La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Campaña NO al TTIP
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Mientrastanto.e propone al lector la lectura y el seguimiento de este blog acerca de la campaña contra el Tratado de Comercio e Inversiones (TTIP) entre la Unión Europea y los Estados Unidos. Una campaña que intenta sensibilizar a la población acerca de un tratado que pondrá en peligro nuestras conquistas sociales y nuestra misma democracia.
25 /
10 /
2014