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Edgardo Logiudice

Praga 68 y el fantasma de Emil Zatopek

Julio 27

Hoy culminaron, en Helsinki, las Olimpíadas de 1952.

Emil Zatopek, imbatible corredor de fondo, fuerte y veloz como una locomotora, ganó tres medallas de oro.

En su país fue declarado héroe nacional y se le otorgó el grado de coronel del ejército checoslovaco.

Unos años después, en 1968, Zatopek apoyó la insurrección popular y se opuso a la invasión soviética.

Y el que era coronel fue barrendero.

EDUARDO GALEANO

De Los hijos de los días, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012

Los fantasmas de Praga

Praga se ganó el rostro que se merece.

Es difícil volver a Praga: es imposible olvidarla.

Es cierto: la habitan demasiados fantasmas.

CARLOS FUENTES

 

Evoco fantasmas. Parece que los checos son propensos a leyendas de fantasmas. Praga tiene un Museo de las Leyendas y los Fantasmas (Ghost Museum Prague) y existe un tour por los lugares de la ciudad donde aquéllos han aparecido o suelen aparecer.

“Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, desde hace ciento setenta años. Parecía haber recalado también en Europa Central.

Fantasmas de ese fantasma, fantasmas del “socialismo real” y de la Primavera del 68 es probable que también queden escondidos en Praga desde hace medio siglo. Perdida la encarnación maltrecha y desfigurada del fantasma que anunciaba Marx, de los actores y las acciones, de aquella breve rebelión tampoco quedaron más que fantasmas. Ahora pienso en dos o tres. El que recuerda Galeano y el ícono de la revuelta, que si no acabó en un momento de barrendero, fue a parar de guarda forestal: Dubcek, en Eslovaquia, donde había nacido. Casi partero y enterrador. De una ilusión.

Maltrecho fantasma el de Zatopek, ya que para salir del lugar de barrendero al que lo habían confinado por apoyar las reformas, hubo de retractarse de su apoyo al “socialismo de rostro humano”, como se llamó el conjunto de reformas propuesto por Dubcek. En 1998, cuando Checoeslovaquia ya no era Checoeslovaquia ni socialista (o lo que fuera), Vaclav Havel le otorga la máxima distinción deportiva. Emil murió dos años después.

Havel, ya Presidente de la República Checa, había apoyado también a Dubcek, firmado el “Manifiesto de las dos mil palabras” contra la intervención soviética y portavoz de los disidentes de la Carta 77. Con Havel en la Presidencia desde 1989, la llamada “Revolución de terciopelo”, Dubcek , líder ya socialdemócrata, resulta Presidente del Parlamento. Separadas ya Chequia y Eslovaquia, en 1992 sólo logra un cinco por ciento de los votos.

Fantasmas contradictorios, tristes encarnaciones de pasados que alternaron la condecoración con el escarnio, la humillación y el privilegio, la medalla y la horca.

Cuando llegaron las tropas del Pacto de Varsovia los fantasmas populares y anónimos se movían de tal manera que desorientaban a los tanquistas rusos. Las señales con los nombres de las calles marcaban cualquier rumbo y muchas sólo decían Moscow. Los jóvenes resistían con valentía y buen humor. Hubo muertos y heridos, casi no hubo enfrentamientos armados.

Y hasta aparecieron radios fantasmas. Cuando las tropas ocuparon la radio oficial (Praga) comenzó a operar la emisora clandestina preparada para un eventual ataque de… la OTAN.

Se trataba, para Dubcek, de que las tropas se retiraran sin ejercer resistencia. Por la radio se pedía calma al tiempo que se daban falsas noticias para despistar a los ocupantes. Entre otras cosas para poder realizar una reunión secreta de más de mil delegados en una fábrica custodiada por los obreros. Que ya se organizaban en Consejos, sus miembros ya no se elegían a dedo.

Mientras tanto Emil Zatopek, como miles de checoeslovacos, increpaba a los tanquistas y les decía que volvieran a casa. Testigos dicen que los soldaditos rusos venidos del campo no tenían idea de donde estaban. Mientras tanto por allí andaba Emil, ya sin correr, cerca del Castillo. El mismo palacio que dio a escribir al “decadente Kafka” —reivindicado en el Congreso de Escritores de 1963—, sobre ese poder impersonal y omnímodo que en él habitaba. En realidad el Castillo, para los praguenses, estaba habitado por gnomos, porque ese poder invisible significaba la burocracia autoritaria. La que con las reformas querían desterrar.

Praga era una ciudad de cosas milagrosas.

Alguien dijo que está embrujada. Y, al menos entonces debería estarlo, ya que hasta la misma Dolores Ibárruri, la Pasionaria, por primera vez en su vida militante se oponía a una decisión del PCUS, al no aprobar la invasión.

Y milagros parecían las reformas encaradas y los hechos: libertad de expresión, de prensa, de asociación política, autogestión y consejos obreros. Un nuevo curso del socialismo de rostro humano. Que ya obreros, estudiantes e intelectuales estaban poniendo en obra sin pedir permiso, aprovechando algunas fisuras entre checos y eslovacos, entre conservadores y reformistas, encarnados en Novotny y Dubcek.

Porque ni los mismos dirigentes rusos, en particular Breznev, se atrevían a llevar adelante alguna operación militar para sofocar las protestas, a pesar de su teoría de la “soberanía limitada” de los estados del “bloque socialista”. Teoría que se condecía con los acuerdos con el “bloque de Occidente” de que cada cual cuidaba su corral. De acuerdo a Yalta. Por los documentos hoy se sabe que los norteamericanos conocían de antemano el día y la hora de la invasión, pero ni siquiera pusieron las tropas en alerta. 

Algunos partidos comunistas de “occidente” se oponían y se opusieron a la invasión. No todos y, los que lo hicieron, lo hicieron con cautela. Porque no siempre las bases estaban de acuerdo. La Unión Soviética tenía el prestigio que su pueblo había ganado en la guerra. Y, pese a todo, muchos seguían llorando al gran estratega.

Muchos partidos apoyaron la invasión o no la condenaron. No la condenó Fidel, aunque la consideraba flagrantemente ilegal. La condenó Allende siendo senador. Al sur del Rio Bravo solamente dos partidos comunistas condenaron la invasión: el mexicano y el dominicano.

No parece haber sido solamente la marcha de la guerra en Vietnam, que había causado ya el desánimo de Lyndon Johnson —inmortalizado en una célebre fotografía cuando recibe desde allí las noticias de su yerno—. Ni la guapeza de Mohamed Alí haciendo campaña contra la guerra e incitándole a hacerlo también a Martin Luther King antes de que éste fuera asesinado. El Mayo de París había asustado no sólo a De Gaulle. Eran ya demasiados fantasmas. Parece que era preferible que los rusos hicieran su trabajo, quizá su “socialismo” postestalinista fuera menos peligroso para el capital que el de “rostro humano”.

Lo cierto es que los tanques no eran fantasmas y Zatopek no los pudo parar. Entraron por la noche. Entre el 20 y el 21 de agosto de 1968. Una visita de ayuda fraterna. Nocturna.

Digo fantasmas no solamente porque ninguno de los nombrados hasta acá está vivo. Digo fantasmas porque una embrionaria y muchas veces degradada forma de organización social, no clásicamente capitalista (llámese o no socialista), no tiene asiento material ya en la sociedad global. La propia idea de comunidad se ha diluido.

Sin embargo es probable que una vez más los dominados más rebeldes se rebelen y vuelvan a idear formas de organización social comunitarias sin dominación. Y los ensayos generalmente se generan en la memoria de otros ensayos. Aunque éstos no tengan su museo fantasmal.

 

Situaciones kafkianas

Praga no te deja. Esta madrecita tiene garras.

KAFKA

Pero la historia comienza mucho antes de la invasión y podría llegar hasta hoy, cuando lo que conformaba Checoeslovaquia está en manos del capitalismo y de su derecha. Con la privatización tipo Far West de los bienes sociales, un sistema de corrupción y una clase política desacreditada. De ahí el partido ANO 2011 (sigla checa de Alianza de Ciudadanos Descontentos). Partido liberal dirigido por Andrej Babis, ex comunista, segundo hombre más rico del país, dueño de la multinacional Agrofert. Propietario de los mayores medios de comunicación, que se presenta como un gestor modelo.

En la República Checa se produce barato, no quieren inmigrantes, se incorporan robots. Después de todo fueron dos hermanos checos quienes hicieron célebre esa palabra, en 1921, que proviene, según parece del checo robota. Que había sido una especie de servidumbre personal.

Pero no contaré la historia porque no soy historiador.

De esta historia acá sólo se pueden recordar algunos hitos. Hechos que marcaron la vida de checos y eslovacos e hicieron que sus historias fueran vaivenes entre suertes y desgracias. Así fue la fortuna de muchos revolucionarios embarcados en aquellas reformas. Y no han de haber sido pocos ya que el PCCh llegó a ser el segundo en importancia dentro de la Internacional. Sus vicisitudes se confundieron con lo mismo que estaban construyendo.

Parece haber algo en ellos del golem de Praga, creado con arcilla del Moldava por el rabino Low ben Bezabel para liberar a su pueblo y que, rebelado de su destino, tuvo que ser deshecho por las manos de su creador. Así se hicieron y deshicieron muchos luchadores checos y eslovacos.

En 1939 Checoeslovaquia, después de la invasión alemana ya es un Protectorado. Buen bocado para Hitler, un país con desarrollo industrial, una buena zona rural y un pueblo culto. El problema era la existencia de una tradición parlamentaria y un fuerte partido comunista que organizó la resistencia que culminó en el Levantamiento de Praga en 1945. Y, finalmente, ya con la llegada del Ejército Rojo, en la última batalla de la II Guerra Mundial.

Hasta entonces no fue la Resistencia en Checoeslovaquia la única intervención de los milicianos. Ya antes de la invasión nazi muchos —se calculan más de dos mil— fueron a defender la República Española y, luego de su caída, a participar en la Resistencia francesa.

Uno de ellos fue Artur London, cuyas peripecias al impulso de los vientos que soplaran lo colocaron a veces como héroe y, otras, como traidor, y en más de una ocasión. Una de ellas es la relatada en un libro suyo que le sirvió a Semprún para hacer el guión del film de Costa Gavras La confesión, y fue interpretada por Yves Montand.

London, que militaba desde los catorce años en las Juventudes Comunistas por lo que había estado preso muchas veces, había ya participado en las Brigadas Internacionales en España y en la Resistencia Francesa, y habiendo estado un buen tiempo en el campo de Mauthausen, vuelve a Praga al terminar la guerra. Condecorado por Francia, en Praga el gobierno de Klement Gottwald, surgido del Golpe de Praga contra el gobierno plural de Benés, lo nombra Vice Ministro de Cuestiones Exteriores en 1949.

Ya al año conoce la existencia de sospechas de porqué siendo judío salió vivo de Mauthausen.

En enero de 1951 es secuestrado por el gobierno y enviado a prisión. Fue acusado de liderar una red de conspiradores trotskistas, luego titoístas, con una ramificación entre ex brigadistas de España, como lo eran muchos de los acusados. Y la mayoría de ellos judíos, acusados de sionistas. Es entonces cuando es torturado para que confiese, hechos que relatará en el libro aludido.

Se trata delos famosos Juicios de los 50.

Entre los acusados está el mismo Slansky que, siendo Secretario General del PCCh, había promovido los procesos y había sido decidido antisionista. En 1952 se dicta sentencia: 11 condenados a muerte, ahorcados de inmediato y tres con cadena perpetua, entre ellos London. Todos “habían confesado”. Slansky estaba entre los ahorcados. Parece que London se zafó porque su esposa estaba vinculada a Maurice Thorèz y éste habló con Stalin.

En 1956, poco antes del famoso XX Congreso del PCUS, se revisó la sentencia. En 1959 el PCCh lo readmite.

En 1968 va a Praga a recibir la Orden de la República.

Pero ahí no terminan las desventuras.

La Primavera de Praga había sido ahogada por la ocupación con la consecuente existencia de nuevos presos políticos que se opusieron a ella. Es lo que llamaban proceso de “normalización”, es decir derogar las medidas de reforma logradas.

London organiza en Francia un Comité por su liberación. Entonces el PCCh lo expulsa nuevamente y en 1970 el gobierno le quita su ciudadanía. En el 71 se la concede Francia. London es desde entonces ciudadano francés.

Murió en 1986 y, aun después de su muerte, fue considerado por algunos culpable de haber ocultado sus actividades estalinistas.

Narré lo más brevemente posible la “accidentada” historia de London porque su caso fue conocido por el film y porque esas desventuras lo hicieron un paradigma del ambiente en el que floreció la frustrada Primavera.

Kafka había muerto en 1924 pero son muchos los estudiosos de su obra que encuentran prefiguraciones. En El Castillo, en El Proceso, En la colonia penitenciaria. Y London no fue más que un caso paradigmático, no el único objeto y sujeto de esas prefiguraciones. Esta es, quizá, una de las razones de Praga 68. Suficientes purgas y ejecutados como para estar habitada por sus fantasmas y no dejarlos escapar de sus garras.

 

Pinceladas de Primavera. Consignas y Viñetas

“¡Despierta Lenin! ¡Brezhnev se ha vuelto loco!”

“Lenin da – Brezhnev niet”

“Stalin aplaude y Lenin se horroriza”

“Con sangre no sólo se sella la amistad: también se puede borrar”

“Ocupantes: ¿eso es lo que os enseñó Lenin?”

“Bastó un paso adelante para que, el que estaba codo con codo con nosotros quede atrás y nos ataque”

“Moscú: 1.800 kilómetros”

“Iván: vuelve a casa, tu Natasha tiene problemas sexuales”

“Praga nunca será un Brezhnievgrado”

“Nosotros tenemos la razón. Ustedes tienen los tanques”

“Joven soldado ¿qué le vas a explicar a mamá? ¡Tenemos muertos!”

“El circo soviético otra vez en Praga. No darle alimentos y no provocarlo”

“No los necesitamos ¿para qué vinieron?”

“El circo soviético en Praga: actúa un grupo de gorilas amaestrados”

«Vosotros tenéis los tanques, camaradas, nosotros tenemos las manos vacías, pero el derecho está de nuestra parte».

«No se construye el socialismo con tanques».

«No se mete en prisión a todo un pueblo».

«¡Americanos abandonad Vietnam, soviéticos, abandonad Checoslovaquia!».

«Hemos sobrevivido a Hitler, sobreviviremos a Brejnev».

«¿Qué hacéis aquí? ¿No tenéis trabajo en vuestro país?»

Dicen que, inspirado en Neruda, el bautismo del proceso proviene de una frase de Dubcek: “Podrán cortar las flores, pero no detener la primavera”.

En Checoeslovaquia, casi coincidentemente con la muerte de Stalin, había muerto Klement Gottwald que era quien había llevado adelante los juicios de Praga en el 51 y 52.

En 1956 había comenzado un proceso de desestalinización en Checoeslovaquia.

Después de Jrushchov, con el XXII Congreso del PCUS en 1961, se había continuado ese proceso iniciado en el XX Congreso de 1956 con el famoso “Informe Secreto”. Que no fue tan secreto y fue bastante manipulado, según parece por el mismo Jrushchov.

En 1962 se creó la Comisión Kolder para investigar los juicios de los 50. Ya allì aparecen los claros rasgos de políticas estalinistas de Novotny. Dubcek participó en esa Comisión y diría en sus memorias que allí se informó de que Novotny hasta se había apropiado de bienes de algunos de los ahorcados.

En 1963 Radovan Richta, filósofo checo, publica El hombre y la tecnología en la revolución de nuestro tiempo y en 1966, con un equipo interdisciplinario, Revolución en la encrucijada: “Es preciso ya pasar revista a los nuevos problemas de base de la civilización y prever su solución marxista”, decía, alentando encarar la Revolución Científico Técnica. Parece que él fue el primero en usar la expresión “socialismo con rostro humano”.

En 1967, el presidente Antonín Novotný fue perdiendo apoyo. La estrategia económica siguiendo la guía del PCUS mostraba grandes déficits. Ota Sik y Richta ya preparaban la reforma de modernización económica de una sociedad socialista que impulsara la revolución científico técnica. Lo que después sería el Programa de Acción que presentó Dubcek.

Ya en ese año el Congreso de Escritores se declaró en rebeldía coincidiendo con las manifestaciones estudiantiles por condiciones de vida. Los artistas y escritores, a pesar del corsé del estalinismo y la burocracia, habían conservado su alto nivel y su prestigio. Todo con el apoyo y la simpatía popular.

El Secretario General del regional Partido Comunista de Eslovaquia, Alexander Dubček, y el economista Ota Šik desafiaron a Novotny en el encuentro del Comité Central, y Dubček invitó al premier soviético Leonid Brézhnev a Praga en diciembre del año 68. Brézhnev se sorprendió de la extensión de la oposición a Novotný y apoyó su dimisión como presidente de Checoslovaquia. Dubček reemplazó a Novotný como Secretario General el 5 de enero de 1968. El 22 de marzo de 1968, Novotný perdió la presidencia y fue reemplazado por Ludvík Svoboda, quien lo fue hasta su muerte en 1975.

Como vimos la actitud negociadora de Dubcek remata en el Protocolo de Moscú, que equivalía a clausurar el proceso de reformas iniciado.

Ante la situación, los estudiantes se lanzaron el 15 de noviembre a la ocupación de las facultades, lo hicieron de las aulas de toda Checoslovaquia y generaron un profundo sentimiento de solidaridad entre los trabajadores que se tradujo en paros de 30 minutos en algunos centros. En palabras de un líder estudiantil: “los estudiantes fuimos a las fábricas y los trabajadores vinieron a las universidades ocupadas, los debates nunca pararon”. Los trabajadores del ferrocarril avisaron que ni un sólo tren se movería de Praga si los estudiantes eran reprimidos.

En 1969 Dubcek deja de estar formalmente al frente de la “normalización”. Lo mandan a trabajar, como dije, de guardia forestal. Lo sucede Gustav Husak.

Un partido de hockey desencadena el desorden buscado por Husak y los soviéticos para demostrar que Dubcek no controlaba la situación. La oportunidad llegó el 28 de marzo de 1969 cuando en el Mundial de hockey sobre hielo, en Estocolmo, Checoslovaquia disputó su segundo duelo con la Unión Soviética. Checoslovaquia ganó por 4 a 3. Las multitudinarias celebraciones de la victoria sobre la selección soviética se convirtieron en Checoslovaquia en una protesta política. La gente lanzó piedras y coreó lemas antisoviéticos frente a los cuarteles de las tropas de ocupación y la sede de Aeroflot. No todos los que celebraban eran aficionados al hockey sobre hielo. Entre la multitud se movían agentes provocadores. Los conservadores necesitaban este incidente para forzar la dimisión de Dubček.

El 16 de enero de 1969 se inmola el estudiante universitario Jan Palach. Su actitud no era individual. Formaba parte de un grupo que, frente a la impotencia ante la magnitud de las fuerzas de ocupación y la colaboración con ella de las autoridades checoeslovacas, optaron por ese medio de protesta. 

“Debido a que nuestra nación ha llegado al borde de la desesperanza hemos decidido expresar nuestra protesta y despertar al pueblo de la siguiente manera: Nuestro grupo está integrado por voluntarios que están determinados a autoinmolarse por nuestra causa. Yo tuve el honor de resultar sorteado como el número 1 y así he obtenido el derecho de escribir las primeras cartas y convertirme en la primera antorcha. Nuestras demandas son: 1) Inmediata abolición de la censura…”

Su funeral tuvo lugar el 25 de enero de 1969, asistieron hasta 750.000 personas y brindaba una oportunidad perfecta para una manifestación masiva. Así fue.

Tres fueron los jóvenes que se inmolaron: tres antorchas. Que iluminaron Praga. En octubre de 1967 había sido violentamente reprimido un reclamo de estudiantes universitarios por energía eléctrica, con un saldo de 12 heridos. Con una clara ironía imputaban a las autoridades el oscurantismo: “Dadnos la luz”. Praga ahora estaba iluminada.

Praga vivía una explosión de cultura popular inspirada en EE.UU.: vaqueros, pelo largo, rock y jazz.

Allí llegaron Fuentes, Gabo y Cortázar en diciembre de 1968. Dijo el mexicano que en los recovecos del barrio de Mala Strana había conjuntos de jóvenes tocando jazz. A Cortázar le indujo a recordar los grandes momentos de Thelonius Monk, Charlie Parker, Louis Amstrong y para allí fue.

El mexicano Carlos Fuentes, invitado por Milan Kundera, tenía que hablarles de Latinoamérica a obreros metalúrgicos y estudiantes trosquistas. “Descubrí que en las fábricas checas, para aliviar el tedio estajanovista de los trabajadores, los altavoces tocaban el día entero un disco de Lola Beltrán cantando Cucurrucucú, paloma”. En México, el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco se había producido la matanza de estudiantes. Aun no se sabe con certeza cuantos fueron.

Lo que sí se sabe es que los estudiantes mexicanos ya también vestían como los checos y oían los Beatles y Tomy James, aunque a veces cantaran —según cuentan— canciones de Lola Beltrán. Cucurrucucú, paloma.

La invasión de las tropas del Pacto de Varsovia provocó una ola de emigración en todo el país sin precedentes. En los días posteriores a la invasión se marcharon más de 70.000 personas, y hasta la década de 1970 habían abandonado Checoslovaquia más de 300.000.

Entre las expulsiones o salidas voluntarias, el Partido Comunista perdió casi una tercera parte de sus miembros: más de 400.000 militantes. Esto a partir de 1969 cuando comenzaron las purgas con los que simpatizaron con las reformas: uno de ellos Emil Zatopek o lo que ya no era más que un fantasma del fondista devenido barrendero.

Gorbachov, luego gran reformador, integró la delegación soviética a Praga encabezada por Breznev en 1968. Muchos años después decía: «Cuando llegamos, todo fue una decepción. Nadie quería hablar con nosotros. Se nos había dicho que querían nuestro respaldo, incluso la intervención militar. Pero no era verdad. Era desinformación. Visitamos una fábrica y la gente nos dio la espalda. Me golpeó muy duro». Muchos sostienen que fue la inspiración de la Perestroika y la Glasnost.

El fuego del 68 se fue extinguiendo. Por eso, quizá para muchos no fue posible fugar. Kafka había escrito: “Praga no te suelta. No nos suelta a nosotros dos…. Hay que adaptarse o incendiarla…. sólo entonces sería posible escapar”.

Praga, que había sido iluminada con antorchas, no se había incendiado merced a los tanques rusos. Era, entonces, necesario adaptarse. “Normalización” era la palabra que para la ocupación y el ahogo de las reformas había utilizado Dubcek.

Durante ese período los jóvenes ya no querían integrarse al sistema. Muchos se iban al campo para dedicarse a la música y vivir a su manera en comunidades. La policía fue alertada de la existencia de una comunidad underground de «melenudos». En marzo de 1976, la policía detuvo a los integrantes del grupo The Plastic People of the Universe. Condenaron a los músicos con penas de cárcel de entre ocho y dieciocho meses. Los dejaron hasta sin instrumentos, eran del Estado. Debían trabajar para él y bajo sus normas.

En 2012 actuaron a beneficio y en apoyo de las activistas rusas que habían interpretado un rezo punk implorando a la virgen que echara a Putin.

 

Vuelven los fantasmas

Los años 1968-1969 hubieran podido ser los de un sacudón revolucionario internacional. Pero el estalinismo era todavía lo suficientemente fuerte como para impedirlo, de modo tal que hoy de aquellos años no queda nada, salvo el recuerdo del pasaje obligado que no se produjo ni en Francia ni en Turín ni en Milán a la construcción de órganos de doble poder. Todos los parámetros económicos y políticos mundiales son hoy radicalmente distintos.

FRANÇOIS CHESNAIS

[De HERRAMIENTA WEB n.º 22]

 

Dice Chesnais: “Hoy de aquellos años no queda nada, salvo el recuerdo del pasaje obligado que no se produjo”.

Decía Manolo Fernández-Cuesta en un memorable prólogo al libro de Artur London sobre las Memorias de un Brigadista Internacional: “Vuelven los fantasmas. Todos vuelven. Vuelven los muertos”.

Vuelven muy malos tiempos, más que kafkianos. Todos los bárbaros contra los que se rebelaban en el 68. La resaca de la II Guerra en la guerra fría y el colonialismo.

Vuelven los fantasmas encarnados en el posfascismo o como se le quiera llamar, con discursos xenófobos, fanáticos, racistas, guerreros, asesinos, torturantes. De odio.

En este estado de las cosas los acontecimientos de Praga parecen perder significado.

La palabra reforma dio sentido a la rebelión de la primavera. Hoy esa palabra no tiene sentido, desde que lo que se quería reformar no existe más. Haya sido socialismo o lo que fuera.

Lo que resta de lo que parecía una emancipadora visión del mundo y de la vida apenas evoca palabras, hoy no tienen distinto sentido al de explotación y despotismo en China Corea o Laos. Casi nada es ya lo que no puede llamarse otra cosa que capitalismo. ¿Qué vamos a reformar?

“Todos los parámetros económicos y políticos mundiales son hoy radicalmente distintos”. Dice Chesnais. Los proyectos de Richta de la incorporación de la revolución científico técnica a la producción, hace rato que se han materializado bajo la hegemonía del capital financiero, en todo el planeta.

Los parámetros políticos pasan más cerca del Estado de Excepción que de la propia falaz democracia burguesa del Estado de Derecho. Situación asentida por grandes masas. Razón por la cual afirmar que “Los años 1968-1969 hubieran podido ser los de un sacudón revolucionario internacional”, es historia virtual. Y la frustración no parece sólo obra del estalinismo.

Aunque no hubieran actuado abiertamente elementos contrarrevolucionarios de Occidente —como utilizaron como excusa los que apoyaron la invasión y los que no quisieron condenarla— los elementos económicos, políticos, ideológicos y culturales actuando sobre grandes masas ya estaban preparando la gran revolución conservadora.

¿Sólo queda “el recuerdo del pasaje obligado que no se produjo”?

Creo que si el recuerdo fuera solamente eso, recordar no sería más que un trabajo histórico o un ejercicio de nostalgia. El primero es necesario, el segundo comprensible.

Pero rebeliones y luchas siguen subsistiendo. Con distintas formas, a veces no espectaculares, hay subversiones, rebeliones, revueltas. Como necesidad de defensa y como memoria. Ella misma es una re-vuelta.

De esta memoria sabemos que esos momentos álgidos de las luchas populares tienen muchos grises y también colores. No son solamente actos heroicos, ni románticos, ni siempre dignos, ni sus personajes puros o impolutos.

Quizá para eso sirva acudir a lo que no son ya más que fantasmas.

Parece que en Praga los hubo. No solamente el de Emil Zatopek.

Pero los que allí estaban eran mujeres y hombres que mostraron su osadía en la resistencia a los nazis, en la defensa de la República en España, en la lucha por la libertad socialista.

Para alimentar el optimismo de la voluntad de la acción colectiva sin el pesimismo sino la lucidez de la razón frente al genocidio actual del capital.

Aquel proyecto no se puede reformar, pero si aspirar a, y bregar por, otras relaciones sociales que contemplen algún tipo de poder de disposición social y colectivo del resultado del trabajo. Y todas aquellas libertades democráticas y autogestionarias cuyos fantasmas quedaron en Praga. Quizá sea el socialismo con rostro humano.

[Fuente: Herramienta]

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2018

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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