La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Juan-Ramón Capella, José A. Estévez Araújo, Antonio Giménez, José Luis Gordillo y Antonio Madrid
Pietro Barcellona: un singular filósofo político y del derecho
In memoriam
El pasado 6 de septiembre fallecía en San Giovanni La Punta, en Sicilia, Pietro Barcellona, uno de los más destacados intelectuales de la izquierda italiana a caballo entre los dos siglos. Había nacido en Catania 1936; fue catedrático de derecho privado y de filosofía del derecho en la universidad de esa ciudad, importante dirigente comunista en Sicilia, diputado por el PCI, miembro del Consejo superior de la magistratura de Italia, director del Centro per la Riforma dello Stato de Roma y director de la prestigiosa revista Democrazia e diritto.
La influencia de su pensamiento en Italia y en el ámbito internacional se inició en los años setenta, al ser el referente intelectual de la corriente que propugnaba un uso alternativo del derecho, esto es, tratar de obtener mediante la interpretación judicial y doctrinal un uso del derecho más favorable para los trabajadores y en general para los ciudadanos. En aquellos años fueron traducidas al castellano varias obras suyas. Pero no son éstas, con ser muy importantes en su momento, su aportación principal al pensamiento político y social. Barcellona era un reconocido filósofo preocupado por el ocaso del proyecto político moderno. Algunos de sus libros más recientes, como El individualismo propietario y Postmodernidad y comunidad, han sido traducidos también al castellano: son momentos de una reflexión centrada en la pérdida de sentido, en la decadencia del Estado, en el dominio de la técnica y el poder globalizado.
La descomposición del PCI, las rupturas del comunismo democrático y el consumismo de masas supusieron para Pietro Barcellona un profundo choque emocional. El recurso al psicoanálisis le adentró en corrientes de pensamiento ajenas a su marxismo inicial. De ese cruce de tradiciones —por no mencionar otras, pues Barcellona fue siempre un lector voraz e insaciable— nacieron tanto los libros últimamente mencionados como otros posteriores que ahondaban en una problemática de tipo espiritualista. Halló en María Zambrano una reflexión cercana a la suya propia. La época de lo posthumano inicia la última etapa de su pensamiento, que se acerca, a través del contacto con grupos de cristianos de base, núcleos de ayuda mutua y grupos estudiantiles a los que nunca negaba su presencia y su palabra, a la reflexión metapolítica, espiritual, de sus últimos textos, como Encuentro con Jesús. El mundo desalmado fue la preocupación teórica y personal que angustió a Pietro Barcellona en los últimos años de su vida: un pensador desmesurado porque vivía internamente, y no con el distanciamiento frío del científico, la deriva del mundo social hacia la catástrofe, acentuada desde los años noventa del siglo pasado.
El grupo de redactores de mientras tanto ocupados en la filosofía política y del derecho hemos encontrado en Pietro Barcellona, desde los años ochenta y noventa, a un interlocutor con el que siempre hemos podido dialogar, con coincidencias y con polémicas, tanto en Barcelona como en Italia; eso le convirtió en un amigo muy querido, cercano, de quien nunca dejamos de obtener, en nuestros encuentros con él, materias nuevas en que pensar. Echaremos siempre de menos su capacidad de entusiasmo y sus muestras de afecto. Por eso nos condolemos profundamente, con su familia y sus discípulos, de que ya no pueda estar entre nosotros.
25 /
9 /
2013