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Pelayo Martín

Grecia ha muerto

 
A los hospitales ya llegan los que desesperados, tras muchos meses de exclusión social, presentan cuadros solo vistos en antiguos libros de medicina… un hombre con el 90% de su cuerpo corroído por la sarna… una mujer con un tumor de pecho del tamaño de una naranja, tan grande que ya asoma por la herida que se limpia con servilletas de bar… médicos y enfermeras que salen del dispensario para que el paciente no les vea llorar…

Grecia ya apenas ocupa espacio en los medios, de un tiempo a esta parte sus problemas apenas son un murmullo entre el estruendo de los papeles de Bárcenas, las faldas de Corina, los diferidos y los simulados… Grecia ya no existe, es solo un montón de cenizas bajo una gran cortina de humo.

«Silencio radio», término acuñado durante la Segunda Guerra Mundial, referido al cese total de las transmisiones. Aplicado al ámbito militar significa que no se permite comunicación alguna hasta nueva orden. El silencio de radio tiene como objetivo evitar la localización o alerta por parte del enemigo, impedir que las señales interfieran con las comunicaciones oficiales de una determinada misión, u operación de rescate.

Silencio, silencio absoluto… y que lo que no esconda el silencio… que lo esconda el ruido.

Grecia ya apenas ocupa espacio en los medios, de un tiempo a esta parte sus problemas apenas son un murmullo entre el estruendo de los papeles de Bárcenas, las faldas de Corina, los diferidos y los simulados… Grecia ya no existe, es solo un montón de cenizas bajo una gran cortina de humo.

Quizá sea pura prevención… quizá sea por nuestro bien, quizá sea que lo que fue Grecia se ha transformado en una inmensa bola de cristal, la que refleja con detalle nuestro porvenir… lo que está por llegar… y por eso ya no se habla de esos once millones de personas que no hace mucho parecían ser el centro de la economía mundo, el epicentro de la gran quiebra occidental… quizá no sea por ninguna de esas razones, y sea porque ha comenzado la voladura controlada del mundo que conocimos.

Siento curiosidad por saber cómo harán para, llegado el momento, volver a conectarnos con aquél pozo de miseria, cuales serán las palabras que justifiquen tan prolongada desconexión, su salida de las portadas de los grandes periódicos, cómo enlazarán la simple crisis con ese infierno en que se ha convertido Grecia.

Ya lo sé… nos dirán que todo ocurrió ayer… nos darán grasientas raciones de medias verdades y embalsamados enviados especiales… o simplemente callarán… es lo más probable.

Saltarán de la nada al holocausto, que eso siempre impacta en el telediario de las tres, y luego, poco a poco, irán administrando las imágenes más duras… los testimonios doblados con voz de tarado… y todo ligeramente desenfocado, los colores desvaídos los rostros difuminados, con aspecto de catástrofe en un país muy, muy lejano, lejano y distinto… cuando distinto significa peor.

Lo que hoy ocurre en Grecia es muy fácil de entender… es que la crisis ya pasó… y han entrado en un indefinible estado de agonía, a medio camino entre la guerra civil y la postguerra.

El documento de rendición se llama MEMORANDUM.

Allá por febrero de 2012, los parlamentarios griegos pusieron su firma en lo que no es más que una condena a muerte de todo un país. “Memorando de Entendimiento” (MOU en sus siglas en inglés), es la entrega sin condiciones de la soberanía de Grecia en manos de bancos y empresas extranjeras. Páginas y páginas en las que se diseña el paulatino y sistemático desmantelamiento del estado, la usurpación de sus recursos naturales, de sus industria, de lo más necesario para la supervivencia de los ciudadanos…

El edicto impone normas estrictas para todo, desde la reducción de gastos en medicamentos de vital necesidad a las “limitaciones impuestas a los minoristas en la venta de productos de categorías restringidas, como alimentos para bebés.»

En otro apartado exige un progresivo recorte del sueldo de los funcionarios y demás trabajadores del gobierno, descapitalización de los fondos de la seguridad social y pensiones, privatizaciones de activos de propiedad pública, y una consecuente reducción del PIB. Algunos de sus párrafos dicen así:

El gobierno está comprometido a sacar a la venta las participaciones que aún mantiene en empresas propiedad del Estado, si es necesario, para alcanzar el objetivo de la privatización total. El control público será puramente testimonial y limitado solo a casos críticos…

El gobierno no propondrá ni implementará medidas que infrinjan en modo alguno las normas del libre movimiento de capitales.

El gobierno griego debe revocar el derecho a huelga y a la negociación colectiva, derogar la legislación sobre el salario mínimo que socava la “competitividad de los costes” [ya se ha aplicado en cuatro ocasiones la ley marcial].

El gobierno establecerá un mecanismo especial para revisar el tratamiento de determinados contenciosos judiciales (evasión de capitales), mecanismo que ha de incluir incluso la posibilidad de eliminar de los archivos judiciales ciertos casos en espera de ser juzgados.


Atenas permanece oculta bajo una espesa capa de humo, parte de ese humo proviene de las estufas de quienes ya no pueden pagar la factura de la luz, de quienes han arrasado los bosques que rodean la ciudad para conseguir madera gratis y no morir de frío durante este invierno… otra parte de ese humo procede de los edificios en llamas, edificios que ya no arden por ser atacados con cócteles molotov, sino con explosivos caseros.

En la plaza de Exarchia, en el mismo centro de la capital, ya no existe nada que pueda recordar al lugar que fue en su día. El pequeño comercio ha desaparecido, traficantes de todo tipo se entremezclan con grupos de jóvenes ansiosos por dar con el responsable de su rabia y de su frustración, la mafia albanesa de la heroína se ha establecido definitivamente y campa a sus anchas, bandas de chiquillos la emprenden a golpes con todo aquél que tenga aspecto de inmigrante…

No muy lejos de la plaza, cientos de bolsas azules llenas de fruta son repartidas por miembros de «Amanecer Dorado» entre los paseantes (previa inscripción voluntaria en el partido)… ya ni siquiera se dejan ver por el barrio los lujosos descapotables cargados de chicos, chicas, y bolsos de Louis Vuitton, hijos de familias acomodadas ansiosos por «saborear la revolución»… la violencia ya dejó de ser contenida, casi al mismo tiempo que la miseria. Pintadas desmañadas cubren cada pared, muchas de ellas reivindican ataques a edificios públicos, otras prometen venganza por la muerte de Lambros Funtas, miembro del grupo armado «Lucha Revolucionaria»… un muro empapelado con carteles recordando la muerte de un quinceañero llamado Alexis Grigoropulos… más nombres… todos muertos a tiros durante enfrentamientos con la policía.

No solo Atenas ya no es Atenas… nada es como era en Grecia… todo se refleja en un espejo imperfecto que ya nadie llama crisis… todo se ha deformado hasta lo irreconocible. Coches negros con los cristales tintados llegan de cuando en cuando a las barriadas de inmigrantes para atropellarlos, incluso ante la complaciente mirada de la policía…

Las posibilidades de encontrar trabajo ya no son distintas entre jóvenes y adultos, todas se reducen a empleos por horas, a esporádicas reparaciones a domicilio, a cobrar en especias… a ganar cinco euros al día por ayudar en un taller o en una panadería, a conseguir algo de pan o chatarra que vender para pagar la gasolina del generador eléctrico… comprar champú, mantequilla, pilas para la radio… y poder escuchar las palabras de Yannis Stournaras (ministro de Economía griego): «Si abandonamos la austeridad no recibiremos el siguiente tramo del préstamo. Hemos establecido objetivos que tenemos que cumplir. Si no, perderemos la confianza que hemos empezado a reconstruir».


Los griegos se preguntan cuándo comenzó esta guerra que no han visto empezar, esta guerra sin trincheras, sin banderas y sin cartelones llamando a filas… esta guerra sin bombas, pero con tanta miseria como la que más… esta guerra sin noticias del frente.

Amnistía Internacional ha denunciado ante la Comisión de Derechos y Justicia de la UE en Bruselas el hecho de que se esté deteniendo a personas sin la asistencia de un abogado, que se las incomunique y se las torture… son de ver los groseros retoques de la fotografías tomadas a los detenidos para ocultar las señales de sus rostros.

Patrullas compuestas de policías y miembros de «Amanecer Dorado» patrullan las calles y dan caza a todo aquel con aspecto de ser inmigrante.

Ya son más que habituales los multitudinarios saqueos de los supermercados, ya nadie se extraña de la complicidad de los mismos empleados que facilitan a los asaltantes el acceso a la comida y artículos de primera necesidad. Son varios los asaltos a sucursales bancarias en los que los atracadores han repartido el dinero entre los viandantes.

Cientos de pequeños empresarios agrícolas se niegan a cumplir la orden del gobierno de destruir sus productos y deciden distribuirlos gratuitamente por colegios y hospitales.

Casi un centenar de activistas armados con cócteles molotov atacaron una mina de oro y cobre situada al norte del país, una mina cuya explotación se ha cedido a una empresa canadiense… una mina de la que se esperan extraer más de 12.000 millones de euros solo en oro… una empresa que paga a al estado griego apenas 11 millones… una mina que está causando efectos desastrosos en la agricultura y la pesca de toda la zona.

La mitad de los griegos viven ya bajo lo que se considera índice de pobreza. El 9,5% de paro de antes del «rescate» se ha transformado en un 28%… hoy sólo uno de cada siete parados recibe algún tipo de subsidio… subsidios que oscilan entre un mínimo de 180 euros y un máximo de 468 euros… por un periodo nunca mayor de 12 meses. Los más afortunados… los pensionistas y los que aún conservan su trabajo, se han visto obligados a aceptar un recorte del 50% de sus ingresos… a renunciar a su derecho de estar asegurados.

En Grecia ya no existe ningún tipo de deducción fiscal para familias numerosas, en paro, o con miembros discapacitados… por el contrario, se han creado nuevos impuestos sobre la vivienda y las rentas del trabajo… las exenciones fiscales a las grandes multinacionales alcanzan en algunos casos el 60%… la carga impositiva sobre pequeñas y medianas empresas se ha incrementado en un 420%… y con ese dinero se rellena esos agujeros negros llamados «recapitalización bancaria» o «pago de la deuda»

El consumo de gasóleo para calefacción ha caído en más de un 75%… y aun así su precio se multiplicado por tres desde 2009. A pesar del frío intenso de este invierno, a pesar de que incluso la Corte Suprema ha declarado inconstitucional el corte de luz por impago, el gobierno ha cedido a las presiones de las grandes compañías energéticas y casi un tercio de los hogares no reciben suministro eléctrico desde hace meses.

El presupuesto sanitario ha quedado reducido a al mitad… el copago de las medicinas se ha doblado… una gran mayoría de los griegos ya no pueden pagar sus medicamentos… Los diabéticos no pueden costearse la insulina, el uso de antidepresivos y otros fármacos para prevenir el suicidio, están fuera del menú, las tasas de tuberculosis y VIH son altísimas.

El Centro de Control de Enfermedades de la UE ha emitido un informe que avisa contra el más que probable rebrote de todo tipo de infecciones y enfermedades contagiosas… la asociación de médicos advierte del espectacular incremento de casos en los que bebés son llevados a los hospitales con graves problemas estomacales dado que los padres no pueden pagar los adecuados a su edad.

A los hospitales ya llegan los que desesperados, tras muchos meses de exclusión social, presentan cuadros solo vistos en antiguos libros de medicina… un hombre con el 90% de su cuerpo corroído por la sarna… una mujer con un tumor de pecho del tamaño de una naranja, tan grande que ya asoma por la herida que se limpia con servilletas de bar… médicos y enfermeras que salen del dispensario para que el paciente no les vea llorar…

Grecia debe salir, rápida y temporalmente del euro, y aún a riesgo de la definitiva destrucción de su economía, su moneda habrá de ser devaluada en un 20-30%. La situación actual ha llegado a un punto tal de degradación que podría ser considerada como tragedia humanitaria, y por tanto, deberíamos empezar a barajar la hipótesis de pedir la intervención de la ONU.

Estas son las recomendaciones de un reciente informe presentado con urgencia ante el Consejo de Europa, el BCE, y la Oficina de Preupuestos y Hacienda de la UE. Está firmado por los más influyentes economistas de Alemania, entre ellos Hans Werner Sinn (asesor personal de Merkel).

Probablemente seguiremos escuchando palabras como «rescate» «ayuda» o «recuperación» durante mucho más tiempo… las palabras «genocidio», «catástrofe humanitaria», o «crímenes contra la humanidad» todavía tardarán en llegar… si es que llegan.

Alguna razón habrá para que ya nadie hable de Grecia… será por ocultarnos ese futuro que nos viene… será por no alterar esa falsa esperanza de que todo este infierno será para bien… o tal vez, sencillamente… porque Grecia no ha soportado tanta ayuda… porque Grecia ha muerto aplastada por el rescate… o quizá porque, bajo el silencio radio y tras la gran cortina de ruido, Grecia ya no existe… y comienzan a surgir otras nuevas.

La economía griega está acabada. La economía griega está en una tremenda depresión … No hay potencia, no hay fuerza dentro de la economía griega, ni hay fuerza dentro de la sociedad griega para evitarlo … Imagínense si estuviésemos en Ohio en 1931 y preguntásemos: «¿Qué puede hacer la casta política de Ohio para conseguir sacar a Ohio de la Gran Depresión?». Y la respuesta es “nada». [Yannis Varoufakis, economista griego].

 

[Fuente: Kaos en la Red]

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4 /

2013

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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