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Respuesta de Noam Chomsky a la carta abierta de un grupo de economistas ucranianos

Redondilla: Carta de los economistas ucranianos

Negrita: Respuesta de Chomsky

Cursiva: Reacción de los economistas ucranianos

Negrita en cursiva: Comentarios finales de Chomsky

 * * *

Carta abierta a Noam Chomsky (y otros intelectuales de ideas similares) sobre la guerra entre Rusia y Ucrania

Bohdan Kukharskyy, Anastassia Fedyk, Yuriy Gorodnichenko e Ilona Sologoub

Estimado profesor Chomsky:

Somos un grupo de economistas académicos ucranianos a los que nos ha dolido una serie de comentarios en sus entrevistas recientes sobre la guerra rusa contra Ucrania. Creemos que las opiniones que ha manifestado sobre este asunto son contraproducentes para poner fin a la injustificada invasión rusa de Ucrania y a todas las muertes y el sufrimiento que ha traído a nuestro país.

Tras familiarizarnos con el conjunto de sus entrevistas sobre este asunto, hemos observado varias falacias recurrentes en su línea de argumentación. En lo que sigue, deseamos señalarle estos patrones, junto con nuestra breve respuesta.

Patrón 1: Negar la integridad soberana de Ucrania

En su entrevista con Jeremy Scahill en The Intercept del 14 de abril de 2022, usted afirmó: “El hecho es que Crimea está fuera de discusión. Puede que no nos guste. A los crimeos aparentemente sí les gusta”. Queremos llamar su atención sobre varios hechos históricos:

Los hechos históricos destacados a continuación son correctos, pero no guardan relación con mis comentarios. “Crimeo” significa aquí persona que vive en esa parte de Ucrania, de acuerdo con el uso normal. Nada digo en esa entrevista sobre la legitimidad de las elecciones [cf. infra]. El hecho de que esté fuera de la mesa por ahora –ése es el tema de la entrevista– es reconocido por prácticamente todos los especialistas (Anatol Lieven, etc., prácticamente sin excepción), y por el presidente Zelensky, que lo sugirió expresamente. Que “aparentemente a los habitantes de Crimea les gusta” es el dictamen de los observadores independientes, que condenaron el referéndum como ilegítimo pero concluyeron que aparentemente reflejaba bastante bien la opinión pública. Al contrario de lo que sugieren aquí [cf. infra], ello no guarda relación con la legitimidad de las elecciones, ni tampoco con el resto de lo que mencionan.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 1.

Usted tergiversa al presidente Zelensky, que ha declarado en numerosas ocasiones que Crimea nunca ha estado “fuera de la mesa” para los ucranianos. Así, por ejemplo, en el WSJ del 3 de mayo puede leerse:

“El objetivo final de Ucrania es restaurar su integridad territorial, incluyendo Crimea”, dijo el martes el presidente Volodymyr Zelensky, mientras Rusia proseguía su ofensiva para apoderarse del este de Ucrania. “Esperamos que Crimea sea parte de Ucrania”, dijo al describir lo que consideraría una victoria en la guerra. El resultado incluirá la restauración de la integridad territorial de Ucrania.

En cuanto a su referencia a “observadores independientes” anónimos, considere el siguiente experimento mental: suponga que un “observador independiente” entrevista a personas en Jersón, una ciudad cercana a Crimea que ha sido ocupada recientemente por el ejército ruso, e informa de que los encuestados aparentemente apoyan la ocupación. ¿Deberíamos dar crédito a tal “encuesta” y popularizar aún más sus resultados en nuestras entrevistas? ¿O deberíamos preguntarnos si una entrevista en esas condiciones puede leerse al pie de la letra? En lugar de condenar la anexión de Crimea, la declara «fuera de la mesa». Esto no sólo niega la integridad territorial soberana de Ucrania, sino que también debilita la posición de Ucrania en la misma mesa de negociaciones por la que usted aboga.

En primer lugar, la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 supuso la violación del Memorando de Budapest (en el que prometía respetar y proteger las fronteras de Ucrania, incluyendo Crimea), el Tratado de Amistad, Asociación y Cooperación (que firmó con Ucrania en 1997 con las mismas promesas) y, de acuerdo con la Corte Internacional de Justicia de la ONU, violó el derecho internacional.

En segundo lugar, los “crimeos” no son una etnia o un grupo cohesionado de personas, pero los tártaros de Crimea sí lo son. Éstos son los indígenas de Crimea, que fueron deportados por Stalin en 1944 (y sólo pudieron regresar cuando la URSS se estaba desmoronando), y se vieron obligados a huir nuevamente en 2014 cuando Rusia ocupó Crimea. De los que se quedaron, decenas han sido perseguidos, encarcelados por cargos falsos y desaparecidos, probablemente muertos.

En tercer lugar, si con “gustar” se refiere al resultado del “referéndum” de Crimea del 16 de marzo de 2014, tenga en cuenta que este “referéndum” se llevó a cabo a punta de pistola y fue declarado inválido por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Por otra parte, la mayoría de los votantes de Crimea apoyó la independencia de Ucrania en 1991.

No tergiverso a Zelensky. De hecho, ello queda claro en sus propias citas. Tengan en cuenta palabras como “objetivo final” o “nunca”. En la entrevista fui explícito al respecto: “El hecho de que esté fuera de la mesa por ahora –ése es el tema de la entrevista– es reconocido por prácticamente todos los especialistas (Anatol Lieven, etc., prácticamente sin excepción), y por el presidente Zelensky, que lo sugirió expresamente”.

No había, en resumen, nada erróneo en lo que dije, y sus citas de Zelensky simplemente lo explicitan: no deberían tener problemas para distinguir “por ahora” de “objetivo final”.

En cuanto a los observadores independientes de las elecciones, pueden consultar y comprobar fácilmente que, aunque rechazaron la legitimidad de las mismas, en efecto, consideraron que “aparentemente” reflejaban la opinión pública. Por otra parte, sólo en un sentido muy restringido cabe decir que mencionar este hecho en una frase “populariza” el resultado. Como saben, dado que lo mencionan en otro contexto, y contra sus acusaciones, durante mucho tiempo he apoyado la realización de un referéndum supervisado internacionalmente en el Donbás.

En cuanto a los “crimeos”, estaba usando la palabra de la manera estándar: refiriéndome a las personas que viven en Crimea. Si se oponen a eso, deberían escribir a la prensa y a los comentaristas de todo el mundo para advertirles del mal uso.

En cuanto al derecho internacional, dan una versión débil de lo que dije de forma mucho más fuerte (como saben, ya que lo citan en otro contexto): que la invasión fue el tipo de crimen de guerra por el que los nazis fueron ahorcados en Nuremberg, un crimen de agresión comparable a la invasión estadounidense de Irak y la invasión de Hitler-Stalin de Polonia. La violación de la Carta de la ONU, tal y como sucediera en Irak y ahora en Ucrania, es un crimen mucho más grave que los que ustedes describen. Si siguiera su método –no lo haré– podría acusarles de apologetas de Putin por rebajar la gravedad de sus crímenes en comparación con mi condena, mucho más fuerte.

En cuanto al resto, es claro que pretenden agarrarse a un clavo ardiendo, pero el clavo no está ahí.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 1.

Patrón 2: Tratar a Ucrania como un peón estadounidense en un tablero de ajedrez geopolítico

Ya sea de forma voluntaria o involuntaria, sus entrevistas insinúan que los ucranianos están luchando contra los rusos porque EE.UU. los instigó a hacerlo, que el Euromaidán tuvo lugar porque EE.UU. trató de separar a Ucrania de la esfera de influencia rusa, etc. Tal actitud niega la agencia de Ucrania, y es una bofetada para los millones de ucranianos que están arriesgando sus vidas por el deseo de vivir en un país libre. En pocas palabras, ¿ha considerado la posibilidad de que a los ucranianos les gustaría separarse de la esfera de influencia rusa a causa de una historia de genocidio, opresión cultural y negación constante del derecho a la autodeterminación?

Tengan en cuenta que sus acusaciones no vienen de la mano de referencia alguna. Hay una buena razón para ello: no existe ninguna que pueda servir a sus propósitos. Estas acusaciones son falsas. Nunca dije ni “insinué” nada parecido. Otros lo han hecho, incluidos destacados especialistas en la región, pero yo no. Quizás me están confundiendo con ellos.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 2.

A continuación encontrará algunas citas de su entrevista con Jeremy Scahill en The Intercept del 14 de abril de 2022. Si no son suficientes, estaremos encantados de proporcionar otras:

Y, básicamente, las propuestas de Lavrov [de neutralización y desmilitarización de Ucrania] podrían interpretarse plausiblemente como si estuviera diciendo: ‘convirtamos a Ucrania en México’. Bueno, ésa era una opción abierta. En cambio, Estados Unidos prefirió hacer lo que acabo de describir como inconcebible para México.

Bueno, hay que hacer algo con respecto al Donbás; la reacción adecuada, que quizás los rusos aceptarían, sería un referéndum, un referéndum supervisado internacionalmente para ver qué quiere la gente de la región. Una posibilidad, que estaba disponible antes de la invasión, y hubiera supuesto la implementación de los acuerdos de Minsk II […]. Estados Unidos se negó a intentarlo; en lugar de ello, insistió en una posición supermilitante, la posición oficial, de la que, hasta donde yo sé, la prensa aún no ha informado. […] Pero Estados Unidos insistió en esa posición.

Del mismo modo, en su entrevista con C. J. Polychroniou en Truthout del 1 de marzo de 2022, usted dice:

Una opción es prolongar la política que Estados Unidos está siguiendo ahora: para citar nuevamente al embajador Freeman, luchar contra Rusia hasta el último ucraniano. Y sí, podemos seguir esa política y arriesgarnos a desatar una guerra nuclear. Pero también podemos enfrentarnos a la realidad de que la única alternativa es un acuerdo diplomático, que será feo: le dará a Putin y su estrecho círculo una vía de escape.

En nuestra opinión, las citas anteriores insinúan que Ucrania es simplemente un peón estadounidense en un tablero de ajedrez geopolítico.

Agradezco que hagan explícito que no pueden encontrar ninguna fuente para respaldar sus acusaciones. Claramente, ninguno de estos comentarios lo hace. Decir que la declaración de Lavrov “podría interpretarse plausiblemente” del modo indicado no brinda el más mínimo apoyo a ninguna de sus acusaciones. Tampoco mi sugerencia de un referéndum supervisado internacionalmente. Sus objeciones al respecto nos dicen ciertamente algo acerca de su postura. Volveré sobre su rechazo de la diplomacia (por evasión), la parte más chocante de su postura, cuyas consecuencias cruciales vuelven a eludir aquí.

Muchas de las cosas que dicen a continuación son correctas, pero no tienen nada que ver con sus acusaciones infundadas –es una mera cuestión de lógica.

En contraste con lo que dice, añadimos aquí una cita directa del presidente Zelensky, a quien usted hace referencia varias veces y, asumimos, lo ve como una fuente legítima acerca de lo que los ucranianos realmente quieren: “Nos han dejado solos para defender nuestro Estado”.

Esta cita es del 24 de febrero de 2022, el primer día de la guerra, antes del apoyo explícito de EE.UU. al que alude. Antes del grueso de la entrega de armas, antes del respaldo internacional explícito, los ucranianos dejaron clara su posición: lucharán por su independencia e integridad territorial, con o sin aliados.

Ésta es una guerra existencial para Ucrania, y la única forma en que los aliados de Ucrania, incluyendo a Estados Unidos, pueden ayudar a evitar que Ucrania tenga que luchar “hasta el último ucraniano” es proporcionando a Ucrania suficientes armas y recursos para ganar su lucha existencial antes del exterminio. Éste es el sentimiento de la gran mayoría de los ucranianos, como lo demuestran los resultados de las encuestas que se publican hoy mismo (24 de mayo de 2022), en las que el 82% de los ucranianos (y el 77% de los ucranianos en el territorio ocupado por Rusia) rechazan la idea de apaciguar a Rusia con concesiones territoriales.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 2.

Patrón 3. Sugerir que Rusia fue amenazada por la OTAN

Ésta es una larga serie de manipulaciones e irrelevancias. Me tomaré la molestia de refutarlas una por una.

Nunca sugerí eso, de ahí que no puedan encontrar ninguna referencia como respaldo. Nunca fui más allá de lo que de hecho dijeron los altos funcionarios estadounidenses que cité, desde Kennan hasta el actual director de la CIA, ninguno de los cuales afirmó lo que ustedes sugieren aquí. Si se oponen a lo que realmente dijeron, comuníquense con ellos.

En sus entrevistas, usted parece ansioso por mencionar la supuesta promesa del [secretario de Estado de los EE.UU.] James Baker y el presidente George H. W. Bush a Gorbachov de acuerdo con la cual, si aceptaba permitir que una Alemania unificada se reincorporara [sic.] a la OTAN, EE.UU. se aseguraría de que la OTAN no se expandiera “ni una pulgada hacia el Este”. En primer lugar, tenga en cuenta que la historicidad de esta promesa es muy cuestionada entre los académicos, aunque Rusia se ha mostrado activa en su promoción.

No se trata de una “presunta” promesa. Consulten los Archivos de Seguridad Nacional, que contienen la formulación exacta:

Baker le dice a Gorbachov: “El presidente y yo hemos dejado claro que no buscamos ninguna ventaja unilateral en este proceso” de inevitable unificación alemana. Baker continúa diciendo: “Entendemos la necesidad de garantías para los países del Este. Si mantenemos presencia en una Alemania que sea parte de la OTAN, no habría extensión de la jurisdicción de la OTAN para las fuerzas de la OTAN ni una pulgada hacia el Este”.

Sin ambigüedades, muy claro y explícito. Una de tantas que pueden descubrir consultando los archivos.

La premisa es que la expansión de la OTAN hacia el Este no dejó a Putin otra opción que atacar.

No existe tal premisa, ningún atisbo de ella en mis análisis. Además, ésta es una tergiversación de mis palabras aun mayor que las demás. He discutido repetidamente las alternativas abiertas y la estupidez de Putin, así como su criminalidad al rechazarlas, y asimismo las consecuencias de todo ello. De hecho, ése ha sido uno de los temas importantes de lo que he estado escribiendo al respecto. Imposible obviarlo al familiarizarse con mis “entrevistas y comentarios recientes sobre la guerra rusa en Ucrania”.

El resto me sorprende, porque no tiene relación con nada que haya dicho.

Pero la realidad es diferente. Se unieron los estados de Europa del Este, y Ucrania y Georgia aspiraban a unirse a la OTAN, para defenderse del imperialismo ruso. Tenían razón en sus aspiraciones, dado que Rusia atacó Georgia en 2008 y Ucrania en 2014. Además, las solicitudes actuales de Finlandia y Suecia de unirse a la OTAN se produjeron en respuesta directa a la invasión rusa a gran escala de Ucrania, en consonancia con la expansión de la OTAN como consecuencia del imperialismo ruso, y no al revés. Adicionalmente, no estamos de acuerdo con la noción de que las naciones soberanas no deberían hacer alianzas basadas en la voluntad de su pueblo a causa de las supuestas promesas verbales hechas por James Baker y George H. W. Bush a Gorbachov.

De lo anterior, las pocas partes que son relevantes para lo que dije son incorrectas. La promesa no es “supuesta”: es explícita. Insisto en que pueden encontrarla consultando el Archivo de Seguridad Nacional.

El resto no tiene relación con nada de lo que he dicho. Intenten encontrar alguna referencia que demuestre lo contrario.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 3.

Usted malinterpreta el objetivo del Patrón 3, que no consiste en desafiar la historicidad de la promesa a Gorbachov. Aunque debemos reiterar que:

a) La historicidad de esta promesa es cuestionada entre los académicos.

b) El propio Gorbachov ha negado que se le hiciera tal promesa.

Lo que Gorbachov señala en su “negación” es que no se discutió nada sobre los países del Este y la OTAN. Naturalmente, porque eso nunca se consideró. Las discusiones fueron sobre la unificación de Alemania dentro de la OTAN, basadas en la promesa inequívoca de que no habría una extensión más allá.

En cualquier caso, nuestro punto principal en el patrón 3 es éste:

Supongamos que Baker y Bush le hicieron esa promesa verbal al secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética. ¿Deberíamos negar a las naciones soberanas el derecho de hacer alianzas en base a la voluntad de su pueblo a causa de promesas como ésa, tal y como usted hace? (Por ejemplo, en la entrevista con George Eaton en The New Statesman del 6 de abril).

Intenten señalarme, por favor, una frase en la que niegue a “las naciones soberanas el derecho de hacer alianzas en base a la voluntad de su pueblo”.

Por lo tanto, podemos prescindir del patrón 3.

Patrón 4. Afirmar que EE.UU. no es mejor que Rusia

Si bien denomina a la invasión rusa de Ucrania un “crimen de guerra”, nos parece que no puede hacerlo sin mencionar al tiempo todas las atrocidades cometidas por Estados Unidos en el extranjero (por ejemplo, en Irak o Afganistán) y, en última instancia, sin pasar la mayor parte del tiempo discutiendo estas últimas.

Ésta es una tergiversación aún más grave. Fíjense en que cuando menciono a Afganistán o Irak muestro por qué son relevantes. Afganistán por el “modelo afgano”, que es lo que se está persiguiendo, de forma cada vez más abierta, como discuto: es a causa de esto que resulta importante saber qué era. Cuando traigo a colación a Irak es para discutir el actual clima de la opinión estadounidense y su relevancia para la situación presente. Restando aún más mérito a sus afirmaciones, tengan presente que no menciono crímenes mucho peores pero que no vendrían al caso, como las guerras de EE.UU. en Indochina.

Como economistas, no estamos en condiciones de corregir sus metáforas históricas.

¿“Metáforas”? Si tenemos en cuenta el registro histórico, esta palabra dice bastante acerca de su carta.

Huelga indicar que condenamos los asesinatos injustificados de civiles cometidos por cualquier potencia en el pasado. Sin embargo, no llevar a Putin ante la Corte Penal Internacional de La Haya sólo porque algún líder anterior no recibió un trato similar sería extraer una conclusión incorrecta de cualquier analogía histórica.

Correcto, pero depende de ustedes explicar por qué señalan esto. Yo nunca llegué a tal conclusión. No hay citas, sino sólo más acusaciones infundadas.

Por el contrario, sostenemos que enjuiciar a Putin por los crímenes de guerra que se están cometiendo deliberadamente en Ucrania sentaría un precedente internacional para los líderes mundiales que intenten hacer lo mismo en el futuro.

He comparado la invasión de Putin con la invasión estadounidense de Irak y con la invasión hitleriana-staliniana de Polonia. Resulta correcto hacerlo. Todos los apparátchik de Rusia están ansiosos por condenar los crímenes estadounidenses, a menudo correctamente, pero por supuesto sin mencionar los crímenes rusos. Desde luego, huyo de ese modelo, a pesar de lo que ustedes sugieren explícitamente.

Me alegra que parezcan coincidir conmigo en que estaría bien que un juicio a Putin por crímenes de guerra sentara un precedente para llevar a juicio a George W. Bush y muchos otros. Pero saben perfectamente que no hay indicios en el enorme caudal de discusiones sobre el tema de que algo así sea posible. Traten de encontrar un solo comentario en algún rincón de la “prensa seria” que haga referencia a la invasión de Irak como un crimen de guerra por el cual los perpetradores deberían ser llevados a juicio.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 4.

Nos complace ver que estamos de acuerdo en el punto principal aquí, y que usted ve a Putin sin ambigüedades como un criminal de guerra comparable a Hitler y Stalin.

Para ser precisos, ahora están de acuerdo en que sus acusaciones son infundadas y en que mis condenas a Putin son mucho más fuertes que las suyas.

Sin embargo, no estamos de acuerdo con la premisa de que es necesario traer a colación otras atrocidades cuando se habla de una atrocidad específica (y en curso).

Dado que esa premisa no existe, más allá de lo que quieran inventarse y atribuirme falsamente y sin pretensión de prueba, no hay nada que discutir. Podríamos reformular su acusación con mayor precisión: ustedes no están de acuerdo con la premisa de que otras atrocidades deben mencionarse cuando son claramente relevantes, tal y como muestro en los casos que señalan. Claramente, esto equivale a adoptar el modelo apparátchik.

Creemos que es totalmente apropiado hablar del Holocausto y denunciar a Hitler sin tener que mencionar el Holodomor y denunciar a Stalin en la misma entrevista. Lo mismo se aplica a las discusiones sobre los crímenes de guerra de Putin: no es necesario en modo alguno preludiarlos con referencias a malas conductas estadounidenses no relacionadas.

Correcto, y por eso nunca menciono lo que denominan “malas conductas” –es decir, crímenes horribles– no relacionadas, sino sólo crímenes con importantes relaciones con el que es el caso, como descubrirán si atienden a mi discusión sobre ellos.

No merece la pena comentar su forma de referirse a los terribles crímenes estadounidenses. ¿También llaman “mala conducta” a la invasión de Putin?

Estamos seguros de que, como lingüista, es consciente de lo que implica mencionar otras atrocidades mientras se discute un caso concreto: desvía la atención del caso en cuestión.

Es por eso que nunca lo he hecho, como revela la imposibilidad de encontrar ejemplo alguno.

Esperamos que el desvío deliberado de la atención de las atrocidades de Rusia y el sufrimiento de Ucrania no sea la motivación de su opción por centrarse persistentemente en “otros casos”.

Pueden comprobar de un modo sencillo que los hechos satisfacen su “esperanza”: con el simple ejercicio de la lectura. Mi discusión ocasional de “otros casos” tiene siempre lugar en contextos en los que muestro por qué esos casos son muy relevantes.

Querríamos hacerle, pues, la siguiente petición: por favor, concéntrese en los crímenes de guerra de Putin en sus entrevistas sobre Ucrania y en los crímenes de Bush en sus entrevistas sobre Irak. Ha tenido (y utilizado) muchas oportunidades para denunciar el imperialismo estadounidense y la guerra de Irak. No es necesario que explote la penosa situación que atraviesa Ucrania para promover estos objetivos no relacionados. Prometemos hacer lo mismo: si alguno de nosotros habla sobre el tema del imperialismo estadounidense y la guerra en Irak, no diluiremos estos importantes temas sacando a relucir algo tan tangencialmente relacionado como el imperialismo ruso.

No hay necesidad de añadir más comentarios. Habiendo corregido sus graves tergiversaciones, podemos descartar el Patrón 4.

Patrón 5. Blanquear los objetivos de Putin al invadir Ucrania

En sus entrevistas hace todo lo posible por racionalizar los objetivos de Putin de “desmilitarización” y “neutralización” de Ucrania. Tenga en cuenta que, en su discurso televisivo del 24 de febrero de 2022, que marcó el inicio de la guerra a gran escala, el objetivo textual declarado por Putin para esa “operación militar” es “desnazificar” Ucrania. Este concepto se basa en su largo artículo pseudo-histórico de julio de 2021, en el que negaba la existencia de Ucrania y afirmaba que los ucranianos no eran una nación. Como se explica en el “manual de desnazificación” publicado por la agencia de prensa oficial rusa RIA Novosti, un “nazi” es simplemente un ser humano que se autoidentifica como ucraniano, el establecimiento de un estado ucraniano hace treinta años fue la “nazificación de Ucrania”, y cualquier intento de construir dicho Estado tiene que ser un acto “nazi”. Según este manual de genocidio, la desnazificación implica una derrota militar, una purga y una “reeducación” de la población. La “desmilitarización” y la “neutralización” implican el mismo objetivo: sin armas, Ucrania no podrá defenderse, y Rusia alcanzará su objetivo a largo plazo de destruir Ucrania.

De nuevo, no incluyen citas, por la sencilla razón de que no las hay. Estos cargos son completamente falsos. Nunca he “racionalizado” la invasión o dado indicio alguno de pretender tal cosa. De hecho, la he condenado en términos más duros que ustedes, hasta donde sé. Y he enfatizado la perogrullada de que ofrecer contexto y presentar antecedentes no equivale a una justificación.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 5.

Tenga en cuenta que no le hemos acusado de “racionalizar” la invasión, sino de “blanquear” sus objetivos, lo que hace repetidamente en sus entrevistas. Por ejemplo, en la entrevista antes mencionada con Jeremy Scahill en The Intercept, usted dice:

Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia, anunció al comienzo de la invasión que Rusia tenía dos objetivos principales: la neutralización de Ucrania y la desmilitarización. La desmilitarización no significa deshacerse de todas sus armas. Significa deshacerse de las armas pesadas relacionadas con la interacción con la OTAN y dirigidas a Rusia. Lo que sus términos significaban básicamente era convertir a Ucrania en algo como México.

Esta versión blanqueada pretende hacer que un lector desprevenido se pregunte: “¿por qué no?”.

Lo siento, pero la versión no está blanqueada y pretende decir exactamente lo que dice.

El resto es su interpretación de los objetivos de Putin. Incluso si tienen algún mérito, no tienen nada que ver con mi único comentario sobre la declaración de Lavrov –lo que en su versión se convierte en “hacer todo lo posible”.

Es posible que deseen volver a consultar su cita: «Y básicamente, las propuestas de Lavrov [de neutralización y desmilitarización de Ucrania] podrían interpretarse plausiblemente como diciendo: Convirtamos a Ucrania en México». N. B.: “podrían interpretarse plausiblemente”.

Convertir a Ucrania en algo parecido a México suena como una buena idea, pero es una comparación falsa. Los objetivos de Putin para Ucrania no son “convertirla en algo como México”; sus objetivos son la destrucción del Estado ucraniano y el genocidio de los ucranianos, como lo demuestra, por ejemplo, el artículo citado (“Lo que Rusia debería hacer con Ucrania”) de la agencia de prensa oficial rusa.

Si los objetivos declarados de Rusia no son suficientes para convencerle, considere sus acciones efectivas. Hasta ahora, Rusia ha deportado a más de 1,5 millones de personas a sus partes asiáticas, ha matado a miles de personas (probablemente haya visto imágenes de Bucha; otros lugares son incluso peores), y en los territorios ocupados las personas son secuestradas y torturadas. Además, Rusia obliga a los maestros ucranianos a adoptar programas escolares rusos en las áreas ocupadas. ¿De qué modo se corresponde esto con “convertir a Ucrania en México”? Los objetivos de la guerra rusa contra Ucrania son la invasión y ocupación totales.

Todo claramente irrelevante por lo que a sus acusaciones se refiere.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 5.

Patrón 6. Asumir que Putin está interesado en una solución diplomática

Todos nosotros deseábamos un alto fuego y un acuerdo negociado, que podría haber salvado muchas vidas humanas. Sin embargo, nos parece absurdo que culpe repetidamente a Ucrania (por no ofrecerle a Putin una “vía de escape”) o a los EE.UU. (supuestamente, por insistir en la solución militar en lugar de la diplomática) de que no se llegue a ese acuerdo, en lugar de al agresor real, que ha bombardeado repetida e intencionadamente a civiles, salas de maternidad, hospitales y corredores humanitarios durante las mismas “negociaciones”. Dada la retórica de escalada (citada anteriormente) de los medios estatales rusos, el objetivo de Rusia es borrar y subyugar a Ucrania, no una “solución diplomática”.

Eso que ustedes encuentran “absurdo” no es otra cosa que un hecho histórico bien documentado. Si atienden a lo que he venido escribiendo, verán que documento en detalle cómo los EE.UU. –repito, los EE.UU., no Ucrania– han socavado la posibilidad de negociaciones, y continúan haciéndolo. El resto de lo que anotan es irrelevante para la cuestión de las negociaciones –por mera cuestión de lógica.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 6.

Dado su interés en documentar y citar explícitamente, le agradeceríamos si pudiera proporcionar alguna justificación de estos argumentos más allá de declararlos como un “hecho histórico”. Por favor, ofrezca citas directas.

Se trata de algo que he documentado extensamente. Si se tomaran la molestia de leer antes de lanzar acusaciones –la práctica habitual– dispondrían ya de numerosos ejemplos. Para una muestra, en mis artículos recientes en Truthout encontrarán una amplia justificación documental.

Como nota al margen, es quien lanza acusaciones quien tiene la responsabilidad de aportar pruebas, y no al revés –algo elemental, tanto en el contexto del discurso académico como fuera de él.

Sus comentarios subsiguientes ponen nuevamente de relieve su rechazo de la diplomacia, un asunto de gran importancia. Discuten tácticas de negociación, un tema totalmente diferente. Como documento en mis textos al respecto –que claramente no han leído–, EE.UU. ha socavado la opción de un acuerdo diplomático, y continúa haciéndolo: su apología al respecto [cf. infra] resulta ciertamente instructiva.

Más importante aún, ¿las acciones de EE.UU. socavan realmente las posibilidades de negociación o, en cambio, fortalecen la posición de Ucrania para las negociaciones? Es una distinción crucial.

Una posición fuerte es extremadamente importante en cualquier negociación: piense en los sindicatos, con los que está bien familiarizado. Supongamos que un empleador, llevando las riendas de la negociación, ofrece un trato extremadamente duro a un empleado individual A. A tiene la opción de aceptar inmediatamente el resultado de la negociación, asumiendo un recorte salarial significativo que lo colocará muy por debajo de la línea de la pobreza. El empleado B, con más experiencia organizativa, se ofrece a organizar una unidad de negociación colectiva, lo que aumentaría el poder de negociación del empleado A y le permitiría mantener su salario actual. El empleador, enfurecido, amenaza con despedir inmediatamente al empleado A a menos que renuncie a unirse al sindicato. En esta situación, ¿consideraría que el empleado B “socava la posibilidad de negociaciones”? Después de todo, sin la propuesta sindical de B, el empleador y A podrían firmar el acuerdo de inmediato, y A aceptaría un recorte salarial injusto; con la interferencia de B, ahora existe la posibilidad de una escalada, incluida la amenaza de despido de A. Sin embargo, esperamos que esté de acuerdo en que el papel del empleado B no consistió en socavar el proceso de negociación, sino en darle al empleado A más poder de negociación dentro del proceso.

Así es como la mayoría de los ucranianos, incluidos nosotros, ven el papel de los Estados Unidos, el Reino Unido y muchos miembros de la Unión Europea en la guerra actual. La asistencia de estos aliados, ya sea económica o militar, sirve para fortalecer la posición negociadora de Ucrania. Esto no socava la negociación: le da a la víctima (Ucrania) suficiente poder de negociación como para negociar un acuerdo aceptable, en lugar de la subyugación.

Evaden su rechazo de la opción diplomática hablando de tácticas de negociación. Más sobre esto a continuación.

Podemos, nuevamente, eliminar el Patrón 6.

En cuanto al resto [cf. infra], y dado que nunca he abogado por “ceder a las demandas rusas”, no creo necesario responder.

Tengan en cuenta que esto cubre todos sus cargos, sin excepción.

Un comentario final. Esta guerra terminará mediante la diplomacia o mediante una vía mucho peor. Ustedes no dicen una palabra al respecto, aparte de falsedades sobre el historial bien documentado de Estados Unidos. Por definición, la diplomacia le ofrecerá a Putin algún tipo de vía de escape. Su rechazo de esta opción implica realizar un experimento espantoso con la vida de los ucranianos: “veamos si Putin termina huyendo en medio de una derrota total o si, por el contrario, termina usando las armas que todos sabemos que tiene para devastar Ucrania y, posiblemente, mucho más”.

Me parece chocante que se defienda la opción de llevar a término ese espantoso experimento, que es la alternativa disponible a la búsqueda de un acuerdo diplomático (como ha propuesto, por cierto, Zelensky, muy en la línea que yo y otros hemos esbozado). En la medida en que se socava la búsqueda de un acuerdo diplomático, tal y como ha venido haciendo EE.UU. –un hecho bien documentado–, se avanza hacia el experimento.

No tenemos absolutamente ningún problema con la diplomacia, pero discrepamos de su definición de “diplomacia”. Usted dice: “Por definición, la diplomacia le ofrecerá a Putin algún tipo de vía de escape”. ¿Puede señalarnos una definición de “diplomacia” para respaldar esta declaración?

Si están en desacuerdo con esa definición, están en desacuerdo con la diplomacia.

Un acuerdo diplomático difiere de la capitulación de uno de los bandos, precisamente, en que ambos lo toleran. Se trata de algo elemental.

Para el caso presente, les recomiendo prestar atención a las fuentes que he venido citando, como Lieven, por ejemplo, que lo explica con detenimiento. Desde luego, la salida diplomática significa que a Putin se le ofrece algún tipo de vía de escape: la alternativa es el “espantoso experimento” que ustedes defienden. Más sobre esto más abajo.

En su comentario subsiguiente hablan del proceso de negociación. El tema sobre la mesa es el del acuerdo diplomático: el resultado de las negociaciones. Por evasión, continúan oponiéndose a un acuerdo diplomático. Sus comentarios subsiguientes lo dejan aún más claro. Se trata de especulaciones sobre la posibilidad de negociaciones. Sólo hay una forma de comprobarlas: probar. Es por eso que critico a China y a los EE.UU. por no ayudar a facilitar un acuerdo diplomático, y a los EE.UU., además, por socavar constantemente esa opción, como documento en detalle en material que deberían haber consultado antes de lanzar acusaciones.

El resto es claramente irrelevante, de nuevo, por una mera cuestión de lógica. Discuten cuál sería la estrategia de negociación correcta. Puede que se trate de especulaciones correctas, puede que no, pero en cualquier caso no tienen nada que ver con mis críticas a Estados Unidos por socavar las negociaciones.

Si se toman la molestia de leer lo que he escrito al respecto, verán que la razón por la que menciono el modelo afgano –que EE.UU. está ahora más cerca de implementar– es por lo que éste demuestra acerca de lo que implica y significa socavar negociaciones. Altamente relevante, muy claramente –contra sus objeciones.

Lo que dicen a continuación no tiene relevancia alguna en relación con nada que yo haya sostenido. La falta de referencias es nuevamente reveladora.

Puede que carezcamos de su agudeza lingüística con las definiciones, pero como economistas sabemos cómo funcionan los procesos de negociación. En primer lugar, como discutimos anteriormente, el objetivo de la negociación no es alcanzar “algún” resultado, sino fortalecer la posición de negociación de uno tanto como sea posible y alcanzar un resultado aceptable. Así es como vemos el papel de los aliados de Ucrania: nos ayudan a fortalecer la posición negociadora de Ucrania tanto como sea posible, para que Ucrania pueda lograr el mejor resultado posible en las negociaciones. Centrarse principalmente en la necesidad de ofrecer a Putin “una vía de escape” es contraproducente para este objetivo. Fortalece la posición negociadora de Rusia a expensas de Ucrania, lo que socava la posibilidad de un resultado negociado aceptable.

En segundo lugar, para que la diplomacia funcione, dos condiciones son necesarias: 1) ambas partes deben estar dispuestas a llegar a algún acuerdo y 2) ambas partes deben estar dispuestas a respetar ese acuerdo. En el caso de la guerra de Rusia contra Ucrania, la única propuesta de Rusia es la capitulación incondicional de Ucrania, que no es una opción para los ucranianos. Rusia está implementando ya un genocidio en Ucrania, secuestrando, torturando y matando a ucranianos en los territorios ocupados. ¿Qué le hace pensar que esto se detendrá si Rusia consolida su control sobre más territorios ucranianos? Si se debe extraer alguna lección de la historia en este punto, no es una comparación con México, sino la lección de Europa después de 1945, cuando varias naciones europeas quedaron bajo un gobierno no democrático (la así llamada “esfera de influencia soviética”). Esto provocó la muerte de cientos de miles de personas en campos de trabajo y una brecha económica entre los países de Europa del Este y los del resto de Europa que aquéllos luchan todavía por superar.

Además, no hay señales de que Rusia tenga la intención de implementar los compromisos que pueda llegar a asumir. Rusia rompió todos los acuerdos internacionales que aseguraban el respeto de las fronteras de Ucrania. Rusia también incumplió los acuerdos de alto el fuego alcanzados desde 2014 (en concreto, nunca aplicó la cláusula primera del acuerdo de Minsk II, que preveía un alto el fuego). Incluso mientras Ucrania estaba en negociaciones con Rusia después del 24 de febrero de 2022, Rusia nunca disminuyó la intensidad de su bombardeo de ciudades ucranianas y su ofensiva sobre el terreno. Creemos que está bastante claro que Rusia no quiere ninguna solución diplomática que no equivalga a la definición de diplomacia de Rusia: la capitulación de Ucrania.

En resumen: sí, las guerras terminan con acuerdos negociados, pero eso no significa que todos los acuerdos terminen con las guerras. En nuestra opinión, el tipo de acuerdo que usted y algunos otros defienden es similar al Acuerdo de Múnich en la Segunda Guerra Mundial. ¿La cesión de algunas de las tierras checoslovacas a Alemania puso fin [sic.] a la guerra? No, condujo al desarrollo de la peor guerra de la historia.

Entre el resto de extremos irrelevantes, éste resulta particularmente curioso: probablemente soy la única persona viva que criticó el acuerdo de Múnich en aquel momento –por escrito.

¿Qué le hace confiar tanto en que la cesión de tierras ucranianas a Rusia funcionará mejor?

Terminemos reiterando nuestro llamamiento original en términos más específicos. Cuando hable sobre el tema de la invasión rusa de Ucrania, considere si sus palabras sirven para fortalecer o debilitar la posición de Ucrania en la mesa de negociaciones y absténgase de hacer lo último.

Totalmente refutado ya.

Por lo tanto, podemos descartar el Patrón 6.

Patrón 7. Defender que ceder a las demandas rusas es la forma de evitar la guerra nuclear

Desde la invasión rusa, Ucrania vive en una constante amenaza nuclear, no sólo por ser el objetivo principal de los misiles nucleares rusos, sino también por la ocupación rusa de las centrales nucleares ucranianas.

Pero ¿cuáles son las alternativas a la lucha por la libertad? ¿Rendición incondicional y posterior eliminación de los ucranianos de la faz de la Tierra (cf. supra)? ¿Se ha preguntado alguna vez por qué el presidente Zelensky, con el apoyo abrumador del pueblo ucraniano, está suplicando a los líderes occidentales que le proporcionen armas pesadas a pesar de la amenaza potencial de una escalada nuclear? La respuesta a esta pregunta no es: “por el Tío Sam”, sino más bien porque los crímenes de guerra rusos en Bucha y muchas otras ciudades y pueblos ucranianos han demostrado que vivir bajo la ocupación rusa es un “infierno en la tierra” tangible que está ocurriendo ahora mismo y que requiere una acción inmediata.

Podría decirse que cualquier concesión a Rusia no reducirá la probabilidad de una guerra nuclear, sino que conducirá a una escalada. Si Ucrania cae, Rusia puede atacar a otros países (Moldavia, Georgia, Kazajistán, Finlandia o Suecia) y también puede utilizar su chantaje nuclear para reducir al resto de Europa a la sumisión. Y Rusia no es la única potencia nuclear del mundo. Otros países, como China, India, Pakistán y Corea del Norte, están observando. Imagínese lo que ocurrirá si se enteran de que las potencias nucleares pueden conseguir lo que quieran utilizando el chantaje nuclear.

Profesor Chomsky, esperamos que considere los hechos y reevalúe sus conclusiones. Si de verdad valora las vidas ucranianas como afirma, le pedimos amablemente que se abstenga de echar más leña al fuego de la maquinaria bélica rusa difundiendo opiniones muy parecidas a la propaganda rusa.

Si desea seguir hablando de cualquiera de los puntos mencionados, estamos siempre abiertos a la discusión.

Saludos cordiales

Como señalaba anteriormente, no es necesario que responda a esto porque no guarda relación con nada de lo que he dicho. Una vez más, la falta de citas es reveladora.

Repetiré el punto crucial, que queda aún más claro tras esta serie de evasivas y tergiversaciones:

“Su rechazo de [la] opción [diplomática] implica realizar un experimento espantoso con la vida de los ucranianos: “veamos si Putin termina huyendo en medio de una derrota total o si, por el contrario, termina usando las armas que todos sabemos que tiene para devastar Ucrania y, posiblemente, mucho más”. Me parece chocante que se defienda la opción de llevar a término ese espantoso experimento, que es la alternativa disponible a la búsqueda de un acuerdo diplomático (como ha propuesto, por cierto, Zelensky, muy en la línea que yo y otros hemos esbozado), [búsqueda que EE.UU.] ha venido socavando –un hecho bien documentado”.

Para enfatizar nuevamente el punto principal: ustedes rechazan la diplomacia, y evaden el hecho hablando exclusivamente de estrategias de negociación. El modo en que dispensan a Washington de su socavamiento de la diplomacia lo deja aún más claro.

Esto nos deja con su clara defensa del “experimento espantoso”, cosa que encuentro chocante.

Espero que reconsideren su posición y analicen sus evasivas y tergiversaciones.

La reacción adecuada sería la de retirar públicamente las acusaciones que han hecho circular ampliamente, pero eso es asunto suyo, y desde luego es mucho menos importante que retirar públicamente su defensa del espantoso experimento –pues refuerza la posición de otros que están dispuestos a jugar con el destino de los ucranianos, y mucho más allá.

[Traducción de Asier Arias]

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6 /

2022

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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