La lucha de clases, que no puede escapársele de vista a un historiador educado en Marx, es una lucha por las cosas ásperas y materiales sin las que no existan las finas y espirituales. A pesar de ello, estas últimas están presentes en la lucha de clases de otra manera a como nos representaríamos un botín que le cabe en suerte al vencedor. Están vivas en ella como confianza, como coraje, como humor, como astucia, como denuedo, y actúan retroactivamente en la lejanía de los tiempos.
Antonio Antón Morón
Feminismos. Retos y teorías
(Este libro cuenta con una licencia Creative Commons)
Ediciones dyskolo,
2023,
510 págs.
Ana Almirón Mengíbar
Sugerente e interesante libro de Antonio Antón Morón, sociólogo, docente, investigador y escritor heterodoxo, compañero de viaje durante décadas de no pocas y variadas experiencias de análisis crítico, participación y acción por un cambio progresista. Décadas en las que fueron desarrollándose feminismos que emergieron con voluntad social transformadora para cuestionar viejas normas y estructuras profundamente injustas. El último lustro de esta trayectoria es lo que analiza este libro, que plantea nuevos retos y teorías.
Antonio Antón hace un diagnóstico basado en la buena salud de la que goza el feminismo de nuestro país en estos últimos años, en los que ha ido aumentando su influencia como movimiento social con un fuerte componente cultural, entre mujeres (dos tercios) y hombres también (un tercio) y de modo particular entre las generaciones más jóvenes. Se agradece especialmente la precisión analítica de los datos estadísticos al respecto, especificando además los diferentes niveles de organización, identificación y adhesión a sus ideas y reivindicaciones. En la revisión realizada, el autor identifica una reactivación feminista importante desde 2018, con una importante capacidad movilizadora para lograr avances sustantivos en igualdad, fundamentalmente en torno a tres ejes: la lucha contra la precariedad y/o subsidiaridad laboral en los sectores más feminizados, extrema en el caso de migrantes, así como contra la sobrecarga de los cuidados agravada por las deficiencias de los servicios públicos o la carencia de suministros básicos; la lucha contra la violencia machista sin renunciar a los avances logrados en libertades y derechos y, más específicamente, a favor de la libertad sexual, de sexo y género, concebidos de forma no biologista, determinista, ni binaria. Partiendo de la pluralidad feminista existente, Antón nos muestra que el lado que más ha avanzado es el de base más crítica, transformadora e inclusiva, mientras que el feminismo institucionalmente más hegemónico, socioliberal, retórico y esencialista, prohibicionista y punitivista, ha resultado más denostado y aislado, política, académica y socialmente.
Antonio Antón capta y detalla el alcance, la orientación y el potencial reivindicativo de esta nueva ola feminista, en un contexto de evidentes límites en la gestión institucional y judicial, con deficientes avances reales en igualdad, recorte de derechos y amenaza de involución conservadora. Al tiempo que se adentra en algunos de los actuales debates feministas desde un enfoque que define como crítico, realista, relacional, multidimensional y sociohistórico, para superar los predominantes desde los años sesenta/setenta (el estructuralismo y el postestructuralismo o, si se quiere, el marxismo economicista y el populismo culturalista), se detiene cuidadosamente en la crítica a Nancy Fraser y Judith Butler, a quienes reconoce sus importantes aportaciones y actitud renovadora. Desde dicho enfoque analiza si es o no pertinente seguir hablando hoy de transfeminismo o postfeminismo y la positiva adopción de una perspectiva feminista interseccional (de género, grupo social, raza o etnia, edad…), y reflexiona asimismo sobre el sujeto feminista.
Antón apuesta por una identidad feminista —que no femenina— como reconocimiento propio e identificación colectiva, anclada en una subordinación que se considera injusta y en una experiencia relacional igualitaria y emancipadora, en la que las mujeres feministas conformarían el núcleo principal del feminismo, pero incluyendo la participación masculina solidaria. No serían tiempos, por tanto, de posfeminismo —en el sentido de considerar secundario o superado el feminismo— sino de un amplio feminismo crítico, popular y transformador frente a la pasividad o la neutralidad en este conflicto liberador y por la igualdad, con una perspectiva integradora y multidimensional que haga converger a esta corriente con los demás procesos emancipatorios.
En palabras del propio autor: «El feminismo, con sus distintos niveles de identificación y pertenencia colectiva y su pluralidad de ideas y prioridades, es un movimiento social, una corriente cultural, un actor fundamental que, en una acepción débil, se puede considerar un sujeto sociopolítico en formación, inserto en una renovada corriente popular más amplia que califico de nuevo progresismo de izquierdas, con fuertes componentes ecologistas y feministas».
[N. d. R.: puede verse otra reseña del mismo libro en: Nueva Tribuna]
23 /
5 /
2023