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El Lobo Feroz

Pavlov

Esta mañana me he tropezado con un pariente lejano, un perro doméstico. La verdad es que yo ando hambriento, pues desde que empezó la crisis cada vez se encuentra menos comida donde la suelo buscar (y eso que habito un barrio de clase media); sin embargo aquel perro estaba más que gordo: opíparamente opulento. Mi extrañeza llegó al colmo cuando me dijo que era un perro del instituto de investigaciones de Pavlov. Todo el mundo sabe que los perros de Pavlov están flacos y siempre salivando porque solo comen cuando el investigador toca la campana; éste, sin embargo, no parecía un verdadero perro de Pavlov, de modo que entré en sospechas y le pregunté abruptamente cómo se lo montaba.

—Es muy sencillo: cuando tengo hambre simulo temblar y me pongo a salivar, de modo que el investigador tiene el reflejo de tocar la campana y me da de comer inmediatamente.

Un perro listo. El mundo se puede volver del revés, a condición de que guardes ciertas apariencias. Así, el Psoe se sigue llamando Psoe a pesar de ser en realidad el Partido Social-liberal Obrero Español. El Partido Popular hace la más antipopular de las políticas. O Manel Prat, el jefe de los mossos d’esquadra catalanes, dice que «Quieren desacreditar a los mossos d’esquadra», cuando los desacredita él mismo. Y Botín afirma que para finales de año la economía irá mejor, aunque omite que para él. Todos se esfuerzan por desmontar el estado del bienestar para salvar el estado del bienestar. Se privatiza la gestión de la sanidad pública para ahorrar, y no para lucrarse con ella y dar preferencia a los pacientes procedentes de las mutuas privadas. Se endurecen las condiciones de las pensiones para salvar las pensiones. Bárcenas solicita en el juzgado más de 900.000 euros de indemnización por despido improcedente.

Y, hasta ahora, los jóvenes del 15 M y compañía sostienen la política de no intervenir en las elecciones. Deberían ir al instituto de Pavlov, y adquirir reflejos políticos.

30 /

3 /

2013

Mas no por ello ignoramos
que también el odio contra la vileza
desencaja al rostro,
que también la cólera contra la injusticia
enronquece la voz. Sí, nosotros,
que queríamos preparar el terreno a la amistad
no pudimos ser amistosos.

Bertolt Brecht
An die Nachgeborenen («A los por nacer»), 1939

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