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Mercè Amado

En Telefónica, golpearemos juntas

 

Telefónica tiene una plantilla fija de 20.000 personas y cerca de 100.000 subcontratadas en el Estado. Parte de esos trabajadores, la plantilla de Cotronic de Barcelona, que trabaja instalando y reparando líneas para Telefónica, están en plena movilización desde el pasado abril. Lo que nació como una lucha para frenar el deterioro de las condiciones laborales en la empresa se ha convertido tras dos meses, gracias a la coordinación sindical entre contratas y empresa principal, en un conflicto contra la destrucción de empleo digno que supera el marco concreto de Cotronic y afecta al conjunto de trabajadores subcontratados y en plantilla de Telefónica.

Ni la primera huelga del 29 de abril, con un seguimiento cercano al 90%, ni las jornadas de huelga posteriores el 29 y 30 de mayo, con seguimientos del 60%, han conseguido que la empresa se siente a negociar. De momento la única reacción de Cotronic han sido siete despidos y amenazas a los huelguistas de que no volverían a trabajar en ninguna de las contratas de Telefónica.

Que la dirección de la empresa no se siente a negociar con una plantilla en pie de guerra, unida, con una actitud combativa y valiente pese a la represión, solo se comprende por el nivel de subcontratación de la empresa. Cotronic tiene 85 trabajadores en nómina y un centenar de trabajadores subcontratados, la mayoría falsos autónomos. Falsos emprendedores que resultan a la empresa más baratos aún que su plantilla mileurista, que trabajan 10 o 12 horas diarias sin quejarse, cuyos accidentes laborales no computan en la accidentabilidad laboral de la empresa y no se organizarán para una huelga, menos aún por las condiciones laborales de una plantilla que la subcontratación hace que consideren su competencia. Por qué va a sentarse a negociar Cotronic con una huelga que están haciendo a efectos prácticos un 25% de su mano de obra.

La situación en Cotronic se reproduce tanto en las contratas de Telefónica como en la empresa principal. Las empresas siguen una estrategia de destrucción de plantillas fijas y substitución de éstas por cadenas de subcontratación en las en que cada nuevo eslabón somete a sus trabajadores a condiciones laborales más precarias. Hace tres años Cotronic tenía en plantilla a unos 190 trabajadores, ahora ya son sólo 85, en Cotronic Madrid ya solo quedan 20; Telefónica ha destruido 50000 empleos dignos. Externalizando el trabajo estable, Telefónica y sus contratas reducen costes laborales y flexibilizan la mano de obra, pero esa no es la mayor ventaja que extraen de la subcontratación. La gran ventaja es que subcontratando levantan muros invisibles entre los trabajadores con diferentes condiciones laborales y mina así nuestra capacidad de organizarnos.

Subcontratados y fijos de Telefónica trabajamos codo con codo, en el mismo espacio, haciendo el mismo trabajo, para la misma empresa final, lo que nos separa es que un constructo legal, la subcontratación, hace que nos interpretemos unos a otros como competencia. El sindicalismo cotidiano en Telefónica respeta y apuntala esos muros invisibles pero el conflicto de Cotronic, recogiendo los frutos de un arduo y largo trabajo de otra forma de entender el sindicalismo, está dinamitando las fronteras.

Haciendo caso omiso de que no estamos oficialmente en la misma empresa ni el mismo sector, delegados sindicales de diferentes organizaciones de Telefónica y sus contratas colaboramos activamente en la movilización, repartiendo comunicados, organizando asambleas conjuntas, compartiendo recursos. En la última ronda de asambleas de comité de Telefónica Barcelona trabajadores de plantilla y subcontratados nos juntamos por primera vez para hablar de la problemática. Algo inaudito en el sindicalismo telefónico y que ha alertado mucho a la empresa, que amenazó con sanciones si los trabajadores subcontratados entraban en centrales donde no trabajan habitualmente. Ni siquiera permitieron que estuvieran en el vestíbulo, detrás de los tornos, donde puede entrar cualquier otra persona.

Los esfuerzos por extender el conflicto de lo concreto a lo general se materializarán en una primera huelga conjunta en las contratas y en Telefónica el 30 de junio en la provincia de Barcelona. Aunque aún no disponemos de tejido social suficiente para que paren las cerca de 40.000 personas que trabajamos para Telefónica en una modalidad contractual u otra estamos llamadas a la huelga contra la destrucción de empleo digno, caminamos hacia ello. Exigimos que las empresas que se limite la subcontratación, que los despedidos sean inmediatamente readmitidos, el despido improcedente opción del trabajador, subrogación de personal. Y sobre todo, exigimos a las contratas que trabajadores subcontratados y autónomos pasen a plantilla.

La lucha por la incorporación en plantilla del personal subcontratado aparece en el actual escenario de balcanización de la mano de obra como el único elemento capaz de aglutinar los intereses de los cientos de miles de trabajadores de Telefónica y sus contratas. Supone comprender que la estrategia del capital es buscar la manera de que no encontremos objetivos comunes para que no sepamos cómo luchar juntos. Equivale a superar la interpretación capitalista del otro como competencia y reconocerlo como compañero de pleno derecho, como el mejor aliado para golpear juntos contra la injusticia hecha multinacional. El 30 de junio en Telefónica empezaremos a golpear juntas.

 

[Fuente: publicado en catalán en La Directa y, en castellano, en el blog Anticapitalismo o barbarie]

30 /

6 /

2014

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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