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José A. Estévez Araújo

La red global de control corporativo

En el mundo actual, las empresas transnacionales detentan un enorme poder. No es fácil calibrar las dimensiones del mismo. Pero, al menos, han de tenerse en cuenta los siguientes componentes:

Por un lado, con la globalización se ha producido un aumento del tamaño de las empresas. En la lista de las 200 mayores economías del mundo encontramos alternándose, tanto empresas como estados. Por tanto, hay empresas que tienen un volumen de negocios superior al PIB de muchos estados. No estamos hablando de estados pequeños o de países del Sur. Wal-Mart tiene un volumen de negocios superior al producto interior bruto de Austria o Suecia y Exxon Mobil es más poderosa económicamente que Turquía.

Las empresas transnacionales han tenido que aumentar de tamaño para competir en un mercado global. El incremento de sus dimensiones se ha llevado a cabo mediante la adquisición de otras empresas o mediante las fusiones entre dos o más firmas. La compra de empresas privatizadas ha sido otro de los mecanismos por medio de los cuales las empresas han incrementado su tamaño.

Con la mundialización de la producción se han generalizado, además, las llamadas «cadenas globales de valor». Se trata de redes transnacionales de factorías y empresas dirigidas a la fabricación de un único producto o gama de productos. Las cadenas globales de valor suelen estar integradas por multiplicidad de empresas, muchas de ellas subcontratistas de una gran transnacional. Para calibrar el poder económico actual de las grandes transnacionales no es suficiente con analizar su volumen particular de negocios, sino que es necesario tener en cuenta también la dimensión de las cadenas globales de valor que controlan.

Aparte de su poder económico, las empresas transnacionales tienen un ingente poder político en el mundo de la globalización. Este poder lo ejercen mediante los acuerdos estratégicos que adoptan en el seno de sus asociaciones y también por medio de los mecanismos de presión e influencia sobre los poderes políticos. Los lobbies empresariales juegan un papel determinante tanto en la política estadounidense como en las decisiones de la Unión Europea. El fenómeno de las llamadas «puertas giratorias» permite el trasvase de directivos entre las empresas privadas y las administraciones estatales. Este fenómeno es especialmente intenso en el sector financiero. Las empresas también ejercen una poderosa influencia por medio de la financiación de las campañas de los partidos políticos.

Todo ese inmenso poder está relativamente poco estudiado y nada controlado. El Centro de Empresas Transnacionales de Naciones Unidas, que hubiera podido hacer un seguimiento sistemático de la actividad de las corporaciones fue cerrado a mediados de los años noventa por presión de éstas. Sin embargo, tres miembros del Instituto Federal Suizo de Investigacion Tecnológica han publicado un estudio sobre la “Red del control corporativo global” que analiza un aspecto esencial del poder de las transnacionales que no había sido estudiado rigurosamente hasta ahora. Dicho trabajo puede verse en: http://www.plosone.org/article/info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0025995

El estudio pretende determinar cómo está distribuido el poder de control sobre las corporaciones a partir del análisis de las participaciones accionariales que unas corporaciones tienen sobre otras. Se trata del primer estudio que se publica sobre las redes empresariales a nivel global. En total, se analizan 43.060 transnacionales y 1.006.987 participaciones accionariales de unas corporaciones en otras. Mediante la metodología de la arquitectura de redes y un impresionante aparato matemático, el estudio hace un análisis topológico que nos muestra la estructura de la red corporativa mundial.

El artículo está basado en la investigación realizada para la elaboración de una tesis doctoral titulada “Ownership Networks and Corporate Control: Mapping Economic Power in a Globalized World”, presentada por James B. Glattfelder. De acuerdo con las conclusiones de dicha tesis, el núcleo central de la red de control corporativo mundial tiene una estructura de «corbata de pajarita». En la tesis se incluye un gráfico que constituye una representación de esta estructura.

 

En el gráfico puede verse que el conjunto de empresas situadas en la corbata de pajarita acumulan casi el 80% del control del poder corporativo mundial. Estamos hablando de 737 compañías. Más aún, en el nudo de la corbata podemos encontrar una «súper entidad» de 147 empresas que controlan el 38,4% del poder corporativo. El 75% de la propiedad de estas corporaciones está en manos de otras corporaciones de la súper entidad, por lo que sus intereses se encuentran fuertemente entrelazados. Y tres cuartas partes de las empresas de la súper entidad son intermediarios financieros. Las corporaciones europeas y las estadounidenses están vinculadas precisamente a través de estos intermediarios financieros. Unas pocas entidades financieras ejercen, pues, un poder decisivo sobre el conjunto de la red corporativa mundial.

En el trabajo se incluye también una lista de las 50 empresas con un grado mayor de control corporativo. De ellas, 48 están en la pajarita y 35 en el nudo de la pajarita. 45 de las 50 son empresas financieras. Estas 50 empresas concentran en sus manos el 39,78% del control de la red corporativa global. La lista la encabeza Barclays, un banco que fue sancionado este año por manipular el Euribor. También encontramos en ella a Goldman Sachs, una empresa implicada en la estafa de las hipotecas basura.

Tras esta superentidad encontramos a un auténtico club internacional de superricos con intereses comunes y que probablemente se conocen personalmente todos entre sí. Muchos de los problemas que afectan hoy al mundo pueden ser el resultado de decisiones adoptadas por ellos durante sus partidas de golf. La cuantificación que calibra con precisión el poder concentrado en manos de esta clase capitalista transnacional permite entender por qué siguen existiendo los paraísos fiscales, por qué no se ha logrado regular los mercados financieros, por qué las agencias de rating siguen campando a sus anchas o por qué no se ha logrado establecer la tasa Tobin. El poder de esta súper entidad es tan grande y está tan concentrado que ningún poder político parece capaz de hacerle frente.

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2012

La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.

Noam Chomsky
The Precipice (2021)

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