La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Jordi Sancho Galán
El antifranquismo en la universidad
El protagonismo militante (1956-1977)
Fundación Primero de Mayo y Catarata,
Madrid,
2024,
380 págs.
Poniendo el foco sobre el estudiantado militante
Isabel Alonso Dávila
Este reciente libro, del joven historiador Jordi Sancho Galán, ha elegido como protagonista central a un colectivo muy concreto: el estudiantado que militaba contra la dictadura franquista. Es decir, la parte del estudiantado que no sólo estaba concienciada, sino que además se organizaba y militaba en organizaciones de oposición, obligatoriamente clandestinas en tiempos de dictadura. Eso sí, aprovechando en algunos periodos las posibles grietas que ofrecía la legalidad dictatorial, como en los primeros años sobre los que se detiene este libro que nos recuerda y explica cómo algunos de aquellos estudiantes aprovecharon las posibilidades legales que ofrecía presentarse a elecciones de representantes del alumnado en el SEU para, desde allí, poder denunciar la falta de democracia de este sindicato ligado a Falange Española. Más adelante, se abrirá otra etapa con la constitución del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universitat de Barcelona (SDEUB), tras su asamblea constituyente el 9 de marzo de 1966 en el Convento de los Capuchinos de Sarriá, que en las páginas centrales del libro aparece claramente reseñada, documentada y muy bien explicada. La aparición de otros SDEU, que se organizaron después en otros distritos universitarios, completará el cuadro.
La cronología en la que se centra la obra aparece claramente delimitada en el subtítulo: son los años que van de 1956 a 1977, veintiún años de movimiento estudiantil que se corresponden con la segunda mitad de la dictadura franquista. Es este un periodo que la historia y también la memoria deben tener muy presente, como lo hace este libro, si no queremos transmitir la idea de que la dictadura franquista sólo lo fue de verdad en su primera mitad —con la brutalidad de su represión política en los años cuarenta y primeros cincuenta—, para dar paso después a la sociedad del desarrollismo en la que los SEAT 600, las vacaciones en Benidorm y la música yeyé se solapan a la represión que con otras formas siguió actuando bajo un sistema de partido único y sindicato vertical de corte fascista (un núcleo ideológico sobre el que se asentó la larga permanencia del régimen político). La represión, dura, se seguía aplicando a todos los que se salían de este estrecho marco, militando en otros partidos u organizando nuevos sindicatos, como CCOO. Esto lo podemos ver claramente a través de la lectura del libro de Jordi Sancho.
A medida que avanza la lectura aparecen dos nuevos marcos además de los ya señalados (el temático de la militancia universitaria y el cronológico del periodo 1956-1977): lo acontecido en la Universidad de Barcelona y, dentro de ella, en la militancia del PSUC. Lo que no impide al autor su contextualización dentro de un movimiento estudiantil antifranquista más amplio y diverso y de lo que estaba sucediendo en otras universidades como la Complutense o las de Valencia, Sevilla, Bilbao, etc.
El libro tiene su origen en dos trabajos académicos serios («El paper del PSUC i els moviments socials en el Tardofranquisme. El cas del moviment estudiantil» y «El PSUC y la Universidad. Organización, movimientos y movilización universitaria durante el franquismo (1956-1977)», en ambos casos dirigidos por la historiadora de la UAB Carme Molinero Ruiz. Las fuentes documentales, bibliográficas y orales en las que se sustenta la obra son amplísimas. Y, por si fuera poco, la prosa de Jordi Galán, clara, brinda un camino por el que transitar con facilidad.
Manuel Sacristán aparece abundantemente citado en las páginas del libro, del lado de un movimiento estudiantil al que también acompañaron otros docentes. Por citar alguno de ellos, José María Valverde —al que tuve la suerte de tener como profesor de Estética— o Joaquim Sempere —al que tuve la suerte de contar entre mis amistades, junto con Montserrat Roig, en mis primeros años en Barcelona, a finales de los setenta—.
Una buena lectura, en suma, para este verano.
29 /
6 /
2024