Sabíamos que las bibliotecas están llenas de tratados de ciencia política que, pese a sus diferentes tendencias, coinciden en considerar oro de ley el dictum aristotélico según el cual «para ser humano hay que tener polis». Lo que faltan son estantes que recojan lo que han dicho y pensado quienes se sitúan al margen y son marginados, ya por convicción, ya por imposición.
Reyes Mate
Tierra de Babel
Más allá del nacionalismo
Trotta,
Madrid,
2024,
205 págs.
Antonio Giménez Merino
Como señala el propio autor en el prólogo de este ensayo, bello y cargado de profundidad, «este texto no es una historia del nacionalismo, sino una reflexión filosófica que lanza una ráfaga de luz sobre asuntos históricos ciertamente complejos».
Por tomar uno de ellos, acuciante, el continuo aumento del éxodo migratorio y su choque con políticas hostiles de acogida, alimentadas por el miedo y el antagonismo (la «negación del ajeno»), exige preguntarse por el sentido, hoy, de hacer depender el reconocimiento de las personas a la pertenencia a una comunidad organizada en el interior de unas fronteras. Esta obra lo hace adentrándose históricamente en el núcleo de ideas, sean racionales o míticas, que soportan el sentido de una comunidad nacional incluyente y que a la vez excluye, adentrándose en su trasfondo político, cultural y religioso. Emergen así todas las limitaciones de la lógica nacionalista en sus distintas manifestaciones históricas —deteniéndose en las singularidades de la alemana, la francesa y la española—, con su punto culminante (Auschwitz, «la Torre de Babel consumada») que obliga a reconsiderarlo todo: «No es lo mismo que te marginen a que te eliminen, pero debido a la lógica de la secuencia [exclusión, persecución y exterminio], habría que estar muy atento a los primeros brotes excluyentes porque estos, si encuentran las condiciones adecuadas, pueden llegar hasta el final de la lógica».
Mate reivindica un reconocimiento del diferente más allá del derecho —un «principio de hospitalidad incondicional» hacia los demás que encuentra un buen acomodo en las ideas de Simone Weil—, lo que explica que el libro adopte la figura de la diáspora y el exilio como punto de vista abierto y como germen de una «democracia por venir» desacralizadora de la tierra, la lengua y la historia propias, es decir, capaz de ir más allá de la estigmatizante «política de la nación».
30 /
12 /
2024