La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.
Isabel Cadenas Cañón
De eso no se habla
Durante el confinamiento, la escritora y documentalista sonora Isabel Cadenas Cañón colocó su grabadora en el balcón para registrar esos sonidos que el trajín de la ciudad normalmente ahoga. Con ellos arranca la serie de podcasts De eso no se habla, un delicado ejercicio de exploración de las historias que se esconden tras los silencios, y de qué pasa cuando los rompemos.
Con una deliciosa sensibilidad, se cuentan historias individuales y colectivas, a veces curiosas, a menudo reivindicativas, que conforman un trencadís de tabúes quebrados. Aunque los podcasts que integran el proyecto se estrenaron en el último trimestre de 2020, resultan atemporales por la forma en que trenzan el pasado y el presente, e incluso en que interpelan al futuro por las consecuencias que puede tener hablar de lo acallado. Entre tanto ruido, bien vale la pena regalarse con ellos los oídos.
23 /
2 /
2022