¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.
Maqui
Siete puntos de calor y una noticia inesperada
- EE. UU. va a tocarle las narices a China en Taiwán. Los medios alertan de «las peligrosas maniobras militares de China». Habría que ver la reacción (de EE. UU. y de los mass media) si China se hubiera comportado militarmente aunque fuera una sola vez como EE. UU. en un territorio en disputa por éste.
- EE. UU. mata al supuesto líder de Al Qaeda en Afganistán (un asesinato extrajudicial, sin ningún tipo de garantía, en territorio extranjero y además ocupado hasta hace poco). Los medios reproducen las palabras de más de un gringo asegurando que el mundo es más seguro. ¿Seguro para quién? No creo que para los afganos y las afganas. Incluso el endiosado Obama, Premio Nobel de la Paz (dejando de lado la vergüenza de que este premio lo ostente el susodicho) se congratuló: «No hay que entrar en guerras para ganar al terrorismo». Le dijo la sartén al cazo. En ese asesinato, uno de los “contendientes” se parecía mucho más a un terrorista que el otro. Pista: no es el afgano.
- La banca se queja de que tienen que pagar un impuestillo sobre sus mastodónticos beneficios, que son del tamaño de un estado pequeño. Gente a la que la inflación está dejando sin ahorros (nada que decir de beneficios), que comen en comedores sociales, o que viven en situación de calle. Gente con sueldos de 12.000 a 20.000 euros al año, pagando hasta el 20% en impuestos. Y la banca se queja por tener que contribuir una pequeña parte de sus milmillonarios BENEFICIOS. Toda respuesta política que se ha dado hasta ahora a esta desfachatez puede y debe ser criticada por tibia.
- Amnistía Internacional advierte de que Ucrania está poniendo en riesgo la vida de la población civil con sus estrategias militares. No se confundan, no hay nada que justificar de la agresión rusa. Pero a ver si por condenar el militarismo ruso nos vamos a tener que comer con papas (o trigo, o maíz) los despropósitos del ejército ucraniano. Los ejércitos hacen lo que saben hacer, no hay más.
- Las chicas y mujeres de este país (y, por desgracia, de otros) tienen que aguantar insultos, agresiones, vejaciones, acoso, violaciones, asesinatos, y una importante desprotección social, policial, judicial e institucional. Ahora, para más inri, que las pinchen cuando salen a divertirse, sin saber si les están inoculando alguna droga o no. Además de todo eso, cobran menos, trabajan más, se hacen cargo de más tareas del hogar, de los trabajos de cuidados que nadie quiere llevar a cabo, y un largo etcétera. ¿Sexo débil? Débiles los hombres, que necesitan que la otra mitad de la población haga todo eso para poder sentirse funcionales.
- En todo este embolao, dejamos de prestar atención a algo que nos compete a todos/as. De forma resumida: o empezamos a preocuparnos de nuestro entorno natural o se nos acabó el chollo de ser una especie no extinta.
- Ayuso (presidenta de la Comunidad de Madrid), ante un decreto-ley del gobierno, dice que no va a cumplir. Otro cargo del PP aparece confirmando que bueno, eso de acatar las normas es de voluntario cumplimiento para las CCAA. Ay, cuánto daño ha hecho el independentismo catalán. Esto vuelve a ser el café para todos. Aquí cualquier tonto con un cargo se declara en rebeldía ante la ley.
- La nota positiva: Marlene Engelhorn, estudiante de 29 años en Viena, rechaza una herencia de 4.200 millones de euros (es descendiente de los fundadores de BASF). Tres frases de esta chica son destacables:
– No es que no quiera ser rica, es que no quiero ser TAN rica.
– No debería ser mi decisión qué hacer con el dinero de mi familia, por el cual no he trabajado yo.
– Necesitamos la redistribución de la riqueza, la tierra y el poder y necesitamos que sea un proceso transparente y democrático; para mí, esto significa: ¡impuestos sobre la riqueza!
Suerte que el verano se termina. Aunque tal y como tratamos al planeta… mejor no guardar los pantalones cortos.
23 /
8 /
2022