La política electoral, si bien no debe desestimarse, no puede ubicarse en el centro de ninguna acción política radical seria, orientada a cambiar las instituciones que sustentan el sistema político, desmantelar las ideologías hegemónicas y fomentar el tipo de conciencia de masas en que habría de basarse un cambio social y político desesperadamente necesario.
Juan-Ramón Capella
Con el mantel puesto
Dicen los estudiosos de la enseñanza que los alumnos españoles flojean en matemáticas. Pero todos los españoles, no solo los estudiantes, flojean también en gramática. Sin embargo no es de eso, con ser notable, de lo que quería hablar, sino de una flojera muy importante que afecta a los jóvenes en general, sean estudiantes o no.
Lo dicen todos los profesores universitarios: las personas que llegan a la universidad por lo general no tienen ni idea de historia. Quizá sepan algo, según autonomías, de los ‘Reyes Catódicos’ o de Felipe V, pero no tienen ni idea, por ejemplo, de Mayo de 1968, ni de la Primavera de Praga, ni de la Matanza de Tlatelolco, ni saben qué hicieron Reagan y la Thatcher. Tienen una vaga idea de lo que fue la Segunda guerra mundial… que los americanos ganaron en Dunkerque… Cosas que se oyen.
De Attlee, que implantó en Gran Bretaña las jubilaciones, las vacaciones pagadas, las viviendas asequibles, la educación y la sanidad públicas, que poco a poco fueron imitadas en otros países europeos y que en su carácter de estado social mínimo no llegó a España hasta que la muerte nos hizo el favor de llevarse a Franco, de todo eso no tienen la menor idea. Att Lee puede ser un chino como Bruce Lee.
Esta ignorancia de la historia está conectada directamente, por canales ocultos como las cloacas, con la necesidad de botellón. Estos jóvenes ignorantes, que al llegar a casa se encuentran con la comida dispuesta o en la nevera (¿nevera?, ¿tenían sus abuelos una nevera eléctrica? Y si la tenían, ¿estaba bien visible en el salón-comedor?), como no saben nada de historia, ni les interesa, creen que las cosas siempre han sido así, que la epidemia del coronavirus ha sido una minucia exagerada, que se puede volver a vivir como antes, y, sobre todo, que en el futuro se podrá seguir viviendo incluso un poco mejor, y se podrá consumir algo más. Los problemas los resolverá «la tecnología».
Con la mesa dispuesta, o los alimentos preparados por otros, tras comérselos, pueden pasar directamente a los videojuegos, al porno por internet, a los concursos de la tele. Mientras, encienden un petardo liado sobre papel arrancado de un libro de historia.
¿Las matemáticas? ¿Cómo van a saber matemáticas si sus profesores solo les enseñan cálculo? ¿Cómo van a saber idiomas si a diferencia de los países civilizados en España se doblan las películas en vez de subtitularlas? ¿Cómo van a apreciar y cultivar su lengua si hasta el Estado está obsesionado por que aprendan inglés y se chapurrean clases en inglés en las universidades?
Más en general: ¿cómo va a funcionar bien un sistema educativo pésimamente pagado, cuya remuneración principal la dan a los buenos profesores el afecto y el agradecimiento de los buenos estudiantes?
Generaciones altamente preparadas para el cambio climático, la crisis energética, la escasez de agua y tierra cultivable y todo lo demás. Tendrán que venir en patera.
[Exabrupto publicado en InfoLibre]
20 /
6 /
2021