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Denise Levertov

Los golpeadores

 

Un hombre sentado junto a la cama

de una mujer a quien golpeó,

cura sus heridas,

suavemente palpa los moretones.

La sangre forma un charco a su alrededor,

se oscurece.

Atónito, se da cuenta que ha comenzado

a quererla. Siente terror.

¿Por qué nunca había

visto, antes, lo que era?

¿Y si deja de respirar?

 

Tierra, ¿será que no podemos amarte

a menos que creamos que el fin se aproxima?

¿Que no creamos en tu vida

a menos que pensemos que agonizas?

 

 

La certeza

 

Han perfeccionado los medios de destrucción,

la ciencia abstracta casi visiblemente brilla,

tan refinadamente pulida. Armas inmateriales

que nunca nadie podría tener en las manos

se abren paso por la oscuridad, atraviesan grandes

distancias,

introduciéndose por laberintos hasta llegar

a blancos que son conceptos.

 

Pero una antigua certeza

se mantiene: la guerra

significa sangre que se derrama de los cuerpos vivos,

significa extremidades cortadas, ceguera, terror,

significa duelo, agonía, huérfanos, hambruna,

prolongada desdicha, permanente resentimiento y odio y culpa,

significa todo esto multiplicado, multiplicado,

significa muerte, muerte, muerte y muerte.

 

 

De: Evening Train, 1992

Traducción de Cynthia Mansfield

Fuente: www.omegalfa.es

30 /

4 /

2022

Señores políticos:

impedir una guerra

sale más barato

que pagarla.

Gloria Fuertes
Poema «Economía»

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