Sabíamos que las bibliotecas están llenas de tratados de ciencia política que, pese a sus diferentes tendencias, coinciden en considerar oro de ley el dictum aristotélico según el cual «para ser humano hay que tener polis». Lo que faltan son estantes que recojan lo que han dicho y pensado quienes se sitúan al margen y son marginados, ya por convicción, ya por imposición.
El forofo polideportivo
GOOOO… L
El fútbol, como los toros, los bares, el ejército, es cosa de hombres. De muy hombres.
Algunas chicas se empeñaron en penetrar en el sanctasanctórum de los estadios. Entrar no entraron, se las reenvió a espacios marginales. Total eran cuatro desarrapadas. Seguramente unas antisociales.
Siempre estuvieron maltratadas, sin sueldo y bajo sospecha. Casi siempre dirigidas por hombres que desconfiaban de ellas. Al anterior seleccionador lo tuvieron por maltrato. Impusieron a un enchufado, algo más listo, hijo de un directivo. Las futbolistas, que ya empezaban a tener un cierto reconocimiento, se plantaron. Contra sus malos tratos (entre otras cosas se cuenta que obligaba a tener la puerta de la habitación abierta, no fuera que aprovechando la noche hicieran guarradas) y su deficiente preparación. Las autoridades lo consideraron una ofensa, pero al final tuvieron que hacer concesiones para que algunas de las cracks volvieran a la selección. Algunas resistieron, pero la carne es débil, un mundial no pasa cada mes y algo habían conseguido.
La competición salió mejor de lo previsto. Y con el Campeonato estos dirigentes y este entrenador pensaron que podían lavar sus malos tratos, vengarse de las “ofensas” recibidas. Tal era su prepotencia que dieron un recital de comportamientos machistas a la vista del veraniego público mundial que presenciaba el evento.
Les pilló su desubicación temporal. No haber entendido que el feminismo conecta con la percepción cotidiana de millones de mujeres (y esperemos que también de hombres). El gol más importante se marcó cuando el partido estaba acabado. Fue un gol de las mujeres, de su firmeza, de sus razones, de su solidaridad. Y un gol en propia puerta de unos machos que no quieren entender nada. Rubiales ha hecho un Luis XVI. Y por una vez el fútbol, que habitualmente es sólo un negocio y una forma de alienar a los hombres, ha generado una respuesta social transformadora. Es solo una batallita, pero vale la pena celebrar este gol.
30 /
8 /
2023