La principal conversión que los condicionamientos ecológicos proponen al pensamiento revolucionario consiste en abandonar la espera del Juicio Final, el utopismo, la escatología, deshacerse del milenarismo. Milenarismo es creer que la Revolución Social es la plenitud de los tiempos, un evento a partir del cual quedarán resueltas todas las tensiones entre las personas y entre éstas y la naturaleza, porque podrán obrar entonces sin obstáculo las leyes objetivas del ser, buenas en sí mismas, pero hasta ahora deformadas por la pecaminosidad de la sociedad injusta.
Desiguales
Icaria,
Barcelona,
Antonio Giménez Merino
El trabajo de estos dos economistas españoles se inscribe en la corriente de estudios feministas que (como en los casos de Lourdes Benería o Antonella Picchio del Mercato) explican y dan una respuesta a la invisibilización de las mujeres en el discurso económico dominante.
La desigualdad que caracterizaba al modelo económico, político y social antes de la crisis no ha hecho más que ahondarse con ella, también entre sexos, aspecto que pasa desapercibido en la mayoría de los análisis. En ese contexto, la importancia mayor del estudio de Gálvez y Torres reside justamente en plantear el efecto global positivo que tendría una eventual incentivación (cuantitativa y cualitativa) del trabajo femenino, hipótesis verificada recientemente por Gøsta Esping-Andersen (The incomplet revolution. Adapting the welfare states to women’s new roles, Polity Press, Cambridge-Malden, 2009).
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3 /
2012