La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Mongolia
Madrid,
J.-R. C.
Mongolia es una nueva revista de humor. Mensual. Con un formato parecido al que tuvo en su día El Hermano Lobo, de inolvidable memoria. Aunque se autodenomina «Revista satírica sin mensaje alguno», se trata manifiestamente de una publicación de clara mala intención política, como debe ser. Para más detalles, véase www.revistamongolia.com.
6 /
2012