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Andrés Actis

Atlas Network, el think tank ultraliberal que gana terreno en la UE de la mano de la agenda anticlimática

En mayo, con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina, Madrid acogió dos eventos organizados por la ultraderecha. Uno, celebrado en el palacio de Vistalegre, Madrid Europa Viva 24, organizado por Vox y los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), tuvo una amplia repercusión mediática. El líder de la extrema derecha española, Santiago Abascal, reunió en un mismo escenario a políticos mundiales afines a sus ideas: el presidente argentino, Javier Milei; el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán; el ex primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki; y la presidenta del Gobierno italiano Giorgia Meloni, entre otros.

La otra actividad, cuatro días más tarde, tuvo lugar en el hotel Intercontinental Madrid. El Foro Europeo de la Libertad no contó con ningún líder mundial. Tampoco con cámaras de televisión. Sus exponentes, desconocidos para la opinión pública, fueron empresarios, economistas y directores de organizaciones y asociaciones ligados al ultraliberalismo, lobistas, en su mayoría, de las formaciones que participaron del primer evento.

El organizador de este foro fue Atlas Network, una asociación global que aglutina a decenas de think tanks libertarios, con mucha influencia en Estados Unidos y América Latina, que, en silencio, empieza a desplegar sus alas por Europa ante el auge y consolidación de partidos ultraconservadores.

“Ambos acontecimientos son un símbolo de una extrema derecha en ascenso en Europa a nivel electoral, pero también —y quizás igual de importante— desde la perspectiva de la ‘batalla de ideas’”, advierten los investigadores franceses Lora Verheecke y Olivier Petitjean, integrantes del Observatorio Multinacional, un laboratorio de control corporativo, autores de un informe que traza una muy documentada radiografía sobre esta organización.

Detrás de Atlas Network, devela la investigación, se encuentran multimillonarios y fundaciones de derecha como la Fundación Koch, la Heritage Foundation y Templeton, así como grandes corporaciones de sectores como el petróleo, el tabaco y el sector farmacéutico. La difusión del negacionismo climático y la instalación en el debate público de una agenda contra las políticas verdes son dos objetivos centrales de esta organización.

“La Red Atlas apoya, nutre y promueve a sus socios en toda Europa. Dondequiera que se sienta su influencia, promueve una serie de políticas de ultra libre mercado que inevitablemente implican recortes de impuestos para los ricos, recortes del gasto público, desregulación masiva y oposición a la justicia climática, respaldados por financiadores con buenos recursos pero en su mayoría ocultos. Las políticas que promueve en Europa no son una excepción y reflejan una alianza similar entre políticas neoliberales extremas y causas conservadoras radicales, como se ve en Estados Unidos”, explican los investigadores.

Los tentáculos de esta red ya operan en España. El Foro Europeo de la Libertad fue coorganizado por la Fundación para el Avance de la Libertad (Fundalib). En 2019, esta organización formó una alianza con otro think tank español, el Instituto Juan de Mariana (JMI), también socio de la Red Atlas, descrita como “el epicentro del obstruccionismo climático en el sur de Europa”.

En la península ibérica, cuenta el periodista Danilo Albín, de Público, la red Atlas Network encontró “espejos donde mirarse”: el expresidente José María Aznar y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ambos participaron en eventos organizados por este lobby en América Latina. Ayuso, por ejemplo, participó en 2021 en conferencias patrocinadas por miembros de Atlas Network en Chile y Ecuador, frente a quienes criticó las “falsas banderas feministas que no son feminismo” e hizo gala de su eslogan “comunismo o libertad”.

Desregular Europa

Fundada en 1981 por el empresario británico de granjas de baterías Antony Fisher, Atlas Network pretende cubrir el mundo con think tanks libertarios, inspirado en el Instituto de Asuntos Económicos (IAE) en el Reino Unido, que contribuyó a la victoria de Margaret Thatcher. Según su informe anual de 2023, cuenta con 589 socios en 103 países y un presupuesto de 28 millones de dólares.

No es coincidencia, se explica en la investigación, que este foro esté “tan activo” en Europa en vísperas de las cruciales elecciones del 9 junio. Porque si bien la Unión Europea siempre se ha basado en los principios del libre comercio, “también ha sido fuente de importantes regulaciones en muchas áreas, que los libertarios siempre han denostado”.

“Con el ascenso de la extrema derecha en toda Europa y la elección de líderes que simpatizan con sus ideas en varios países, como Italia y los Países Bajos recientemente, ven una oportunidad para impulsar a Europa hacia políticas aún más desreguladoras y menos protectoras”, subrayan los autores.

En Bruselas, Atlas Network tiene como socios a influyentes a organizaciones ultraconservadoras como el Centro de Información sobre Política Europea (Epicenter), una fuente de consulta de muchos medios de comunicación. Todos los años, publica una clasificación de los llamados “Estados niñera”, un ranking que denuncia a los países que “restringen” la libertad individual de sus ciudadanos, regulando, por ejemplo, el alcohol y el tabaco. En 2023, este lobby presumió de haber llegado a 250 millones de ciudadanos europeos y haber sido mencionado más de 300 veces en los medios.

Otro aliado es Consumer Choice Center (CCC), un think tank que opera a favor de la agroindustria. Su cara visible en Europa, el empresario Bill Wirtz, muy activo en redes sociales, describe a los ecologistas como “teóricos de la conspiración”. “Cuando Bill Wirtz tuitea, produce un podcast o participa en debates, se le considera un simple consumidor. Esto permite que mensajes idénticos a los de la industria se repitan a través de canales “no comerciales”, creando el tipo de cámara de eco aparentemente independiente que es una característica clave del enfoque de Atlas Network”, señala esta investigación.

La CCC lanzó meses atrás una campaña y un sitio web para “ayudar a los votantes europeos a navegar por el complejo panorama de los candidatos políticos que compiten por escaños en el Parlamento Europeo en 2024”. En el apartado sobre precios de los combustibles y cambio climático, sólo una respuesta da 10 puntos: “Reducir los impuestos a los combustibles”. Aumentar estos impuestos o promover el transporte público ecológico y alternativo no da ningún punto a los candidatos.

En cuestiones climáticas, Greenpeace denunció en 2010 a esta red por haber financiado una multitud de organizaciones que actúan como una “cámara de eco” para amplificar artificialmente mensajes que socavan la acción climática o la credibilidad de la investigación científica sobre el tema.

Para los analistas Lora Verheecke y Olivier Petitjean, con el ascenso de los partidos de extrema derecha en toda Europa, “hay razones para temer que después de las elecciones de junio, la UE se incline aún más hacia una agenda política conservadora, anticlimática y antirregulación”. En este sentido, la Red Atlas, en su afán de retroceder la justicia social y las políticas ambientales progresistas, “parece estar buscando nuevos aliados y más puertas abiertas en la UE”.

“Con el Foro Europa Libertad celebrado recientemente en Madrid, donde estuvieron representadas 191 organizaciones de 47 países, demostró su creciente fuerza en Europa, también en Bruselas. Después de Argentina, el Reino Unido y muchos otros países, ahora tiene a la UE en la mira”, concluyen.

Francia, la prueba piloto

A través de cinco poderosos socios, Altas Network influye desde hace más de una década en el mapa político francés, sobre todo por su alta visibilidad en los medios de comunicación. Los socios de la red son: la Fundación Ifrap, Taxpayers Associés, IREF, el Instituto Molinari e IFP. “Todos prefieren permanecer discretos sobre sus vínculos con la red estadounidense. Todos ellos tienen muchos vínculos entre sí y con empresarios y personas ricas, así como con todos los matices de la derecha y la extrema derecha francesas”, explica la investigación de este laboratorio galo.

Ifrap, por ejemplo, fue fundado gracias a una importante donación de la Fundación Heritage, muy cercana a la extrema derecha de Marine Le Pen. Su portavoz, Agnès Verdier-Molinié, se formó en varios think tanks estadounidenses, todos satélites de Atlas Network.

Asimismo, el Instituto de Investigaciones Económicas y Fiscales (Iref) o el Instituto Molinari alimentan constantemente “la cámara de resonancia libertaria en los medios de comunicación con ideas similares: críticas a los impuestos y diatribas contra un supuesto ‘odio a los ricos’, oposición a las políticas climáticas o llamamientos a la privatización de los servicios públicos”. A menudo, en los debates mediáticos, “se presentan como expertos independientes y apolíticos”.

“Aunque siguen siendo minoría en la opinión pública, sus portavoces están cada vez más presentes en los medios de comunicación y algunas de sus propuestas se encuentran en los debates y en las decisiones políticas”, advierte el trabajo.

Desde su nacimiento, Atlas también se beneficia de fondos de un donante clave: el grupo Michelin. Jean-Claude Gruffat, único miembro francés del consejo de administración de la red, es un ejemplo de los vínculos entre el mundo empresarial, la extrema derecha y este influyente think tank. Trabajó por más de cuarenta años en finanzas, en el banco IndoSuez, luego en Citigroup y en Galileo Global Advisors, antes de terminar como director general de Weild & Co en Nueva York. Ese cargo le permitió viajar por Asia, Medio Oriente, Europa y América del Norte y “construir una gran red de contactos en muchos países”. Fundó el Instituto de las Libertades, uno de los think tanks franceses más vinculado a Atlas Network. Actualmente, el Instituto está presidido por Charles Gave, un millonario que está denunciado por la supuesta financiación ilegal de campañas a la extrema derecha.

El nexo con Milei

Atlas Network patrocina dos de los grandes think tanks que han ungido la candidatura del presidente argentino Javier Milei: la Fundación Atlas, con oficinas en Puerto Madero, en Buenos Aires, y la Fundación Libertad, con sede en Rosario, Santa Fe.

El negacionismo de La Libertad Avanza, el partido de este mandatario latinoamericano, incluye la privatización de los recursos naturales del país, una política que el líder ultralibertario piensa desplegar en la segunda parte de su mandato.

El periodista ambiental argentino Maico Martini reveló el año pasado el estrecho vínculo entre los hermanos Koch, mayores inversionistas de esta red, la segunda familia más rica de los Estados Unidos, con un patrimonio estimado de 100.000 millones de dólares según Forbes, y Milei.

Las industrias Koch ya no se dedican solo al petróleo, sino que diversificaron sus actividades a la química, la minería, el papel y las finanzas. “Hace años que el sector petrolero ha fijado sus ojos en el mar Argentino”, cuenta Martini. Durante el Gobierno de Mauricio Macri se les otorgaron a diferentes empresas permisos para buscar yacimientos petroleros en las aguas nacionales. La administración del expresidente Alberto Fernández amparó la decisión de su antecesor.

El movimiento “libertario” va un paso más allá y propone, sin medias tintas, privatizar el mar Argentino, de esta forma se le daría luz verde definitiva a la explotación petrolera en las aguas nacionales.

“¿Por qué las ballenas se están por extinguir o los elefantes? La diferencia es el alambrado. ¿Por qué las gallinas y las vacas no se extinguen? Porque hay un propietario”, justificó en campaña el hoy diputado nacional Bertie Banegas Lynch.

En enero, The Guardian publicó un artículo titulado “¿Qué vincula a Rishi Sunak, Javier Milei y Donald Trump? La oscura red detrás de sus políticas”. Para el periódico británico, “Milei está intentando lo que los conservadores han hecho en el Reino Unido durante 45 años”, un proyecto político influenciado por una serie de think tanks neoliberales a nivel global, Atlas Network, un “organismo coordinador global que promueve en términos generales el mismo paquete político y económico en todos los lugares donde opera”.

“Madrid es hoy un epicentro de esta batalla de ideas”

Guillermo Fernández Vázquez es licenciado en Sociología, Filosofía y doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid. Es uno de los académicos que más ha investigado a la ultraderecha europea.

En diálogo con El Salto, sostiene que es “clave poner el foco sobre la influencia de los think tanks libertarios en la extrema derecha occidental”. Advierte que “Milei no es un caso raro”, todo lo contrario. “Es con Milei por donde avanza el futuro político de la extrema derecha, que pasaría del modelo de la década pasada ligado al Estado de bienestar chauvinista a una nueva hegemonía ideológica que hoy están conquistando los libertarios”, analiza.

A su juicio, los dos eventos en Madrid “no son casualidad”. La capital de España es hoy “un epicentro de esta batalla de ideas”, lo que refuerza la idea de Madrid como la nueva Miami, “un nodo libertario que une Europa, Estados Unidos y Latinoamérica”.

Para este experto, el interés de Altas Network en Europa “va a tener efectos sobre la tendencia, la oferta y los discursos políticos de la ultraderecha”. “De algún modo, la aparición de este lobby en Europa está dejando muy obsoleta la vieja fórmula ganadora de la ultraderecha, el estado de bienestar chauvinista. Las fuerzas renovadas del discurso libertario y sus lobbies están desplazando el eje de la ultraderecha”.

Esta “ola ultraliberal” tiene algo de “inesperado y contraintuitivo”, agrega Fernández. “Con la pandemia hubo un consenso de que se saldría hacia modelos con Estados más fuertes y la sostenibilidad ambiental, que la pandemia mataba definitivamente al neoliberalismo. Lo que nos estamos encontrando tres años después del confinamiento es justo lo contrario: las ideas libertarias tienen más fuerza que nunca”, reflexiona.

La “peligrosidad” de estos lobbies, agrega, es “su capacidad transversal para penetrar a través de premios, becas y foros mucho más allá de las redes habituales de la ultraderecha tradicional”. Es decir: sus tentáculos son “mucho más eficaces” que los que hasta ahora estaban desplegando las usinas de ideas de partidos como Vox.

La misma reflexión hace Miquel Ramos, periodista e investigador especializado en extrema derecha. Ramos explica que el avance de esta red es “un claro peligro para la democracia”. “Estamos hablando de multinacionales que invierten una gran cantidad de dinero en que las democracias no limiten sus ganancias, aunque esto implique suprimir derechos y acrecentar la desigualdad. Uno de sus éxitos es, justamente, saber enmascarar muy bien sus proclamas y campañas para que las corrientes políticas y la opinión pública sean favorables. Esto es jugar muy sucio en democracia”, subraya.

Ramos aclara que “Atlas Network ya tenía puestas algunas fichas en Europa” y que su penetración no es nueva. El problema es que ahora, con esta ola ultraderechista a nivel continental, “la red va a tener en Bruselas mucha más gente a su disposición para seguir avanzando en su batalla cultural”.

[Fuente: El Salto]

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2024

La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.

Noam Chomsky
The Precipice (2021)

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