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Centenario de P. P. Pasolini

Antonio Giménez Merino

El 5 de marzo de 1922 nacía en Bolonia Pier Paolo Pasolini. Está a punto, pues, de cumplirse la efeméride del centenario del nacimiento de este autor, muerto en 1975, al que mientras tanto ha prestado una atención particular (v. Pasolini, entre nosotros. En el 40 aniversario de la muerte del poeta, donde están glosados los textos publicados en esta revista).

Uno de los muchos homenajes que tendrán lugar este año es el que figura en el póster que reproducimos aquí. Será el próximo 4 de marzo, a las 18:00 horas por la plataforma Zoom y está organizado por el Centro Studi e Ricerca PPP (Roma-Madrid-Barcelona), adscrito a la Euromed University—EMUI, con la colaboración de la Cineteca di Bologna y del Centro Studi Casarsa delle Delizie. Es posible inscribirse pinchando aquí. Las personas que intervienen en el acto debatirán sobre “La herencia de Pasolini en un mundo transformado”, prestando atención a la receptividad potencial de sus ideas entre el destinatario actual, particularmente entre los jóvenes.

A pesar de que el mundo actual parece sumamente trasformado en relación al que conoció el poeta civil, la herencia de Pasolini sigue bien viva, de lo que dan testimonio algunos títulos suyos recientemente publicados en castellano:

  • Teatro, Punto de Vista Editores, 2022
  • Escritos corsarios, Galaxia Gutenberg, 2022
  • Chavales del arroyo, Nórdica Libros, 2022
  • Teorema, Altamarea Ediciones, 2022
  • El fascismo de los antifascistas, Galaxia Gutenberg, 2021
  • La aldea de Romàns, Altamarea Ediciones, 2021
  • Las bellas banderas, Ediciones El Salmón, 2019
  • La ciudad de dios, 2019, Altamarea Ediciones, 2019
  • El sueño de una cosa, Mardulce Editor, 2019
  • Vulgar lengua, Ediciones El Salmón, 2018
  • La larga carretera de arena, Gallo Nero, 2018
  • Todos estamos en peligro. Entrevistas e intervenciones, Trotta, 2018

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2022

La diferencia fundamental [de la cultura obrera] con la cultura de los intelectuales que tan odiosa me resultaba es el principio de modestia. El militante obrero, el representante obrero, aunque sea culto, es modesto porque, se podría decir, reconoce que existe la muerte, como la reconoce el pueblo. El pueblo sabe que uno muere. El intelectual es una especie de cretino grandilocuente que se empeña en no morirse, es un tipo que no se ha enterado que uno muere, e intenta ser célebre, hacerse un nombre, destacar… esas gilipolleces del intelectual que son el trasunto ideal de su pertenencia a la clase dominante.

Manuel Sacristán Luzón
M.A.R.X, p. 59

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