La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
El Lobo Feroz
Remolacha
Activistas del movimiento Rebelión Científica se manifestaron a las puertas del Congreso, a principios de abril, protestando por la lentitud y la lenidad de las medidas institucionales contra el cambio climático. La cincuentena, no más, de manifestantes exhibió pancartas reivindicativas y manchó de rojo con zumo de remolacha las escaleras de las Cortes.
El zumo de remolacha conmovió el corazón de este Lobo: esos buenos manifestantes ecologistas no emplearon pintura, sino algo que con agua se quita.
El Gobierno, con poca cintura —no en vano el ministro responsable es el pequeño Marlasca—, reaccionó enviando 14 furgonetas de antidisturbios a disolver la manifestación.
Importa poco que la madera lo hiciera con modos algo menos violentos que los habituales: los manifestantes, sentados en el suelo, fueron arrastrados hasta los vehículos de la policía. Aunque algo de sangre de los ciudadanos hubo también, como es costumbre. Importa mucho que el gobierno no tolerara una manifestación pacífica, reducida y muy puesta en razón.
Cierto que está prohibido manifestarse ante el Congreso. Pero obviamente la prohibición está dirigida a impedir movimientos tumultuarios que pudieran cercenar la libertad de sus eminencias los diputados, lo que no era en absoluto el caso. Para los gobernantes lo más urgente y prioritario es obtener un buen resultado en las próximas elecciones (estén o no cercanas en el tiempo), y todo lo demás puede esperar. Los científicos manifestantes no eran de esa opinión: las medidas contra el cambio climático son urgentísimas.
Esperamos que en la temporada electoral todo se vuelva en llanto y golpes de pecho de los que hoy desprecian a los manifestantes ecologistas. Porque estas manifestaciones van a repetirse y el volumen de los manifestantes va a aumentar; tanto que al final se darán cuenta de que los manifestantes son votantes. Aunque habida cuenta de la inteligencia de nuestra clase política quizá me esté haciendo ilusiones. El ejemplo de las elecciones presidenciales francesas señala cómo están las cosas.
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4 /
2022