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Riesgos y amenazas del arsenal nuclear

Icària,

Barcelona,

208 págs.

Las armas nucleares todavía existen y siguen siendo una amenaza

José Luis Gordillo

Hubo un tiempo, allá por los años ochenta del siglo pasado, en que no había revista o periódico de izquierdas que no se preciara de publicar uno o varios artículos sobre los riesgos del enfrentamiento entre bloques o sobre el peligro que representaban las armas nucleares para el futuro de la humanidad. Por desgracia, el final de la guerra fría no generó un debate de alcance planetario sobre lo que se debía hacer para que una situación semejante a la vivida entre 1949 y 1991 no se volviera a repetir jamás. De hecho, los autoproclamados vencedores del enfrentamiento bipolar lo que hicieron fue revalidar la estrategia de la disuasión nuclear y, por tanto, las agresivas políticas que EE.UU. y sus aliados comenzaron en 1949.

Lo que resulta sorprendente es que después del final de la guerra fría parece que también la izquierda se ha olvidado del tema. En el mundo ya no existe un gran conflicto entre diferentes proyectos de sociedad, ni tampoco entre grandes imperios. El capitalismo en su versión más depredadora se ha “globalizado”. Sin embargo, las armas nucleares siguen en los arsenales de ocho estados, en sus silos, en sus almacenes, en unos submarinos que surcan los siete mares y están perfectamente preparados para poder disparar desde ellos unos ingenios que provocarían la muerte de millones de personas. Siguen en el mismo sitio en el que estaban en 1980 (aunque en menor número, es cierto), consumiendo miles de millones de dólares o de euros, como un monumento escalofriante a la estupidez colectiva. Si entonces tenía sentido pedir su eliminación, mucho más lo tiene ahora, cuando sólo existe un único bloque militar que en cada nueva intervención militar que protagoniza (Yugoslavia, Afganistán, Iraq, Libia) muestra su peligrosidad y su inutilidad.

Xavier Bohigas y Teresa de Fortuny, dos físicos miembros del Centre Delàs d’Estudis per la Pau de Barcelona y ciudadanos ejemplares, han escrito un pequeño gran libro para refrescarnos la memoria sobre las armas nucleares que todavía existen, los peligrosísimos accidentes que ha habido en relación con ellas, las muertes que han provocado y siguen provocando los más de dos mil ensayos nucleares (¿se explica en las escuelas, en los institutos o en las universidades que las generaciones presentes viven en un planeta que ha padecido más de dos mil explosiones atómicas desde 1945?) o las muertes provocadas por los proyectiles de uranio empobrecido, un residuo derivado de la producción de armas nucleares y de la energía nuclear para uso civil. Un libro excelente escrito por dos personas dotadas de la virtud de saber ir directamente al grano y de ahorrar al lector la paja de la retórica innecesaria. Se trata, además, de un libro que se enmarca en una nueva campaña mundial para la eliminación de las armas nucleares.

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2015

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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