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José Eugenio Abajo

El racista e inspirador del franquismo padre Manjón, elevado a los altares

Los gitanos son: degenerados, pervertidos, nocivos para la sociedad, maleducan a sus hijos, son una verruga que hasta ahora no ha podido extirparse… La obra de Andrés Manjón está plagada de estas y otras frases similares. Y, sin embargo, en el 2000 el Vaticano, a propuesta de la Diócesis de Granada, le declaró “venerable” (y bastará que se le atribuya un milagro para poder subirle a los altares). Y en 2023 (con motivo del centenario de su muerte) se le han realizado diversos actos de homenaje. La revista “Universidad, Escuela y Sociedad” le ha dedicado un número monográfico y la principal publicación periódica católica, “Vida Nueva”, acaba de publicar un extenso artículo laudatorio sobre él[1]. ¿Cómo es posible?: el encumbramiento de este clérigo es un ejemplo del peso de una mentira repetida.

Andrés Manjón fundó, a finales del siglo XIX, la escuela del “Ave María” para alfabetizar y catequizar a niños desescolarizados del Sacromonte granadino. Fue un pionero en la escolarización de la infancia gitana, pero desde unos planteamientos cargados de etnocentrismo y antigitanismo.

Toda su actividad como escritor y pedagogo está regida por la defensa del Antiguo Régimen, del Estado confesional católico y de los sueños imperiales y por la oposición visceral al liberalismo, al laicismo y al movimiento obrero. Sigue la estela marcada por Pío IX de catolicismo integrista y primacía de la fe sobre la razón, así como la de Marcelino Menéndez Pelayo de fusión del catolicismo dogmático y la tradición española. “Nuestro principio y nuestro fin son teológicos”, “la humanidad ha sido, es y será religiosa” y ello constituye “la expresión de una ley natural, y como tal infalible”[2]. La religión católica es la única verdadera y tiene derecho a pautar cualquier asunto: “Dios lo quiere, Jesucristo lo enseña, la Iglesia lo aconseja, regula y manda, y asunto concluido”[3]. Esta actitud apologética manjoniana le ha de conducir a varios rasgos muy connotados de intolerancia:

1) Manjón preconiza el racismo, el antigitanismo y la intransigencia más feroces. Acusa a los gitanos de todos los defectos habidos y por haber. Es la persona que más cantidad de páginas ha escrito insultando al pueblo gitano. Su libro “El gitano et ultra. Hojas de educación social et ultra del Ave María” bien podría formar parte de la historia de la infamia. Defiende la jerarquización de las supuestas “razas” humanas y vilipendia también a los indígenas, africanos, judíos, árabes… así como a los ateos, protestantes y laicistas: “Los pueblos de África […] viven embrutecidos y sin ninguna clase de Cultura.”[4]; “A los gitanos hay que civilizarlos como a los indios, conllevando sus defectos, tratándolos como a niños mal educados, exigiéndoles poco esfuerzo […] reformando su lengua, traje, casa, oficio y hábitos.”[5]; “judíos y masones […] conspiran contra la sociedad cristiana y su moral y derecho, su integridad y pureza, su libertad y cultura”[6].

2) Manjón hace gala de colonialismo y belicismo. Se enorgullece de las conquistas llevadas a cabo por Europa en general y las españolas en particular, así como el genocidio de los pueblos indígenas y considera que la Historia de España es gloriosa, al haber sido descubridora, civilizadora y evangelizadora de América: “la raza de Europa” “es depositaria de los destinos del mundo”, por ser la “raza jafética, que es la más activa, invasora y dominadora de las razas” y, dentro de ella, “España llevará la progenitura”, por ser “la elegida por Dios para descubrir, poblar, cristianizar y civilizar el nuevo mundo” y por constituir un “pueblo de guerreros”, “a la vez misionero y guerrero”, “que bautiza y convierte en cristianos cuantos países descubre y conquista”, “descubre, bautiza y civiliza a América, dándole su sangre, idioma, religión y cultura”, ya que “los pueblos más creyentes y piadosos son también los más poderosos”, pues “penetran, influyen o dominan a los no bautizados” y “los soldados de la Cruz han sido, son y serán los portaestandartes de la cultura y la civilización entre los pueblos bárbaros.”; y, por ello, España tiene el derecho y el deber de anexionarse Marruecos: “[Debemos] seguir la tradición cristiana y patriótica de avanzar sobre el África”[7].

Señala que se emociona viendo desfilar los batallones escolares y al pensar que mañana “las armas de madera se trocarán en armas de verdad” y que esos niños dentro de unos años “verterán su sangre por España” y por extender su imperio y salvar el mundo[8].

3) Manjón promueve el androcentrismo, la homofobia y la demonización de la sexualidad y la coeducación. “[Es aberrante] que las mujeres miren, hablen, rían, anden y vistan como los hombres; que fumen, beban, monten, cacen y manejen las armas como los reclutas; que sean descaradas, desenvueltas, aventureras, atrevidas y galantes como los hombres […] Bueno que la mujer se instruya en los conocimientos triviales comunes a los dos sexos; que la que tenga talento, afición y dinero siga una carrera o se dedique al estudio; pero en este y otros puntos, no olvidemos que las excepciones no son reglas, sino excepciones y que para igualar en todo a la mujer con el hombre hay que hacer de mujeres hombres o de hombres mujeres, esto es, marimachos, en vez de mujeres y mariquitas, en vez de hombres. Lo cual repugna a la naturaleza y al buen sentido, pues el hombre no puede pasar de ama seca y la mujer cerebral disminuye en fecundidad o la pierde […] Respetemos la naturaleza, que ha hecho los dos sexos con aptitudes y fines diferentes. […] A la niña, por lo mismo que va, por regla general, para ser reina del hogar, edúquesela en esa dirección, y no como si se la destinara a peón caminero, recluta disponible, carrerista en competiciones […] y otros excesos”[9].

“Maestros, no incurráis en la flaqueza de confundir los sexos; hay que respetar la Naturaleza. El maestro que educa niños, hágalos hombres, y la Maestra que educa niñas, hágalas mujeres, y no intentemos hacer de los niños mariquitas y de las niñas marimachos. […] Si repugna el hombre mariquita, no repugna menos la mujer sargento. […] Pocos serán y raros […] los que pretenden hacer en todo iguales las hembras a los hombres, masculinizándolas; lo cual no deja de ser un despropósito contrario a la naturaleza, sosténgalo quienquiera. […] Eso solo pueden admitirlo los que no quieren que los hombres sean hombres y las mujeres, mujeres, sino que éstas se eduquen, vivan y muevan en sociedad como si fueran del sexo varonil o macho”[10]. “[Es lamentable que esté] el feminismo en el poder[11].

“[Es contrario a la naturaleza] que niñas y niños y jóvenes de ambos sexos se instruyan y eduquen en las mismas Escuelas, con los mismos Maestros y en las mismas ciencias y ejercicios, en conjunto, en montón. […] Respetemos la naturaleza, que ha hecho los dos sexos con aptitudes y fines diferentes, y aunque concedamos que la infancia inocente carece de sexo […] pensemos en que cada vez hay menos niños inocentes y por regla general no lo son de los ocho años arriba, y no conviene mezclarlos ni confundirlos, porque es contribuir a corromperlos. […] “[Debemos desterrar] el hablar de las escuelas mixtas de niños y niñas, de hombres y hembras, de los talleres y oficinas mixtas, de los juegos y diversiones en los cuales no se guarda el respeto debido a los sexos, del feminismo hombruno y de la moda prostituida.”[12]

4) La alternativa que plantea a la marginación es la caridad limosnera. (no la justicia ni la compensación de las desigualdades y redistribución de las rentas). Y la vía que propone para la formación y promoción de los desfavorecidos no es la inclusión escolar, sino los colegios segregados de beneficencia. Considera a los marginados culpables de su situación por su desidia (a la vez que, paradójicamente, también por su incapacidad genética) y no sujetos de derechos, sino destinatarios de la generosidad de los pertenecientes a una posición, raza y credo superiores. Ha tenido un enorme peso sobre los planteamientos asistencialistas y de la beneficencia: fue uno de los propulsores del enfoque benéfico-paternalista, “el trabajo misionero y social-asistencial” (Teresa San Román[13]) o “el paradigma de ‘pan y catecismo’” (Tomás Calvo Buezas[14]).

5) Su ideología y pedagogía son profundamente reaccionarias. Manjón se propuso frenar las concepciones educativas liberales y emancipadoras de la Institución Libre de Enseñanza, anarquistas y socialistas (laicismo, coeducación, educación en la libertad y el sentido crítico, centralidad de la infancia, etc.)Pero, simultáneamente, copió epidérmicamente algunas de las ideas y metodologías de la ILE y de la Escuela Nueva, aunque a su manera y rebozándolas de nacionalcatolicismo e integrismo (pervirtiendo su sentido originario e imbuyéndolo de una visión antropocéntrica sumamente pesimista: reitera que “el niño está inclinado al mal”). También es significativo que se sirva de juegos… para aprender de memoria —meros trucos nemotécnicos— textos del catecismo, de geografía o de historia… Sus hagiógrafos seleccionaron esas frases sueltas de elogio de los juegos o del contacto con la naturaleza (plagiadas de la ILE, como he señalado) y cerraron los ojos al conjunto de su obra, en absoluto renovadora.

Su ideal educativo es lo que él llama los “rosarios armados”, en los que se rezaba acompañados por un batallón infantil de niños uniformados y con escopetas de madera y otros niños, también uniformados, tocando marchas militares con cornetas y tambores (vid. fotos de esos batallones manjonianos)[15].

Fue el principal inspirador de las ideas pedagógicas del franquismo. Aunque al producirse el golpe militar él había muerto hacía una década, sus ideas supusieron las bases educativas del “nuevo” régimen (no en vano la primera Ley de Educación del régimen franquista —Ley de 17 de julio de 1945 sobre Educación Primaria— comienza con varias líneas elogiosas a Manjón y a muchos colegios durante la dictadura se les puso su nombre). Sus postulados de centralidad de la enseñanza de la religión católica y de la enseñanza patriótica fueron la médula de la educación franquista hasta la Ley General de Educación de 1970.

Los franquistas (en su afán por desterrar las ideas pedagógicas de la República y a los maestros republicanos) impusieron a Manjón como modelo de lo que debe ser la educación y le presentan como a un santo que ayudaba a los pobres y los gitanos… Y esa fama la han ido alimentando hasta nuestros días y, a medida que avanzaba el largo franquismo, le fueron sometiendo a aggiornamento.

Produce consternación que un apologista del racismo y del antigitanismo más crueles y que fue usado como principal referente ideológico educativo de la dictadura franquista y para sepultar la renovación educativa republicana, se pretenda subirlo a los altares, tan solo porque se puso la piel de la caridad. Es muy lamentable que los intentos modernizadores y democratizadores del movimiento obrero y de la burguesía ilustrada (como la Institución Libre de Enseñanza) se estrellaran contra los reaccionarios como Manjón y se cercenaran con el golpe de Estado y la dictadura franquista… Pero considero escandaloso que hoy todavía quieran vendernos como digno de ser santo y como pedagogo renovador a un racista, xenófobo, machista, colonialista y homófono descomunal (y que alardeó de ello en multitud de escritos). El que Manjón exprese su etnocentrismo con total desparpajo, insistencia y vehemencia y el que sus seguidores no le den importancia y sigan refiriéndose a él como “educador cristiano de las periferias”, “defensor de la promoción de los gitanos” y “español universal” constituyen sendos ejemplos de cómo el antigitanismo se asumía y se sigue asumiendo como algo normal, banalizado y carente de importancia.

El padre Manjón es una figura fundamental para entender la historia de España de las últimas décadas del XIX y de gran parte del XX; y, sin embargo, ha sido muy poco estudiado y se le ha adornado con unas virtudes que no poseía en absoluto. Y apenas se ha contrarrestado esta impostura. Tanto es así que todavía hoy, si consultamos la Wikipedia, o la página web de la Real Academia de la Historia o en los libros y revistas de Historia de la Educación (p. ej.: http://revista.muesca.es/…/2-%20La%20herencia…) ¡el padre Manjón sigue figurando como benefactor de los gitanos y como pedagogo innovador! Así lo piensan también muchos maestros, a los que les educaron en esa mentira.

En alguna publicación reciente[16] se llega incluso a afirmar que Manjón fue de los que “trabajaron en paralelo con la denominada Edad de Plata (1875-1936)”, es decir, en el auge cultural y artístico que tuvo lugar en esos años en España. Y en otra revista[17] se sostiene, sin pudor alguno, que Manjón fue un artífice del renacer cultural de Granada en las primeras décadas del siglo pasado, junto a García Lorca y Manuel Falla… Cuando lo cierto es que Manjón se sitúa en las antípodas de García Lorca o de Falla. García Lorca y Falla eran hijos de la Institución Libre de Enseñanza y habían sido educados en el internacionalismo, el interculturalismo, la libertad, el laicismo, el amor por la cultura popular, el respeto por la diversidad… y, por todo ello, sentían una profunda consideración y una gran admiración por el pueblo gitano, como es sabido, y el pueblo gitano fue inspiración de sus respectivas obras… Recuerdo que en una charla oí comentar a Paco Suárez que Falla iba a las cuevas del Sacromonte con su libretita y allí copiaba los ritmos y melodías que oía cantar y tocar a los músicos gitanos… Manjón estaba en contra de todo esto, lo detestaba; lo suyo eran las marchas militares, el nacionalcatolicismo, el desprecio a todo lo popular y la desconfianza de las libertades… y las migajas de una caridad paternalista. Pretender ahora asimilarle al krausismo y a la ILE constituye una patraña.[18]

Notas

  1. Palma, Andrés (2023). Andrés Manjón. Educador cristiano de las periferias. Vida Nueva, 3340, p. 24.
  2. Manjón, Andrés (1915) (ed. de 1945). El maestro mirando hacia dentro. Madrid: Imprenta de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, p. 181.
  3. Manjón, Andrés (1916) (ed. de 1973). Hojas paterno-escolares. Burgos: Diputación Provincial de Burgos, p. 38.
  4. Manjón, Andrés (1900) (ed. de 1948). Hojas pedagógicas. Granada: Patronato de las Escuelas del Ave María, pp. 314-325.
  5. Ibid., p. 31.
  6. Manjón, Andrés (1925). El maestro mirando hacia afuera o de dentro a fuera. Madrid: Imprenta de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, p. 180.
  7. Manjón, Andrés (1900), op. cit., pp. 314-325.
  8. Ibid., pp. 221-222.
  9. Manjón, Andrés (1921), op. cit., pp. 155-157.
  10. Manjón, Andrés (1916), op. cit., pp. 44-45.
  11. Manjón, Andrés (Introducción y texto crítico: J. M. Prellezo) (1973). Diario del P. Manjón (1895-1923). Madrid: BAC, p. 365.
  12. Manjón, Andrés (1921), op. cit., p. 185.
  13. San Román, Teresa (1976). Vecinos gitanos. Madrid: Akal, p. 312.
  14. Calvo Buezas, Tomás (1986). Servicios sociales y minorías étnicas, en AA.VV. (1986): De la beneficencia al bienestar social: Cuatro siglos de acción social. Madrid: Editorial Siglo XXI/ Consejo General de Colegios Oficiales de Diplomados en Trabajo Social y Asistentes Sociales, p. 388.
  15. Fray Valentín de la Cruz (1984). Andrés Manjón y Manjón. Su tiempo, su vida y su obra. Granada. Ediciones de la Asociación Manjoniana, p. 224.
  16. Andrés Palma (2023), op. cit., p. 24.
  17. Reynaldo Fernández (2023). Andrés Manjón y la música en el contexto de la Edad de Plata granadina. Revista Universidad, Escuela y Sociedad (2023), 16, p. 5. https://revistaseug.ugr.es/…/revista…/article/view/28679
  18. Para profundizar en todo lo expuesto, se puede consultar mi estudio sobre Andrés Manjón: Abajo, José Eugenio (2023). Andrés Manjón: su obra y su influjo en el ideario franquista y en el antigitanismo. Revista d’Història de l’Educació, 41, pp. 33-64, https://revistes.iec.cat/index.php/EduH/article/view/150705

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2023

Señores políticos:

impedir una guerra

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que pagarla.

Gloria Fuertes
Poema «Economía»

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