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Steven Forti

Extrema derecha 2.0

Qué es y cómo combatirla

Siglo XXI,

Madrid,

2021,

301 págs.

Francesc Bayo

El auge de la presencia política de la extrema derecha en nuestras sociedades hace tiempo que se viene analizando desde el mundo académico especializado. Pero, ante la evidencia de la extensión del fenómeno hasta convertirse en una realidad cotidiana que todo indica que ha venido para quedarse, últimamente también se está tratando desde una perspectiva amplia que combina la historia, la sociología y la ciencia política, juntando el rigor académico con la capacidad de divulgación para el gran público.

Hace un año presentamos en Mientras Tanto una aproximación al tema mediante una lectura conjunta de varios libros [1] y, ahora, con esta reseña recomendamos la aportación del reciente libro de Steven Forti, Extrema derecha 2.0, publicado por Siglo XXI de España. Siguiendo una línea narrativa conocida como historia del tiempo presente, y abundando en una gran cantidad de datos para analizar comparadamente una amplia variedad de países, este libro contribuye a explicar nuevas perspectivas sobre la extrema derecha tanto desde el punto de vista conceptual y valorativo, como de sus estrategias exitosas de crecimiento, o su relativa influencia en la transformación del ecosistema político en general. Para finalizar, el autor presenta un conjunto de ideas con la intención de articular mecanismos para combatir la expansión de la extrema derecha.

El debate sobre cómo conceptualizar a la extrema derecha ha sido muy amplio e importante, aunque a menudo también un poco enredado y hasta cierto punto ineficaz, sobre todo cuando se ha intentado establecer comparaciones temporales mezclando contextos históricos muy diferenciados. En este sentido, una de las cuestiones más controvertidas ha surgido a la hora de calificar como fascistas a los ultraderechistas actuales, así como su grado de conexión con el pasado de esa ideología, cuando lo realmente importante es establecer una definición y una tipología que nos permita explicar en el contexto actual las razones de la fuerte presencia de la extrema derecha, el auge político y electoral que está teniendo en nuestras sociedades, y la capacidad de influencia en el entorno general de la política trastocando algunas estructuras y algunos alineamientos fundamentales.

Otro elemento relevante del auge en tiempos recientes de la extrema derecha reside en las estrategias desempeñadas que le han proporcionado gran capacidad de conexión con la población, que a menudo se ha mencionado simplemente como populismo; el calificativo, sin embargo, resulta insatisfactorio porque al final se llama populismo a toda actividad que parece que agita los canales tradicionales de la política institucional establecida. Además, una novedad añadida es la profusión de mensajes y de la presencia de estas organizaciones en las redes sociales y en todos los medios de comunicación, donde demuestran una gran capacidad de dominio de las nuevas tecnologías para divulgar su ideología reaccionaria.

Consciente de estas debilidades argumentales a la hora de explicar la presencia y la fuerza de las extremas derechas en la actualidad, Steven Forti nos propone entender esas organizaciones primero por sus contenidos, entre los que destacan un marcado nacionalismo identitario o nativista, la recuperación de la soberanía nacional y una crítica profunda al multilateralismo (que en Europa sería también euroescepticismo), la defensa de los valores conservadores, de la ley y el orden, la calificación de la inmigración como invasión y abundando en el racismo, la crítica al multiculturalismo y las sociedades abiertas o, en definitiva, una declarada oposición al intelectualismo (entendido como sinónimo de progresismo) contra el que plantea una batalla cultural.

Luego, el autor hace un ejercicio taxonómico para citar los grupos políticos o partidos que se ajustarían al modelo (la Agrupación Nacional francesa, la Liga italiana, el Partido de la Libertad de Austria y el de Holanda, Hermanos de Italia, Vox en España, Chega! en Portugal, el Brexit Party, Fidesz en Hungría, Ley y Justicia en Polonia, Alternativa para Alemania, el Partido Popular Danés, los Demócratas Suecos, el Partido del Progreso noruego, el Partido de los Finlandeses, la Nueva Alianza Flamenca, Solución Griega, etc.), que son miembros de los grupos de Identidad y Democracia y de los Conservadores y Reformistas Europeos en el Parlamento Europeo. Entrarían también en esa categoría movimientos identitarios que se mueven en las mismas coordenadas, así como fenómenos sui generis como el trumpismo en EE. UU. y el bolsonarismo en Brasil.

Con todo, Steven Forti nos recuerda que también existen algunas diferencias entre las variadas versiones de la extrema derecha en lo que atañe a la economía, al binomio valores/derechos, y a la geopolítica. En el ámbito económico se aprecia una diferencia notable entre aquellos que defienden un cierto bienestar chauvinista (caso de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia) respecto de los partidos marcadamente neoliberales (como el español Vox, o el portugués Chega!). Igualmente, es muy interesante ver cómo estas variantes de política económica se aplican de una forma ambivalente y arbitraria en aquellos países donde la extrema derecha ya está en el gobierno (Polonia y Hungría), con varios ejemplos que el autor nos desgrana detalladamente para argumentar el extremado tacticismo que suelen aplicar estos gobiernos.

En cuanto al tema de los valores, aunque todas estas formaciones defienden un conservadurismo de forma generalizada, Steven Forti nos advierte de algunos matices significativos sobre el tratamiento de cuestiones como el aborto, la familia, la igualdad de género o los derechos LGTBI. En este sentido, son significativas algunas diferencias marcadas por la evolución de las tradiciones políticas y culturales de cada país, donde destacan una mayor apertura de miras en Suecia, Dinamarca u Holanda, en comparación con las visiones más reaccionarias de Hungría, Polonia o la ultraderecha española.

Y, respecto a las divergencias geopolíticas, la división se manifiesta entre aquellas organizaciones que tienen una clara orientación atlantista, como Vox o Chega!, en España y Portugal, y las extremas derechas de Polonia o los países bálticos, mientras que otras formaciones han mostrado por momentos algún grado de simpatía por la Rusia de Putin. Quizá el caso de mayor proximidad a Rusia sería Hungría bajo el gobierno de Viktor Orbán, pero el autor también nos narra algunos devaneos erráticos entre Washington y Moscú por parte de la líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, o del italiano Mateo Salvini. En definitiva, en el ámbito geopolítico también influyen notablemente el pasado político de cada país y la cultura política de las derechas y de los nacionalismos locales.

En este apartado de la política exterior hay que hacer una mención especial al análisis de los vaivenes de las extremas derechas de los países europeos respecto a la propia idea de Europa y a la evolución de la Unión Europea, que ha sido un terreno donde se ha practicado un tacticismo exacerbado. Si bien todas las formaciones de extrema derecha se estructuran en torno al pilar nacionalista, a la vez habían adaptado alguna forma de paneuropeísmo funcional a sus intereses ideológicos (generalmente en cuestiones identitarias o de religión). Sin embargo, en los momentos de crisis institucional de la UE, o ante las consecuencias de la crisis económica de 2008 y los problemas derivados de las rigideces en varios órdenes impuestos por el mantenimiento de la estabilidad del euro siguiendo la ortodoxia alemana, han sido también de los primeros en apuntarse a las filas euroescépticas y varios pensaron en fórmulas similares al Brexit.

En cuanto a las estrategias de la extrema derecha para perseguir con éxito sus fines, el autor destaca la capacidad para polarizar las sociedades en las que intervienen, después la aplicación de un extremado tacticismo y, por último, su apropiación del sistema democrático desde una perspectiva meramente instrumental, despreciando si conviene las normas reguladoras y las instituciones para conseguir los objetivos que se proponen. Esto se ha resumido con el término de democracia iliberal, según la definición que popularizó en su momento el presidente húngaro Viktor Orbán. Todo ello adobado con unas estrategias de propaganda viral que no hacen ascos a la invención de noticias falsas, y desde unos planteamientos dirigidos a atacar lo que denominan el pensamiento orgánico establecido en las instituciones del sistema.

Un capítulo aparte merece el análisis de las transformaciones de la extrema derecha y sus consecuencias en el ecosistema político de todos los países. En este proceso, que Steven Forti denomina aggiornamento porque en cierta manera es una puesta al día del pensamiento y las prácticas de la tradición fascista, se produce una adaptación ideológica donde se incorporan también algunos de los principios de la nueva derecha de Alain de Benoist o del movimiento de la Joven Europa de Jean Thiriart, con el resultado de una especie de variante gramsciana de derechas que permitió un rearme ideológico y cultural para plantear una auténtica batalla contra la supuesta hegemonía de la izquierda en el terreno de las ideas.

El éxito de esta transformación no sólo tuvo consecuencias en las filas de la extrema derecha y de la derecha tradicional, sino que ha tenido una onda expansiva que ha afectado más allá de su entorno político hasta alcanzar algunas orillas del hábitat tradicional de la izquierda, apareciendo el fenómeno conocido como rojipardismo, que el autor procura desentrañar en todas sus variantes. También tiene en cuenta las diferencias contextuales entre aquellos países donde la extrema derecha procede de escisiones de los partidos conservadores, frente a otros países donde el sistema político ha colapsado o se ha vuelto extremadamente inestable. Con todo, aunque Forti reconoce que en buena medida este fenómeno ha sido posible en el contexto de los estragos producidos por la globalización, con consecuencias en la desorientación política general y en la profunda crisis de identidad que están viviendo los proyectos progresistas, al final acaba considerando que el rojipardismo seguirá siendo minoritario.

Finalmente, teniendo en cuenta el relativo éxito del avance de la extrema derecha en todos los países europeos, que se manifiesta muy claramente en términos electorales, el autor concluye el libro con un capítulo donde desarrolla un manual de instrucciones para combatir a la extrema derecha.

Primero nos indica que para que ese combate fructifique es necesario empezar estudiando las razones del auge actual de la penetración de su discurso, así como su carácter de fenómeno global y sus poderosas conexiones internacionales que generan unos canales extraordinarios de financiación. Sigue a continuación con un catálogo de respuestas desde los partidos políticos y las instituciones, en el que destaca el establecimiento de cordones sanitarios para evitar no sólo la normalización del discurso de extrema derecha y sus propuestas, sino que también considera importante que estas fuerzas no consigan penetrar en las instituciones (con particular atención a prevenir su presencia en las fuerzas de seguridad) y que tampoco accedan a posiciones de gobierno, sea implicándose directamente o mediante apoyo externo.

El papel de los medios de comunicación también merece la atención especial del autor, a los que demanda mayor rigor para contextualizar los mensajes lanzados desde la extrema derecha y sobre todo que eviten convertirse en altavoces de su propaganda. También los medios deben estar muy atentos a no ser partícipes de la proliferación de noticias falsas que continuamente emanan de esas fuentes, que además hay que tener muy bien detectadas porque se suelen ocultar bajo apariencias inocuas.

Las últimas recomendaciones de respuesta al auge de la extrema derecha se refieren a la necesidad de fortalecer los movimientos sociales, señalando como ejemplo el caso de las organizaciones que combaten el racismo, la xenofobia y el fascismo. Asimismo, es muy importante que se mantengan activas las propuestas políticas de los partidos de izquierda, que deben reafirmar su papel en la lucha contra las desigualdades, ya que entre los excluidos sociales la extrema derecha encuentra un caldo de cultivo para captar adeptos. Y acaba reservando una mención a trabajar para prevenir el desencanto de la juventud respecto al sistema democrático, que se puede traducir tanto en posiciones abstencionistas como críticas, que en ocasiones derivan en un acercamiento a la extrema derecha. En todo caso, es muy importante el recordatorio que se hace en el libro de la necesidad de defender y ampliar la democracia continuadamente, ya que no sólo es el mejor antídoto frente al autoritarismo, sino que además es la base en la que se sustenta la convivencia cotidiana.

Notas

[1] “Una lectura sobre el aumento de la actividad política de la extrema derecha”, mt-e, n.º 200, abril de 2021.

5 /

2022

¿Cómo viven los vivos con los muertos? Hasta que el capitalismo deshumanizó a la sociedad, todos los vivos esperaban la experiencia de la muerte. Era su futuro final. Los vivos eran en sí mismo incompletos. De esa forma vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma de egotismo extraordinariamente moderna rompió esa interdependencia. Con consecuencias desastrosas para los vivos, ahora pensamos en los muertos en términos de los eliminados.

John Berger
Doce tesis sobre la economia de los muertos (1994)

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