La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
J.F.Aranda
Libre albedrío
Al contrario que a los animalitos
Dios nos ha dado la libertad
Para que escojamos renunciar a ella
Discernimiento para que no juzguemos
Memoria, pidiendo que olvidemos todo
Menos el Pecado Original
Ojos para arrancárnoslos si nos escandalizan
Sexo para que seamos castos
Deseos imposibles de satisfacer
Inteligencia que no reconozca nada
Pero fabrique objetos rentables
Dictadores que faciliten la vida: basta obedecer
Terremotos sagazmente distribuidos
Para nuestra edificación
Brazos para la guerra fratricida
Muerte para el merecido descanso
Los designios del Señor son impenetrables
Cúmplenos, por ende, alabar Su nombre
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2016