, para su gusto, sin ella.
En esta ocasión, mientras aburría a los asistentes advirtiéndoles sobre el peligro de que España pierda el tren de la revolución digital tuvo una visión y se fue al siglo XIX: “… está claro de que la digitalización y también el empleo, el empleo fijo, seguro, aquel que teníamos que es un concepto del siglo diecinueve, del veintiuno (!) habrá que ganárselo todos los días…”. Es verdad, exagero con lo de la visión. Este ejemplo de oratoria, leído en tono monocorde, no es fruto de la improvisación. Forma parte de un texto que había pensado, reflexionado y escrito con antelación. La frase de este señorito de medio pelo es pura decantación de su ideología.
Es curioso lo poco que les gusta lo del empleo fijo a estos patrones de empresa españoles. Para ellos debe ser como escardar llevando como cinturón un silicio. Aguantar años y años en un empleo fijo y, encima, remunerado con salarios, bonus, acciones, indemnizaciones, jubilaciones, es decir, con tanto dinero que no les da tiempo a gastar así vivan más que Matusalén ha de ser el infierno en vida
El mismo Rosell lleva años sufriendo este castigo. Se ve que la empresa familiar no le atraía mucho y de joven hizo sus pinitos como periodista. También, con 23 años, hizo de Rivera y promovió Solidaridat Catalana, un partido con el que se presentó a las elecciones autonómicas cosechando un hermoso fracaso. El chasco le dio alas con las que voló desde la empresa de juguetes familiar a la presidencia de Fomento de Trabajo Nacional (Foment del Treball), que mantuvo desde 1995 a 2011 y en 2010 a la presidencia de la CEOE. Todo este, para él, largo viacrucis que vive desde que comprobó que la política no era lo suyo, se incrementa con puestos en diferentes consejos de administración que, menos mal, son empleos a tiempo parcial y discontinuos.
No son solo los grandes empresarios, las sagas de banqueros, los altos funcionarios y ejecutivos los que sufren día tras día la ignominia de un empleo fijo del que no pueden separase, hay otras personas que les pasa lo que a ellos y piensan como ellos que el empleo fijo y seguro es un concepto trasnochado. Me refiero a muchos políticos que, como el establishment económico empresarial, sufren también los efectos de un empleo fijo. Pienso especialmente en esos sacrificados presidentes de gobierno o de comunidad atados a un empleo de político de por vida que aunque dejen de ser presidente no dejan el empleo fijo y que sin solución de continuidad, pasan a un sillón de Consejo Consultivo o de Consejo de Administración para aburrirse como una ostra.
Ahora que ha salido Dios a colación me he acordado con otro de empleo fijo a su pesar. De un hombre de Dios. Sí, de Antonio Cañizares Llovera, actual arzobispo de Valencia. ¿No lo recuerda? Sentado, cual Luis XV, engalanado con esa capa magna roja, rojísima, larga larguísima. Si no por esta imagen tal vez lo recuerde por aquella frase en que afirmaba que: “No es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios, con los millones de vidas destruidas por el aborto”, para justificar la pederastia dentro de la Iglesia católica. O aquella otra llena de amor fraterno a los refugiados que huyen de la guerra siria: “¿Esta invasión de emigrantes y de refugiados es todo trigo limpio? ¿Dónde quedará Europa dentro de unos años?”. En su celo por difundir la fraternidad cristiana, el mensaje y ejemplo del Jesús de Nazaret, el arzobispo Cañizares ha defendido, una vez más, la familia. Esta vez contra una “importante escalada contra la familia por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el ‘imperio gay’ y ciertas ideologías feministas”, subrayando que las “leyes que comentan la ideología de género son las más insidiosas que ha habido en toda la historia de la Humanidad”. Ahí queda eso y cinco metros de capa magna.
Este hombre de Dios, emulando al pillabichos Rosell se ha ido aún más lejos en el tiempo. Su añoranza le ha llevado al 1478, fecha en que Isabel la Caótica fundó el Tribunal del Santo Oficio, más conocido como Inquisición española, para mantener la ortodoxia católica. ¡Señor! Hazme subsecretario del Ministerio del Tiempo, implora cada noche monseñor Cañizares.
También a su pesar tienen empleo fijo y seguro Alfonso Alonso y Javier Maroto, ambos vascos y del PP. Como son relativamente jóvenes solo llevan 20 años con esa carga. Desde los 29 años el primero y desde los 27 el segundo. La verdad es que es un empleo muy pesado y para lo que cobran no les merece la pena. Están más que nada, de todos es sabido, por su vocación de servicio público. Es verdad que también tiene algún que otro riesgo. Por ejemplo ahora, condenados por el Tribunal de Cuentas, tienen que pagar 393.000 euros por una tontería de un alquiler. Nada importante, la fiscalía ni molestarse en mirar. Otra cosa sería que por ello se te aplicase la Ley Mordaza como a un tirititero, rapero, sindicalista, periodista.
Otros dos que, aún en plena juventud y sin proponérselo, también llevan años con empleo fijo son Susana y Mario. Pero estos no parecen cansados ni aburridos más bien todo lo contrario. Hay que reconocerles el empeño puesto hasta ahora en mantenerse en ese empleo y, desde luego, su precocidad. En el caso de ella el empleo fijo le llegó tan pronto que lo tuvo que compatibilizar con sus estudios durante diez años. Con 17 años ya ingresó en el PSOE-A. Con 25 años ya fue concejala; entre 2004-2008 Diputada en el Congreso; pasó por el Senado unos meses; desde 2008 es Diputada en el Parlamento andaluz y, como sabe el lector o lectora, desde el 7/09/2013 ha ascendido en su empleo y es Presidenta de la Junta Andalucía. Cargo, este que compatibiliza con el de Secretaria General del PSOE-A y con el de baronesa.
No creo que a ella le mueva un concepto del siglo XIX, como no le mueve a Rosell ni a los demás. A ella le mueve, como a Mario y otros muchos, su vocación de servicio público y, en este orden, Andalucía, España y la Humanidad.
A Mario Jesús Jiménez Díaz que nació 3 años antes que su presidenta (1971) le debe pasar algo parecido. A diferencia de Susana Díaz, Mario Jiménez como no hizo estudios universitarios pues no tuvo que compatibilizar. Eso no quita para estar formado, ser bien parecido y desenvolverse con listeza. Y listo debe ser. Con 23 años era Secretario de la Juventudes Socialistas de Huelva; de los 24 a los 28 concejal en Moguer; con 29 años diputado en el Parlamento andaluz (año 2000); también fue senador por unos meses y dentro del partido ha tenido más cargos que títulos nobiliarios la Duquesa de Alba. Desde 2013 hasta hoy mismo su vocación de servicio público, o sea, su empleo fijo y seguro, le ha llevado a Portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento de Andalucía. En dicho puesto se emplea a fondo y, como si cada día jugase el partido de su vida, lo da todo. No sé si usted lector lo habrá podido constatar en alguna ocasión, Mario Jiménez es como Portavoz, el Rafael Hernando andaluz.
Es comprensible que estas criaturas, educados como todos nosotros en la cultura cristiana, no quieran para otros lo que no quieren para ellos. De ahí su obsesión casi enfermiza porque los otros, los demás, o sea nosotros los que afortunadamente no hemos sido castigados con conceptos del siglo XIX —un empleo fijo, seguro…— disfrutemos de nuestra gran suerte y cada día vayamos alegres a la plaza del pueblo —esté digitalizado o no— y esperemos a que venga el manijero y vaya señalando tú sí, tú no, tú tampoco, y, a los elegidos, nos lleve en la fregoneta a ganarnos el pan de este día. ¿Y mañana? Mañana Dios y la voracidad de la garrapata capitalista dirán.
P.D. ¡Que vienen los comunistas!
Tantos años asustando con que los comunistas nos quitarían las viviendas y al final hemos comprobado que han sido los bancos privados, protegidos y representados por trajeados hombres de negro, los que nos han robado la vivienda, el trabajo y el futuro de nuestras familias. (Alberto Garzón)
[Jesús Páez Narváez es licenciado en Ciencias de la Empresa. Fuente: la lamentable]
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5 /
2016