La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Silvia Federici y Verónica Gago
Ocho tesis para profundizar la lucha feminista
Vivimos un momento crucial, de aceleración de la crisis que el capitalismo está produciendo en la vida de millones de personas, de movilizaciones y formas diversas de subversión de la vida cotidiana empujadas por los feminismos. Tenemos ante nosotras muchas temáticas que necesitamos abordar y debatir.
Requerimos discutir cuáles son las prospectivas políticas y los horizontes actuales de las luchas feministas, y elaborar un análisis feminista sobre “el plan del capital”, las nuevas formas de explotación y de imperialismo, y las formas más contundentes de resistencia y de construcción de una nueva realidad social.
En lo que sigue, vamos a enunciar algunas tesis que pueden servir para abrir un debate y una elaboración colectiva sobre estas temáticas.
I
Las luchas feministas y las políticas feministas no tienen como finalidad solamente mejorar las condiciones de vida de las mujeres y de las personas disidentes de la heteronorma, sino que tienen como objetivo cambiar el mundo.
No hay cambio sustancial en la vida de nuestras comunidades sin una profunda transformación social. Como mujeres, somos el sujeto fundamental que hace posible la reproducción de la vida y, en esta sociedad capitalista, que hace posible la reproducción de la fuerza de trabajo, la reproducción de lxs trabajadorxs.
Por eso, hay acuerdo entre los movimientos feministas que desde nuestro terreno de lucha y análisis, que bajo nuestras perspectivas principales, se asientan en la reproducción social.
Afirmamos, entonces, que los feminismos en lucha deben tener un punto de vista sobre todos los aspectos de la vida social, una mirada que logramos gracias a la ampliación y conexión entre luchas muy diversas. Eso significa que podemos y debemos intervenir en cualquier temática, en todas las temáticas.
No hay cambio social, no hay perspectiva ni problemática que no afecten la reproducción de la vida. La reproducción de la vida es el punto de partida de la metodología de análisis y de la producción de nuestras estrategias.
II
Es esencial presentar una visión comprensiva del plan del capital: entender cuáles son las formas en que el capitalismo está avanzando, cómo está organizando sus formas de explotación y extracción, sus guerras imperialistas, sus pugnas inter-capitalistas.
¿Cuál es el plan del capital hoy? Descifrándolo, podemos comprender cómo interviene en las políticas específicas y también cómo responde a las luchas concretas que estamos protagonizando.
Un ejemplo de esto es la lucha contra el extractivismo, que es una lucha contra una política que destruye la vida y una lucha antisistémica. Es así porque el extractivismo es un pilar fundamental del avance del capitalismo.
Además de condenar y luchar contra el daño específico que el extractivismo hace en lugares particulares, requerimos entender en conjunto este sistema monstruoso de destrucción.
III
Necesitamos una metodología y una visión comprensiva que pueda poner en contacto el conjunto de luchas que se están desplegando —las luchas en defensa de los cuerpos con las luchas en defensa de los territorios, las luchas contra la deuda y contra la destrucción ecológica, entre otras— y ampliar los horizontes de cada una de ellas.
En cualquier lucha, aunque sea pequeña, se puede y se debe manifestar la razón y los objetivos por los cuales luchamos, y aquello que queremos construir. Desde ahí podemos unirnos con compañeras de otras partes del mundo y elaborar un programa en común.
Requerimos unir la comprensión de lo que el capital está haciendo y de lo que queremos conseguir con nuestras luchas y producir una mirada más amplia para orientarnos.
¿Qué está haciendo y planeando ahora el Fondo Monetario Internacional (FMI)? ¿Cómo sus decisiones van otra vez en contra de las distintas luchas por una justicia estructural? ¿En qué dirección van las inversiones —o la falta de inversión— del capital internacional? ¿Cuál es el impacto de esas inversiones en la reproducción social? Así, cuando vayamos a proponer y organizar acciones, tendremos una visión comprensiva de lo que está ocurriendo.
IV
Hay tres temáticas que están íntimamente conectadas en el plan general del capital: la guerra, la crisis y la deuda.
Vivimos en un orden social en el cual millones están endeudadxs y no pueden pagar, y la crisis del capital y la guerra son permanentes. Por eso hoy, a nivel internacional, el movimiento feminista debe elaborar una teoría feminista de la guerra. Necesitamos definir qué entendemos por guerra y cómo la guerra se enmarca en el orden del capital.
Debemos demostrar que más allá de la guerra clásica, del enfrentamiento y de las armas, hay otra guerra, que la economía es también una guerra, las deudas son formas de guerra.
Ahora, en Estados Unidos, la tasa de interés sigue subiendo, diez veces desde el 2022, y esto va a incrementar todas las deudas, sea en Estados Unidos como en todos los países “endeudados”. Es preciso entender esta decisión como una declaración de guerra. Con cada subida de la tasa de interés, la parte de la riqueza que extrae el capital financiero aumenta y hay una destrucción consecutiva de economías, de vidas, de países. Explotación, empobrecimiento y guerra están inextricablemente conectados.
Si vemos, por ejemplo, las guerras que han devastado África, encontramos que siempre, al inicio, hubo un gran proceso de empobrecimiento estructural causado por los programas de austeridad.
En Sudán, como una vez en Ruanda, al inicio hubo una intervención del FMI; es decir, una guerra financiera. Lo mismo ocurre hoy en Argentina. La imposición de programas de austeridad crea un terreno donde los conflictos sociales se agudizan.
Reclutan jóvenes para sus ejércitos (regulares e irregulares) a través de la cooptación y captura de economías informales y también con motivo de los sueldos de miseria en el mundo laboral formal. Lo que está sucediendo en El Salvador de Bukele, con cárceles masivas pobladas de jóvenes y festejo de una economía de bitcoin, parece la utopía punitiva-financiera propuesta para América Latina.
Con estas guerras financieras y económicas, pero también coercitivas a través del aparato represivo del estado y el paramilitarismo, comienza todo un proceso de desestructuración social. Los jóvenes emigran, otros que se quedan son reclutados por ejércitos formales e informales que van destruyendo los países.
Parece que el gobierno de los Estados Unidos y la Comunidad Europea tienen un catálogo sobre cómo se pueden destruir países. Y ya lo han aplicado en varios: Somalia, Irak, Afganistán, Libia y Sudán, que está siendo destruido ahora. Es importante ver que el discurso de la guerra es multidimensional. No se pueden separar los actos de guerra armada de los actos de las finanzas. Las finanzas son guerra.
V
El movimiento feminista tiene una posición privilegiada para entender y analizar esto porque lo estamos viendo desde los territorios y el terreno de la reproducción social. A nivel económico, sea en torno a las finanzas o a las armas, son acciones que afectan sobre todo a las mujeres, porque son quienes deben ocuparse de la reproducción de la vida, de lxs niñxs, de las personas enfermas o heridas, de la comida, de la supervivencia. Con guerra o sin guerra la gente requiere comer, beber, vestirse, seguir naciendo, y son las mujeres las que aseguran que la vida, a pesar de todo, continúa.
Este enorme precio de la destrucción de la vida, de las condiciones de sostén de la reproducción, por lo general, lo pagan las mujeres. Cada guerra es una guerra de destrucción de las posibilidades de la vida. Por eso hay tanta desesperación.
La guerra es parte de la economía cotidiana del capital, sobre todo en tiempos de crisis. Lo que hemos visto en este período es un incremento brutal de los fondos destinados a la guerra y a la militarización de la vida. Estados Unidos tiene un fondo increíblemente grande para financiar guerras.
El presupuesto para la defensa nacional del año fiscal 2023 en los Estados Unidos es de 816,7 mil millones de dólares. Y parece que Alemania enviará tres mil millones de euros para que Ucrania siga comprando armas.
Biden también ha informado que añade otros dos mil millones a los 6,4 billones de dólares que ya ha destinado para enviar armas a Ucrania. Ahora ya no se habla de millones. Ahora se habla directamente de miles de millones.
Alemania es el país que tiene mayor peso en Europa. Ahora hay una discusión parecida a la de la época de Rosa Luxemburgo, hace más de cien años, sobre los recursos destinados para la guerra.
VI
El capitalismo está en crisis y se sostiene principalmente a través del saqueo y de la destrucción. ¿Eso nos recuerda la idea de Joseph Schumpeter de la necesidad de una “destrucción creativa”? “Creativa” porque elimina las partes muertas, inútiles, del capital.
El capital con la guerra se moderniza, se libera de lo que ya no le sirve, crea nuevas condiciones de acumulación y derrota muchas resistencias. Quizá más bien, como dice Maurizio Lazzarato, vivimos un momento de “destrucción destructiva.”
Pensamos que esta situación de guerra permanente es una de las causas de la falta de natalidad en varios países. El colapso de la natalidad es quizá una manera en que las mujeres han rechazado la guerra.
En Alemania y en Italia la natalidad ha caído bajo cero después del final de la Segunda Guerra Mundial. Las mujeres han rechazado producir soldados para las guerras, han rechazado trabajar días y noches para que sus hijos no sean enviados a las guerras a morir.
Sin embargo, es claro que el colapso de la natalidad nace también del deseo de no parir en condiciones de miseria, del deseo de otros planes vitales.
En Argentina, un informe reciente reportó que bajó el índice de natalidad, pero sobre todo de embarazo adolescente en los últimos cinco años. Los diarios lo catalogaban como crisis de la natalidad, pero desde la lectura feminista decimos que está sucediendo gracias a la despenalización del aborto y a los debates sobre educación sexual, en los que se afirma que la maternidad será deseada o no será.
Las mujeres que rechazan parir son parte de lo que está sucediendo como lucha. Si estamos en países que viven en estado de empobrecimiento constante o de guerra declarada, armada o financiera, el rechazo a la procreación se entiende de otra manera.
VII
Las consecuencias de las guerras son muchas y siempre destruyen comunidades, vidas, esperanzas para el futuro. En los Estados Unidos, hoy la policía está militarizada, tanto en sus armas como en sus tácticas. Los varones que vuelven de la guerra traen toda la violencia, a la cual se les acostumbró, a las casas y a los barrios.
El uso generalizado de armas de guerra en Estados Unidos hoy es un gran problema, causa de continuas matanzas. Por eso es importante entender que la guerra se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana. Es una guerra que tiene caras diferentes, que se hace en diferentes niveles y de distintas formas, pero que necesitamos conectar como un problema fundamental.
VIII
Cerramos con la cuestión de la autodefensa. Pensamos, por ejemplo, en lxs comunerxs de Cherán, México, que han creado una guardia comunitaria. ¿Cómo organizamos rondas de mujeres, o formas de apoyo?
Hay experiencias de cooperativas de mujeres taxistas en distintos países que organizan traslados seguros. Hubo grupos de apoyo mutuo en la crisis intensificada por la pandemia. Hay acompañamientos permanentes que son los lazos cercanos y de confianza que funcionan como verdadera infraestructura de fuga ante la violencia en las casas. Pero es necesario mucho más.
Una perspectiva feminista tiene que incluir la dimensión de la autodefensa. La eliminación física es siempre la respuesta del capital a las luchas.
Pensar y programar formas de autodefensa es especialmente importante en una perspectiva feminista abolicionista. Si apoyamos la abolición de la policía, tenemos que construir alternativas.
La disputa sobre cómo entender y lidiar con la violencia en los territorios es central. Las ultraderechas están interviniendo directamente ahí. Cuando la reproducción social es sistemáticamente agredida y se generaliza la inseguridad y la violencia, la “seguridad” policial viene a proponer como la solución una guerra civil ya desatada entre quienes menos tienen. Crear alternativas en la forma de autodefensa feminista es una estrategia crucial.
[Fuente: Ctxt]
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