La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Martín Cúneo
La bomba atómica, la limpieza étnica y los animales humanos: quién es quién en el Gobierno Netanyahu
El 5 de noviembre, el ministro israelí Amichai Eliyahu admitía que arrojar una bomba atómica sobre la Franja de Gaza era “una de las posibilidades” que se barajaba en el Gobierno. Aunque sus palabras fueron desmentidas a toda prisa por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, obligan a volver la vista sobre el gabinete que está detrás de la masacre de más de 11.180 palestinos —4.600 de ellos niños y niñas— en apenas un mes.
“Las palabras de Eliyahu están alejadas de la realidad”, aclaró Netanyahu. Pero no se trata de una afirmación aislada, sino de una metida de pata histórica y diplomática —Israel siempre ha negado tener armamento nuclear—, que forma parte de una línea de pensamiento que comparte buena parte del Gobierno liderado por Netanyahu.
De hecho, no es la primera vez que la solución de la bomba atómica aparece en las declaraciones de ministros y altos cargos de los partidos de la coalición. El 2 de noviembre, Galit Distel-Atbaryan, exministra y diputada del Likud —el partido de Netanyahu—, pedía “borrar a toda Gaza de la faz de la tierra”, a la vez que apelaba a una “fuerza israelí vengativa y cruel” que acabara con los “monstruos”.
El 10 de octubre, otra diputada del Likud, Talli Gotliv, insistía en la necesidad de un ataque nuclear con misiles Jericó antes de que entren las fuerzas militares: “¡Este país tiene su dignidad, su fuerza y su seguridad! Es hora de besar el fin del mundo”. En su muro de Twitter añadía: “No hay persona en el mundo que no comprenda el poder de la legitimidad y el deber de pisotear y eliminar Gaza”.
El 21 de diciembre de 2022, Netanyahu conseguía formar el “gobierno más extremo en la historia del país”, según el líder de la oposición Yair Lapid. Este gobierno ultra está formado por los conservadores sionistas del Likud, el expansionismo colono, racista y homófobo del Sionismo Religioso o los ultraortodoxos del Judaísmo Unido de la Torá y del Shas. Tras los ataques, el Gobierno de emergencia sumó al también derechista Partido de Unidad Nacional, de Benny Gantz, que ejerció de jefe del Estado Mayor del Ejército durante el ataque israelí a Gaza en 2014 que duró 50 días y causó 2.310 muertos, el 70% civiles según la ONU.
Aunque los ministros más cercanos a Netanyahu conservan los principales resortes del poder, la deriva de la guerra contra Palestina ha llevado a todo el Gobierno hacia las posiciones defendidas por sus aliados más radicales, aquellos que propugnan la eliminación física de los palestinos, la expansión de los asentamientos, y que Gaza y Cisjordania vuelvan a estar, sin matices, bajo mando israelí.
La duda es razonable y a cada declaración de un ministro o diputado de los partidos gobernantes en Israel la certeza es mayor: ¿no estará la Unión Europea y España, por acción y omisión, apoyando a una banda de lunáticos de extrema derecha con ideas supremacistas, ultrarreligiosas, racistas, colonialistas y genocidas? Un repaso a la vida y pensamiento de los principales responsables del Gobierno israelí ayuda a encontrar una respuesta.
“Israel dirigirá, durante un periodo indefinido, la seguridad de Gaza”
Benjamin Netanyahu, primer ministro
Benjamin Netanyahu, Bibi, ostenta varios récords. Es el primer mandatario nacido en el Estado de Israel, el más joven —cuando ganó las elecciones de 1996—, el que ha estado más años en el Gobierno —más de 15 frente a los 13 del mítico Ben Gurion—, lidera el gabinete más derechista de la historia del país y va camino de protagonizar la mayor matanza de civiles y el mayor desplazamiento de palestinos en la historia del Estado de Israel: en la Nakba de 1948, se calcula que murieron 13.000 palestinos, una cifra que será alcanzada en unos pocos días de continuar la tendencia actual; los palestinos expulsados por las fuerzas israelíes en el éxodo palestino de 1948 fueron 750.000, una cifra que ya ha sido superada por los desplazados internos provocados por los ataques israelíes desde el 7 de octubre.
Como líder del Likud y como primer ministro entre 1996 y 1999, entre 2009 y 2021 y desde 2022 hasta la actualidad, Netanyahu es el líder político que mejor encarna la deriva de Israel hacia posiciones cada vez más derechistas, violentas, expansivas, colonialistas y racistas contra la población palestina.
Netanyahu formó parte del Gobierno del halcón Ariel Sharon, pero su oposición al plan de Desconexión, que supuso el abandono de la Franja de Gaza en 2005, hizo que se alejara del gabinete. Ahora, con la inminente reocupación de Gaza, se le ha presentado la oportunidad de deshacer ese entuerto y recuperar el control de la Franja: “Creo que Israel tendrá, durante un periodo indefinido, la responsabilidad general de la seguridad, porque hemos visto lo que sucede cuando no la tenemos”, declaraba el 7 de noviembre a la cadena estadounidense ABC.
“El pueblo palestino es una invención, yo soy palestino”
Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas
Miembro del ultraderechista, expansionista e integrista Partido Sionista Religioso, es uno de los ideólogos del Gobierno de Netanyahu y autor del Plan Decisivo o Plan Smotrich, una estrategia para acabar con la autonomía y las pretensiones nacionales palestinas.
El plan, que pretende asentar a otro medio millón de israelíes en Cisjordania, conseguía un nuevo hito en agosto de 2023 con el anuncio de nuevos asentamientos en el Área de Judea y Samaria, el nombre oficial que Israel da a los territorios ocupados de Cisjordania. El plan cobró notoriedad en el contexto de una serie de ataques de grupos armados contra civiles en estas zonas, incluido el asesinato de una maestra de jardín de infantes cerca de Hebrón en agosto de 2023. El ministro de Finanzas dejó claro el vínculo entre los planes de expansión y los ataques palestinos: “A raíz de los dos terribles ataques terroristas de esta semana, solicitamos llevar el plan al gabinete el próximo domingo”. La propuesta de Smotrich encontró la oposición del Departamento de Estado de EE. UU., al considerar que “socavaría la solución de los dos Estados”.
Es exactamente lo que pretende Smotrich. Según escribía en 2018, el modelo de los dos Estados ha llevado a Israel a “un callejón sin salida”. La alternativa, argumentaba, “es una nueva disposición de la sociedad israelí para ganar el conflicto, en lugar de limitarse a gestionarlo”.
En su Plan Decisivo no hay lugar para dos movimientos nacionales en la misma tierra: “La contradicción entre la existencia del Estado Judío y la aspiración nacional palestina es inherente; es inherente al desarrollo mismo de ‘pueblo palestino’”, un pueblo que, según su concepción, “es un reflejo negativo del sionismo”, es decir, que no existiría sin el sionismo. Estas contradicciones hacen imposible llegar a un acuerdo de paz perdurable. Para este ministro israelí, “poner fin al conflicto” solo puede pasar por “crear y consolidar la conciencia de que solo hay lugar para una expresión de autodeterminación nacional al oeste del río Jordán: la de la nación judía”:
Para ello, deja claro que el Estado israelí “ha llegado para quedarse” en Judea y Samaria y que “el sueño árabe” en Cisjordania “ya no es viable”. Aquellos palestinos —no los llama así, sino “árabes”— que quieran quedarse pueden hacerlo siempre que “renuncien a sus aspiraciones nacionales”. Aquellos que sigan teniendo ambiciones nacionales “recibirán ayuda para emigrar a uno de los muchos países donde los árabes realizan sus ambiciones nacionales, o a cualquier otro destino en el mundo”. Es decir, serán expulsados.
El 6 de noviembre pasado, este ministro ultraderechista volvía a la carga con la propuesta de crear “zonas tapón” alrededor de los asentamientos israelíes en Cisjordania para “impedir la entrada de árabes” ante el “fracaso” del ejército “a la hora de mantener niveles de seguridad aceptables en la zona”. El ministro también ha pedido el cierre de las carreteras en las áreas de recolección de aceitunas, una de las principales tareas de la población agrícola palestina. Las autoridades palestinas calificaron el anuncio de “colonialista” y propio de un Gobierno “fascista”.
Este político ultraderechista lleva años defendiendo la necesidad de reocupar Gaza. En mayo de 2023 declaraba en una entrevista en Canal 14: “Probablemente llegará el momento de regresar a Gaza, desmantelar a Hamás y desmilitarizar Gaza”.
“Estamos luchando contra animales humanos”
Yoav Gallant, ministro de Defensa israelí
Las declaraciones de Yoav Gallant, ministro de Defensa, realizadas dos días después del ataque de Hamás contra objetivos civiles en Israel, fueron una primera señal de alerta para una opinión pública mundial. “Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos de la misma manera”, dijo desde la base del Mando Sur, desde donde anunció el inicio del bloqueo total de la Franja, ayuda humanitaria, agua, alimentos, combustible y electricidad incluidos.
El paralelismo del discurso del ministro de Defensa con la retórica del Partido Nazi alemán resulta evidente. Según una reciente investigación de las universidades de Stanford (California) y Tel Aviv, el discurso nacionalsocialista comenzó en los años 30 animalizando a los judíos europeos, presentándolos como seres incapaces de tener sentimientos humanos y, cuando comenzó el exterminio, pasó a compararlos con seres monstruosos, un paso necesario para “rebajar las barreras morales hacia su eliminación en masa”.
Gallant ha liderado desde el principio la respuesta militar israelí tras los ataques de Hamás del 7 de octubre, una reacción que, según sostiene, “se recordará los próximos 50 años”. Según afirmó el militar, “el precio que pagará la Franja de Gaza será muy alto, cambiará la realidad para las próximas generaciones”. Y este cambio también afectará al mismo concepto de la guerra: “Las reglas de la guerra han cambiado”.
Yoav Gallant también estuvo al mando de la operación Plomo Fundido contra Gaza en 2008, en la que fueron asesinados 1.400 civiles palestinos, un tercio de ellos niños. Las Naciones Unidas, en un informe de 574 páginas, acusó al ejército de Israel de cometer “crímenes de guerra” y “posiblemente crímenes contra la humanidad” en aquella operación militar.
Según la ONU, la operación Plomo Fundido tenía como blanco a toda la población de Gaza y formaba parte de una política de “castigo colectivo” iniciada en junio de 2007 con el bloqueo al territorio impuesto después de que Hamás llegara al poder un año antes. “Era obvio para el Comité que el ejército israelí no había distinguido entre personas y bienes civiles y objetivos militares. Ni las pérdidas de vidas ni los daños causados a las propiedades guardaban proporción con los perjuicios sufridos por Israel o con cualquier amenaza de futuros perjuicios. No había pruebas de que pudiera lograrse ninguna ventaja militar matando o hiriendo a civiles o destruyendo propiedades”, se puede leer en el informe.
La estrategia utilizada en aquellas semanas de 2008 que conmocionaron al mundo ha sido replicada en este mes con unas dimensiones que hacen palidecer a la operación Plomo Fundido.
“Cientos de toneladas de explosivos, ni un gramo de ayuda humanitaria”
Itamar Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional de Israel
Este político supremacista y ultraderechista ha sido uno de los más señalados por los fallos de inteligencia que no consiguieron prevenir el ataque del 7 de octubre. En su juventud fue presidente de Kach, una organización vetada en el propio Israel por incitar al odio contra los palestinos. Esta agrupación, activa entre 1971 y 1994, luchaba por la expulsión de los árabes, la implantación de la ley judía como única ley del Gran Reino Bíblico de Israel y la destrucción de las mezquitas de la famosa explanada de Jerusalén. Ben-Gvir fue arrestado en numerosas ocasiones por disturbios y llegó a amenazar al entonces primer ministro Isaac Rabin, poco antes de su asesinato en 1995 a manos de un estudiante de ultraderecha. Sus excesos derechistas de juventud llevaron al propio ejército israelí a negarle el acceso al servicio militar.
Ben-Gvir forma parte de uno de los partidos aliados de Netanyahu, Poder Judío, fundado en 2012 entre otros por Michael Ben-Ari, cuya participación electoral fue vetada después de que Estados Unidos lo definiera como “terrorista” por sus opiniones “manifiestamente racistas”. Según Ben-Ari, un árabe que “hablara mal” contra un judío debería ser ejecutado. Poder Judío actualmente está integrado en el partido del Sionismo Religioso. Su cántico más famoso es “muerte a los árabes”, ahora reconvertido en “muerte a los terroristas”.
Desde el Gobierno de Netanyahu, Ben-Gvir ha defendido las posiciones más radicales y violentas contra la población palestina: “Mientras Hamás no libere a los rehenes que tiene en sus manos, lo único que necesita para entrar en Gaza son cientos de toneladas de explosivos de la Fuerza Aérea, ni un gramo de ayuda humanitaria”.
“Tras la guerra, el territorio de Gaza disminuirá”
Eli Cohen, ministro de Relaciones Exteriores
El discurso oficial de que los bombardeos sobre Gaza y la invasión terrestre tienen como objetivo acabar con Hamás está lleno de fisuras. Las propias declaraciones de los más altos cargos políticos de Israel así lo confirman. “Al final de esta guerra, no solo Hamás ya no estará en Gaza, sino que el territorio de Gaza será más pequeño”, fue la forma de decirlo de Eli Cohen, ministro de Relaciones Exteriores, otro de los pesos fuertes del Gobierno de Netanyahu. Con estas palabras, el canciller israelí ampliaba a Gaza la propuesta de Smotrich de crear “zonas tapón”. Estos territorios de “amortiguación” servirían, según este ministro, para mejorar la protección de los asentamientos y ciudades del sur de Israel y evitar ataques como los del 7 de octubre.
Eli Cohen es uno de los pesos pesados del Gobierno, se le considera una figura clave en el acercamiento y normalización de relaciones entre Israel y varios países árabes, entre ellos Arabia Saudí y Marruecos. En el frente bélico de las relaciones internacionales este diputado del Likud se ha enfrentado al secretario general de Naciones Unidos, Antonio Guterres: “Shame on you [’Qué vergüenza’]”, le decía el 6 de noviembre después de que el portugués afirmara que Gaza se estaba “convirtiendo en un cementerio de niños”.
Cohen también ha chocado con el Papa Francisco, a quien acusa de no condenar de forma “clara e inequívoca” los ataques de Hamás, cosa que sí hizo, pero dedicando desde el balcón de la plaza de San Pedro también palabras a los civiles masacrados en Gaza. Según Cohen, es “inaceptable que se exprese preocupación principalmente por los civiles gazatíes mientras Israel está enterrando a los 1.300 que fueron asesinados”. Sobre todo, insiste en sus declaraciones Eli Cohen, porque el ejército de israelí “no ataca a personas”.
“Israel no tiene otra opción que reocupar Gaza”
Orit Strock, ministra de Asentamientos y Misiones Nacionales
La retirada de Israel de Gaza en 2005 fue un error y Tel Aviv debe recuperar el control total de la Franja. Esta posición no solo es defendida por el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, sino también por la ministra de Asentamientos y Misiones Nacionales, Orit Strock, del partido del Sionismo Religioso.
En mayo de 2023, esta política de extrema derecha ya declaraba en la radio israelí que Tel Aviv no tiene más opciones que volver a ocupar la Franja: “Israel huyó dos veces de Gaza: la primera vez durante Oslo [1993] y la segunda durante la retirada [2005]. Esta no puede ser una situación de seguridad aceptable en Gaza”. Strock afirmó que la alternativa sería costosa, pero asumible con un amplio consenso entre la población. Aunque el parlamento israelí había conseguido en mayo de 2023 aprobar una ampliación de los asentamientos ilegales en Cisjordania, la ministra afirmó que en ese momento no existía consenso para reocupar Gaza. “A largo plazo, no habrá más opción que hacerlo”, dijo. Con los ataques de Hamás sobre la mesa, parece que ese consenso ansiado por la extrema derecha para recuperar el territorio que el Gobierno de Ariel Sharon evacuó en 2005 ha tomado cuerpo.
“No sé cuánto tiempo nos tomará, pero la Franja de Gaza es parte de la tierra de Israel y algún día tendrá que volver a ella”, decía en declaraciones para el Canal 7, meses antes de que estalla el presente conflicto.
En marzo, esta ministra consideraba que la reforma de la Ley de Desconexión de 2005 era un paso hacía el reasentamiento israelí en la Franja de Gaza. En aquella reforma, el parlamento derogó las cláusulas que prohibían los establecimientos israelíes en Homesh, Ganim, Kadim y Sa-Nur, las únicas cuatro colonias de Cisjordania que se evacuaron en aquel año. “Nuestro primer paso será legalizar la Yeshivá [el centro de estudios de la Torá] de Homesh y luego renovaremos gradualmente los asentamientos”, dijo entonces la ministra Strock. “Creo que, al final, el pecado de la desconexión se revertirá”, dijo Strock.
Un artículo de Rogel Alpher en el periódico israelí Haaretz definía a Strock como “una de las personas más turbias de Israel”, parte del “fascismo mesiánico del Gobierno” y representante “de la inconsciencia israelí, la fantasía, los deseos que, en lugar de permanecer enterrados y reprimidos, irrumpen en la superficie, como demonios del inframundo”.
“Hay que evacuar a la población civil al Sinaí”
Gila Gamliel, ministra de Inteligencia
El 30 de octubre, saltaba un nuevo escándalo con la filtración de un documento interno del Ministerio de Inteligencia, en donde se recomendaba el traslado forzoso y permanente de 2,2 millones de palestinos de la Franja de Gaza a la desértica península de Sinaí, en Egipto. El documento, del 13 de octubre y con el logo de este ministerio, incluye un minucioso plan en el que se propone la creación de ciudades de tiendas de campaña. Con el tiempo, estos campamentos se transformarían en ciudades permanentes en el norte del Sinaí. La primera etapa del plan implica la “evacuación” hacia el sur de la población de Gaza mientras los bombardeos se centran en el norte de la Franja. La segunda etapa, que terminará con la ocupación de toda Gaza, según el informe filtrado, se centrará en la “limpieza de los búnkeres subterráneos de los combatientes de Hamás”.
Junto con la reocupación de la Franja, en una tercera etapa, el informe planea la expulsión de los civiles palestinos a Egipto, “dejándoles claro que no hay esperanzas de regresar” a un territorio que pasaría a formar parte de Israel. Para ello, recomienda el informe, se necesita convencer primero a los aliados de Israel, empezando por los países árabes y Estados Unidos.
A pesar de que el Ministerio de Inteligencia es un pequeño organismo estatal dirigido por Gila Gamliel encargado de realizar informes y recomendaciones, para el medio responsable de la filtración, +972 Magazine, el hecho de que una instancia del Gobierno israelí haya preparado una “propuesta tan detallada” revela que la idea del “traslado forzoso” hacia el Sinaí está en el debate gubernamental, unos planes que no resultan para nada descabellados, indican, especialmente porque ya se ha producido el desplazamiento forzado de un millón de palestinos hacia el sur de la Franja.
“La solución a la crisis de la vivienda se encuentra en Cisjordania»
Yitzhak Goldknopf, ministro de Vivienda
En febrero de este año, el ministro de Vivienda israelí, Yitzhak Goldknopf, anunciaba una nueva expansión de asentamientos israelíes. Esta vez se trataba de una nueva comunidad de colonos en la frontera con Gaza, en pleno desierto del Néguev, en el que vivirán 500 familias. El anuncio fue criticado inmediatamente por Hamás ya que supone “una peligrosa escalada que no dará seguridad ni estabilidad a los colonos ni dará a la ocupación legitimidad o soberanía sobre el territorio”. El grupo islamista declaró entonces, ocho meses antes del 7 de octubre, que “el gobierno de ocupación es el único responsable por la decisión de asentar a colonos cerca de la Franja de Gaza y ponerlos en peligro”.
“Mantenemos el impulso para construir comunidades alrededor de la Franja de Gaza como una respuesta adecuada al terrorismo y como expresión fundamental del sionismo de asentarse en la Tierra de Israel”, dijo entonces Netanyahu. La comunidad, llamada Hanon, tendrá “una enorme importancia nacional, especialmente en estos días y en esta región”, declaró Goldknopf. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, que ya había estado implicado en el plan original, afirmó que el nuevo asentamiento “es una materialización práctica de la visión sionista”. Este 7 de noviembre, se confirmaron los planes para la creación de este nuevo asentamiento.
Frente a la crisis de acceso a la vivienda que sufre Israel —en 2022, el precio de la vivienda aumentó un 22%—, el ministro Goldknopf, del partido ultraortodoxo Judaísmo Unido de la Torá, afirmaba en enero de 2023 que la solución pasaba por incentivar la construcción en los territorios ocupados de Cisjordania. “Tenemos un deber con todas las parejas jóvenes en Israel sin tener en cuenta su raza, religión o cosmovisión. El tema de la vivienda tiene que ver con todos. Ayudaremos a nuestros hermanos en Cisjordania. Una parte de la solución a la crisis de la vivienda se encuentra allí”, dijo Goldknopf.
“Hay que volver a la política de asesinatos selectivos”
Miri Regev, ministra de Transporte
La actual ministra de Transportes de Israel manifestaba el 10 de agosto de 2018 —cuando era ministra de Cultura— la necesidad de volver a la política de asesinatos selectivos, abandonada, al menos oficialmente, en 2017. “La ecuación debería ser muy simple: si nuestros hijos viven con miedo, entonces el liderazgo de Hamás debe vivir con miedo”, declaró Regev, quien ejerció anteriormente como portavoz del ejército israelí. El 9 de mayo de 2023, el ejército bombardeó Gaza para acabar con la vida de tres altos cargos de la Yihad Islámica Palestina. Además de los líderes de este grupo armado, en el ataque a sus domicilios también murieron sus esposas e hijos. En total unos diez civiles fueron asesinados y otros 20 resultaron heridos en aquel “asesinato selectivo”.
Con el reinicio de los ataques israelíes contra Gaza después del 7 de octubre, también han vuelto los asesinatos selectivos. En los dos primeros, según reconoció Israel, fallecieron el responsable de finanzas de la Franja de Gaza y miembro de Hamás, Yoad Abu Shamala, y el jefe de Relaciones Nacionales y líder de Hamás, Zakaria Abu Maamar.
“Que se vayan a Irlanda o al desierto”
Amichay Eliyahu, ministro de Patrimonio
Este político de ultraderecha, encargado del Ministerio de Patrimonio, admitió el pasado 5 de noviembre que la posibilidad de que Israel lanzara una bomba atómica sobre la Franja de Gaza era “una de las opciones” sobre la mesa. El primer ministro Netanyahu lo ha desautorizado y alejado del gabinete, pero no ha sido destituido y sus declaraciones en este y otros ámbitos no chocan con el tono general del Gobierno.
Este ministro, integrante del partido supremacista Poder Judío, considera como “combatientes” a toda la población de Gaza, aboga por “el establecimiento de asentamientos judíos en la Franja de Gaza” y por la expulsión de los palestinos “a Irlanda o al desierto”. Sobre la bomba atómica que el Estado israelí nunca admitió tener, el ministro, se excusó aclarando que “cualquier persona sensata” entenderá que se trataba de una cuestión “metafórica” y a lo que se refería, más bien, es a que “se requiere un respuesta fuerte y desproporcionada frente al terrorismo”.
El polémico ministro comentaba un vídeo en el que se veía una excavadora militar destrozando todo a su paso y dejando vía libre a los soldados por la Franja de Gaza: “El norte de Gaza está más bonito que nunca”. Y luego añadía: “Volar y aplastar todo. Es un regalo para los ojos”.
[Fuente: El Salto]
13 /
11 /
2023