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Víctor Ríos

Paco Fernández Buey: arden las pérdidas

El sábado 25 de agosto a media tarde nos ha dejado Paco Fernández Buey. Arden las pérdidas. El dolor por su muerte bien puede expresarse con este título de un libro de poemas de Antonio Gamoneda, alguien a quien Paco tuvo siempre en gran aprecio y de quien ha sido lector asiduo.

Se nos ha muerto una persona buena, de las que dejan huella por su ejemplar forma de ser y de estar en el mundo: sensible, íntegra, lúcida, generosa. Además se nos va un revolucionario a carta cabal: un rojo cultivador de la tradición de Marx y de una identidad comunista a la que, sin desteñirla, fue incorporando desde los años setenta del siglo pasado un enfoque ecológicamente fundamentado, las contribuciones del feminismo, del pacifismo y la desobediencia civil, y de un renovado internacionalismo.

Testimonio de su compromiso con las causas que ha defendido lo ha sido su militancia en el movimiento estudiantil universitario, participando en la fundación del Sindicato Democrático de Estudiantes bajo el franquismo, siendo expedientado por ello, y luego en el movimiento de profesores no numerarios, su militancia en el PSUC durante la dictadura, su papel en la creación del sindicato de Comisiones Obreras de la Enseñanza y del Comité Antinuclear de Cataluña, su activa participación en el movimiento pacifista y contra la entrada y permanencia de España en la OTAN… Luego vino su vinculación a Izquierda Unida, desde su participación inicial en Valladolid asistiendo como delegado a la primera Asamblea Federal de IU en febrero de 1989 hasta sus múltiples contribuciones y apoyos a las actividades del conjunto de las federaciones de IU y de su dirección federal a lo largo de los años 90, su compromiso en Esquerra Unida i Alternativa. Fue miembro del Consejo de Universidades a propuesta de IU desde el año 2000 hasta diciembre de 2007. La Fiesta de Mundo Obrero, las jornadas de debate y estudio de la FIM, las páginas de Mundo Obrero y Nuestra Bandera y las escuelas de formación del PCE han contado también con su participación en numerosas ocasiones en las últimas décadas.

Su dedicación al estudio de Marx se ha ido plasmando en textos de hondo calado como los publicados en la revista mientras tanto de la que fue fundador en 1979 junto a Manuel Sacristán y Giulia Adinolfi, ambos referentes intelectuales y morales muy destacados de Paco Fernández Buey, además de grandes amigos suyos y de su compañera Neus Porta. Muestra de ello fue el ensayo “Evolución de las opiniones de Karl Marx sobre Rusia”, publicado en los números 19 y 20 de la revista, en 1984. Cabe destacar también su Marx (sin ismos), publicado en 1998 y varias veces reeditado por El Viejo Topo. Aún recuerdo la presentación en Madrid de este ensayo de inducción a la lectura de Marx a través de un detallado y ameno recorrido por su biografía y su obra. En una sala a rebosar, el 11 de diciembre de 1998, Julio Anguita, Paco Frutos y quien esto firma glosamos cada uno a su modo el excelente trabajo de Paco, quien coronó la sesión con una de sus brillantes exposiciones: ágil, ingeniosa, irónica y, por supuesto, bien temperada, como su racionalismo.

Paco Fernández Buey ha dedicado múltiples ensayos al estudio y difusión del pensamiento de raíz marxista: Engels, Lenin, Lukács, Bertolt Brecht, Walter Benjamin, Che Guevara, marxismos y neomarxismosPero sin duda cabe destacar su producción intelectual sobre quienes han sido siempre para él dos referentes intelectuales, políticos y morales fundamentales: Antonio Gramsci y Manuel Sacristán. Sobre la trayectoria y la obra de ambos Paco nos ha dejado lúcidos ensayos y artículos, cuidados prólogos y ediciones, numerosas contribuciones en jornadas y congresos, que merecen ser abordados y conocidos en los próximos tiempos.

Sus preocupaciones intelectuales y morales han sido muy amplias, como lo atestiguan sus actividades docentes y de investigación en las Facultades de Económicas de las Universidades de Valladolid y Central de Barcelona y en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, en la cátedra de Filosofía Moral y Política, desde 1993. Ello le ha llevado a adentrarse en el estudio de la historia del pensamiento social y científico moderno y contemporáneo. Fruto de ello han sido sus espléndidos trabajos tras largos años de investigación sobre el choque cultural en la Europa del siglo XVI y ante el “descubrimiento del Nuevo Mundo”, en buena parte recogidos en sus libros La gran perturbación. Discurso del indio metropolitano (1995, Destino y El Viejo Topo) y La barbarie, de ellos y de los nuestros (1995, Paidós). Desde su creación en 2001, ha dirigido la Cátedra Unesco de Estudios Interculturales de la Universidad Pompeu Fabra.

Tampoco puede dejar de mencionarse su especial interés en reflexionar sobre el papel de la ciencia en las sociedades contemporáneas, un tema que le llevó a leer y trabajar mucho en los últimos años sobre la relación entre ciencia, tecnología y humanidades en el siglo XXI, como se recoge en la lección inaugural del curso académico 2005-2006 en la UPF, sobre Humanidades y Tercera Cultura. En sus cursos de ética y filosofía moral y política en la UPF, Paco Fernández ha brindado a los estudiantes el conocimiento de las ideas de Einstein, Russell, Simone Weil, Hannah Arendt, Primo Levi, entre otros, y el examen de las controversias ético-políticas más profundas y actuales.

De su compromiso intelectual y político con los movimientos sociales contemporáneos ha quedado también un amplio testimonio a través de su participación en ellos, su obra escrita a lo largo de las tres últimas décadas y su más reciente papel clave en la creación en el 2007 del Centro de Estudios sobre los Movimientos Sociales (CEMS), que ha venido dirigiendo en el marco del Instituto Universitario de Cultura de la UPF.

Quedan fuera de esta apretada nota numerosas contribuciones de Paco Fernández Buey al pensamiento crítico contemporáneo, a la actualización del ideario emancipatorio, a la vigencia del marxismo y de la identidad comunista, en suma, a la transformación cultural, social y política. Deberemos encontrar el tiempo y los espacios adecuados para honrarlas como se merecen.

Al final de su libro Utopías e ilusiones naturales (2007, El Viejo Topo), Paco Fernández, a la hora de seguir defendiendo el valor de la utopía retoma la reflexión de William Morris: “Examiné todas estas cosas, y cómo los hombres luchan y pierden la batalla, y cómo aquello por lo cual habían luchado se logra a pesar de su derrota, y cómo, cuando esto llega, resulta ser diferente de aquello que se proponían, y cómo otros hombres han de luchar por aquello que ellos se proponían alcanzar bajo otro nombre”. Y al referirse a lo que Miguel Abensour llama “el heroísmo del espíritu”, señala: «La aspiración a la utopía y su persistencia no guardan relación directa con el optimismo o el pesimismo, que son estados de ánimo, sino que están vinculadas precisamente a este heroísmo del espíritu que nos incita a luchar contra el cansancio y contra la catástrofe».

Creo que ambas citas tienen mucho que ver con la tenacidad y la coherencia con la que Paco asumía su identidad y su compromiso en el combate por hacer añicos del pasado, cambiar al mundo de base y que los nada de hoy todo lleguen a ser.

Barcelona, 26 de agosto de 2012

 

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La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.

Noam Chomsky
The Precipice (2021)

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