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Amelia Díaz Benlliure

Antipoema de Navidad

Te inventaste hombre desde ese niño,

desde el umbral de lo que fuiste.

Y te soñaste inmenso.

Pero dejaron de brillar las estrellas

en el árbol de Navidad.

Sólo te quedó la prisa,

las cenas de empresa

y un regalo mal envuelto

de última hora.

 

Ya no miras cómo avanzan

los reyes de plástico

camino a Belén.

 

– También es cierto que ese camino

ya no es lo que era

y que los niños piden en sus cartas

unas piernas nuevas –

 

El abrazo fraterno se ha perdido en el río

entre los peces que bebían

y volvían a beber.

Eso sí que perdura.

La sed.

30 /

11 /

2024

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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