La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Tica Font y Pere Ortega
Las exportaciones de armas y la fortuna de Juan Carlos I
Las movilizaciones y denuncias efectuadas en diversos países europeos por las exportaciones de armas a Arabia Saudí, artífice de la guerra en Yemen, propiciaron que el Parlamento Europeo abriera un debate con posterior resolución que instaba (no prohibía) a los Gobiernos de la Unión Europea a no vender armamentos a este país. A resultas de la cual, países como Alemania, Holanda y Dinamarca optaron por no exportar armas a la monarquía saudí. España, gran amiga de esa petromonarquía a través del ex monarca Juan Carlos I, precisamente el promotor de las ventas de material militar a este país, no las impidió, aunque sí las redujo.
La guerra en Yemen la lleva a cabo una coalición internacional en la que participan la mayor parte de países de Oriente Medio liderados por Arabia Saudí y por Emiratos Árabes Unidos (EAU). Países que, como el resto de los países de esta región, son receptores de armas españolas. Por lo que reducir las ventas de armas de España a Arabia Saudí resulta un engaño si a la vez aumentan las exportaciones a EAU y a otros países de Oriente Medio que igualmente participan en esa guerra. En 2018 España vendió material de defensa a Arabia Saudí por valor de 393 millones de euros; en 2019, debido a la resolución del Parlamento europeo para impedirlas, las exportaciones de armas descendieron a 35,4 millones. Pero, en cambio, las ventas de España a EAU pasaron de 42,5 millones en 2018 a 179,2 en 2019. Si lo extrapolamos al conjunto de países de Oriente Medio, nos encontramos con una situación similar, pues aunque hubo un ligero descenso sobre el total de las ventas de armas, éste fue poco significativo, pasando de 670 millones en 2018 a 586 millones en 2019.
Por tanto, rebajar las ventas de armas a Arabia Saudí, para incrementarlas en EAU y otros países de la región significa, en la práctica, continuar ayudando a alimentar la guerra en Yemen. Una guerra que ha producido más de 110.000 muertos y cuatro millones de personas desplazadas y que ha provocado que las Naciones Unidas pidiera un alto al fuego alertando que la población (de 20 millones de habitantes) necesita ayuda alimentaria y médica urgente. A pesar de ello, España y otros países de la Unión Europea han continuado vendiendo armamentos a diversos de los países de Oriente Medio que forman la coalición internacional que participa en la guerra en Yemen.
Por otro lado, son bien conocidas las prácticas corruptas que rodean muchas de las transacciones comerciales de esas petromonarquías, por los múltiples escándalos en que se han visto envueltas en el cobro de comisiones, entre las cuales las relacionadas con las ventas de armamentos en esa región y que en su día salpicaron a la británica BAE Systems y a la italiana Leonardo, condenadas por los jueces de sus respectivos países. Investigaciones que también se deberían llevar a cabo en España, pues las ventas de armas en Oriente Medio de las españolas Airbus Defence and Space (aviones de transporte militar), Expal (explosivos), Navantia (corbetas de guerra), o Instalaza (municiones y proyectiles), entre otras, bien podrían estar sujetas a prácticas corruptas. Algo ya destapado por el caso Defex (hoy en manos del juez de la Audiencia Nacional De la Mata), una empresa dedicada exclusivamente a las exportaciones de armas de las industrias militares españolas, de la que el Estado, para mayor escarnio, controlaba el 51% de las acciones a través de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (donde se cobraban y pagaban comisiones millonarias por las exportaciones de armas españolas).
Por otro lado, son bien conocidas las excelentes relaciones que ha mantenido la familia real española a través de su andadura con las monarquías de Oriente Medio, y de manera muy especial con la familia Saud de Arabia Saudí y con la de EAU. Es precisamente en EAU donde el rey emérito ha ido a refugiarse después de los escándalos surgidos a raíz de haber recibido millonarias remesas de petrodólares de Arabia Saudí por posibles comisiones en la construcción del tren de alta velocidad entre Medina y la Meca. Y ambos países son los dos principales compradores de material militar español en Oriente Medio. Durante la última década (2010-2019), Arabia Saudí ha recibido armas por valor de 1.943,4 millones de euros y EAU, en el mismo período, por valor de 996,2 millones. Operaciones por detrás de las cuales también podrían esconderse posibles comisiones.
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Los pasados días 10 y 11 de noviembre la prensa española publicaba informaciones sobre la relación entre el ex-rey Juan Carlos I y el presidente Nazarbáyev de Kazajistán. En ellas se detallaban cacerías y regalos tanto monetarios como en especie al monarca español.
La lectura de esas informaciones obliga a formular dos preguntas. ¿A cambio de qué se produjeron esas donaciones al entonces Rey español? Difícilmente podía haber una relación altruista, pues no parece creíble que el presidente Nazarbáyev, según cuenta la prensa, regalara al rey cinco millones de dólares y otros objetos de valor simplemente por amistad. Es fácil imaginar que por en medio debía haber alguna contraprestación.
Hay que retrotraerse en el tiempo y recordar el papel que tuvo la familia real, y en concreto el rey Juan Carlos I, en el impulso de la industria militar española. El rey emérito fue, en el pasado, el principal agente comercial para las ventas de armas de España en Arabia Saudí y otros países de Oriente Medio, como EAU, Bahréin y Catar. De ahí surge una segunda pregunta: ¿el rey Juan Carlos facilitó a la industria española, y en concreto a su sector militar, la venta de material militar a Kazajistán?
Si se consultan las exportaciones españolas de armamento a ese país entre 2004 y 2019, se observa que los primeros años, hasta 2007, se exporta por muy poco valor y las ventas son sólo de municiones. Sin embargo, a partir de ese año las exportaciones aumentan: en 2007 el gobierno español autorizó ventas por valor de 18,93 millones de euros; en 2012 por valor de 66,1 millones; en 2013 por valor de 1,76 millones; en 2014 por valor de 83,3 millones; en 2016 por 60 millones; en 2017 por 85 millones; en 2019 por 45 millones.
La mayoría de las exportaciones son de material aeronáutico: aeronaves militares y vehículos aéreos o de equipos de imagen militar (Airbus Defence and Space).
Lo singular del tema no radica en que se exporte material militar a Kazajistán, lo más singular radica en que es el único país de Asia Central al que la industria militar española exporta. No se exportan armas a Kirguistán, Tayikistán, Turkimistán o Uzbekistán, solo a Kazajistán. No se encontraba una explicación a esta singularidad y estos días, gracias al periodismo de investigación, se ha encontrado por fin una respuesta plausible: la relación de rey emérito con el presidente de Kazajistán (un país que depende de los suministros militares de Rusia) habría abierto las puertas a la industria militar española. España, hoy, se ha convertido en el segundo suministrador de armas a Kazajistán, por detrás de Rusia y por delante de cualquier otro país europeo. Es evidente que la industria militar española mantiene una relación privilegiada con ese país.
Pudiera ser que el dinero que el presidente Nazarbáyev regaló al rey emérito no fuera tan altruista, sino que saliera de las arcas públicas de Kazajistán o de contratos sobrevalorados, y por tanto vinculados a comisiones de contratos con empresas españolas, ya por adquisición de armas, ya por negocios relacionados con el petróleo.
Se ignoran los orígenes de la fortuna de Juan Carlos I, pues cuando fue coronado en 1975 no la tenía. Pero hay indicios de que se fraguó a través de oscuros negocios que pergeñó el que fuera su administrador privado, Manuel Prado y Colón de Carvajal, quien mantenía por entonces importantes negocios petroleros con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU). (Colón de Carvajal también estuvo implicado en el posterior escándalo de la descapitalización de la kuwaití KIO, en la que también apareció el nombre de otro corrupto personaje, Javier de la Rosa).
En suma, las remesas de dinero de Arabia Saudí y de Kazajistán recibidas por el rey emérito hacen sospechar que la fortuna de Juan Carlos I se ha construido en base a dos fuentes de negocios: las provenientes de países productores de hidrocarburos y las comisiones por ventas de armas españolas.
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2021