La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Juan-Ramón Capella
Marzo. De la matanza a la política
La serie de atentados
A las 7:30 h una línea de cercanías transporta a currantes y a estudiantes. A esa hora a la burguesía aún no le ha sonado el despertador.
Las víctimas eran gentes como nosotros, como nuestros amigos, como nuestros compañeros. Improbable, pero te podía haber tocado a ti.
No olvidar, en el revuelo político, en las preguntas por las causas, etc., a las víctimas. Hay que conservarlas en la memoria para rechazar toda la cultura de la violencia. La cultura de sus asesinos. La cultura de los que, presumiblemente, han causado injusticia a los asesinos mismos.
Sabemos quién no ha sido, pero no sabemos quién ha sido
El «modus operandi» empleado buscaba causar estragos entre la población civil. Hoy sólo sabemos que no ha sido un atentado de ETA. Todo apunta a fundamentalistas islámicos, a extremistas. Pero aún así, el modus operandi sigue llamando la atención. Se la llamó a Arnaldo Otegui, quien señaló en seguida que el modus operandi no era el propio de ETA. Aquí hay una desproporción y una barbarie ilógicas desde el punto de vista de la lógica terrorista, si puede decirse así.
Se ha atentado contra el pueblo llano, con clara decisión de causarle daño, cuando el pueblo llano de España se había opuesto a la guerra de Irak con más fuerza que ningún otro del mundo. No sabemos quién lo ha hecho. Y caben dos hipótesis: que hayan sido terroristas «primitivos», por decirlo así: con escasa capacidad de cálculo político o de tecnología terrorista, en el área del fundamentalismo islámico. O que los terroristas actuantes hayan sido las marionetas de algún servicio secreto, pues cada uno de éstos va a lo suyo.
Nada se puede descartar. Lo que ha ocurrido después del atentado —el despropósito manipulatorio del gobierno— era seguramente imprevisible para los autores intelectuales del atentado.
¿Se equivocó el gobierno de Aznar?
¿Se equivocaron al querer desviar la autoría hacia ETA? A la vista de los resultados está claro que sí, pero también es importante comprender que esperaban no equivocarse.
La bomba de Piazza Fontana, en Milán, fue atribuida a los anarquistas; y pese a que los anarquistas lo negaron, hubo de pasar mucho tiempo antes de que se descubriera la autoría real en ciertos servicios secretos italianos «paralelos». En España, el atentado al local Scala, de Barcelona, en los años de la transición, también fue atribuido a anarquistas, y pese a que éstos lo negaron, ésa fue la versión oficial hasta el tardío descubrimiento del empujón policial a unos descerebrados. Aznar y los suyos no iban tan desencaminados al negar la evidencia: ¡faltaba tan poco para la jornada electoral! Bastaba con que la opinión se dividiera y…
Y casi lo consiguieron. Recordemos los hechos: a media mañana del propio jueves trágico ya se conocían las declaraciones de Arnaldo Otegui. A mediodía algunas televisiones autonómicas las transmitían. Era una noticia importante: si Otegui decía verdad, no había sido ETA, y, si no era verdad, aparecía una división completamente nueva en el mundo del independentismo radical vasco. Pero muchos medios, incluida la SER, la emisora alineada con el Psoe, no se atrevieron a dar a las declaraciones de Otegui la importancia que tenían. Los media democráticos estaban menos para el análisis que para llevar al paroxismo las emociones, los sentimientos. Ni siquiera había que dar crédito a Otegui o a ETA (sí se lo habían dado cuando el affaire Carod). En medio de las emociones, hubo quien vino a decir, sin base alguna, que tanto daba, que «todos los terroristas están unidos»: a eso se le llama querer liar al personal.
No olvidar que además del mentís al gobierno del espacio batasuno y del mentís posterior de la propia ETA, hubo informaciones y filtraciones a los periodistas procedentes de gentes de las fuerzas de seguridad y de los servicios de la llamada «inteligencia». Noticias y filtraciones democráticas o interesadas, vaya uno a saber. Pero que han resultado indispensables para que la gente pudiera pensar por su cuenta e intervenir como lo hizo.
El bochornoso final de Aznar y del gobierno del PP
«Van ladrando su rencor por las esquinas»: la frase de Aznar que debe quedar para la posteridad. Su propio epitafio.
En su intento de alejar de sí la posible atribución de una responsabilidad política indirecta por la producción del atentado, una responsabilidad sobre la que previno hace poco más de un año Tarek Aziz, los «populares» han hecho de todo: tratar de engañar a su pueblo, injuriarle al llamar «miserables» a quienes no aceptaran la versión oficial. Engañar a las diplomacias aliadas y a las policías extranjeras colaboradoras. Ha quedado claro que los políticos del PP no se detienen ante nada.
Lo increíble es que nuestro sistema político haya permitido a semejante cohorte tener el poder. No es sólo Aznar y el PP lo que ha fracasado. Su mero ser-así muestra graves deficiencias en el sistema político institucional.
Y ETA, después de esto, ¿qué?
¿Qué hará ahora ETA con su terrorismo? Ya ha visto lo que piensa y siente a propósito del terrorismo la abrumadora mayoría de la población. Hasta la gente de Batasuna calificó la matanza de injustificable, de execrable.
El posterior «análisis político» de ETA ha atribuido la derrota electoral del gobierno a la política de éste para Euskadi. Así los simpatizantes de ETA pueden elegir entre alucinar con esos análisis o con LSD.
Y, sin embargo…
Parecería que ETA lo tiene fácil para decidir de una vez que abandona la lucha armada. Si lo hiciera ahora hasta abriría esperanzas políticas en el nacionalismo radical vasco. Debe hacer ya lo que debería haber hecho hace mucho tiempo.
Pero con toda probabilidad no lo hará. No puede hacerlo sin romperse, aunque una parte de los etarras sin duda se ha dado cuenta de que están en un callejón sin otra salida que el abandono de las armas. Pero la «lucha armada» financia la vida de bastantes activistas; la «lucha armada» se ha convertido en un oficio que da para vivir. Aunque en realidad para ir tirando hasta que llegue la policía.
Es su problema. En adelante estarán más solos que nunca. No hay que negociar con ellos: no hay nada que negociar. Pero hay que ser sensibles a los abandonos individuales, o colectivos, a los presos hartos. En vez de pensar con los riñones hemos de pensar todos con la cabeza. Euskadi necesita paz y reconciliación. Basta ya de basta ya. El camino de Sudáfrica.
El pueblo hispano parece estar muy sano
Hay muchos peperos, es verdad. Pero la mayoría del pueblo español, las gentes de las naciones y de las comunidades autónomas, no se ha dejado engañar. No somos yankees aunque a veces lo parezcamos. Desde el viernes por la tarde, núcleos y más núcleos de la sociedad civil lanzaron la pregunta esencial: ¿Quién ha sido?
Y las concentraciones y caceroladas sustituyeron a los mítines de los políticos, precipitadamente suspendidos. Nuestros conciudadanos han reaccionado políticamente, rápidamente, ejemplarmente, pacíficamente. Y luego han votado bien. Porque lo esencial, dadas las circunstancias, era echar al PP del gobierno.
El mensaje de «unidad contra el terrorismo»
La «unidad contra el terrorismo» era el único mensaje que los políticos se atrevían a lanzar. Pero ¡cuidado! Ése es un mensaje equívoco. Claro que ha de haber unidad contra el terrorismo, en el sentido de que contra el terrorismo estamos todos. Pero estamos ante dos terrorismos distintos, a los que si desde el punto de vista policial y judicial hay que combatir igualmente, desde el punto de vista político hay que combatirlos diversamente. Al terrorismo exógeno se le combate saliendo las tropas españolas de Iraq, acabando con la humillación de Palestina, etc. Al terrorismo endógeno se le combate con la policía, sí, pero también con la política: con una política ciertamente distinta de la del Partido Popular. Para éste, el enemigo era ya el PNV. Pero el PNV es un aliado indispensable para una solución al problema de Euskadi.
Sabemos quién ha perdido las elecciones, pero ¿quién las ha ganado?
El Psoe no puede creer que ha ganado las elecciones, sino que las ha perdido el PP. El Psoe tal vez pierda las elecciones siguientes si no comprende este hecho fundamental y actúa en consecuencia. Las elecciones las ha ganado, bastante indiferenciadamente, la gente centrista y de la izquierda. Con una intervención decisiva de la izquierda alternativa, que se movilizó para desenmascarar al gobierno.
Es la alianza de la pluralidad de estas gentes, no muy bien reflejada en el parlamento, la que debe realizar reformas institucionales importantes. La que debe permanecer vigilante.
El Psoe en el gobierno
El Partido Socialista es lo que es: un equipo de políticos aceptable para el Imperio y el empresariado, arropados en una ideología difusa de centro-izquierda, con un programa económico tan estrictamente neoliberal como el del PP, pero con apertura a demandas sociales de tipo cultural: contra la violencia de género, por los derechos de los no heterosexuales, por una educación menos ideológica, etc.
Pero el Partido Socialista aceptará como ha hecho siempre la subordinación al Imperio, la Otan, la «constitución» europea, la desregulación, los contratos laborales basura, etc.
El altermundialismo es otra cosa.
Voto útil
El Psoe se hartó de pedir el voto «útil», es decir, votos que normalmente irían a parar a Izquierda Unida, pero sin que esta formación, claramente perjudicada por un sistema electoral que no guarda las proporciones, pudiera traducirlos en representación política.
Apelar al voto «útil» ha de verse como el aprovechamiento oportunista de la desigualdad de peso político de los votos ciudadanos. Debemos recordarlo, y enseñárselo a los niños.
Con la Iglesia hemos topado
Funerales de Estado. No laicos, como debiera ser, ni multiculturales. Debemos protestar enérgicamente por la colusión de Estado e Iglesia católica. Eso está pidiendo a gritos una buena campaña contra los dirigentes políticos de la Iglesia actual. ¿Por qué el Príncipe de Asturias no se casa por lo civil? ¿Por qué no hace de su religión, si la tiene, un asunto privado?
Algunas exigencias básicas
Una: Democratizar el sistema electoral, escasamente proporcional. No puede ser que el voto de unos ciudadanos pese mucho menos que el de otros en virtud del sistema electoral. Si los votos no pesan igual no cuentan igual. Este sistema ha mostrado ser esencialmente tramposo y poco proporcional. Hay que corregirlo. El Psoe ha de aceptar esta reforma y recordar que el voto del domingo fue un voto de emergencia.
Dos: Federarnos, para que la solidaridad de las gentes de eso que llamamos España, que se ha manifestado en estos cuatro días de marzo, al igual que lo hizo el año pasado en su oposición a la guerra, se manifieste a través de una federación de comunidades y entidades estatales autónomas.
Tres: Oponernos con todos nuestros medios a las políticas antiecológicas y antisociales. Contra los equipos empresariales y políticos incapaces de distribuir el trabajo entre toda la población. Contra la precariedad y el desempleo. Contra el deterioro de la vida.
Democracia, trabajo, federación: eso es lo que hay que exigir a partir de ahora.
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3 /
2004