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Kakademia, II

El Rombo

V

A las once de la mañana

daba tumbos.

Al mediodía, su oficina era el bar.

Poco a poco

el prometedor joven

separose de su mujer

no por su iniciativa

y convirtiose

en alcohólico perdido.

Fue entonces cuando sus ladinos

 colegas de la junta

le eligieron Decano

por unanimidad.

VI

La mujer

con forma de croqueta

se hizo patrona de maestrías;

caras eran las matrículas,

con ellas pagaba a los profesores

tanto

que todos la querían

y hablaban bien de ella

y en la tele salía

y copublicaba con ellos

poniéndose delante:

su fama así crecía

aunque ningún alumno

la valoraba bien

y huían todos, todos

de repetir con ella.

Con ella sin embargo

la Aneca* era feliz,

todo eran parabienes

pues ignora la Aneca

cuanto no está indexado.

La mujer-croqueta

podrá, según la Aneca

aspirar a cátedra de -vol-au-vent.

*ANECA: Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación.

VII

A los veintipocos

aquel joven madrileño

blancuzco, más bien desaliñado

y torpe

era becario en París,

y en la biblioteca de Derecho

junto al Panthéon

su mirada jamás se posaba

en el libro abierto

sino en las chicas

que entraban y salían

todas indiferentes

a sus urgencias.

Pero quien a buen árbol se arrima,

el Psoe en este caso, aunque

podría haber sido otro,

en el fondo da igual,

y lo tienes ahí

con rayos uva,

manicurado,

maquillado,

trajeado,

  casi cortés,

  convertido

en ilustre

Embajador

de España

-y-yo-

somos-así-señora.

VIII

¡Plagio! ¡Plagio!

clamaba el Presidente

anciano peligroso y jubilado.

¡No, no! —negaba el doctorando.

El Salón de Grados

escenario de la insólita situación,

estaba hasta los topes:

la madre (desmayada) y la demás familia,

amigos, compañeros, y rivales

frotándose las manos.

El director de tesis

(que ni la había leído,

ciertamente)

se puso del lado del más joven

pues otra no tenía.

Aquel juró por su honor no haber plagiado

 al Presidente

que fue conformándose a base

de chupitos de coñac

que le ofrecieron, y el ritual

prosiguió muy deprisa

aunque sin el cum laude.

Mucho después se aclaró todo:

el reptil doctorado

había plagiado

 a quien

al Presidente

había plagiado.

27 /

10 /

2022

Señores políticos:

impedir una guerra

sale más barato

que pagarla.

Gloria Fuertes
Poema «Economía»

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