La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Begoña M. Rueda
Quizás hubiera sido más fácil sin los hijos.
Hubiera preferido justo eso, una vida santa,
por qué no, las cuatro paredes de un convento
a salvo de la vida, de los hombres,
de casarse mal y a prisa con quince años
por no dar que hablar.
A salvo de ser mujer.
De ser educada para callar, obedecer, parir
hasta desgarrarse el útero y acatar
que el varón se acuesta con otras
para seguir sintiéndose varón.
Sin duda hubiera sido más fácil,
pero posguerra, mujer y pobre.
Qué otro remedio que amar al verdugo.
(De: Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa,
Aula de poesía de la Universidad de Murcia, 2019)
A 18 de mayo de 2019
El día de la presentación de mi libro
hay quien se acerca a preguntarme
a qué me dedico, si soy profesora.
No es la primera ni la última vez
que a la gente le sorprende
que trabaje en una lavandería,
como si por ello
me convirtiera en peor poeta.
Creía que eras
una mujer con aspiraciones,
es lo más delicado que me responde
una chica en la presentación de mi libro,
me ha mirado tan por encima del hombro
que ha debido de hacerse
daño en las cervicales.
(De: Servicio de lavandería, Hiperión, 2021)
[Belén M. Rueda es poeta y lavandera en un hospital andaluz. Sus obras han recibido numerosos premios, siendo el último hasta la fecha el XXXVI Premio de poesía Hiperión (2021), con Servicio de lavandería.]
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2 /
2023