La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Revista mientras tanto número 094
Primavera
2005
NOTAS EDITORIALES
El barullo del Carmelo en Barcelona
Frits Bolkestein y la antiutopía del mercado perfecto
DIMENSIONES DE UNA AUSENCIA
Memoria de Giulia Adinolfi
Sobre Giulia Adinolfi
Sobre Giulia
por Rosa Rossi
Giulia, la professoressa, en el recuerdo
por Carmela Pérez Vidal
Giulia Adinolfi, un apunte final
por Rosa Lentini
Giulia Adinolfi, mujer y ciudadana ejemplar
por Pilar Fibla y Carme Vilaginés
«Una piú accorta e coerente sensibilità»: la voz de Giulia en la filología española
por Alejandro Pérez Vidal
1980-2005, veinticinco años sin Giulia y con Giulia
por Elena Grau Biosca
Giulia Adinolfi:
Escritos sobre la cuestión femenina
Presentación
por Elena Grau Biosca
Por un planteamiento democrático de la lucha de las mujeres
Las mujeres en la sociedad de consumo forzoso
Notas a propósito de las «Jornades catalanes de la dona»
Apuntes sobre la historia de las mujeres
Sobre las contradicciones del feminismo
Sobre «subculturas femeninas» (I)
Sobre «subculturas femeninas» (continuación)
Esquema sobre el trabajo doméstico
DOCUMENTO
Ni democracia ni derechos humanos: El gobierno de los EE UU visto a través de los decretos más escandalosos del presidente George W. Bush