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Los ricos no siempre ganan

Capitan Swing,

Madrid,

488 págs.

Albert Recio Andreu

Este libro es fundamentalmente una historia de Estados Unidos a lo largo de la mayor parte del siglo XX. Una historia escrita desde una perspectiva concreta, la de los movimientos y procesos que permitieron que en una determinada fase de la historia el país alcanzara un relativamente elevado grado de igualdad y que la mayoría de la población alcanzara condiciones de vida aceptables. Es sobre todo una historia de la lucha sindical y de las corrientes de izquierda que consiguieron que en algún período de la historia los altos impuestos a los ricos y la protección de los derechos laborales fueran hegemónicas. No es una historia de color rosa, hubo muchos altos y bajos, muchos puntos negros. Muchos villanos y políticos volubles. Muchas derrotas y retrocesos. Y el país nunca alcanzó niveles de igualdad como los europeos. La utilidad del libro descansa a mi entender en varias cuestiones: a) permite tener una visión de Estados Unidos, de su historia, mucho menos monolítica que la que habitualmente tiene la izquierda europea; b) explica con bastante detalle cómo muchas batallas por la igualdad no sólo se desarrollan en el plano de los grandes principios, sino en el mucho más tedioso campo de los reglamentos y las normas fiscales; c) muestra la variedad de formas de acción colectiva, a veces contradictorias, que en determinados momentos han permitido avances sociales importantes. Una de las cuestiones más chocantes al respecto es mostrar como una coyuntura tan terrible como las dos guerras mundiales creó situaciones en la que se planteó con fuerza el avance de las políticas igualitarias, aunque al final el resultado fuera completamente distinto en ambos casos (es lo mismo que cuenta para el caso británico el bello film de Ken Loach El espíritu del 45) y d) invita a que de nuevo desarrollemos un impulso igualitario y tratemos de generar una nueva hegemonía frente al neoliberalismo autoritario.

31 /

10 /

2015

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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