Sabíamos que las bibliotecas están llenas de tratados de ciencia política que, pese a sus diferentes tendencias, coinciden en considerar oro de ley el dictum aristotélico según el cual «para ser humano hay que tener polis». Lo que faltan son estantes que recojan lo que han dicho y pensado quienes se sitúan al margen y son marginados, ya por convicción, ya por imposición.
Illy Pe’ery
«La mayor cantidad y lo más rápido posible»: colonos israelíes buscan tierras en Siria y Líbano
Pocas horas después de la caída del régimen de Bashar el Asad, las fuerzas israelíes ya estaban entrando en territorio sirio para conquistar esa vertiente del monte Hermón/Jabal A-Shaykh y la zona de contención entre Siria y los Altos del Golán, ocupados por Israel desde hace más de medio siglo. Pero el ejército no fue el único que reaccionó con rapidez; también lo hizo el movimiento de colonos israelíes.
«Tenemos que conquistar y destruir. Tanto como sea posible y lo más rápido posible», escribió un miembro de Uri Tsafon –grupo fundado a principios de este año para promover la colonización israelí del sur de Líbano– en el grupo de WhatsApp de la organización. «Tenemos que comprobar si, de acuerdo con las nuevas leyes sirias, se permite a los israelíes invertir en bienes raíces y empezar a comprar tierras allí», escribió otro miembro. En otro grupo de WhatsApp de colonos, los miembros compartían mapas de Siria e intentaban identificar posibles zonas de asentamiento.
El movimiento Nachala –dirigido por Daniella Weiss, que en los últimos meses ha encabezado los esfuerzos para reasentar Gaza– expresó una opinión similar en un post de Facebook: «¡Quien siga pensando que es posible dejar nuestro destino en manos de un agente extranjero, renuncia a la seguridad de Israel! El asentamiento judío es lo único que aportará estabilidad regional y seguridad al Estado de Israel, junto con una economía estable, resistencia nacional y disuasión». «En Gaza, en Líbano, en la totalidad de los Altos del Golán, incluida la ‘meseta Siria’, y en todo el monte Hermón», añadía, y adjuntaba un mapa bíblico titulado «Las fronteras de Abraham», en el que el territorio de Israel incluye la totalidad de Líbano, así como la mayor parte de Siria e Irak.
No se trata de mera palabrería; estos grupos van muy en serio. Nachala ya ha trazado los lugares donde planea construir nuevos asentamientos judíos en la Franja de Gaza, y afirma que más de setecientas familias se han comprometido a trasladarse cuando surja la oportunidad (la propia Daniella Weiss ya ha estado en Gaza con escolta militar para explorar posibles ubicaciones). Y la semana pasada, Uri Tsafon, que lleva un año esperando su momento, hizo su primer intento de apropiación de tierras en el sur de Líbano –donde todavía hay soldados israelíes tras el acuerdo de alto el fuego–.
Mapa que muestra las ubicaciones aproximadas de la expansión militar de Israel en Líbano y Siria, donde el azul más oscuro indica los avances más recientes, creado utilizando datos de imágenes por satélite, geolocalización y declaraciones de militares israelíes (Ahmad Baydoun)
El 5 de diciembre, el fundador del grupo, Amos Azaria, profesor de informática en la Universidad Ariel de la Cisjordania ocupada, cruzó la frontera con Líbano junto con seis familias en un intento de establecer un puesto avanzado. Llegaron a la zona de Maroun A-Ras, adentrándose unos dos kilómetros en territorio libanés, y plantaron unos cedros en memoria de un soldado israelí caído en combate en Líbano hace dos meses. Pasaron varias horas antes de que el ejército israelí los desalojara y los obligara a regresar a Israel. (En respuesta a la petición de la revista The Hottest Place in Hell de comentar este incidente, la policía israelí dijo que, según el ejército, ningún civil israelí había cruzado al Líbano).
Incluso en junio, en la «Primera Conferencia sobre Líbano» de Uri Tsafon, celebrada por Zoom, los miembros ya hablaban de la colonización de Siria. El Dr. Hagi Ben Artzi, cuñado de Benjamin Netanyahu y miembro del grupo, dijo a los asistentes que al pueblo judío le prometieron las fronteras de Israel en tiempos bíblicos: «No queremos ni un metro más allá del río Éufrates. Somos humildes. [Pero] lo que se nos prometió, debemos conquistarlo».
Y con la caída del régimen de El Asad y el avance de las tropas israelíes en territorio sirio, estaban deseosos de aprovechar la oportunidad. «Pedimos al gobierno que capture la mayor cantidad posible de lo que era territorio sirio», dijo Azaria a la revista israelí The Hottest Place in Hell. «Los rebeldes son exactamente [lo mismo que] Hamás. Puede que ahora parezcan amigables, pero en definitiva son suníes que encontrarán al enemigo común, que somos nosotros. Tenemos que hacer todo lo que podamos ahora, mientras sea posible».
El 11 de diciembre, un pequeño grupo de colonos israelíes afirmó haber cruzado a una zona de territorio sirio ahora bajo control militar israelí, donde se grabaron rezando. Preguntado por el incidente, el ejército israelí dijo que «no se tiene constancia de que las personas en cuestión hayan cruzado la frontera», y que el vídeo «está siendo examinado por las autoridades competentes».
«Lo más importante es estar al otro lado de la valla»
Uri Tsafon toma su nombre de un versículo bíblico que llama a «Despertar, oh norte». Su sitio web describe el Líbano como «un Estado que en realidad no existe ni funciona», y afirma que la verdadera extensión de la Galilea septentrional de Israel llega hasta el río Litani, en el Líbano, al que las fuerzas israelíes habían llegado justo cuando entró en vigor el reciente acuerdo de alto el fuego, y durante cuyo proceso desplazaron por la fuerza a decenas de miles de residentes de aldeas del sur del Líbano.
«Empezamos con actividades más tranquilas», declaró Azaria a The Hottest Place in Hell. «Hicimos un llamamiento al gobierno y al ejército para ir a la guerra en el norte… [y] nos dirigimos al monte Meron, bajo la base de la fuerza aérea, e hicimos reconocimientos hacia el Líbano».
Sin embargo, el intento de la semana pasada de establecer un puesto avanzado en el sur del Líbano marcó la entrada del grupo en una nueva fase de actividad que pretende forzar la mano del gobierno. «El objetivo era y sigue siendo establecer un asentamiento en Líbano», declaró Azaria. «No estamos esperando a que el Estado nos diga: ‘Venid’. Estamos trabajando para conseguirlo».
Según Azaria, el movimiento cuenta ya con miles de miembros «que están muy entusiasmados e interesados» en sus actividades. La acción de la semana pasada no se anunció con antelación, porque «[el ejército] nos habría bloqueado y no nos habría dejado entrar». Y lo cierto es que no encontraron mucha resistencia:
«La puerta estaba abierta y entramos sin más», dijo.
A Azaria no le preocupa que no lo consiguieran; de hecho, considera su desalojo como el primer paso de un plan de acción a más largo plazo que ha caracterizado al movimiento de colonos desde su creación hace más de medio siglo.
«La primera vez que nos desalojan, nos vamos», explica. «La segunda vez, nos quedamos más tiempo. La [tercera] vez, nos quedamos toda la noche. Así seguiremos hasta que haya un asentamiento. Al principio, [el ejército] lo derriba y luego llegan a un acuerdo de que habrá un asentamiento y ya está. Mientras tanto, empezamos a trabajar en el siguiente asentamiento. Puede que no sea realista que el Estado construya un asentamiento [por decisión propia], pero eso no significa que el Estado tenga que demoler una comunidad que hemos construido nosotros».
«En la primera fase nos asentaremos donde podamos», continuó. «No hay interés en una ubicación concreta; lo más importante es estar al otro lado de la valla. Tenemos que luchar contra el tabú de la frontera que establecieron Francia e Inglaterra hace cien años. Viviremos en la frontera libanesa, si Dios quiere, y si estamos allí, la frontera se desplazará hacia el norte y el ejército la vigilará». «Igual que el ejército lucha tanto en Gaza como en el norte, ocurre lo mismo con los asentamientos: tenemos que asentarnos en todas partes», prosiguió Azaria. «En Gaza, está Nachala y varios organismos [que promueven los asentamientos]. En el norte, somos el único movimiento que realmente se ocupa de esto ahora mismo. Nachala lo hace más con permisos. Nosotros operamos más como ‘punta de lanza’».
Y Azaria confía en que el apoyo llegue de la clase política. «Cuando fundé [Uri Tsafon], la gente no hablaba en absoluto de colonizar el sur del Líbano», explicó. «Estamos cambiando el discurso. Estamos en contacto con miembros de la Knéset. Supongo que, al igual que les llevó tiempo aceptar hablar de asentamientos en Gaza, también les llevará tiempo empezar a hablar de asentamientos en Líbano. Ariel Kallner [diputado del Likud] mencionó algo. También lo hizo [el diputado de Otzma Yehudit] Limor Son Har-Melech. Poco a poco, cada vez más gente se atreve a hablar de ello».
[Fuente: Ctxt; original de +972 Magazine, fruto de una colaboración con The Hottest Place in Hell. Trad. de Paloma Farré]
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