La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Valentí Gómez i Oliver
Rosa Rossi: la discreta sabiduría
Acaba de fallecer en Roma la escritora e hispanista Rosa Rossi (1928-2013). Su dedicación tantos años a las letras hispánicas ha sido ejemplar, proporcionando a los lectores una serie de obras de extraordinario interés, como sus estudios sobre Cervantes (Tras las huellas de Cervantes), Teresa de Jesús (Biografía de una escritora), Juan de la Cruz (Silencio y creatividad) o la Breve storia della letteratura spagnola, por sólo citar algunas. Su amistad de juventud con Giulia Adinolfi y Manuel Sacristán la estimuló a relacionarse —en plena época de lucha antifranquista— con intelectuales y escritores españoles, estableciendo un puente entre España e Italia de gran importancia cultural. Su gran generosidad y discreción humana —de las que dan fe mi labor universitaria en Italia durante más de treinta años— me incitan a terminar este sentido recuerdo y homenaje a su memoria con estos versos:
Discreción
Del sur recalaste en Roma
con vocación de escritora,
de Teresa gran lectora
tu lucidez siempre asoma.
8 /
2 /
2013