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El Lobo Feroz

Apostillas postelectorales

* El batacazo electoral de Artur Mas no debe hacer olvidar que ha forzado la politización ciudadana; el resultado es un electorado dividido: los secesionistas, de un lado, y los no secesionistas, de otro.

* Otra división se da entre quienes aceptan o se entusiasman con los recortes sociales y los que se contraponen a esta política.

* Una ciudadanía cuarteada, esa es la verdad.

* La mayoría relativa de CiU, con su gobierno antisocial y represor, muestra que sigue en pie una derecha catalana conservadora y neoliberal, que ha jugado al populismo con sus propuestas «soberanistas» —por llamarlas de algún modo, porque son muy confusas—.

* Es cierto que Esquerra Republicana es la gran ganadora de estas elecciones. Como si no hubiera estado en el Tripartito. O, mejor, como si hubiera estado en el Tripartito para dar alas al lobby cultural nacionalista, sin responsabilizarse de la economía ni de esa policía catalana que ahora casi hace buena a la Guardia Civil.

* Convergència lo tiene crudo con Esquerra Republicana

* La debilidad de Iniciativa per Catalunya, a la que impulsa demasiado poco el descontento social, evidencia lo mal que se relaciona con ese descontento y con las clases trabajadoras reales. Su inanidad cultural, incluso de cultura política, hace pensar que, tal como va, ha tocado techo. Ha de cambiar mucho para que aguante en circunstancias menos crispadas. Tiene pendiente definirse sobre la separación de Cataluña del resto de España. De momento, las únicas señales esperanzadoras vienen de su coalición con EUiA; esta última ha sabido jubilar a dirigentes inútiles y oportunistas y en ella están trabajando activistas valiosos y muy presentes en los movimientos sociales. Señalan el camino para una izquierda política verdadera.

* Las CUP muestran lo bueno que es hacer política por abajo: estar en los deshaucios, en los centros de salud que se cierran, en los barrios, en las plazas. Se sitúan en la emergencia de una nueva cultura política.

* Los resultados de las CUP son infinitamente mejores que los que trató de conseguir la en su día recién fundada EUiA, cargada de política tradicional aunque fuera de los de abajo. Recordar la lección: las escisiones no suelen llevar a ninguna parte.

* La CUP sí es de verdad de los de abajo. Su lado malo, heredado de la cultura política extendida en Cataluña, es su imperialismo —hablan de «els Països Catalans»— y su secesionismo. El éxito obtenido les dificultará reorientarse menos incorrectamente en cuestiones básicas.

* A Ciutadans se le podría agradecer su existencia para frenar al PP. Les votan quienes no quieren votar a los populares, lo cual ya es algo. La insuficiencia de contenido social del proyecto de esta formación política y su práctica política por arriba la acercan a su techo y confirman su papel secundario de partido bisagra de momento inútil

* El PSC es un buque seriamente tocado pero no hundido. Podrá lograr alianzas puntuales anticonvergentes. Sin embargo, dividido internamente, no se podrá renovar si no abandona su neoliberalismo y no regresa al ideario reformista, más o menos keynesiano, que Felipe González arrojó por la borda para todo el PSOE. De momento queda en el congelador. Pero su apuesta federal acabará devolviéndole centralidad política.

* Aparentemente el conjunto de los resultados dan una mayoria «soberanista». Eso no es aún «independentista», pero debería obligar a reflexionar fuera de Cataluña acerca de la conveniencia de una arquitectura institucional federal.

* Con todo, mucho hablar de soberanismo, pero ahí está la Unión Europea neoliberal. Sólo se podrá recuperar soberanía para las gentes de este pais mediante grandes acuerdos peninsulares para una nueva transición.

29 /

11 /

2012

La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.

Noam Chomsky
The Precipice (2021)

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