¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Sangre y petróleo. Peligros y consecuencias de la dependencia del crudo
Urano,
Barcelona,
395 págs.
José Luis Gordillo
Quienes nos hemos opuesto a la fantasmagórica “guerra contra el terrorismo”, nos hemos visto obligados a dedicar mucho tiempo a desvelar el carácter falaz de los motivos declarados para invadir países y derrocar gobiernos en el Oriente Medio y en el Asia Central. El problema es que, mientras hacíamos eso, no estábamos discutiendo sobre los problemas de fondo que están en el origen de esas intervenciones político-militares. Michael T. Klare, profesor en el Hampshire College de Amherst (Massachusetts, EE.UU.), director del Five College Program in Peace and World Security Studies y reconocido experto en temas de defensa y seguridad internacional, va directo al grano y expone con rigor y claridad las causas materiales de esas políticas agresivas que, sin duda, constituyen las principales amenazas a la paz y la seguridad mundial. El título y el subtítulo del libro son bastante expresivos al respecto. A partir de la argumentación de Klare, fundamentada en una multitud de datos apabullante, el lector se puede hacer una idea bastante precisa del callejón sin salida al que nos están conduciendo las políticas de los mandamases occidentales sobre lo que ellos llaman la “seguridad energética” (¡sic!). Un conjunto de decisiones que, a la vista de sus efectos prácticos, se pueden caracterizar como “múltiples crímenes y desastres para hoy y ausencia de alternativas para mañana”. Klare también deja claro que lo peor está por venir: teniendo en cuenta el incremento previsto de la petrodependencia occidental y la ausencia de alternativas energéticas para mantener las sociedades occidentales tal y como son ahora, en algo más de una década asistiremos a una rivalidad a vida o muerte entre EEUU, Rusia y China (tres Estados con armas nucleares) por la apropiación de un “oro negro” cada vez más escaso. El libro acaba, de todos modos, con una propuesta para “una estrategia para la autonomía energética y la integridad” que abre una puerta a la esperanza. Una lectura imprescindible para entender la magnitud de los problemas de hoy y de los desafíos que tenemos por delante.
5 /
2008