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Salvador López Arnal

Actualidad de Fernández Buey

Le seguimos echando mucho en falta. Han pasado ya doce años del temprano fallecimiento del autor de Marx (sin ismos) y de una docena más de libros imprescindibles, amén de centenares de artículos, notas, intervenciones, clases, seminarios y conferencias que han enseñado a pensar (y a vivir y hacer) a varias generaciones de estudiantes, profesores, trabajadores y activistas. Afortunadamente, en estos últimos meses, hemos tenido buenas noticias sobre su legado que resumo a continuación.

Empiezo por las tesis. El pasado 14 de junio, José Manuel López Alcaraz presentó una tesis doctoral en la UNED, dirigida por Antonio García Santesmases, que lleva por título “Manuel Sacristán Luzón y Francisco Fernández Buey: marxismo crítico y ético del sur”. No he podido leerla hasta el momento. La segunda parte del estudio tiene a Fernández Buey como protagonista. El índice del apartado es el siguiente:

Francisco Fernández Buey. Del amar, del querer y del vivir. También.
3.1. Biografía
3.2. De Francisco sobre Manuel. Lo que busca la razón
3.3. La gran perturbación. El indio metropolitano y su discurso
3.4. Entre barbaries. La nuestra y la de ellos. Y viceversa
3.5. Si Gerónimo sigue vivo y coleando hasta obtener alguna victoria, F. Fernández Buey también lo está
3.5.1. Sobre izquierda alternativa y cristianismo emancipador
3.5.1.1. Dialéctica de la esperanza utópica
3.5.1.2. La importancia de Simone Weil
3.5.1.3. Sobre cómo leer a Marx
3.5.2. Verde roja y violeta. Mucho más que colores
3.5.2.1. Civilización en crisis
3.5.2.2. Algo más que liberales
3.5.2.3. Más que colores. Rojo y verde. Sobre las relaciones entre socialismo y ecologismo
3.5.2.4. Retornar a Marx
3.5.2.5. Redes globales altermundistas

La tesis de López Alcaraz es la primera tesis presentada en España (o en cualquier otro país) que tiene al autor de Para la tercera cultura como protagonista (coprotagonista en este caso). Esperemos, deseamos que se edite pronto en libro.

Por su parte, otro joven filósofo madrileño, Gonzalo Gallardo, está preparando otra tesis doctoral que tiene también la obra de Fernández Buey y Manuel Sacristán como nudos esenciales. En este caso, desde el punto de vista de sus reflexiones y aportaciones ecologistas. Carmen Madorrán Ayerra, una de nuestros grandes intelectuales concernidos, alguien que siempre se ha reconocido en el magisterio de ambos (y en el de John Berger, un autor muy leído y elogiado por Fernández Buey), es la directora de la tesis.

Además, y salvo error por mi parte, Sebastián Martínez también está en vías de presentar una tesis doctoral, dirigida por el profesor y decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada, José Luis Moreno Pestaña, sobre las ideas y aportaciones epistemológicas del autor de La ilusión del método y de Albert Einstein. Ciencia y consciencia.

La segunda (¡excelente!) noticia: la Biblioteca de la UPF, como ya hiciera con la documentación legada a esta universidad pública barcelonesa por Josep Fontana (1931-2018) y Xavier Rubert de Ventós (1939-2023), ha iniciado el trabajo de catalogación de la amplia documentación depositada en el Archivo FFB: Universitat Pompeu Fabra, Biblioteca/CRAI de la Ciutadella (más aportaciones de mi propio archivo personal).

Lo que puede consultarse en este archivo de la UPF es la documentación manuscrita, mecanografiada o impresa, los materiales de trabajo (también publicaciones) de Francisco Fernández Buey, a lo largo de sus muchos años de estudio y trabajo (desde 1964 hasta 2011.) Desde esquema de charlas, intervenciones o resúmenes de principios de los sesenta hasta sus últimas conferencias y artículos, pasando por entrevistas, trabajos académicos, reflexiones políticas, informes, cuadernos de reflexión, materiales de trabajo de sus cursos de doctorado, de Metodología de las ciencias sociales, de Historia de la ciencia o de Ética y Filosofía política o sus muy pobladas e interesantes carpetas con la correspondencia e invitaciones que fue recibiendo a lo largo de los años. Carpetas, cajones más bien, que no contienen en general sus propias cartas, un tema sobre el que convendría ponerse a trabajar sin tardar, con el esfuerzo de todos y con la ayuda de amigos, compañeros y familiares (Hasta el momento, se ha podido incorporar al Archivo UPF-FFB la correspondencia que Fernández Buey mantuvo con su amigo de juventud, el magistrado Perfecto Andrés Ibáñez, con Félix Novales, a quien prologó El tazón de hierro, y algunas de las cartas de la correspondencia con su amigo y compañero Víctor Ríos, una de las personas a las que más próximo estuvo políticamente a lo largo de los años).

Hay además varias joyas filosóficas. Una de ellas: sus doce (no aseguro la cantidad) cuadernos manuscritos con reflexiones filosóficas, políticas, artísticas y personales que podrían ser objeto de trabajo (transcripción muy difícil en ocasiones), estudio y, tal vez, edición anotada.

La tarea que ya ha empezado a realizarse catalogará todo este interesante material, lo que permitirá hacernos una idea cabal de todo lo que allí se conserva. Se archivará en carpetas y subcarpetas para facilitar el trabajo de estudiosos, lectores e investigadores de uno de nuestros grandes filósofos.

Les recuerdo también el libro que Rafael Díaz-Salazar editó recientemente con textos de Fernández Buey: Verde, roja y violeta. Una izquierda para construir ecosocialismo (El Viejo Topo, 2023). Veintitrés trabajos del autor de La gran perturbación divididos en cinco apartados. La presentación del editor, “Algo más que socialdemócratas. Luces largas para construir poscapitalismo ecologista e internacionalista”, es una magnífica guía para introducirse en el pensamiento de uno de los grandes clásicos de la tradición marxista española.

También ha sido El Viejo Topo quien ha reeditado recientemente, con edición y presentación del firmante, su primer libro publicado en 1977: Conocer Lenin y su obra.

También será de su interés con toda seguridad: Jordi Sancho Galán, El antifranquismo en la universidad. El protagonismo militante (1956-1977), Madrid: Los libros de la Catarata, 2024, prólogo de Carme Molinero. El título da una pista, confirmada tras la lectura, de la frecuente y sólida presencia de Paco Fernández Buey en las páginas de este ensayo que toma pie en la tesis doctoral del joven investigador presentada en la UAB en 2021.

Permítanme añadir otra recomendación: Josep Torrell, “Paco en mientras tanto”. Torrell, como recuerdan, no solo ha sido un gran discípulo de Fernández Buey y un leal amigo, sino que es uno de los grandes estudiosos de su obra… y de la de Pasolini, otra coincidencia con su maestro.

Hay, por otra parte, una tarea para 2025 que deberíamos hacer nuestra. No hay ninguna duda de la decisiva importancia que para Paco Fernández Buey tuvo su relación con Manuel Sacristán (y a la inversa, nudo que a veces olvidamos). Desde mi punto de vista, fue el más decisivo de sus maestros universitarios (sin que Fernández Buey olvidara nunca sus maestros de secundaria en el Jorge Manrique de Palencia). Mucho escribió sobre él. Con el traductor de El Capital compartió temáticas e intereses filosóficos y mucha militancia y compromiso político, además de amistad, cercanía y vida. Una parte de esos escritos fueron recogidos en un libro editado por el Viejo Topo en 2015: Sobre Manuel Sacristán.1 Pero queda mucho material complementario. Es de justicia editar (o reeditar) una parte de todo ese material a lo largo de 2025, en el primer centenario del nacimiento de Manuel Sacristán. Les copio en nota 2 un ejemplo, uno de los textos a los que me estoy refiriendo: su presentación del mientras tanto, 63 (otoño 1995), pp. 25-28.

Otra sugerencia de interés para 2025: la reedición de La ilusión del método. Por un racionalismo bien temperado, con textos complementarios de filosofía y política de la ciencia, ámbitos en los que las aportaciones de Fernández Buey son de indudable interés y no siempre suficientemente conocidas y valoradas.

En fin: mucho por hacer, también por disfrutar, y con buenas noticias, mientras le recordamos en un día como hoy, triste para todos nosotros, triste para la filosofía española y europea, triste para todos comunistas democráticos, triste para sus numerosos amigos brasileños, y para todos los ciudadanos trabajadores, no solo universitarios, que se reconocen, que nos reconocemos en este gran polímata, en su pensar, en su hacer, en su vivir, en su solidaridad, en su fraternidad y en su nobleza.

Notas

1. Me permito sugerir la lectura o relectura de uno de los grandes trabajos de Fernández Buey: “Manuel Sacristán en la historia de las ideas”, Sobre Manuel Sacristán, op. cit., pp. 335-350.
2. Aquí la presentación de FFB del mientras tanto dedicado a Sacristán, diez años después de su fallecimiento:
Han transcurrido ya diez años desde la muerte de Manolo Sacristán. Cuando Sacristán murió los elogios a su obra y su persona se multiplicaron. De todos los elogios hubo uno que durante algún tiempo bulló en las cabezas de los que entonces hacíamos mientras tanto y que ahora, en el aniversario, vuelve con el recuerdo. Nos referimos al que escribió, «a los cinco minutos de conocer la noticia de su muerte», el filósofo barcelonés Xavier Rubert de Ventós. En una nota necrológica publicada por La Vanguardia el 28 de agosto de 1985, Rubert destacó, entre las muchas cosas que Sacristán había representado, la «condición de juez» del fallecido, aseverando, de paso, que «su sola presencia era una apelación al rigor y a la responsabilidad». Efectivamente, así, como un juez justo, le vimos todos los que le conocimos y le quisimos. Pero Rubert de Ventós decía algo más. Terminaba aquella necrológica con unas palabras que entonces podían parecer provocación innecesaria y que luego, con el tiempo, han acabado siendo una premonición: «Su falta —añadió— nos deja a todos un poco más libres para seguir no haciendo lo que debemos.
He ahí la clave para entender muchos de los silencios de estos años.
¿Cómo explicar sino el llamativo contraste entre aquella reconocida influencia en varias generaciones de intelectuales, que hizo la unanimidad inesperada el 28 de agosto de 1985 [Sacristán falleció el 27 de agosto], y este otro silencio, tan prolongado y tan extendido?
Una primera explicación, muy superficial, de este contraste diría que el mundo ha cambiado mucho desde entonces; que este mundo nuestro no es ya, ni de lejos, el mundo que analizó, criticó y quiso transformar aquel comunista marxista que se llamaba Manuel Sacristán. Algo de verdad tiene que haber en esto: en nuestros días la persona que aún se considera a sí misma comunista y marxista pasa por ser miembro de una especie prematuramente condenada a la extinción por los medios de manipulación de las grandes masas.
¡Cuántas veces habrá aparecido en la prensa desde aquel verano del 85, por ejemplo, el retórico y reiterativo titular que reza: «murió el último marxista europeo»!
Pero ¿no os parece que ésa es poca explicación para tanto silencio?
Hay otra forma posible de tratar de explicar la cosa: a contrario. Esta otra forma consistiría en replicar que, al fin al cabo, aquella unanimidad reinante en el elogio funerario fue sólo un acto más de la eterna noria de las hipocresías reinantes en nuestra cultura sobre estas cosas del vivir y del morir y que estos últimos años nos han devuelto a la situación de aislamiento y soledad que el propio Sacristán tuvo que vivir en los sesenta y en los setenta por donde llegaríamos a asumir precisamente la parte de verdad que había en uno de los chistes grandes de Ops/EI Roto: «Estos son aquellos». Los tiempos cambian, los que mandan no.
Una de las últimas cosas políticas que Sacristán escribió se titulaba “OTAN hacia dentro”. Su tesis era ésta: el papel de corruptor de conciencias adoptado por el PSOE en el debate sobre la OTAN tendrá a la larga peores consecuencias morales que las ya malas consecuencias políticas de la permanencia de España en una Alianza militar; OTAN hacia dentro es todavía peor, más corruptor, que OTAN en política exterior.
Los que entonces mandaban dieron en decir que Sacristán había perdido el oremus en estas cosas de la política. Hoy sabemos que no; sabemos que acertaba en esto. Pero es comprensible que los que ahora mandan, que son casi los mismos que mandaban entonces no quieran ni acordarse de aquel corruptor «OTAN hacia dentro», porque, hacia dentro, aquel intento de retorcer la conciencia de los más nos ha traído la justificación de lo peor: del terrorismo de Estado, de los fondos reservados para negocios sucios, del uso indebido de los fondos públicos, de la corrupción política de la oligarquización de la política; la justificación, en suma, de la sociedad incivil en una democracia demediada.”
* * *
Ahora que, con el paso de los años, la mayoría civil tiene ya en este país motivos sobrados para saber a dónde conduce el hacer lo que no se debe hacer es tal vez el momento de recordar no sólo negativamente que, por desgracia, aquella palabra de Sacristán se ha cumplido sino, también en positivo, que varias de las cosas que él muy en minoría entonces, quiso incorporar al programa comunista, entre 1975 y 1985, han entrado ya definitivamente en la nueva política alternativa de los rojiverdes. mientras tanto prefiere congratularse de esto último.
Y por ello, al dedicar esta entrega de la revista al recuerdo de Manuel Sacristán, hemos optado por primar algunos aspectos inéditos, desconocidos o poco conocidos de la obra del filósofo.
Laureano Bonet, quien lleva estudiando desde hace años la evolución de la generación de intelectuales barceloneses de los cincuenta, presenta y contextualiza aquí un par de inéditos del Sacristán de la época de Laye, sobre Simone Weil y sobre personalismo, que arrojan nueva luz sobre la etapa premarxista de su filosofar; Juan Ramón Capella ha completado con los nuevos datos hoy disponibles la bibliografía de Sacristán que escribió para el número 30-31 de mientras tanto; Francisco Fernández Buey ha escrito una noticia de Sacristán como marxista crítico pensada para los más jóvenes de nuestros lectores; Miguel Manzanera, autor de un apreciable trabajo de investigación en los archivos del PCE y del PSUC, da cuenta de las intervenciones de Sacristán contenidas en ellos y presenta uno de estos documentos, de 1963, sobre los problemas de las organizaciones de intelectuales, material que habría de tener importante papel en la controversia de Fernando Claudín y Jorge Semprún con Santiago Carrillo.
Para completar el número hemos elegido tres textos de Sacristán pertenecientes a tres momentos de su vida. El primero es una pieza teatral de juventud titulada El pasillo muestra de una afición suya, algunas veces aludida por Rosa Rossi pero apenas conocida para sus lectores por las criticas teatrales que Sacristán escribió en la revista Laye. El segundo es una selección de las notas que en 1975 puso Sacristán a su traducción de la autobiografía de Gerónimo estas notas, que en cierto modo inauguraban una nueva fase en el pensamiento de Sacristán, se habían hecho inencontrables al no haber sido incluidas en la edición de los Panfletos y materiales. El tercer texto es lo que ha quedado de una entrevista, inédita, que hicieron a Sacristán en 1978, para El Viejo Topo, Jordi Guiu y Toni Munné. Como recuerda Jordi Guiu ahora, en su momento Sacristán no quiso que la entrevista se publicara. En la redacción de mientras tanto hemos pensado que las razones entonces aducidas por Manolo no cuentan ya hoy y que, en cambio, los lectores de la revista sabrían agradecer esta muestra, un poco entrecortada, ciertamente, de la radicalidad con que el filósofo lo pensaba y lo vivía todo.
Cierra el número un poema de Miguel Suárez titulado “Palabras provisionales en la muerte de Manuel Sacristán”. En la economía del lenguaje poético de Miguel Suárez se compendian muchos de los motivos que hoy, diez años después de la muerte de Sacristán, traen a la memoria su presencia.

 

[Fuente: Topo Express]

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2024

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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