La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Revista mientras tanto número 098
Primavera
2006
NOTAS EDITORIALES
El clima de crispación y enfrentamiento civil provocado por el PP dentro de la ofensiva reaccionaria internacional
Comentarios a la ley de igualdad
El final de la era del petróleo barato
Del pico del petróleo a las visiones de una sociedad post-fosilista
por Ernest Garcia
Los riesgos y el potencial político de la transición a la era post-petróleo
por Joaquim Sempere
Protocolo de Kioto y emisiones de gases invernadero en España. Tendencias y planes gubernamentales
por Jordi Roca Jusmet
De los combustibles fósiles y nucleares a los sistemas energéticos limpios y eficientes del siglo XXI
por Josep Puig i Boix
El hombre del hidrocarburo y el ocaso de la era del petróleo
por Mariano Marzo Carpio
Economía política del petróleo y militarismo
por Eduardo Giordano
La OPEP y la conquista económica de Irak
por Greg Palast
EL EXTREMISTA DISCRETO
Una inversión muy lucrativa
CITA