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Juan Manuel García Ferrer y Josep Torrell

Las visitas de Pasolini a Barcelona

A Xavier Perarnau

Entre el verano de 2014 y el verano de 2015, estuvimos trabajando en un guión acerca de la relación entre Pasolini y Barcelona. Obtuvimos los testimonios de Ton Carandell, Enrique Irazoqui, Anna Sallés, Roman Gubern o Salvador Clotas, entre otros, aunque el itinerario de Pasolini por la ciudad condal quedó desdibujado, al no lograr identificar los años en que vino a la ciudad. No conseguimos datar todas las fechas: sólo lo conseguimos con el año 1965 y el año 1975 (aunque, en este caso, no el día exacto). El tiempo transcurrido y la relectura de algunos libros hacen posible una tentativa de ordenación de aquel material, así como concretar en qué ocupó su tiempo en la ciudad.

1964

En febrero del 1964, Irazoqui fue a Italia, a casa de Giorgio Manacorda (que era uno de los responsables de la Federazione Giovanile Comunista). Irazoqui le pidió a Manacorda que le llevara a ver a gente de izquierda que tuviera algo traducido en el mercado editorial de Barcelona. Entre el pequeño grupo figuraba Pier Paolo Pasolini, quien estaba desesperado por no encontrar el Cristo de su próxima Il Vangelo secondo Matteo. Cuando Manacorda e Irazoqui fueron a visitar a Pasolini, éste se quedó estupefacto y, sorprendido, llamó al productor Alfredo Bini gritando: «Gesù Cristo è a casa mia!, ho trovato a Gesù!!!». Irazoqui era bastante contrario a hacer de Cristo (de hecho, no le gustaba mucho el cine), pero Manacorda le convenció, diciéndole que eso era lo que le permitiría conseguir dinero para su causa (sería dos años después cuando se crearía el Sindicat Democràtic d’Estudiants de la Universitat de Barcelona-SDEUB). Había aún otro problema: lograr que los padres se inhibieran ante el hecho de que su hijo actuara a las órdenes de un director comunista. Entonces Pasolini fue a visitar a los padres de Enrique Irazoqui, menor de edad legalmente.

«El pobre lo debió de pasar fatal. Era el último ambiente del mundo que le podía interesar», comentó al respecto el actor. Luego se produjo el reencuentro con José Agustín Goytisolo, quien le recibió en su casa y reunió al propio Irazoqui y a figuras del cine catalán: Miquel Porter i Moix, Josep Maria López Llaví.

Escribe Goytisolo: «Estuvo conversando con nosotros. Preguntaba por todo aquello que llamaba su atención, las tarifas que los putos y las putas pedían a sus clientes, qué querían decir las palabras palomita o carajillo, por qué circulaban tantas parejas de grises o con cuánto dinero se podía vivir».

1965

Il Vangelo secondo Matteo se estrenó (con enorme éxito) en todo el mundo. En enero se estrena en París. En los meses siguientes en España. El 8 de abril de 1965 se estrenaba en el cine Alexandra de Barcelona.

Previamente, los estudiantes universitarios creyeron poder organizar una conferencia de Pasolini en la Universidad de Barcelona. Recuerda Irazoqui: «Pedimos permiso al rector y se negó porque Pasolini estaba marcado como comunista; la policía estaba sobre aviso y pensó que iba a dar un mitin político. Entonces hablamos con Santi Dexeus e improvisamos otro sitio donde sabíamos que no iba a molestarnos nadie: la sala de autopsias del Hospital Clínic. Por precaución los asistentes no acudieron en masa sino por parejas, subiendo un buen trecho desde la Gran Vía hasta el hospital. Llegaron a la sala como acólitos de una secta nueva. Nunca hasta entonces se había visto una concentración tan amplia de la cultura barcelonesa liberal y progresista». Dice Roman Gubern: «Fue bastante impresionante, todos en aquella escenografía tétrica, además había olor a formol». Añade Ton Carandell: «Es una lástima que no quede ninguna fotografía. A veces me pregunto si lo he soñado. Fue una cosa increíble. No había sillas, todo el público de pie alrededor de Pasolini. Escuchándole». A la salida, el director reconoció que jamás había hablado en un marco tan impresionante. Fue el 16 de febrero de 1965, como pudimos comprobar en los diarios del director teatral Ricard Salvat, también impresionado asistente al mismo acto, contando en ellos además que al día siguiente Pasolini reunió a muchos estudiantes y gente interesada en la Cúpula del Coliseum, en aquel entonces sede de la Escola d’Art Dramàtic Adrià Gual.

Por su parte, Anna Sallés reconoció que no sabía si Manuel Vázquez Montalbán (que fue el representante del Partit Socialista Unificat de Catalunya; es decir: comunista) asistió al acto del Hospital Clínico, pero sí de que se reunió con Pasolini, almorzando con él en el Pa i Trago (hoy desaparecido).

1968 o 1969

Es en este periodo cuando posiblemente se produce la siguiente visita de Pasolini a Barcelona. Hay una fotografía de Can Tunis en Internet… fechada en 1968, en una nota sobre Pasolini, el catalán y Barcelona, de Emma Miguel, y la foto pertenece al archivo de Julia Goytisolo. ¿1968 o 1969? La misma fotografía apareció sin datación en otras publicaciones. ¿Fue Ton Carandell, la mujer de José Agustín, o Julia Goytisolo, la hija, la que añadió la fecha «1968»? Al entrevistar a Salvador Clotas (y con Ton Carandell pasó lo mismo), éste no pudo recordar cuándo fue a las barracas de Can Tunis.

A nosotros nos aparece que fue el año siguiente; por lo menos eso parece desprenderse de algunos poemas de Tutte le poesie). En 1969, Pasolini rodó dos películas: Medea y Porcile, pero montó antes la segunda, porque a Medea le faltaba la secuencia de los caballos, que se rodó en agosto de 1969. Porcile fue a la Muestra de Venecia. En este periodo decidió ir a Sitges y Barcelona, volando en un día para regresar al siguiente (como ya sabíamos de este fugaz encuentro).

Una vez aquí, se trasladó a Sitges y cenó en lo que Pasolini describe como «el museo de Can Ferrat» (Cau Ferrat). La cena no resultó nada agradable, porque el conocido productor norteamericano Sam Spiegel y su acompañante (señora Johnson) empezaron a molestar a la gente, haciendo presentaciones que nadie quería —de hecho, muchos se fueron rápidamente—. Finalmente, Spiegel contrató un guitarrista para que alegrara la cena. Pasolini escribe «¿Cómo desaparecer?», evocando la actitud de los norteamericanos, que le recordaba algo «más antiguo aún que la prehistoria». El verso está fechado en agosto de 1969 (también en Tutte le poesie, como «La ricerca del relativo»).

Aquella misma noche o a la mañana siguiente llama a José Agustín Goytisolo para visitar Can Tunis, uno de los barrios de barracas más conocido de Barcelona, que pensaba utilizar en la obra de teatro Calderón (1973), que tenía ya empezada. Fueron Pasolini, Goytisolo, Salvador Clotas y un fotógrafo. Acabada la visión de Can Tunis desde el cementerio de Montjuïc, fueron al aeropuerto, donde tomó el avión de regreso a Roma, para desde ahí ir a Venecia para la presentación de Porcile.

Crítica y público se ensañaron con la película. Porcile fue abucheada. Pasolini —en un poema fechado el 2 de septiembre de 1969— escribe «La ricerca del relativo». Pasolini escribió que en cine «la diégesis [la narración] pierde terreno respecto a la mímesis [la descripción]».

En los años del guión le preguntamos a Graziella Chiarcossi —que pasó los últimos doce años de su vida con Pier Paolo— si era posible mirar los pasaportes y comprobar las fechas de sus vuelos. Pero, desgraciadamente, por aquel tiempo la policía italiana entregaba el nuevo pasaporte… pero quedándose el pasaporte anterior, de forma de no le fue posible atender nuestra petición. Por tanto, la visita a Can Tunis sólo se puede datar con mucho cuidado.

1975

No sabemos los mecanismos mentales que impulsaron a Pasolini a disponer de un cuadro de Dalí, pero sí que ésta fue la causa de su última visita a Barcelona. Probablemente fue una idea de Nico Naldini, primo de Pasolini (y jefe de prensa de las Produzioni Europee Associate, la filial italiana de United Artists que produjo la película), para ilustrar el cartel de Salò o le 120 giornate di Sodoma.

El punto de encuentro fue el sofisticado restaurante, por entonces de moda debido a sus vistas, que culminaba el Edificio Atalaya, un edificio singular en la esquina de la Diagonal con la carretera de Sarriá, de 22 plantas, diseñado por los arquitectos Federico Correa y Alfonso Milà y que había recibido el premio FAD de 1971.

Además de Pasolini y Naldini, en la reunión con Dalí estuvieron Lluís Bassat y Alejandro Jodorowsky —entonces inmerso en el proyecto de rodar una versión de Dune—, quien explicó en diversas entrevistas el desarrollo del infructuoso diálogo entre el poeta cineasta y el pintor, que debió resultar harto bochornoso para el primero. Se ve que, frente a la pretensión de Pasolini de que Dalí le cediera los derechos del cuadro gratuitamente (o al menos por un precio simbólico), Dalí le pedía 100.000 dólares. Cada vez que Pasolini le volvía a solicitar la cesión del cuadro, explicando que no disponía del dinero que pedía, Dalí, organizando uno de sus números, le metía en la boca un camarón (así lo describió Jodorowsky), repitiendo cantarinamente la cifra. Al final, Pasolini, deprimido y enfadado, acabó abandonando precipitadamente la cena, con Naldini.

A primera hora de la mañana siguiente se produjo la llegada de un representante de Dalí al hotel en que se alojaban Pasolini y Naldini. Llevaba consigo una foto del cuadro El gran masturbador (1929), que nada tenía que ver con planos de Salò. Los dos italianos se quedaron pasmados, le dijeron al hombre que no querían saber nada de aquel cuadro y lo echaron del hotel.

Visitas a Pasolini

Al margen de Irazoqui, hubo otros catalanes que mantuvieron una estrecha relación con Pasolini. En primer lugar, Carles Cardó (1884-1958), quien en su exilio suizo conoció al filólogo y crítico Gianfranco Contini y éste le puso en contacto en 1946 con el joven Pasolini, entonces muy interesado por las lenguas minoritarias.

El segundo fue José Agustín Goytisolo (1928-1999), que se vio metido en tantos líos en la traducción del guión de Mamma Roma, que decidió irse a Roma y plantearle a Pasolini cómo había de transcribir el texto. Pier Paolo dio una extremada y cuidadosa explicación a Goytisolo y se hizo amigo suyo, de modo que cuando vino a Barcelona se encontró siempre con él. El texto de Pasolini se había publicado en 1961, antes del rodaje, de forma que en 1962 salieron casi al mismo tiempo la película y la traducción de Goytisolo en Seix Barral.

El último caso fue el de Terenci Moix (1942-2003), quien decidió ir a Roma —donde permaneció más de dos años— hacia el final de la década de los sesenta. Allí estableció contacto con Pasolini y con Elsa Morante. Más tarde, ya en 1971, Moix publicó Crónicas italianas, libro en el que hizo un retrato de Pasolini.

* * *

Las visitas a Barcelona de Pasolini, con vacíos de tiempo entre ellas, fueron pues cuatro, con la hipótesis algo dudosa de agosto de 1969.

Pero nos quedan unas cuantas dudas que nos inquietan interiormente: ¿quién le acompañaba?, ¿qué ocurrió en otras ciudades? Porque Pasolini fue una persona en perpetuo movimiento. Además de los múltiples viajes al tercer mundo (o a Estados Unidos, o a Japón), asistía a actos de presentación de su poesía o de sus novelas en ciudades italianas; a la presentación de sus películas en festivales internacionales, en sus estrenos en diferentes países, o en los muy numerosos pases en cineclubes locales; etcétera.

Podríamos así empezar a proyectar sobre un mapa la actividad de Pasolini ofreciendo su voz a gente que no la asociaba en absoluto con la habitual sensación de poder. Las visitas de Pasolini a Barcelona no es más que un intento de visualizar lo que podría ser un mapa futuro.

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2023

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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