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Redacción de mientras tanto

Carta de la Redacción

Lector, lectora:

En marzo de 2003, la revista mientras tanto comenzó su andadura en la versión digital mientrastanto.e. Los casi veinte años transcurridos desde entonces han desactualizado el sistema de gestión de contenidos de su web, lo que nos ha obligado a un cambio laborioso, y todavía en curso, para mantener las herramientas de edición y evitar la pérdida del repertorio histórico, que incluye también la extinta edición impresa.

Esta adaptación, que ha requerido el esfuerzo de varios técnicos, no hubiera sido posible sin la generosa contribución de los lectores a través de donaciones. Cada cual según sus posibilidades ha contribuido al sostén de este proyecto editorial, lo que constituye un nuevo impulso para mantener su periodicidad mensual y su gratuidad. El mantenimiento de la nueva página web seguirá dependiendo exclusivamente de ese sostén.

Nuestro agradecimiento sincero por vuestro apoyo altruista, vuestra fidelidad y la labor de difusión de esta revista que realizáis en vuestros círculos.

Cordialmente,

La Redacción

29 /

9 /

2022

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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