¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Los Educadores
Alemania-Austria,
Reflexiones actuales sobre mayo del 68
Joan Lara Amat y León
La segunda película del director Hans Weingartner (que además comparte el guión y la producción) nos presenta esta reflexión sobre las dificultades a que se enfrentan los movimientos de izquierda actuales. Está basada en situaciones reales que vivió como okupa en Berlín. Esta película, que en su versión original se titula «Los años de las vacas gordas han terminado», es una historia en continuo diálogo con mayo del 68, que en estas cuatro décadas nos ha permitido contemplar el triste paso de hereje a inquisidor de algunos de sus protagonistas. Los triunfadores de aquella generación, que pasaron de idealistas a pragmáticos, están demasiado ocupados en sus nuevas responsabilidades (el poder y el dinero) para añorar sus errores de juventud. Los que «tienen demasiado» son el objetivo de los Edukadores, tres amigos convertidos en grupo de acción político-pedagógico, que se dedican a entrar en las mansiones y crear el kaos en el flácido orden burgués a través de sus poéticas performances que realizan con los objetos de lujo que encuentran. Todo sea dicho, acciones un tanto naïf pero que desembocan en una serie de temas fundamentales. En primer lugar, el conflicto entre la política de los grandes discursos y la micropolítica cotidiana del cara a cara, del cual no todos salimos airosos. En segundo lugar, la violencia como límite de la política, porque no todos los medios son válidos para llegar al fin y hay atajos que degradan los ideales por el camino (en esta reflexión resuenan los ecos de fondo de Baader-Meinhof). Un tercer tema lo encontramos ejemplificado en un triángulo amoroso que revela las tensiones entre el amor libre, el feminismo y la moral imperante. Todo ello sucede en un contexto de precariedad social muy cercano, aunque sea Berlín: empleos basura, autoritarismo empresarial, elevados alquileres Narrado de forma ágil y, lo más importante, sin moralinas insípidas. Para finalizar, una frase de Weingartner al estilo de Paul Lafargue: «No os quedéis parados, ¡rebelaos! Se pasa bien».
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2005