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Juan-Ramón Capella

En la muerte de Rosa Rossi

Una gran hispanista italiana

El 3 de febrero se ha llevado a Rosa Rossi (1928), destacada hispanista, catedrática de Lengua y Literatura Españolas en la universidad de Roma 3, bien conocida en España, cuyas obras a veces polémicas han sido comentadas y apreciadas por figuras muy destacadas de nuestras letras.

Rosa Rossi había nacido en Canosa, en la Puglia, en el seno de una familia de propietarios agrarios. Recibió una educación católica en su familia y en colegios de monjas. Sus padres tenían su casa en Nápoles, por lo que cursó sus estudios superiores en la Università Federico II. Rosa hablaba un italiano cristalino —y un castellano muy correcto y preciso—; uno de sus rasgos personales más destacables era la belleza de su voz.

Tal vez convenga recordar algunos de sus libros traducidos al castellano. Teresa de Ávila. Biografía de una escritora, reconstruye la génesis de los textos de una mujer que se atreve a escribir, y cuya escritura es piedra de escándalo. Rosa Rossi se situaba en ese libro en la perspectiva del ser mujer de Teresa, en el intento de comprensión de su espiritualidad, es decir, de su mente, y de su práctica de fundadora, al margen de su etiquetado póstumo como santa. En Escuchar a Cervantes y sobre todo en Tras las huellas de Cervantes propone una clave de lectura de la compleja personalidad de este autor como persona diversa, lo que permite al lector de hoy abordar la obra cervantina desde un punto de vista desmitificado en el que recupera su auténtico relieve y su propia respiración el distanciamiento crítico de Cervantes respecto de la sociedad que le tocó vivir (cuyos peores aspectos aún están en nuestra cultura). El trabajo de Rosa publicado en la revista mientras tanto «El triple movimiento de la mente de Miguel de Cervantes» se inscribe también en esta relectura original y creadora. Y en Juan de la Cruz. Silencio y creatividad Rosa Rossi se ocupó de una de las cimas poéticas y espirituales de nuestra literatura, abordando también hasta el fondo su difícil obra en prosa. Juan de la Cruz es para R. Rossi un marginado, un clandestino, un enemigo del poder de unos sobre otros, y a través de los informados análisis de la escritora podemos descubrir también el placer de leer no sólo la genial poesía sino también la prosa de un autor que la cultura oficial sepulta, como a Teresa, bajo la lápida de «místico». 

El lector habrá adivinado ya que Rosa Rossi fue una comunista y una feminista. En Nápoles cursó estudios y cimentó su amistad con Giulia Adinolfi, unidas ambas al grupo de jóvenes y brillantes comunistas napolitanos que escuchaban a Croce y leían a Marx. Rosa, una joven que tras la liberación de Italia empleaba los domingos en distribuir casa por casa L’Unità, la prensa del partido al fin legal, junto a su compañero Renzo Lapizzirella, el neurólogo a quien Togliatti convirtió en redactor de la inolvidable Rinascita, más tarde confidente de Luigi Longo, el nuevo secretario general del PCI. Rosa, escritora también de ficción, siempre capaz de llevar adelante un análisis original, amiga muy querida de Manuel Sacristán, de carmelitas y dominicos estudiosos de la filología, que acogió y orientó en Roma a tantos estudiosos españoles. Rosa Rossi fue una pensadora marxista sin dogmas, introductora de la diferencia y del género en el análisis textual, abierta a la duda y también sensible al indicio.

Rosa Rossi fue colaboradora e impulsora de mientras tanto; participó siempre que pudo en los «círculos de mientras tanto», las sesiones de discusión que la revista organizaba con sus lectores barceloneses en sus primeros años. Con ella desaparece una de las grandes estudiosas de la literatura española, que deja en nuestro país a muchas personas deudoras de su inteligencia y huérfanas de su impagable amistad.

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2013

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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