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Miguel Muñiz

Agenda nuclear local: 60 años; agenda antinuclear local: no definida

Las informaciones sobre energía atómica a lo largo de marzo y abril evidencian la precisión y la claridad con las que el amplio grupo de personas que se benefician de esta tecnología van imponiendo su agenda.

En la metodología de dicha agenda predomina la discreción, lo que se denomina, en palabras de uno de sus portavoces cualificados, mantener la industria «lejos de la controversia y el debate». Dada la extensa red de conexiones entre empresas eléctricas, bancos y propietarios de grandes medios de información, sería relativamente sencillo que las noticias que han aparecido en estos dos meses hubiesen sido titulares de prensa y televisión, pero los que mandan son muy conscientes de que hay una mayoría social pasiva con una visión negativa de la energía atómica, por lo que el ruido mediático resulta inapropiado. Ello no significa que los mensajes no se repitan con contundencia en lugares adecuados, los espacios de encuentro con el poder político afín, y que se mantenga un «run-run» propagandístico de baja intensidad en agencias, diarios económicos y boletines técnicos, incluso en algún medio de información general de baja circulación y probada fidelidad [1].

Objetivo de la agenda: «blindar» por ley los 60 años de funcionamiento para todas las nucleares activas. Dicho objetivo se reitera con firmeza por los «actores» correspondientes; el Foro Nuclear (FN) lo proyecta hacia el sector empresarial, económico y técnico (no en vano entre los que sostienen al FN se encuentra lo más «selecto» de los tres grupos) [2]; hacia la «sociedad civil» se pronuncia la Sociedad Nuclear Española (SNE), vetusto organismo mantenido durante años en segundo plano y recientemente desenpolvado, que va ganando protagonismo. La última ocasión, el 10 de marzo, la víspera del aniversario de la catástrofe de Fukushima, con el argumento por excelencia del catecismo neoliberal en estos tiempos de saqueo: el «marco regulatorio ‘estable y predecible’ que garantice su ‘máximo nivel de fiabilidad’ al menos hasta los 60 años» [3]

La clave de la agenda pasa por el caso Garoña, pero con algunas matizaciones. Veamos primero los hechos.

Durante el mes de abril se ha producido una ofensiva informativa sobre la reapertura de Garoña, aunque dentro de los marcos de discreción que hemos enunciado antes. Nuclenor, la empresa titular de la central, propiedad al 50% de ENDESA e IBERDROLA, ha multiplicado las notas de prensa. Los mensajes se inscriben en la táctica acordada con el poder político: pasar el núcleo duro de la decisión de poner en marcha la central al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) [4], organismo oficialmente “técnico”; por eso se hace continuo hincapié en la solidez del artefacto, aunque esté lleno de remiendos, al tiempo que se mantiene una postura activa ante los municipios de la zona, una manera de contrarrestar las protestas que han organizado en lo que llevamos de año diversos colectivos, y unas fuerzas políticas metidas ya en pre-campaña electoral [5], la mayoría desde Álava y las instituciones vascas.

Pero es importante señalar que ni el FN, ni la SNE unen su reivindicación de los 60 años de funcionamiento a la suerte de Garoña: saben que el estado de la central resulta lo bastante precario como para no apostar a esta sola carta su exigencia; de ahí también que el ministro Soria, en su comparecencia del pasado 25 de marzo en la Comisión de Industria, Energía y Turismo del Congreso de los Diputados, se mantuviese estrictamente en el guión del aval técnico del CSN, aunque haya declarado en muchas ocasiones su posición política de sintonía con la reivindicación de alargar el funcionamiento de las centrales formulada por el «pueblo nuclear» [6].

La prudencia y la discreción imperan, y las complicidades y sobreentendidos marcan el desarrollo de la agenda. Por eso, en la voluntad estratégica de imponer los 60 años no se minimiza el papel que puede jugar un CSN trufado de personas vinculadas a la industria atómica: este organismo puede ser la garantía de una política de alargamiento caso por caso; una mejor opción que un decreto en según que circunstancias, pues siempre se puede invocar su carácter “apolítico” para legitimar las decisiones.

Y frente a este despliegue de sutilezas y este amplio margen de maniobra, ¿cuál es la agenda del movimiento local contra las nucleares? Pues no se conoce. Existen declaraciones de rechazo explícito a los 60 años de algunas organizaciones ecologistas y de algunas fuerzas políticas, y también una amplia «zona gris» en la que conviven los partidarios del «sí pero…» y el «no pero…» [7]; organizaciones sociales, partidos y sindicatos que han manifestado su oposición a la energía atómica pero que evitan señalarse con una postura activa, o que lo hacen selectivamente, de forma limitada y en función de circunstancias muy concretas.

La situación en Garoña es ilustrativa de este estado de cosas. El grueso del movimiento de oposición a la reapertura se sitúa en Álava, fuera de la provincia de Burgos donde se halla la central; se podría considerar, pues, un caso de solidaridad territorial ante la amenaza de una catástrofe potencial que, como han probado sobradamente Chernóbil y Fukushima, afectaria a amplios territorios de manera aleatoria, pero no es así. No se percibe voluntad de extender la resistencia a otros territorios con centrales atómicas, y no se intenta coordinar un movimiento a nivel de Estado. En Burgos, la oposición se centra en la histórica Coordinadora Contra Garoña, pero su actividad no cuenta con el respaldo de entidades que tienen su correspondencia entre las que se han manifestado oposición en Álava; tampoco hay pronunciamientos institucionales críticos. Sin descender al clamoroso espectáculo de un PP de Álava apoyando la opción de cierre de Garoña contra la política de su partido y de su gobierno, el caso de determinados sindicatos es un ejemplo de dicha «zona gris»: las mismas entidades que hicieron campaña activa en 2009 contra el cierre de la central en Burgos son las que se manifestaron en Álava el 28 de febrero de 2015 pidiendo que no se vuelva a abrir.

Y tampoco parece existir voluntad de generalizar el caso de Garoña a las 7 centrales atómicas que funcionan en España y plantear garantías de cierre para todas, o exigencias de cierre anticipado. Tal parece que Garoña es un fenómeno extraordinario, el resultado de unas circunstancias excepcionales de tipo territorial y político que no pueden aplicarse al resto.

Frente a ese “pueblo nuclear”, con una agenda definida y unos objetivos claros, tenemos una mayoría social que rechaza la energía atómica pero a la que nadie ofrece una agenda propia y una estructura organizativa para que se convierta en un elemento activo. No resulta extraño que el «pueblo nuclear» maniobre sin problemas y espere los frutos de su tenacidad.

Y como telón de fondo, un panorama internacional en que, controlada mediáticamente la catástrofe de Fukushima y superadas las estridencias del «renacimiento nuclear», se ponen las bases de un mantenimiento atómico para el futuro [8].

Si no se desarrolla un proceso para convertir el rechazo pasivo en voluntad social activa, las siete centrales que aún funcionan en España podrán seguir sin problemas durante 60 años, seguirán contaminando con radioactividad el medio ambiente, afectando a la salud de las personas, cobrando del Estado, aportando su cuota para fabricar armamento atómico, emitiendo CO2 y otros contaminantes, aumentando el volumen de residuos peligrosos a custodiar durante cientos de miles de años y, especialmente, amenazando con la posibilidad de que la próxima e inevitable catástrofe nuclear se produzca cerca. Las consecuencias acabarán siendo pagadas por nosotros, o por nuestros descendientes.

 
Notas

[1] http://www.abc.es/sociedad/20150310/abci-nuclear-legislacion-estable-empleos-201503101452.html o http://www.radiointereconomia.com/2015/03/11/foro-nuclear-fukushima-hizo-descender-el-apoyo-a-energia-atomica-en-espana/
[2] http://www.foronuclear.org/es/sobre-nosotros/socios
[3] http://www.efeverde.com/noticias/garona-vida-util/ y la referencia contenida en (1)
[4] Soria insiste en que se dará permiso a Garoña si lo dictamina el CSN
http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z45BDF441-D0F9-4B85-F1EF73167EEAA7A5/20150326/soria/insiste/dara/permiso/garo%C3%B1a/dictamina/csn
[5] Ver 17/04/2015. La central nuclear de Garoña realiza un simulacro dentro de los requerimientos del CSN http://www.abc.es/local-castilla-leon/20150417/abci-central-nuclear-garona-realiza-201504162029.html y 13/04/2015. Nuclenor afirma que se mantienen las capacidades técnicas para la reapertura de Garoña. Reunión periódica con alcaldes de la zona. http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2015/04/13/sociedad/euskadi/nuclenor-afirma-que-se-mantienen-las-capacidades-tecnicas-para-la-reapertura-de-garona. 14/4/2015 La dirección de Nuclenor ha asegurado esta mañana en una reunión informativa con los alcaldes del entorno de la Central Nuclear de Santa María de Garoña que está preparada para reabrir la planta nuclear. http://www.efeverde.com/noticias/nuclenor-asegura-estar-preparada-para-reabrir-la-central-nuclear-de-garona/ . Respecto a las protestas ver entre otros http://www.lavanguardia.com/economia/20150219/54426327332/el-parlamento-vasco-impugnara-los-intentos-de-reabrir-la-central-de-garona.html, http://www.noticiasdealava.com/2015/02/21/araba/garona-da-un-nuevo-paso-hacia-la-reapertura, http://www.elcorreo.com/alava/sociedad/201502/19/unidad-sindical-para-protestar-20150219122057.html, o http://www.noticiasdealava.com/2015/01/25/araba/garona-atraganta-el-desayuno , etc.
[6] “pueblo nuclear”, utilizo la expresión popularizada entre las personas que trabajan contra la energía atómica en Japón para definir el conjunto de empresas, instituciones, bancos, estamentos universitarios, sindicatos y grupos de presión que se benefician de la existencia de nucleares e imponen sus intereses, es el equivalente a la denominación “lobby” nuclear, que viene a designar el mismo fenómeno.
[7] Ver la posición oficial del órgano de prensa correspondiente en http://elpais.com/elpais/2014/06/01/opinion/1401647742_481019.html
[8] Ver 24 de abril 2015.- Rusia proporcionará a Argentina tecnología nuclear moderna. http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/23/actualidad/1429817692_728515.html

 

[Miguel Muñiz es miembro Tanquem les Nuclears-100% EER, y mantiene la página de divulgación energética http://www.sirenovablesnuclearno.org/]

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2015

La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.

Noam Chomsky
The Precipice (2021)

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