¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Els arbres de Farenheit. Biblioteca de ciencias sociales de Espai Marx
http://www.elsarbresdefahrenheit.net/es/index.php
La crisis y la casi desaparición de las opciones de la izquierda transformadora y revolucionaria presente en nuestras sociedades de capitalismo desarrollado comporta también, y necesariamente, un retroceso del pensamiento avanzado no ya sólo en aquello político y social, sino también como instrumentos de pensamiento y como herramientas de trabajo en ciencias sociales.
Las nuevas generaciones de estudiosos de los temas sociales (historiadores, economistas, sociólogos, filósofos…), pero también los militantes sociales y políticos de las nuevas hornadas, tienen o tendrán dificultades para poder encontrar textos básicos que en otras épocas eran relativamente fáciles de encontrar. Las bibliotecas de los viejos militantes suelen acabar, si no quemadas como en Farenheit 451, sí en los contenedores a medida que sus poseedores ingresan a una residencia o encaraman el camino del cementerio. Las bibliotecas de las universidades acaban amortizando libros esenciales que han sido útiles a generaciones de estudiosos y de militantes para pensar el mundo y para transformarlo. Toda una tradición está en peligro de extinción. Ray Bradbury escribió hace ya muchos años una novela bajo el título Farenheit 451, en la que se relata una sociedad supuestamente feliz que vive bajo el imperio de la cultura audio-visual de masas y bajo el control férreo de un gobierno cuyo objetivo máximo es conseguir la felicidad de sus ciudadanos a través del consumo. Una sociedad en la que los bomberos queman los pocos libros que quedan y que son denunciados siempre por vecinos deseosos de contribuir a la gobernabilidad y al control social. Precisamente Farenheit 451 hace referencia a la temperatura a la que quema el papel.
Pero siempre hay un grupo de irreductibles que pretenden resistir y preservar para las nuevas generaciones el patrimonio literario, filosófico y cultural de la humanidad. Es el caso de los hombres que viven en el bosque y que cada uno aprende de memoria un libro con el objetivo de poderlo transmitir a las generaciones futuras. Estos hombres del bosque son los árboles de Farenheit. Esto es lo que intentamos hacer con la biblioteca de ciencias sociales: permitir que el patrimonio liberador de los textos del movimiento obrero y popular que, al menos desde la Revolución Francesa, se esfuerza por establecer el reino de la igualdad y de la libertad, no desaparezca del todo. Ponerlo al alcance de todo el mundo. Abrir un puente entre generaciones para poder trasladar algunas de las herramientas que las tradiciones emancipatorias usaron en su lucha.
Ésta es una tarea colectiva. Es una tarea también sin fronteras ideológicas, en las que todas las tendencias y culturas emancipatorias tienen un espacio. Tú, estudioso de las ciencias sociales, tú viejo o nuevo militante poseedor de un texto en papel, difícil o imposible de encontrar más allá de alguna librería de viejo o de alguna biblioteca en peligro de extinción (da lo mismo que sea un libro, un panfleto o un periódico clandestino), puedes hacerlo llegar y el equipo de Farenheit lo socializará a través de nuestra biblioteca virtual.
30 /
11 /
2011