
Número 141 de diciembre de 2015
Notas del mes
Bombardeos, atentados, bombardeos...
Por José Luis Gordillo
De qué les pediría que hablaran a mis candidatos electorales
Por Albert Recio Andreu
Por Josep Torrell
Independentistas contra el derecho a decidir
Por José Luis Gordillo
El Informe Schneider y el trabajo contra las nucleares, o quien no se consuela es porque no quiere
Por Miguel Muñiz
Por Juan-Ramón Capella
Ensayo
José A. Estévez Araújo
La Biblioteca de Babel
Ernest Cañada
Owen Jones
Movimiento popular y cambio político
Antonio Antón
En la pantalla
Así es como Estados Unidos creó Estado Islámico
El extremista discreto
El Lobo Feroz
De otras fuentes
Educar con la tribu o a destajo
Agustín Moreno
Reflexiones sobre el Estado Islámico con el coronel Pedro Baños
Raúl González Zorrilla
Apuntes para una reforma constitucional
Juan-Ramón Capella
Trabajo, subsidios y renta básica
Isidoro Moreno
Trabajos precarios, vidas precarias
Agustín Moreno
Foro de webs
Bombardeos, atentados, bombardeos...
José Luis Gordillo
Teoría del atentado indiscriminado
Las masacres indiscriminadas en medios de transportes o en lugares públicos generan una inmediata identificación con las víctimas. Eso se debe a un sentimiento básico de empatía humana y a que todos comprendemos enseguida que nosotros o las personas que más queremos podrían estar entre los muertos y heridos. Esas matanzas también provocan lo que todos sentimos ahora en relación con la masacre de París: asco, rabia, odio, miedo y angustia. Esos sentimientos se elevan al cuadrado si, además, los grandes medios de comunicación lo convierten en el tema estrella durante semanas.
La sensación de que actos así pueden repetirse en el futuro nos impulsa a exigir al Estado protección y seguridad, salvo que estemos convencidos que el gobierno miente o manipula sobre ellos. Para los gobernantes es una de las peores situaciones a las que pueden enfrentarse en el ejercicio de sus funciones, aunque también constituye una oportunidad de oro para poder tomar determinadas decisiones. El sentimiento colectivo de conmoción y pavor hace posible aprobar leyes y ordenar acciones que en otras circunstancias serían profundamente impopulares.
La sucesión expuesta de acontencimientos se produce de forma prácticamente automática y con independencia de quienes sean los autores de las matanzas. De hecho, a poco que se piense sobre ello se llega a la conclusión de que saber con certeza quiénes las han ejecutado y ordenado no es precisamente una tarea fácil.
Un gobierno sensato, en vez de atribuir rápidamente su autoría a este o a aquel grupo por razones espurias, tácticas o inconfesables, debería mostrar sus condolencias a las familias de los asesinados, recomendar calma, desconfiar de evidencias que bien podrían ser maniobras de distracción (es sorprendente la credibilidad que se les otorga a los matarifes) y poner todos sus recursos al servicio de una investigación seria y rigurosa, con la advertencia añadida de que ésta puede tardar meses o años en ofrecer resultados fiables.
Bien es verdad que saber quién ha sido aparece en nuestras cabezas como una necesidad perentoria, apremiante, y que de ello se aprovechan toda clase de oportunistas.
¿Soberano es el que decide el estado de excepción?
François Hollande, cuando no habían transcurrido ni venticuatro horas de la masacre y sin esperar al resultado ni que fuera provisional de las investigaciones apenas iniciadas, la calificó de “acto de guerra” y atribuyó su autoría al Estado Islámico (también llamado ISIL o DAESCH). El domingo quince de noviembre una flotilla de aviones de combate franceses bombardeó objetivos en Raqqua, ciudad ubicada en Siria, con la justificación de que allí se encontraba el cuartel general de la citada organización. Nadie en Francia protestó, que se sepa. Fue percibido dentro y fuera como una represalia esencialmente justa.
Por otra parte, Hollande declaró l’état d’urgence que le permite, entre otras cosas, detenciones indefinidas de sospechosos, prohibir reuniones públicas, cerrar salas de espectáculos y lugares de reunión de cualquier tipo, ordenar la entrega de armas, ordenar registros domiciliarios sin orden judicial, prohibir la circulación de personas y vehículos en lugares y zonas determinadas, crear zonas de seguridad de acceso restringido, así como obligar a los ciudadanos a permanecer en un territorio concreto. La legislación francesa también le permitía tomar el control de los medios de comunicación, pero esta vez prefirió no hacerlo. La pretensión declarada de Hollande es alargar l’état d’urgence durante tres meses y a continuación incorporar esas medidas a la Constitución. Las acciones terroristas son sin duda una amenaza a los valores democráticos, como se acostumbra a decir, pero son nuestros gobernantes los que toman las decisiones que los envían al desván.
Por lo demás, los atentados y los imperativos de la seguridad nacional fueron invocados por el presidente de Francia para justificar un aumento del gasto público y la congelación de la aplicación del Pacto de Estabilidad de la UE (que incluye austeridad y recorte del déficit público): “antes va el pacto de seguridad que el de estabilidad” declaró de forma muy solemne en una reunión con los parlamentarios en el Palacio de Versalles el lunes dieciséis de noviembre.
Calificar las matanzas como “acto de guerra” cuando ni siquiera se conocían los nombres de los asesinos, fue una decisión libérrima de François Hollande que no estuvo determinada por la mayor o menor gravedad de los hechos luctuosos de continúa referencia. José Mª Áznar, tras los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004, no se atrevió a tanto, a pesar de que los muertos se acercaron a los doscientos y los heridos superaron los mil ochocientos. Como todos sabemos, Aznar ante una situación semejante prefirió atribuir la autoría a ETA para, entre otras cosas, intentar alejar del debate público, a tres días de la elecciones, palabras como “Iraq”, “terrorismo yihadista”, “guerra” y el consiguiente “¡No a la guerra!” coreado por millones de manifestantes un año antes. Tal vez –y esto es sólo una especulación- un asesor legal le pudo recordar, además, el artículo 590.1 del Código Penal español que dice: “El que, con actos ilegales o que no estén debidamente autorizados, provocare o diere motivos a una declaración de guerra contra España por parte de otras potencias, o expusiere a los españoles a experimentar vejaciones o represalias en sus personas o en sus bienes, será castigado con la pena de prisión de ocho a quince años si es autoridad o funcionario, y de cuatro a ocho si no lo es.”
Sobre la corresponsabilidad política de las matanzas de París.
La responsabilidad penal de los asesinatos de París es de quienes los han planificado, ordenado y ejecutado. Es deseable que las investigaciones policiales, judiciales, parlamentarias y periodísticas en curso lleguen a buen puerto y determinen claramente el quién, el cómo y el porqué. También es deseable que en esas investigaciones se tengan en cuenta todas las hipótesis y todos los indicios conocidos, desde las proclamas de los asesinos a los comunicados del EI o la procedencia de las armas empleadas, pasando por hechos tan insólitos como el kamikaze que se autoinmoló con explosivos sin destruir el pasaporte sirio que llevaba encima, lo cual permitió afirmar después que había entrado en Europa con los refugiados, o que los servicios de urgencia de los hospitales de París hubiesen llevado a cabo, el mismo día de los atentados por la mañana, un simulacro consistente en atender a ficticios heridos de bala y explosiones resultado de la acción de “un grupo armado que cometía atentados en varios lugares de París” (La Vanguardia, 18 de noviembre de 2015).
Ignoro si en el Derecho penal francés existe un artículo similar al 590.1 del Código Penal español citado más arriba. Por eso voy a limitar la cuestión a la corresponsabilidad política de François Hollande y su gobierno en las matanzas de París a partir de la premisa de que no se puede hacer cualquier cosa en política exterior, y que determinadas actuaciones que han tenido como consecuencia la pérdida de vidas humanas deberían comportar, como mínimo, dimisiones.
François Hollande y la guerra civil en Siria
Si los indicios difundidos por la prensa, como el grito de los atacantes “¡Os vamos a hacer lo mismo que estáis haciendo en Siria!” o el comunicado de Estado Islámico atribuyéndose la autoría, fueran considerados auténticos por investigaciones posteriores, entonces tendrían una gran trascendencia política las siguientes informaciones:
1) Hasta 2014, todos los opositores al régimen de Al Assad eran calificados por los gobiernos occidentales y los mass media globales como rebeldes. En plena guerra contra el terrorismo, que los centros de poder califiquen a determinados grupos de rebeldes es para ellos un regalo propagandístico inapreciable. Es mucho mejor, desde luego, que ser motejados de terroristas, pues en este caso pueden ser asesinados con un dron, torturados, recluidos en Guantánamo o hechos desaparecer en menos que canta un gallo. Una parte de los integrantes de Estado Islámico estaba entre esos rebeldes.
2) En el The New York Times del 24 de marzo de 2013 se informó que la CIA estaba armando e instruyendo a los rebeldes sirios. En el libro ISIS. El retorno de la Yihad, (Planeta, Barcelona, 2015, pág. 81) de Patrick Cockburn, corresponsal para Oriente Próximo de The Independent, se cita el testimonio de Saddam al-Jamal, antiguo comandante del Ejército Libre Sirio y con posterioridad miembro de Estado Islámico, según el cual “las reuniones del consejo militar del ELS invariablemente contaban con la asistencia de representantes de los servicios de inteligencia saudíes, de los Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Qatar, así como funcionarios de inteligencia de los Estados Unidos, Inglaterra y Francia.”
3) En el The Daily Telegraph del 5 de marzo de 2012 se informó que el Ejército Sirio había apresado a trece oficiales franceses en la ciudad de Homs cuando estaban ejerciendo de instructores militares a grupos de rebeldes.
4) El 27 de mayo de 2013, la UE decidió levantar el embargo de armas a los susodichos rebeldes, a partir de lo cual los estados que lo deseasen podían suministrarles todo tipo de artilugios para matar. En una entrevista publicada por Le Monde el 20 de agosto de 2014, François Hollande reconoció que él había hecho llegar armas a los rebeldes sirios.
5) En The Guardian del 15 de septiembre pasado, el diplomático finlandés Martii Ahtisaari, Premio Nobel de la Paz, explicó que, en 2012, cuando todavía no hacía un año que había comenzado la guerra civil en Siria, Rusia propuso a los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU un plan de paz cuyos puntos centrales eran: a) no dar armas a la oposición a Al Assad; b) propiciar un diálogo inmediato entre Al Assad y la oposición; c) buscar al dictador una salida honorable del poder. Ahtisaari cuenta que esa propuesta fue rechazada por EE.UU., Francia y Gran Bretaña con el argumento de que la caída de Al Assad era “cuestión de semanas” y que por tanto no merecía la pena pensar en ninguna clase de abandono honorable del poder.
6) El 22 de junio de 2014, cuando Obama había tomado ya la decisión de bombardear objetivos en Siria y los antiguos rebeldes del Estado Islámico se habían transformado para la CNN en terroristas sanguinarios, varios periódicos informaron (El País entre ellos) que John Kerry había iniciado una gira por Oriente Medio para solicitar a Arabia Saudí y los Emiratos del Golfo que cortasen toda financiación a los rebeldes/terroristas del Estado Islámico.
7) El 27 de septiembre de 2015, François Hollande dio la orden de bombardear objetivos en Siria. La justificación que dio Hollande para dicha decisión fue literalmente la de "prevenir acciones terroristas” en suelo francés (La Vanguardia, 28 de septiembre de 2015).
8) El 5 de octubre de 2015, el juez francés Marc Trevidic, que hasta hacía poco se había ocupado en exclusiva de temas de terrorismo, hizo unas declaraciones a la prensa (recogidas en La Vanguardia del 6 de octubre) acerca de los peligros que aguardaban a Francia como consecuencia de haber intervenido militarmente en Iraq y Siria. Trevidic explicó que era lógico prever “acciones [terroristas] de una magnitud incomparable a las que hemos tenido hasta ahora”. Preguntado sobre si los bombardeos de la aviación francesa en Iraq y Siria podrían ser útiles para evitar atentados en Francia, el juez contestó que los bombardeos “no sirven para nada” y que “son un calco del modelo americano: hace años que Estados Unidos elimina jefes, estrategas y reclutadores, en Yemen, Afganistán o Somalia. Eso nunca ha funcionado.”
9) En El País del 21 de febrero de 2015 se informó que Turquía y EE.UU. estaban entrenando y equipando a la oposición siria “moderada”. Patrick Cockburn, en el libro citado (págs. 22-23), afirma que los dirigentes de Estado Islámico “siempre se sienten encantados cuando se envían armas sofisticadas a grupos anti-Assad de cualquier tipo porque de este modo pueden quitarles las armas mediante amenazas, por la fuerza o mediante pagos en efectivo.” Cockburn concluye el capítulo dedicado a “El surgimiento del ISIS” con las siguientes y clarificadoras palabras: “Los Estados Unidos, los europeos y sus aliados regionales en Turquía, Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos crearon las condiciones para el surgimiento del ISIS.” (pág. 27).
François Hollande, proveedor confeso de armas a los rebeldes sirios (y por tanto, directa o indirectamente, a Estado Islámico), en vez de presentar inmediatamente su dimisión, ha preferido declarar l’état d’urgence. Las encuestas dicen que más del 80% de los franceses apoya esa medida. Una proporción similar apoya asimismo la "guerra" al ISIS o a lo que sea como respuesta a los atentados, siempre que se trate de una guerra lejana, en la otra punta del mundo. Si se tratase de una guerra civil, como la que padece Siria, cabe suponer que los apoyos no serían tan elevados.
Más inseguridad y menos libertad
Desde 2001, los gobiernos occidentales se han involucrado en una sucesión ininterrumpida de guerras imperiales. Ninguna de ellas ha servido para evitar atentados como los de París. En realidad, todavía es la hora que alguien nos explique cuál es la relación causal entre bombardear objetivos en Oriente Medio, Asia Central o el África Subsahariana e impedir atentados en las metrópolis occidentales perpetrados por franceses, británicos, belgas o norteamericanos. Lo mismo se puede decir de todas las reformas legales que han comportado recortes de nuestros derechos antirrepresivos. Nunca son suficientes, a cada nuevo atentado hay que hacer más, lo cual demuestra la inutilidad de las anteriores. Eso sí: con cada una de ellas aumenta el control policial sobre las poblaciones. Sin embargo, tampoco así se va a poder evitar el próximo atentado.
Un día caeremos en la cuenta de que los estados occidentales se parecen cada vez más a dictaduras (que tampoco pueden evitar atentados y si no que se lo pregunten al espíritu de Carrero Blanco) pero lo más triste es que eso a mucha gente le parecerá normal. ¿Han visto Brazil de Terry Gilliam?
24/11/2015
De qué les pediría que hablaran a mis candidatos electorales
Cuaderno de incertidumbre: 4
Albert Recio Andreu
Las elecciones y el poder político tienen una importancia notable en el funcionamiento económico. Aunque la globalización y el neoliberalismo hayan erosionado a niveles alarmantes la capacidad de acción de los estados nacionales, el papel del Gobierno sigue siendo relevante. Tanto para producir cambios en el país como para actuar en la esfera internacional y tratar de alterar las reglas del juego impuestos en los últimos treinta años. Aunque pienso que el marco real de posibilidades de cambio es más pequeño del que a menudo creen los sectores sociales más activos (y en este sentido la experiencia de Syriza debe ser tomada en consideración) no es en absoluto desdeñable. Más bien de lo que se trata es de ver qué capacidad de cambio puede generarse a corto, medio y largo plazo. No pretendo con esta nota ni ofrecer una estrategia ni enmendar la plana a nadie. Los programas de las distintas izquierdas (Podemos, Izquierda Unida y la constelación de coaliciones que se han conseguido cristalizar en diversas comunidades autónomas) recogen en gran medida ideas y propuestas adecuadas. Lo que simplemente pretendo es discutir que ideas de fondo me parecen útiles para destacar en los debates, sobre todo porque creo que las propuestas concretas a menudo no tienen incidencia y en cambio los discursos poderosos acaban teniendo efectos a medio y largo plazo. Con este ánimo ahí van algunas ideas.
La economía española era insostenible antes de la crisis y todo lo realizado en estos años no ha servido más que para empeorar las cosas
Cuando hablo de sostenibilidad me refiero a la capacidad de una economía de garantizar las condiciones de vida de la gente de forma duradera. Esto implica tres criterios de sostenibilidad: la económica-convencional (una economía que produce menos de lo que consume acaba con graves problemas de endeudamiento que pueden bloquearla), la social (una economía que no garantiza a toda la población medios de vida adecuados no es aceptable) y la ecológica. Para todo el mundo es evidente que la economía española no cubre las dos últimas condiciones y que las políticas desarrolladas en los años de crisis no han servido para enderezar ninguno de los graves problemas ambientales del país y sí ha agravado considerablemente los desequilibrios sociales. Simplemente voy a subrayar la tercera pata porque ello ataca precisamente el punto, aparentemente fuerte, en el que sigue sustentándola la derecha. Desde el punto de vista convencional la economía española antes de la crisis presentaba una situación saneada por lo que respecta a las finanzas públicas y una situación muy complicada en la esfera exterior. Un déficit exterior provocado por el desequilibrio entre lo que el país produce y lo que el país consume (tanto en consumo final como en suministros a los sectores productivos) y que se reflejaba en el creciente endeudamiento exterior, fundamentalmente privado. Un desequilibrio provocado en gran medida por la desindustrialización, la dependencia energética (y de otras materias primas) y el modelo empresarial local.
Con la crisis, aparentemente los desequilibrios han cambiado. Ha mejorado la situación exterior y se ha deteriorado la situación de las finanzas públicas. Lo primero es un mero espejismo; la mejora del sector exterior se ha producido por la caída del consumo y la actividad económica que ha recortado drásticamente las importaciones. Pero ha bastado un primer y modesto retorno del crecimiento económico para que el sector exterior presente ya una situación de déficit. Algo que además tiene lugar en una coyuntura más favorable que nunca: con una fuerte caída del precio del petróleo y otras materias primas por un lado (lo que abarata la factura exterior) y con un aumento de las exportaciones en parte beneficiarias de la devaluación real del euro. Lo que refleja este problema es bastante claro: en todos los años de crisis no se han llevado a cabo políticas y acciones que hayan cambiado fundamentalmente la estructura productiva local ni los hábitos básicos de consumo, y por tanto el país se sigue enfrentando a una tensión exterior que genera problemas recurrentes.
Lo segundo es aún más claro. Sabemos que los problemas financieros del estado crecieron por la caída de la recaudación fiscal asociada a la crisis general y se agravaron con el elevado coste del salvamento del sector financiero. Y sabemos que se utilizaron estas dificultades para imponer políticas de recortes del gasto público que lejos de atajar los problemas los han agravado. Parte de la “recuperación” del último año ha sido provocada porque el último año el gasto público ha sido moderadamente expansivo (y porque la Unión Europea ha permitido dilatar el plazo de los ajustes). Pero el peso de la deuda pública es mucho mayor que antes de los recortes y la UE ya anuncia que tras las elecciones volverá a la carga.
El balance es por tanto que por un lado las políticas de ajuste que han tenido un elevado coste social sólo han servido para agravar los problemas de financiación pública y que la ausencia de políticas industriales ha dejado intacta la inadecuada estructura del país. Hace falta más sector público y no menos, y hacen falta buenas políticas para que se reorienten producción y consumo. Una reorientación que permite conectar con las otras dos grandes dimensiones de la sostenibilidad, la social y la ecológica.
El nivel de desigualdad es intolerable
Todos los indicadores de desigualdades muestran un gravísimo deterioro de la cuestión. Un deterioro provocado por la combinación de tres factores: paro masivo, deterioro de las condiciones laborales (con el consiguiente aumento de los trabajadores pobres) y políticas sociales insuficientes e inadecuadas. Todo esto es de sobras conocido, pero da la sensación que el tema de la igualdad se trata con demasiada timidez. Porque hablar en serio de la desigualdad exige tanto denunciar las situaciones de pobreza que se producen en los extremos inferiores de la distribución, como el de los privilegios y rentas injustificables de la parte superior.
Tratar a fondo el tema permite ligar varias de las cuestiones que deberían ser cruciales tales como: el sistema fiscal, las escalas salariales (sinceramente la forma como la izquierda ha planteado el debate de la limitación de los sueldos de los políticos es en parte demagógica y en parte insuficiente), la negociación colectiva y los derechos sindicales, las rentas del capital, las estructuras generadoras de rentas parasitarias…
Como no se trata de discutirlo todo (y hay que reconocer que muchas de estas cosas están en los programas de las fuerzas alternativas), me parece necesario incidir sólo en una cuestión. La relación que existe entre la desigualdad y el modelo productivo. Por un lado, la distribución de la renta influye directamente en la estructura de la demanda (puesto que esta genera un sistema de voto censitario, “cuanto más tienes más influyes en el mercado”) e indirectamente: las desigualdades refuerzan los procesos de consumo posicional (el que se hace más por marcar posición social y que genera importantes efectos de imitación). Y estos tienen una incidencia directa tanto en la estructura del comercio exterior (importamos bienes de lujo) como en el comportamiento ambiental.
Por otra parte el deterioro del mercado laboral aumenta las posibilidades de rentabilidad basadas en un modelo de especialización de baja calidad productiva. Y la calidad de la vida laboral incide al final en nuestro bienestar (lo ilustran claramente muchas de las entrevistas a trabajadoras de hotel incluidas en el libro de Ernest Cañada que recomiendo en la sección de libros, y lo hemos podido constatar en estudios en otros muchos sectores como la construcción, la limpieza o la producción industrial).
En suma la desigualdad no sólo es mala en sí misma, es también importante para desarrollar una economía más eficiente en términos productivos y para la transición a una economía ecológicamente sensata. Por ello hay que articular las políticas de igualdad en el conjunto de estrategias de reconversión económica.
Y no podemos limitar las políticas de igualdad a la cuestión de género, por otro lado totalmente relevantes. No sólo porque siendo crucial las desigualdades entre hombres y mujeres no agotan todo el campo de las enormes desigualdades, sino también porque estas últimas (las de clase, las étnicas) no hacen sino reforzar las desigualdades de género.
Necesitamos más, no menos sector público
Esta es otra de las cuestiones que si bien aparecen claramente en muchas de las propuestas electorales se plantean con la boca pequeña en muchos casos. No sólo la derecha ha tenido un especial papel en atacar al Estado. También en amplios sectores de la izquierda el papel del sector público está en entredicho. En gran parte se trata de una crítica que parte de consideraciones diferentes de las del Estado mínimo liberal. Tiene relación con el fracaso del autoritarismo, con la crítica a la cooptación del Estado por las oligarquías dominantes, con el burocratismo y con el descarado enfoque procapitalista de muchas de las políticas públicas que realmente se ejecutan. Y tiene también que ver con la atracción por lo local que surge como rechazo a la globalización capitalista. Y se traduce en plantear la economía cooperativa y social como alternativa preferente frente a la economía capitalista.
Hay sin duda buenas intuiciones en las demandas de democratización real, de autogestión, de sensibilidad social y ambiental que están en el fondo de las demandas de una economía de lo común. Pero hay también una cierta ausencia de reflexión sobre las diferentes escalas en las que hay que articular la economía, sobre la existencia de procesos económicos que requieren una organización macro que requieren de algún tipo de organización centralizada. En el corto plazo incluso el fomento de las experiencias alternativas requiere de la existencia de infraestructuras, de políticas, de sistemas de financiación que pueden ser propiciados por buenas políticas públicas. Algo que es evidente cuando pensamos en qué políticas sociales necesitamos en campos como la educación, la sanidad, los servicios de cuidados o que es insustituible a la hora de propiciar un cambio en el modelo energético o de transporte.
Y plantear un buen sector público requiere claramente un aumento de sus recursos, básicamente un aumento de ingresos que permita financiarlo adecuadamente. Una reforma fiscal socialmente justa y adecuada en volumen debe ser una batalla central frente a las enésimas promesas de la derecha de rebajar impuestos. Promesas que son claramente desnortadas y que pueden ser enfrentadas con varias evidencias. La primera y más clara es que abocan a nuevos recortes del gasto público que, como ya ocurrió en el periodo 2012-13 lo que generan es no sólo un debilitamiento de los derechos sociales, sino también una recesión. La segunda es la evidencia del doble lenguaje de la derecha, el que por un lado plantea el necesario debilitamiento del presupuesto público y al mismo tiempo reclama ingentes recursos públicos cuando se trata de salvar a grandes empresas. Si algo ha mostrado la crisis ha sido la enorme eficacia del sector público cuando compromete gasto en un objetivo específico como el de salvar bancos.
Es una buena ocasión para reivindicar más y más justos impuestos, políticas públicas bien diseñadas democráticamente y también cuestionar los enormes despilfarros y costes sociales generados por las políticas de externalización al sector privado de actividades públicas.
El contrato único es un intento de esconder la porquería debajo de la alfombra
Aunque es un tema más puntual, este va a ser uno de los temas estrella. No sólo por el presumible ascenso de Ciudadanos, sino también porque un país con tanto paro como el nuestro está expuesto, en el actual contexto de hegemonía neoliberal, a una reforma laboral tras otra. Y esta volverá a ser la medida estrella del próximo debate.
El argumento simplón es que todos los problemas de la elevada precariedad del empleo en España se deben al elevado coste del despido de empleados fijos que provoca que las empresas contraten eventuales para eludir estos costes. La solución es simple: si el coste del despido es moderado, las empresas contratarán en las mismas condiciones a todo el mundo. Una variante del cuento de la lechera. Por un lado si el despido es barato y fácil estamos ante una solución menos que trivial, todo el mundo está en condiciones de eventualidad. Todo el mundo vive en un clima de inseguridad laboral y está expuesto a todo tipo de presiones en cuestiones de condiciones de trabajo, actividad sindical, flexibilidad involuntaria, etc. De otra, el recurso a los eventuales por parte de las empresas no obedece sólo a los costes de despido, tiene también que ver con el uso cada vez más selectivo de la fuerza de trabajo en aras a mejorar la rentabilidad: gente que es sólo contratada por horas punta, o para ajustes estacionales de la producción. Gente que si tiene un contrato único de bajo coste de despido continuará siendo contratada o despedida en el corto plazo (a menos que se implante el contrato fijo de cero horas, aún no incluido en nuestra legislación laboral, que permite a las empresas dar empleo cuando hay a faena sin ningún compromiso de mínimos). Lo que va a cambiar es que en las estadísticas de empleo será imposible diferenciar a la gente por su tipo de contrato. O sea que de lo que se trata es de eliminar una de las pistas que tenemos de la mala calidad de las condiciones de trabajo en nuestro país.
Los problemas de empleo son acuciantes, pero no se pueden dilucidar con políticas laborales (éstas como mucho pueden cooperar). De una parte, los problemas de empleo del país tienen que ver con lo comentado en los puntos anteriores: una estructura productiva inadecuada, provocada tanto por factores internos –el tipo de capitalismo hegemónico en el país– como externos –el papel de las empresas multinacionales–, y el diseño de la política europea, y un inadecuado desarrollo del sector público. Problemas que están también en la base de la lacra de la corrupción. Por otra parte, el empleo está relacionado con la distribución de la renta y el poder, algo no sólo local sino universal. Si el problema del desempleo fuera causado, como piensa mucha gente, por el cambio tecnológico ahorrador de trabajo, lo que debería plantearse es un modelo social que garantizara el disfrute universal de estas ganancias de productividad, o sea de una reducción de jornada y unos mecanismos de distribución de la renta adecuados. Puede sonar muy utópico, pero es un discurso que hay que oponer al de la inevitabilidad del paro por razones de cambio técnico.
Superar el efecto Syriza
Los triunfos de la derecha están construidos también a partir de explotar nuestros fracasos. El hundimiento de la experiencia soviética se ha utilizado tanto para alegar la imposible existencia de alternativas al capitalismo como para evitar que se realice una evaluación equilibrada de lo que fue realmente. Los problemas de la Francia de Mitterrand constituyeron un lugar común para sepultar cualquier intento de política antineoliberal. Se trata de estrategias que han provocado una enorme timidez en las respuestas alternativas o las han emparedado en una defensa insostenible de tipo numantino. Con Syriza estamos ante el mismo riesgo, la lección repetida es que ha quedado claro que no hay alternativa democrática que valga a los poderes de la troika.
Como ya lo comenté no me voy a extender. Para mí el error de Syriza fue doble: pecó de ingenuidad y lanzó un órdago para el que no tenía fuerzas (la debilidad de la economía griega es excesiva y la población local no estaba por la labor de experimentar los sacrificios que conlleva la salida del euro). Algo de ello debe aprenderse, pues carecer de fuerzas para una ruptura radical obliga a practicar una política más posibilista. Aunque la situación de la economía española, por tamaño y estructura, permite más grados de libertad que la griega y posibilita órdagos más consistentes. A mi entender los próximos pulsos pasan por tres campos donde habrá que tener, cuando menos, una confrontación: el de propugnar un ajuste fiscal al alza (más impuestos en lugar de recortes, más sector público en lugar de menos), el de oponerse a la enésima reforma laboral, y el de practicar una política industrial (que puede incluso incluir una variada política en la fiscalidad indirecta) orientada a cambiar la estructura productiva. Y ello además combinado con una paciente e inteligente política internacional orientada a tejer los procesos y las alianzas que ayuden a dinamitar el actual diseño de la política europea y transformarlo en un marco institucional útil para el desarrollo humano.
Las próximas elecciones se plantean en un ambiente mucho menos eufórico que el que atisbamos tras las municipales. Los errores propios (en la construcción de las candidaturas de izquierdas) y las coyunturas (la cuestión catalana, la derrota del proyecto de Syriza) le han dado a la derecha bastante aliento. Por esto me parece que hay que plantearse una perspectiva estratégica que vaya más allá de enero y que dé aliento a un proceso de largo alcance.
30/11/2015
Pasolini y Citti
Josep Torrell
Sergio Citti difiere de los demás cineastas que forman parte de este ciclo [1]. La mayoría de estos cineastas (quizás con la excepción de Robert Guédiguian) sólo tiene en común con Pasolini el haber dialogado ocasionalmente con algún tema que Pasolini trató en su obra. Citti, sin embargo, fue un contemporáneo de Pasolini, y estuvo unido a él por una larga y fructífera amistad a lo largo de 24 años. Es de esta relación que hablaré hoy aquí.
I
En la Roma de 1951, Pasolini consiguió su primer trabajo estable en la escuela del Campino, muy alejada de donde vivía. Pasolini tenía entonces 28 años. Entre sus alumnos estaba Sergio Citti (que tenía 18 años).
Pasolini había empezado a interesarse por el dialecto romano, el romanesco, que era la lengua que hablaba la gente de las borgate, las barriadas de barracas de Roma. Quienes habitaban en estas barracas eran claramente la clase obrera y las capas del subproletariado. En este sentido, Roma era exactamente como Barcelona. En ambos casos, quienes vivían en las barracas eran los inmigrantes que no tenían posibilidad de tener una vivienda en condiciones, y no la tuvieron hasta la década de los ochenta en Roma (tras una lucha encarnizada durante la década anterior) o hacia 1992 en el caso de Barcelona [2].
Armado con una libreta, Pasolini iba anotando las voces dialectales que, según dice, le dejaban fulgurado. Muy pronto empezó a percibir que había infinidad de vocablos para un único significado. Por ejemplo, la palabra etcétera no se utilizaba nunca, sino paráfrasis como i santi Benedetti, i tanti Benedetti o el giro bellísimo e tante belle cose [3]. En 1958, en un artículo titulado «Neo-capitalismo televisivo», Pasolini explica además que el choque producido por la televisión sobre el dialecto está preñado de efectos. Como reacción al lenguaje televisivo, se produce un enriquecimiento de su manera de hablar, antes que nada en la jerga; también en el uso de palabras y expresiones áulicas o pertenecientes a un lenguaje conformista, pero usadas, la mayor parte de las veces, de forma manifiestamente irónica [4].
Esto hace que Pasolini precise de un asesor que conozca la realidad del romanesco y le sirva de guía en el uso de esta lengua viva y en constante innovación. Quien va a guiarle en este uso va a ser Sergio Citti. La relación maestro y alumno cambia radicalmente. Pasolini reconoció siempre el papel que jugó Citti. En «Mi periferia», dice:
tengo, en la Maranella, un amigo, Sergio Citti, que es pintor de brocha gorda y que hasta ahora no me ha defraudado nunca en mis peticiones, incluso las más sutiles.
El papel desempeñado por Citti como guía en el romanesco tendrá efectos en la poesía de Pasolini. Pasolini siempre fue fundamentalmente un poeta. Un poeta que escribe poesías. En el entierro de Pasolini, Alberto Moravia, con la voz propia de quién no suele hablar ante miles de personas, dijo «hemos perdido sobre todo a un poeta, y no nacen tantos poetas en un siglo».
Si Citti fue influente fue porque sus enseñanzas dialectales ofrecían a Pasolini un modelo de contaminación estilística o de mezcla de estilos (según la definición de Erich Auerbach). Pasolini cogerá una palabra áulica y la colocará en un contexto que era lingüísticamente normal y corriente; y, al revés, colocará una palabra baja (o directamente malsonante) en medio de lenguaje áulico o poético. Esto crea en el lector un sobresalto, una sensación de sorpresa, que es precisamente lo que perseguía Pasolini [5]. Y esto lo hará desde Las cenizas de Gramsci (1957) hasta los poemas italo-friulanos de La nuova gioventú (1975).
II
Citti empezó ayudando a Pasolini con las novelas y los guiones por encargo. Después, fue el coguionista de Accattone (1961) y Mamma Roma (1962). A partir de Pajarracos y pajaritos (1965) la condición laboral de Citti mejoró, y será el ayudante de dirección en casi todas las películas de Pasolini.
En 1970, con Pasolini firmando conjuntamente el guión, Sergio Citti hace su primera película, Ostia. La película recibió críticas despectivas e insultantes. Pasolini publicó un artículo en Paese sera el 5 de mayo de 1970, titulado «Ostia e il regista de borgata», donde dice:
Ya había previsto que Sergio Citti, como director, iba a conocer la misma persecución racista que conoció su hermano Franco Citti como actor.
Esta actitud racista tiene que ver con la ideología con que se ha formado Citti:
Sergio Citti trabajó de pintor; es decir, fue un obrero. Pero su consciencia de clase no fue nunca una consciencia de clase propiamente obrera (aunque haya votado siempre por el Partido Comunista Italiano, lo hizo como anarquista). Como todos esos comunistas tan simpáticos que son los albañiles de Roma, asumió la ideología subproletaria típica de las clases pobres romanas. Esta ideología consiste en una disociación: aquí estoy yo, pobre, que conozco el mundo real, el mundo de los malhechores, de los deshonestos, de la mala vita y de las leyes del honor; y allí estás tú, rico, pobrecito, que no tienes ni idea del mundo, que eres un falso, que sólo sirves para ser robado. Yo acepto que tú seas mi amo; pero, como amo, te ignoro. Vivimos en dos esferas diferentes. Si quieres que te considere Rey y que te sirva, te serviré. Pero en realidad tú no existes, eres sólo un personaje del destino.
Esta ideología no era aceptada ni por la sociedad ni siquiera por la religión, a pesar de que Pasolini la define como «una anarquía viviente, una ascesis viviente». Citti se mantendrá fiel a sí mismo y a este modo de «subversión». En consecuencia, la negativa a aceptar esta ideología se convierte en un clasismo claramente racista.
Un subproletario de las borgate –presuntuoso, sacrílego, loco— no tiene derecho a hacer una película. Este derecho está reservado tan sólo a los pequeños burgueses [6].
Pasolini ataca el problema en su conjunto: la sociedad burguesa no acepta que un subproletario pueda hacer cine. El cine de Citti sigue siendo una cuestión de clase sin resolver.
III
En 1966 y 1967, Pasolini estuvo trabajando en un guión que venía a ser una continuación de Pajarracos y pajaritos, y que llevaba por título Re magio randagio (que podría traducirse como el rey mago vagabundo). Sin embargo, Pasolini vio las semejanzas con su película anterior y lo dejó de lado. En 1975 lo retomó, lo cambio substancialmente y se convirtió en el guión que debía rodar en el momento en que fue asesinado y que se llamaba Porno-teo-kolossal [7]. Las diferencias entre Re magio randagio y Porno-teo-kolossal eran notables y Sergio Citti (que era coguionista de ambas) decidió hacer una película atendiendo sólo a lo que no se había incluido en el otro guión.
I magi randagi adopta la forma de una fábula sobre los reyes magos, aunque una fábula en la que los tres reyes son en realidad tres payasos. Es evidente que la tradición de los reyes de oriente, si uno lo piensa bien, es una de los momentos más aberrantes de nuestro sustrato cultural y mítico. Pensemos solamente por qué el niño Jesús ha de ser niño, y no niña.
Además de lo que Pasolini señalaba acerca de la inquina racista, hay otro elemento que juega contra la aceptación del cine de Citti. Los personajes de sus películas vienen de las borgate, son pobres de solemnidad y encuentran siempre a otros que comparten su desgracia, como demuestra Il minestrone. A cierto espectador medio le desagrada profundamente ver a los pobres como protagonistas, porque ve en ello el peligroso declive social que le amenaza. Sólo estigmatizando este peligro —con una consciencia política, por ejemplo— puede gozar de lo que de otro modo frustra su satisfacción y su entretenimiento.
Pero hay otro fenómeno que dificulta la aceptación del cine de Citti, que es su forma, la forma cinematográfica que adopta. Por un lado, está el cierre de las películas. Para que las películas de Citti puedan terminar es preciso que se acepte algo ilógico y surrealista, algo que sólo exista en la mentalidad del director. En su lógica de clase subalterna esto puede tener sentido, pero para el espectador medio pone en tela de juicio toda creencia en la verosimilitud, toda creencia en la apariencia de lo real. Ver las películas de Citti deja intranquilo al espectador que ha ido al cine buscando la comodidad, la seguridad y, sobre todo, la tranquilidad. Aceptar el relato de Citti exige todo lo contrario: exige pensar.
Por el otro lado, Citti se desentiende por completo de la sintaxis del cine. A Citti, por ejemplo, le es extraña la escala de planos. Su planificación está libre de cualquier constricción en este sentido, como estaba libre de ello el cine de Pasolini (pero, en Citti, sin el primer plano). Los planos fijos dominan todas sus películas (como en el primer Guédiguian, como nos indicó Esteve Riambau). Si con un plano general incluye todas las figuras que quiere mostrar, lo rueda todo en plano general. Estamos tan acostumbrados al cine según las reglas que cuando nos encontramos a alguien sin ningún respeto por las normas establecidas nos causa extrañeza y tendemos a rechazarle. La libertad de estilo es lo que pone de manifiesto Citti al despreciar ásperamente las reglas.
Pasolini —en el artículo sobre Ostia— explica que Citti «concibe sólo las relaciones concretas, las relaciones singulares» y que su desentenderse de la sintaxis no es un problema, puesto que en sus películas no hay un solo encuadre falso. Para poder gozar de sus películas, hay que ver lo que nos muestra y no hacer demasiado caso a cómo se nos muestra. (Sería un caso diferente el de Eisenstein o Resnais, donde el cómo se nos muestra es fundamental.) En la medida en que seamos capaces de mirar el qué (y dejar en suspenso el cómo) estaremos en condiciones de disfrutar de sus películas.
Películas de Sergio Citti (1933-2005): Ostia / Ostia (1970); Storie scellerate / Cuentos de Pasolini (1973); Casotto / La caseta de la risa (1977); Due pezzi di pane (1979); Il minestrone (1981); Sogni e bisogni (1985) mini serie televisiva de 11 episodios; Mortacci (1989); I magi randagi (1996); Esercizi di stile (1996) película por episodios; Cartoni animati (1997) co-dirigida con Franco Citti; Vipera (2001); y Fratella e sorello (2004).
Notas
[1] Del 1 al 8 de noviembre la Filmoteca de Catalunya programó el ciclo Pasoliniana del Proyecto Pasolini Barcelona. Este texto corresponde, ligeramente modificado, a la presentación de la película I Magi randagi (1996) de Sergio Citti.
[2] Es interesante el resumen de la situación en Barcelona que hace Mercè Tatjer en la película Pasolini en Barcelona (2015) de Hillari M. Pellicer (y de Juan Manuel García Ferrer en las entrevistas).
[3] El ejemplo es del propio Pasolini, véase «Mi periferia» en Todos estamos en peligro. Entrevistas con Pasolini (en prensa).
[5] Por supuesto, el choque que causa Las cenizas de Gramsci no se explica sólo por eso, sino por un dispositivo poético muy complejo. Véase «Pasolini: la cancelación de la poesía y el cine no consumible», en Viento Sur, n.º 127, diciembre de 2014; reproducido en mientrastanto.e n.º 132, febrero de 2015.
[6] «Ostia e il regista de borgata», ahora en Scritti sulla política e sulla società, Mondadori, Milán, 1999. Podría parecer que esto pertenece ya al pasado, sin embargo el volumen Demasiada libertad os convertirá en terroristas, publicado en España en 2014, es curioso que haya omitido precisamente este artículo.
[7] Porno-teo-kolossal está traducido al castellano: véase Mariano Maresca y Juan Ignacio Mendigucia (eds): Saló: el infierno según Pasolini, Filmoteca de Andalucia, 1993; y mientras tanto n.º 53, Barcelona, 1993.
1/11/2015
Independentistas contra el derecho a decidir
José Luis Gordillo
En números redondos, el resultado de las elecciones catalanas del 27-S fue que, de los cinco millones y medio de votantes que integran el censo, un millón novecientos cincuenta y siete mil optaron por formaciones políticas cuyo primer punto del programa era la independencia, y dos millones ciento veinte mil dieron su voto a partidos políticos para los cuales, o bien ese era el principal objetivo político a combatir, o bien no la tenían como una de sus prioridades. Si esas elecciones fueron un plebiscito, los independentistas lo perdieron de forma clara y nítida. Así lo reconoció al día siguiente el candidato de la CUP, Antonio Baños, con una honestidad que le honra, a diferencia de los principales dirigentes de la candidatura encabezada por Raül Romeva, los cuales afirmaron mendazmente que también habían ganado en votos, además de en escaños.
No obstante, el reconocimiento de que el plebiscito se había perdido no le impidió a la CUP presentar y apoyar, junto a JxSí, la "declaración de inicio del proceso de creación de un estado catalán con forma de república". Al mismo tiempo, la CUP rechazó votar a favor de una propuesta de resolución de CSQEP en la que, entre otras cosas, se solicitaba la convocatoria de un referéndum pactado y legal. En la declaración que sí votaron, como sabemos, se anunciaba la intención de desobedecer las sentencias del Tribunal Constitucional e iniciar la desconexión del Estado español. Curiosa declaración a la vista de los resultados obtenidos en las elecciones: uno se imagina una futura Catalunya en donde un tercio de su población desobedecería al Estado español y obedecería a la Generalitat, y las dos terceras partes restantes harían lo contrario. Sería una Catalunya que tendría, vamos a decirlo así, algunos problemas de gobernabilidad.
En cualquier caso, es evidente que el bloque independentista ha decidido hacer abstracción de la voluntad democrática de los ciudadanos catalanes y ha decidido seguir adelante con sus planes secesionistas, piense lo que piense la mayoría de las personas que "viven y trabajan en Catalunya", para repetir la conocida definición pujolista. Al fin y al cabo, como dijo Jordi Graupera, filósofo indepe con columna fija en el diario La Vanguardia, las masas no independentistas son sólo "carne de cañón" (en su columna del 1 de septiembre de 2012).
No hace falta ser un gran estratega político para prever unas cuantas consecuencias catastróficas de todo ello para la izquierda catalana realmente existente. De entrada, la reiterada afirmación sobre el carácter profundamente democrático del movimiento independendentista se va a tomar viento. Pretender forjar alianzas en España, apoyándose en él, para pedir una reforma constitucional o la apertura de un proceso constituyente va a ser bastante más difícil de lo que ya lo era. Con razón, los posibles aliados dirán que una condición inexcusable para empezar a hablar es el respeto a los procedimientos democráticos.
En segundo lugar, puestos en la tesitura de tener que elegir entre formar parte o no de España, una parte relevante de la "carne de cañón" de la que hablaba Graupera ha decidido votar a Ciutadans, el partido de recambio del PP preferido por los banqueros y los constructores del Ibex 35. En buena medida, se trataba del electorado tradicional del PSC. Su crisis no ha llevado a un incremento del voto a Podemos y a todo lo que se mueve a su alrededor, sino a un partido neoliberal y partidario del belicismo más extremo en política exterior. Hay que estar ciego para no ver en el incremento de los votos a Ciutadans en las elecciones catalanas su rampa de lanzamiento en el resto de España. A los ojos de muchas personas, es el partido que más decididamente ha plantado cara a los independentistas y sólo por eso ya vale la pena votarle. Ciutadans, huelga decirlo, no quiere oir hablar de ninguna clase de referéndum. Por último, al igual que han hecho en la campaña electoral catalana CDC y ERC desde el otro lado, la confrontación con el independentismo catalán será el monotema al que recurrirá el PP para no tener que rendir cuentas de sus recortes, restricciones de derechos o corrupciones. Vamos a ver los beneficios electorales que esa táctica propagandística le puede reportar.
Entre Catalunya Sí Que Es Pot y la CUP sumaron más de setecientos mil votos, el mejor resultado en décadas para formaciones políticas declaradamente anticapitalistas. En el plano social, las coincidencias entre sus respectivos programas son numerosísimas. Sólo las separan sus respectivos enfoques de lo que en tiempos se llamaba la "cuestión nacional" y la consiguiente política de alianzas. La CUP ha sostenido con ligereza que la liberación nacional y la liberación social eran dos caras de la misma moneda. Estos días sus militantes están comprobando en sus propias carnes que eso es mucho más fácil de cuadrar en el papel que en el mundo real. Aparte de lo dicho más arriba, cualquiera de la opciones que tienen por delante en relación con la investidura de Mas les puede llevar directamente a la escisión. Si le votan, porque habrán votado al presidente de la privatización de la sanidad, la corrupción, los recortes y del desalojo de la Plaça Catalunya en mayo de 2011, y si no le votan, porque eso hará descarrilar el procés.
Artur Mas es un cadaver político que sorprendentemente todavía anda y CDC un peso muerto para cualquier proyecto del que forme parte. A estas alturas, debería estar claro que su independentismo es el último clavo ardiendo al que se han agarrado sus dirigentes para poder defenderse de las acusaciones de corrupción. Una y otra vez pretenden repetir la jugada de Jordi Pujol con Banca Catalana. Y creen que si no detentan poder van a ir directamente a la cárcel. En mi modesta opinión, no se puede ir con ellos ni a la esquina.
La izquierda catalana debe decidir de una vez por todas qué quiere ser cuando sea mayor. Su indefinición colectiva sobre la cuestión territorial le debilita porque le impide hacer una propuesta clara a su electorado potencial. En común podremos si somos capaces de definir una posición coherente sobre el tipo de vínculo que se quiere tener con el Estado español. El consenso sobre la necesidad de celebrar un referéndum para resolver de forma civilizada la cuestión de la independencia es valioso e importante, pero no es suficiente. Tal vez el resultado de las elecciones generales del 20 de diciembre, más las previsibles peleas internas de las CUP, allanen el camino para poder avanzar en este asunto.
29/11/2015
El Informe Schneider y el trabajo contra las nucleares, o quien no se consuela es porque no quiere
Miguel Muñiz
En el mes de julio de este 2015 a punto de acabar se publicó la novena edición del “Informe sobre el estado de la industria nuclear en el mundo”, o “The World Nuclear Industry Status Report”, WNISR2015, o el Informe, como lo denominaremos a partir de ahora [1].
La edición de 2015, como todas desde 2004 (segunda edición del WNISR), repite un estribillo familiar, que identifica el Informe para quienes seguimos las vicisitudes de la energía atómica. Dicho estribillo, “la industria nuclear está en declive” (en esta edición aparece ligeramente modificado en la página 12: “la industria nuclear se mantiene en declive”), es una frase que hace once años, y en el contexto del inicio de la campaña del “renacimiento nuclear”, llevaba implícita una fuerte carga de denuncia, pero que desde 2011, en el contexto de Fukushima y con un sector atómico maniobrando para alargar indefinidamente su existencia, no es sino un pobre consuelo.
Porque, pese a la recurrente invocación de un declive que es real, el Informe 2015 constata un hecho desagradable, y aún más a tenor de la evolución de la inacabable catástrofe ecológica y humana que representa Fukushima: por primera vez desde 2011 se produce un leve incremento del número mundial de reactores en funcionamiento: de 388 entre 2013-2014 a 391 entre 2014-2015 [2].
Ciertamente “la industria nuclear está en declive”: lleva en declive desde los años setenta del siglo pasado; un declive irreversible, como detalla el Informe con abundancia de datos, pues nunca se dispondrá del uranio suficiente, del petroleo abundante y de los minerales necesarios para un crecimiento del parque mundial de centrales atómicas a la altura de aquellas fantasías-pesadillas con las que los analistas y expertos nucleares nos han engañado-amenazado desde 1954, el año de la primera conexión en la historia de una central atómica a la red eléctrica en la ya extinta Unión Soviética.
En declive, sí. Pero en un declive tan lento y tan a largo plazo que poco significa para países como España, con siete centrales atómicas en funcionamiento, con un potente grupo de presión político, financiero y mediático favorable a las nucleares, insertado transversalmente en todas las instituciones del Estado; un grupo que exige una ampliación del funcionamiento a sesenta años (exigencia que ni siquiera deben plantear en el caso de Cataluña, ya que la tienen graciosamente concedida en caso de que se produzca una secesión de España y se forme un estado propio); un declive con la amenaza de una catástrofe nuclear como fondo, una catástrofe cuyas consecuencias sanitarias, ambientales y sociales pueden alargarse indefinidamente, como lo demuestran los 29 años que han pasado desde Chernóbil, y lo siguen demostrando los casi cinco transcurridos desde Fukushima.
Cuando suceda esa catástrofe que nadie desea, pero que sucederá, y que marcará nuestro futuro y el de nuestros descendientes más allá de lo que la imaginación alcanza, sea cual sea el lugar donde se produzca, será un consuelo leer en el correspondiente WNISR que la industria nuclear continúa (o acelera) su lento, inexorable y amenazador declive.
Declive, pues, de final imprevisible; habida cuenta de que entre 2014 y 2015 se han puesto en funcionamiento diez nuevos reactores en el mundo, lo que, con sesenta años de funcionamiento aceptado por los que gobiernan, alarga el declive hasta 2075, y más allá si consideramos que hay unos cuarenta reactores en construcción real, con obras iniciadas y fechas de conexión a la red verosímiles. Sin contar con los ya desenmascarados por los sucesivos WNISR: los reactores “en construcción” que llevan más de treinta años “siendo construidos”.
De esos cuarenta reactores en construcción real, veinticuatro están en China, y el orden neoliberal imperante ha diseñado una estrategia de producción de bienes de consumo en la que China adopta el papel de “fábrica del mundo”, lo que convierte al país en un monstruo del binomio producción-destrucción; con un crecimiento que exige de todo tipo de aprovechamientos energéticos, desde grandes complejos de renovables a centrales nucleares, pasando por centrales térmicas y devastadoras presas hidroeléctricas, una realidad, pero sobre la que existe una conveniente miopía selectiva [3].
Con la inauguración de unos pocos reactores hoy se establece un límite temporal que lleva a la energía atómica a las puertas del siglo XXII, y las probabilidades de un nuevo Chernóbil o Fukushima aumentan exponencialmente.
Vistos desde esta perspectiva, ¿qué aportan los informes WNISR a las personas que trabajamos para un año 2020 sin centrales atómicas? Reflexionemos sobre sus apartados principales.
Nada aportan los consoladores detalles sobre el implacable declive del porcentaje de electricidad de origen nuclear en el total mundial de consumo eléctrico, como no aportan nada los informes sobre los crecientes costos que supone poner en marcha un reactor atómico, o los retrasos en las ejecuciones de las obras, o las limitaciones en la formación universitaria de técnicos e ingenieros, o la desconfianza de los especuladores financieros, etcétera, etcétera.
Lo que los diversos WNISR aportan es una limitada visión del trabajo de oposición a la energía atómica que se desarrolla en cada lugar donde funciona o está en proyecto un reactor; aportan también una perspectiva de conjunto que carece de traducción concreta en la situación de cada país, pero que ayuda a conformar un movimiento social de oposición, si la voluntad de conformar tal movimiento existe.
En resumen, el WNISR tiene utilidad como complemento de un movimiento social y político para cerrar las centrales atómicas, pero no sirve para nada si dicho movimiento no existe. En ese segundo caso el WNISR permite aplicar el dicho de que “quien no se consuela es porque no quiere”.
El primer WNISR se publicó en mayo de 1992 y el segundo en diciembre de 2004; mientras que el primero respondió a los requerimientos de la Cumbre de Río (de Naciones Unidas) y a la necesidad de contestar a los que pretendían justificar las nucleares como energía “de futuro”, el segundo se redactó en pleno ascenso del “renacimiento nuclear”, y por eso abundan las cifras, las menciones de las agencias de especulación como referentes de autoridad, los análisis económicos... Pero ni esto, ni las cifras sobre cierres de centrales, o la comparativa entre el ascenso de las renovables y la decadencia atómica, tienen mayor importancia ante el hecho de que, mientras funcione un reactor atómico, la amenaza de una catástrofe de consecuencias irreversibles es abrumadora, sea en Extremadura, Cataluña... o en China.
Porque los destinatarios de los diversos WNISR no son los grupos de activistas que trabajan contra las nucleares, son las élites de políticos, inversores, economistas y científicos que asesoran o se benefician de su neutralidad o apoyo al complejo atómico, pero estas élites ya saben de sobra lo que el WNISR explica.
Notas
[1] Se puede obtener en: http://www.worldnuclearreport.org/.
[2] Arranques y paradas, balance. Reactores funcionando según los diferentes WINSR.
Informe 1: 420 (1992)
Informe 2: 440 (2004)
Informe 3: 439 (2008)
Informe 4: 435 (2009)
Informe 5: 437 (2011)
Informe 6: 429 (2012)
Informe 7: 427 (2013)
Informe 8: 388 (2014)
Informe 9: 391 (2015)
[3] Son frecuentes las noticias triunfalistas sobre el auge de las renovables en China, sin mencionar en absoluto las otras tecnologías en auge o que funcionan masivamente en ese país.
[Miguel Muñiz, miembro de Tanquem Les Nuclears-100% EER, mantiene la página de divulgación http://www.sirenovablesnuclearno.org/]
26/11/2015
Las guerras de nuestro tiempo
Juan-Ramón Capella
¿Qué es, en el fondo, lo que impulsa las guerras de nuestro tiempo?
De pronto hemos vivido, con las poblaciones europeas con la cabeza en otras cosas, el estallido de guerras en Iraq, Afganistán, en Libia, en Ucrania, en Siria; y también las "guerras asimétricas" de los pobres, los atentados terroristas que golpean salvajemente a civiles, que justamente no sostienen las aventuras bélicas de sus gobiernos. No hemos visto multitudes francesas, alemanas, británicas o españolas jaleando esas aventuras: más bien todo lo contrario: repudiándolas. El mundo se convierte en una locura que de paso amenaza con hacer saltar por los aires nuestros derechos y nuestras libertades. Esas guerras han suscitado un éxodo de refugiados de dimensiones superiores a los de la segunda guerra mundial. Hay países de la Unión Europea gobernados por derechistas, como Polonia y Hungría, que avergüenzan al negar a los refugiados el pan y la sal. Y en otros países la extrema derecha se dispone a asaltar a los pobres refugiados, a exigir la expulsión de los inmigrados árabes. Sufrimiento sobre sufrimiento.
Ante los atentados terroristas, salvajes, de París, poco hemos oido hablar de Turquía, de Arabia Saudí, de Qatar, los cuales sin embargo están detrás de la guerra en Siria: los dirigentes políticos saudíes son quienes han financiado la guerra contra el régimen sirio; los turcos, los que han facilitado el paso del material bélico que los opositores suníes al régimen sirio (laico) y el "estado islámico" necesitan. Si el "estado islámico" está tras los atentados de París, entonces las autoridades de los países mencionados, aliados de los países occidentales, están también, laberínticamente, detrás de ellos.
Francia tuvo siempre interés en Siria. Siria puede ser la puerta para la exportación de petróleo sin tener que rodear toda la península arábiga, aunque tenga poco petróleo ella misma. El petróleo, sin embargo, es la causa de que los países poderosos (Gran Bretaña y Francia primero, Usa después) dividieran la tierra de los árabes en numerosos países pequeños (divide y vencerás). La división entre los árabes por razones de creencias (suníes y chiitas, cristianos, laicos y hasta judíos, pues todas estas creencias profesan las personas árabes) es importante, pero no tanto como la relación con el petróleo de cada país de Oriente medio.
El petróleo, por fin. El petróleo de Iraq, de Libia, sus rutas para llevarlo a los países industrializados. ¿Quién duda que, junto con otras muchas causas que hunden sus raíces en el pasado, el petróleo es el determinante principal de estas guerras, y de las políticas que conducen a estas guerras?
Petróleo. ¿Por qué? Porque se acaba. Se acaba y es fundamental para la industria de los países adelantados. Sin petróleo el crecimiento sería y será mucho más difícil. Y ¿para qué se necesita el petróleo? Para producir por producir, para el crecimiento. El capitalismo ha estado basado hasta ahora en el crecimiento económico.
La causa última de los atentados está en la propia civilización capitalista. En la civilización que no sabe producir ganancias sin crecer. Una locura, esta civilización, queridos lectores, menos visible pero no menos cierta que la locura de los kamikazes islamistas.
9/11/2015
Ensayo
José A. Estévez Araújo
La sociedad de la vigilancia
La oportunidad de hablar del tema de la sociedad de la vigilancia en estos momentos deriva de dos hechos. Por un lado, el 28 de noviembre finalizó el plazo que la Freedom Act norteamericana concedió para poner fin al programa de recogida de metadatos de las llamadas telefónicas por parte de la NSA. Por otro lado, en julio de este año Francia aprobó una Ley sobre los servicios de información que permitía implantar mecanismos de vigilancia masiva análogos a los puestos en práctica por la Agencia de Seguridad Nacional. El proceso de aprobación de dicha ley generó numerosas críticasen el país vecino. Pero tras los atentados del 13 de noviembre se ha intentado laminar toda resistencia contra las restricciones de la libertad en aras de la seguridad.
La odisea de Edward Snowden
El libro de Glenn Greenwald, el periodista con quien Snowden se puso en contacto para hacer pública la información recogida sobre las actividades de la NSA es tan apasionante como un thriller (Greenwald 2014). Allí se describen las precauciones que tuvo que tomar el empleado de la NSA para ponerse en contacto con Greenwald y con Laura Poitras, la directora de Citizenfour. Al final de una larga odisea se encontraron personalmente los tres en un hotel de Hong Kong. La documentalista filmó la primera entrevista entre Greenwald y Snowden en la que se revelaban los motivos que le impulsaron a filtrar la información. La idea era hacer pública la identidad del informante al cabo de una semana de la publicación del primero de los artículos sobre el tema. También se haría pública la entrevista mantenida en Hong Kong. El objetivo era que la imagen de Snowden no fuera construida en primera instancia por unos medios y unas instituciones que intentarían demonizarlo. Quería ser él quien construyera la imagen que iba a presentar al mundo.
La decisión de filtrar la información sobre la NSA fue realmente muy meditada y llevada a cabo de forma rigurosa y sistemática. Snowden trabajaba para la CIA cuando en 2009 llegó a la convicción de que la forma de actuar de su país era intolerable. Sin embargo, no quería proporcionar información que pusiera en peligro a los agentes de la “compañía”. Por ello, decidió pedir trabajo en una empresa subcontratista de la NSA, agencia en la que Snowden había trabajado con anterioridad. Allí, se dedicó durante cuatro años a buscar, recoger, almacenar y sistematizar una cantidad ingente de documentos que entregó a Greenwald en un pen drive organizado escrupulosamente en carpetas y subcarpetas, e incluso con un archivo titulado “read me first”.
Lo más admirable de la actitud de Snowden es que era perfectamente consciente de las consecuencias de lo que hacía. Sabía que perdería su libertad, su profesión, su vida personal…Y lo hizo para que la opinión pública conociera lo que estaban haciendo los servicios secretos y para que se abriese un debate sobre el tema. Por eso no publicó los documentos en bruto, pues resultaban bastante técnicos. Pidió a Greenwald, que es un periodista independiente y comprometido con el tema, que escribiera una serie de artículos para explicar el contenido y significado del material.
Joan Ramos ha analizado los aspectos más relevantes de las revelaciones de Snowden en un trabajo recientemente publicado (Ramos Toledano 2015). Podemos destacar dos que son las que están actualmente en juego en Francia y Estados Unidos. Por un lado encontramos el programa PRISMA. Su objetivo era que la NSA pudiera acceder directamente a la información contenida en los servidores de las empresas proveedoras de Internet, como Google, Facebook o Microsoft… En segundo lugar está el programa que obligaba a la compañía Verizon, la empresa más importante de telefonía móvil de Estados Unidos a proporcionar todos los metadatos de las llamadas realizadas en Estados Unidos. Este es el programa que la Freedom Act obligó a poner fin en noviembre de 2015. Programas análogos se incluyen en la nueva Ley francesa relativa a los servicios de información.
Muchas de las técnicas de vigilancia reveladas por Snowden eran conocidas por las personas dedicadas a los “estudios sobre la vigilancia” (Surveillance Studies). Sin embargo, sus revelaciones pusieron de manifiesto que esas técnicas se llevaban a cabo a una escala desconocida hasta entonces. Y también consiguieron suscitar un intenso debate en la opinión pública y una fuerte presión sobre el gobierno norteamericano para que regulase dichas prácticas y protegiera de manera más eficaz la intimidad de los ciudadanos. El resultado fue la ya mencionada Freedom Act de junio de 2015, una norma muy controvertida pues sus críticos consideran que se limita a legalizar lo que hasta entonces habían sido prácticas irregulares, cuando no abiertamente contrarias a derecho.
Un nuevo paradigma de la vigilancia
Los documentos de Snowden sirvieron también para verificar una hipótesis que ya venía circulando entre los especialistas en Surveillance Studies: la de que nos encontramos ante un nuevo paradigma de la vigilancia.
La vigilancia era entendida tradicionalmente como una actividad de seguimiento de personas consideradas sospechosas. Si ese seguimiento implicaba la necesidad de violar su derecho a la intimidad, era precisa la autorización de un juez para hacerlo, al menos en los estados de derecho. El órgano judicial tenía que examinar si en ese caso concreto y de acuerdo con las evidencias aportadas por la policía había fundamento para autorizar escuchas telefónicas, registros domiciliarios o acceso a datos bancarios.
Ahora nos encontramos en una situación diferente. La vigilancia se ejerce sobre toda la población en su conjunto. Es una vigilancia masiva. Y el control judicial se elude de diversas formas. Una puede ser la de vigilar de manera clandestina e ilegal. Es el caso de la recolección de metadatos de las llamadas telefónicas que ordenó Bush después de los sucesos del 11-S. Esta práctica ilegal fue desvelada por el New York Times en 2005. Pero el periódico neoyorquino conocía la situación desde hacía más de un año y el retraso en hacer pública esa información fue uno los factores que permitió la reelección de ese presidente.
Los sistemas totalitarios han practicado y siguen practicando formas de vigilancia de masa sin ningún tipo de control judicial. El régimen del terror lleva a que cada vecino, cada conocido e incluso los familiares se conviertan en vigilantes. La delación es una práctica que se promueve y que puede estar motivada por el deseo de desviar las sospechas de uno mismo, por venganza contra el denunciado o por motivos más espurios como hacerse con sus bienes o inhabilitarle para conseguir una cátedra.
Las posibilidades de poner en práctica una vigilancia de masa se ha incrementado enormemente con la digitalización de las comunicaciones, el incremento de la capacidad de los seres humanos de gestionar cantidades cada vez mayores de información y la forma como el móvil e Internet se han instalado en nuestra cotidianidad.
No obstante, las metáforas como la de Gran Hermano o Panóptico Digital no son adecuadas para representar este nuevo modelo de vigilancia. El panóptico es un dispositivo que permite mirar en todas direcciones sin que los vigilados sepan si se les está observando a ellos en particular en un momento determinado. En cambio, en el caso de la vigilancia digital nadie nos está observando. En primer lugar porque esa vigilancia no se ejerce sobre nosotros en tanto entidades visibles sino que se basa en la elaboración de unos avatares nuestros compuestos por la multitud de huellas digitales que dejamos cada día en nuestra interacción con dispositivos informáticos. En segundo lugar, porque el dispositivo de vigilancia es un mecanismo en el que un conjunto de máquinas recogen automáticamente la información, otro conjunto la almacena y un tercero la procesa de acuerdo con determinadas instrucciones programadas. La imagen de aquel agente de la Stasi que escuchaba la “vida de los otros” mediante micrófonos ocultos en sus viviendas no tiene nada que ver con las nuevos dispositivos de vigilancia masiva que operan de forma anónima y automatizada.
Estadísticamente peligrosos
Los algoritmos que se utilizan para procesar la información recogida clasifican la población en grupos en base a diversos criterios.
En el caso de las agencias de seguridad, estas clasificaciones tienen como objetivo determinar el grado de peligrosidad de cada uno de los grupos. A su vez, esa peligrosidad se establece en base a las correlaciones estadísticas existentes entre los rasgos que configuran los perfiles construidos y la realización de determinadas conductas.
La clasificación de la población en base a sus avatares digitales se inscribe dentro de una cultura de la prevención que sanciona a las personas no por lo que han hecho, sino por lo que pueden llegar a hacer. Es algo similar al “Precrime” de la película Minority Report, sólo que en ese film se trataba de personas individualizadas que se sabía que efectivamente iban a cometer un asesinato, porque la división trabajaba en base a la capacidad de ver el futuro de unos seres humanos dotados de ese superpoder.
En el caso de la vigilancia masiva computarizada no somos nosotros, como seres humanos individuales y específicos, quienes resultamos sancionados en base a nuestra peligrosidad. No es la capacidad de ver el futuro lo que nos identifica como peligrosos ni tampoco nuestra concreta historia personal. Resultamos sancionados porque estadísticamente, en base a los indicadores elegidos para elaborar un algoritmo, tenemos una alta probabilidad de hacer algo “malo”. Es una lógica similar a la del derecho penal del enemigo de Jakobs. Sólo que aquí no se distingue entre personas y no personas: todos somos potencialmente enemigos y a todos se nos puede castigar preventivamente.
Una forma de castigo preventivo por peligrosidad estadística es la que deriva del cruce de datos contenidos en los archivos de la policía con lo de la seguridad social. Las personas que perciben prestaciones del estado por encontrarse en situación de necesidad son consideradas automáticamente peligrosas y por ello se limita su libertad de diversas maneras. Así, en el caso del Workfare estadounidense, quienes reciben pensiones de subsistencia tienen que someterse a controles como análisis de orina para ver si consumen o no alcohol. Se les coloca en la misma situación que quienes se encuentran en libertad condicional, aunque su único “delito” sea el de ser pobres.
Otro ejemplo de sanción en base a la peligrosidad estadística lo constituyen los diversos programas dirigidos a detectar qué estudiantes pueden llegar a convertirse en islamistas radicales. Estos programas se encuentran ampliamente extendidos en Gran Bretaña y se basan en un conjunto de indicadores que supuestamente detectan la predisposición a la radicalización. En el caso estadounidense se intentó incluso pone en marcha un programa de este tipo basado en videojuegos, que finalmente resultó abortado. Los indicadores de predisposición al radicalismo ejercen una enorme presión sobre los estudiantes musulmanes o de familias musulmanas y, entre otras cosas, coartan severamente su libertad de expresión, pues la manifestación de determinadas opiniones en clase puede acarrear que sean llamados severamente a capítulo.
La peligrosidad estadística está empezando a utilizarse judicialmente en algunos estados norteamericanos. El resultado de la aplicación de los algoritmos puede determinar la duración de la condena o la decisión de suspenderla. También se usa para conceder o no la libertad condicional o para establecer los controles a que debe someterse el preso a quien se le ha concedido. Se podría decir que estamos ante un derecho penal de autor si no fuera porque la peligrosidad no se predica de la persona concreta y particular. Es un perfil construido en base a indicadores y correlaciones estadísticas lo que sirve para “predecir” la conducta futura y actuar en consecuencia. Más que de un derecho penal de autor, se podría hablar de un derecho penal “de perfil de autor”.
Los algoritmos que se utilizan para crear perfiles y clasificar a las poblaciones incorporan los prejuicios dominantes a pesar de la aparente neutralidad de su imponente aparato formal. Ello conduce a formas de discriminación digital por razón de raza, género, religión u origen nacional. Existen numerosas evidencias el sesgo discriminatorio de los algoritmos tanto en el terreno de la creación del perfiles con fines comerciales como en el del tratamiento de datos por parte de las agencias estatales de seguridad. Al discriminar a las categorías más desfavorecidas de la sociedad estas clasificaciones refuerzan los mecanismos de exclusión que operan en otras áreas y se convierten en una especie de profecías autocumplidas: los efectos de la utilización de esos algoritmos contribuyen a producir las consecuencias que ellas mismas predicen.
El objetivo de la vigilancia digital masiva
El argumento que se utilizó para justificar los programas de vigilancia masiva de la NSA fue el de la amenaza terrorista. En efecto, la figura de una persona que es capaz de inmolarse haciendo estallar un cinturón explosivo en un vagón de metro o en medio de una manifestación provoca un enorme sentimiento de inseguridad en las poblaciones. Y ese miedo las predispone a aceptar restricciones de sus derechos en aras a obtener una mayor sensación de seguridad. Las reacciones subsiguientes a los atentados del 13 de noviembre en Francia lo ponen claramente de manifiesto.
Sin embargo, no existen evidencias de que la vigilancia masiva llevada a cabo por la NSA haya sido eficaz para prevenir atentados terroristas. La agencia sostiene que los programas de obtención de datos han permitido evitar unos cincuenta atentados en Estados Unidos. Pero como la documentación relativa a los mismos está clasificada, no resulta posible corroborar esta información.
Uno de los estudios que se ha realizado al respecto ha sido llevado a cabo por una organización sin ánimo de lucro llamada New American Foudation, que no parece ser especialmente progresista. En un informe titulado Do NSA’s bulk surveillance prgrams stop terrorist?, publicado en enero de 2014, afirma, entre otras cosas, que sólo el 1,8% de las investigaciones sobre terrorismo se han iniciado a partir de la recogida masiva de metadatos de las llamadas telefónicas realizadas dentro de Estados unidos.
Si estas formas de vigilancia masiva no son eficaces para prevenir actos terroristas (que es como se pretenden justificar), entonces ¿cuál es su objetivo real?
Es sabido ya que los mecanismos de vigilancia fueron utilizados para espiar a dirigentes de otros países, incluso aliados, como Alemania. Quizá no es tan conocido el hecho de que la NSA realizó tareas de espionaje industrial a favor de empresas norteamericanas, robando diseños de diversas compañías europeas. Pero el objetivo central de la vigilancia masiva debe encuadrarse en el marco más general de la criminalización de la disidencia. Las consecuencias de la globalización neoliberal han generado diferentes oleadas de protesta desde finales de los años noventa. La persistencia del modelo de capitalismo salvaje tras el crac de 2008 ha privado a éste de todo tipo de legitimidad entre las poblaciones. La aplicación de la doctrina del shock en el caso de la actual crisis está consistiendo en presentar como medidas anticrisis lo que en realidad constituye un cambio de modelo que acabe definitivamente con los derechos sociales y los servicios públicos. Ello obviamente significa un incremento del peligro de que las personas se movilicen para cambiar las cosas. Y una de las respuestas a ese peligro ha sido endurecer las leyes represivas como es el caso, en España, de la Ley de Seguridad Ciudadana o la reforma del Código Penal y la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Tanto Internet como los teléfonos móviles han jugado un papel muy importante en las movilizaciones del siglo XXI. Las manifestaciones en Egipto de 2011 se coordinaban mediante SMS’s y el gobierno de Mubarak pidió a la compañía Vodafone que provocase un apagón de la red móvil para obstaculizar la protesta. Internet, por su parte, ha sido un instrumento crucial en todas las movilizaciones de la era de la globalización. Desde la protesta de Seattle con ocasión de la Cumbre del Milenio de la OMC hasta Occupy Wall Street o el 15-M (la “Spanish revolution”) pasando por las revueltas árabes. Pero en este último caso, como en el de China, Internet ha mostrado ser un instrumento reversible, que puede convertirse en un mecanismo de identificación de los “subversivos”, especialmente si los gobiernos cuentan con la ayuda de los grandes proveedores de servicios de la red o con la tecnología de las compañías occidentales.
Con independencia de estas reversiones puntuales de Internet para convertirlo en un mecanismo de control, o de la censura y vigilancia ejercida sobre la red por países autoritarios como China, la estrategia de la NSA (o la que pretende implantar Francia) supone un cambio cualitativo. El director de la agencia norteamericana que implantó los programas de vigilancia masiva, el general Alexander Harris, estuvo obsesionado siempre por “recogerlo todo”. Quería llegar a todas partes, recopilar todos los datos, almacenar toda la información. Esta ansiedad respondía a un objetivo: el del control de Internet. Y se trata de algo que no está demasiado lejos de alcanzarse, pues el 75% de tráfico de la red pasa por las manos de la NSA. Internet, ese instrumento que abrió una nueva era en las comunicaciones y en la difusión de la comunicación y la cultura está en peligro de perder su esencia y de convertirse en un gigantesco mecanismo de control.
Las formas de vigilancia masiva de las comunicaciones digitales bien a través de Internet, bien por medio de teléfonos móviles (que pueden incluso ser accionados a distancia para convertirse en mecanismo de escucha) revelan una nueva estrategia de control. Puede hacerse un símil con el programa Prezi que sirve para realizar presentaciones. Esa aplicación permite ver el panorama general de todo el tema e ir focalizando mediante el zoom sus diferentes apartados de manera sucesiva. De forma análoga, la vigilancia masiva permite obtener un panorama general de la población y, luego, en función de las circunstancias, las clasificaciones realizadas por medio de algoritmos orientan una vigilancia selectiva sobre los grupos de personas que interese controlar de una forma más intensiva en cada momento.
Así, por ejemplo, en Francia, donde se celebra la Cumbre del Clima se ha sometido a arresto domiciliario a una veintena de personas consideradas como ecologistas “radicales”. Y eso incluso aunque se hayan prohibido las movilizaciones con la excusa del peligro terrorista. En el caso de las detenciones que tuvieron lugar en Barcelona el 28 de noviembre, ofrecidas como espectáculo televisivo, se pone de manifiesto que los repositorios de datos fruto de la vigilancia masiva pueden utilizarse para configurar grupos de “sospechosos habituales”. Ello permite escenificar ante la opinión pública la eficacia y rapidez de la actuación gubernamental frente a cualquier tipo de "amenaza".
Regulación y resistencia
La vigilancia masiva sobre las poblaciones la ejercen tanto los estados como las empresas. Desde que se revelaron las actividades de la NSA se puso de manifiesto que ambas estaban, además, colaborando en esa tarea. Dado el carácter masivo, invasivo y discriminatorio de dicha vigilancia y su potencial poder para ejercer un control totalitario sobre la sociedad, es necesario diseñar mecanismos de regulación y formas de resistencia para contrarrestar ese espionaje.
Las regulaciones actualmente existentes obedecen a dos lógicas distintas, pero que pueden combinarse entre sí. Una es la que se basa en la filosofía de los derechos civiles. Consiste en dotar a las personas de mecanismos que les permitan acceder a la información que se tiene sobre ellas, solicitar el borrado de la misma o denunciar prácticas abusivas frente a instancias administrativas o judiciales. La segunda sería la lógica del control administrativo, que supone la exigencia de determinados requisitos que deben cumplir las entidades que manejan información privada y el establecimiento de mecanismos de control de sus actividades.
Tanto en uno como otro caso resulta imprescindible la existencia de autoridades auténticamente independientes y con capacidad efectiva de adoptar medidas y no sólo de redactar informes. En este sentido, la entidad de referencia es la agencia sueca de protección de datos que puede investigar directamente la actividad de la entidad sospechosa y que debe también ser informada anticipadamente de todo proyecto de tratamiento informatizado de datos.
El problema de las autoridades “independientes” es hasta qué punto son susceptibles de ser presionadas por los gobiernos en base a exigencias de seguridad nacional o en qué medida están colonizadas por las compañías que se dedican al negocio de tratamiento de datos. Una solución al mismo podría ser que en la composición de dichas autoridades participasen de forma decisiva las organizaciones de la sociedad civil con una trayectoria acreditada de resistencia frente a la vigilancia digital abusiva.
Otro problema que se plantea en este ámbito de regulación es la dificultad de demostrar en un proceso judicial que uno ha sido espiado. Aunque en Estados Unidos ha habido dos sentencias recientes de jueces federales considerando ilegales e inconstitucionales las actividades de la NSA, los tribunales de apelación han anulado sus decisiones alegando, entre otras cosas, que no había evidencias suficientes para considerar probado que la persona demandante había sido espiada. En este caso, como ocurre ya en el tratamiento de la responsabilidad civil por daños a la salud causada por empresas contaminantes podría considerarse la posibilidad de invertir la carga de la prueba. De esa manera, una vez que la sospecha se considerase fundada sería la empresa o la agencia estatal la que tendría que demostrar que no se ha realizado ninguna invasión de la intimidad del demandante.
En cualquier caso, lo que resulta absolutamente prioritario es revertir la práctica de situar la vigilancia intrusiva más allá del control judicial. Esto se ha hecho creando tribunales secretos ad hoc, como en el caso de la FISA estadounidense, o también atribuyendo la función a una entidad administrativa, como en el caso de la reciente ley francesa. La práctica británica de sancionar a las personas en base a pruebas secretas a las que los acusados no pueden acceder tiene que ser también considerada como radicalmente incompatible con un estado de derecho.
Afortunadamente existen en la actualidad numerosas organizaciones no gubernamentales implicadas en la defensa de la intimidad y en el análisis y denuncia de las prácticas de la “sociedad de la vigilancia”. Una de ellas es Privacy International (https://www.privacyinternational.org/), que realiza estudios sobre el estado de la vigilancia país por país. En el año 2006, el gobierno británico encargó a esta organización la elaboración de un informe sobre los servicios de información en ese estado que arrojó bastante luz sobre las prácticas de vigilancia masiva e indiscriminada que se realizaban en Gran Bretaña.
Otras organizaciones se dedican más específicamente a los derechos digitales, como la Electronic Frontier Foundation (https://www.eff.org/es) y realizan una ingente tarea de elaboración de propuestas en el marco de los procesos decisorios de la administración estadounidense. La Surveillance Studies Network (http://www.surveillance-studies.net/), por su parte, es una red en la que se inscriben investigadores de todo el mundo que desde los más diversas disciplinas analizan y proporcionan información sobre la propagación de las sociedades de la vigilancia.
Junto a las organizaciones específicamente centradas en cuestiones como el derecho a la intimidad, los derechos digitales o las sociedades de la vigilancia existen muchas otras que realizan acciones en relación con estos temas aunque sus objetivos abarquen un aspecto más amplio de problemas. Es el caso, por ejemplo, de la American Civil Liberties Union (https://www.aclu.org/) que ha presentado diversas demandas en Estados Unidos contra las actuaciones de la NSA en materia de recogida invasiva de información. En la página web http://www.privacyadvocates.ca/ puede verse un impresionante listado de organizaciones que se ocupan del tema del derecho a la intimidad en las sociedades de la vigilancia sea éste o no el centro exclusivo de su actividad. Junto a la iniciación de procesos judiciales, la elaboración de informes o la participación en los procedimientos de elaboración de normas, estas entidades utilizan también la denuncia pública. En especial lo hacen en el caso de empresas que no cumplen con sus propios códigos de conducta en materia de privacidad, haciendo llamamientos para que las personas boicoteen sus productos y servicios. También organizan acciones de protesta. Así en el año 2010, la víspera del día de acción de gracias se llevó a cabo un boicot de los escaneos de cuerpo completo que se practican en los aeropuertos de Estados Unidos. Más recientemente, durante el proceso de elaboración de la ley francesa sobre los servicios de información aprobada este año, se realizaron concentraciones y se redactaron manifiestos críticos por parte de colectivos de juristas y periodistas
Todas estas organizaciones y movimientos mantienen viva la conciencia del problema y organizan la resistencia en base a diversas estrategias. Pero, en este caso, también es especialmente importante la resistencia individual. Debemos intentar utilizar en la medida de lo posible los mecanismos a nuestro alcance para sustraernos al imperativo de tener que proporcionar información personal para hacer uso de las aplicaciones de Internet. Así, el navegador Mozilla ha incluido en su versión más reciente un modo de navegación privado que impide que páginas como Amazon utilicen la información relativa a nuestras búsquedas. Hay también, como se ha dicho, procedimientos de encriptado del correo electrónico que ni siquiera la NSA (que puede, por ejemplo, generar mil millones de variantes de contraseña por segundo) es capaz de descifrar. Por su parte, el software libre ofrece alternativas a las aplicaciones comerciales que son mucho más respetuosas de la intimidad del usuario.
Es necesario, en fin, mantener viva la conciencia y la resistencia contra el cáncer de la vigilancia para combatirlo e impedir que haga metástasis. Eso es especialmente importante en momentos como el actual en que un atentado terrorista de enormes proporciones ha servido para restringir drásticamente las libertades en Francia provocando también secuelas en toda Europa. La premisa de que “si no tienes nada que ocultar, no tienes nada que temer” es engañosa porque no sabemos en realidad qué es lo que tendríamos que ocultar. Como dijo uno de los (pocos) parlamentarios franceses que se opuso a la Ley sobre los servicios de vigilancia: ¿imaginan ustedes el peligro que representarían los poderes que esta ley concede en manos de un gobierno del Frente Nacional?
Referencias
Ball, Kirstie, Kevin D. Haggerty, and David Lyon. Routledge Handbook of Surveillance Studies. Abingdon, Oxon: Routledge, 2012.
Greenwald, Glenn. Snowden. Sin Un Lugar Donde Esconderse. B de Books (Ediciones B), 2014.
Lyon, David. Surveillance Studies: An Overview. Cambridge, UK: Polity, 2007.
Petersen, Julie K. Introduction to Surveillance Studies. CRC Press, 2012
Ramos Toledano, Joan.”El asalto a la privacidad y el control a la ciudadanía”, en AA. VV. La democracia en bancarrota, Madrid, Trotta, 2015.
Wood, David Murakami, and Steve Wright. “Before and After Snowden”, Surveillance & Society, July 2, 2015.
29/11/2015
La Biblioteca de Babel
Ernest Cañada
Las que limpian los hoteles
Historias ocultas de la precariedad laboral
Icària, 2015, 192págs.2015
Libro imprescindible. Hace unos meses ya publicamos un artículo de Ernest Cañada sobre el mismo tema. Ahora ha culminado el trabajo con este libro en el que recoge el testimonio de 25 camareras de pisos (y el de cuatro personas expertas) y en el que se relata detalladamente el proceso de degradación de las condiciones laborales en el sector por diversos medios: intensificación de la carga de trabajo, precarización de las condiciones de contratación, externalización, prácticas antisindicales… Y los efectos negativos que las mismas tienen para las condiciones de vida, los salarios y la salud de las trabajadoras. Tan importante es la denuncia como lo que ellas mismas hacen emerger, sus prácticas de resistencia, sus cualifaciones reales, su aprecio por el trabajo bien hecho, su capacidad para desarrollar nuevas formas de conexión y de denuncia. El libro hace visible lo invisible, lo que no se ve y garantiza la calidad de vida de los clientes, los costes sociales que están en el debe de los beneficios empresariales, la importancia del trabajo bien hecho, la dignidad de la gente a la que siempre se niega la voz. Estas mujeres son imprescindibles para construir otro orden social.
A. R. A.
30/11/2015
Owen Jones
El Establishment
La casta al desnudo
Seix Barral, 2015, 480págs.2015
Owen Jones vuelve a la carga. Si antes explicó en Chavs el proceso de criminalización y marginación de la clase obrera desarrollado por las políticas neoliberales, ahora trata de presentar un mapa descriptivo de los diferentes componentes del establishment británico. Un entramado de personajes y grupos sociales donde se combinan grandes empresarios, élites políticas, medios de comunicación y think tanks, militares y financieros. O sea, la clase dominante. No se trata a mi entender de una obra redonda. Al basarse en un trabajo de entrevistas periodísticas a veces se pierde el hilo argumental. No resulta del todo claro que empezar el análisis por los ideólogos neoliberales constituya un punto de partida adecuado. Con todo, los méritos predominan sobre las limitaciones. Leyendo sus páginas se toman ideas de cómo construir un esquema parecido para el caso español. Y la descripción del denso tejido de interrelaciones y de conductos que conectan unos sectores con otros (algo bastante más denso y complejo que el simple proceso de “compra” de políticos por parte de las élites) es útil y provechosa. Igualmente recomendable es su reflexión final: derrotar al establishment exige crear una densa red alternativa de movimientos, iniciativas sociales y centros de reflexión. Algo que a menudo nuestra paupérrima izquierda suele olvidar, siempre más dispuesta al sectarismo de todo tipo.
A. R. A.
30/11/2015
Antonio Antón
Movimiento popular y cambio político
Podemos ha sido sin duda el actor que ha cambiado el marco de partidos políticos de la transición. El libro de Antón trata de analizar este cambio desde una lectura sociológica. El libro ofrece, además de un análisis de alguno de los aspectos básicos de la nueva formación política, una reflexión más general sobre los procesos de cambio social desde abajo. Para ello realiza un análisis crítico de las teorías más habituales para tratar a los movimientos sociales, así como una revisión crítica del concepto de “populismo”. Se trata de un texto necesario para profundizar en un debate que seguramente podremos hacer con más tranquilidad tras el maratón electoral al que hemos estado sometidos en 2015. Una buena lectura para preparar la entrada del próximo año y abrir un debate a la altura de los problemas a los que nos vamos a enfrentar.
A. R. A.
30/11/2015
En la pantalla
Así es como Estados Unidos creó Estado Islámico
29/11/2015
El extremista discreto
El Lobo Feroz
¡Más madera! ¡Es la guerra!
Hollande ha reaccionado a los atentados igual que Bush, "¡Es la guerra! ¡Más madera!" y con restricciones a las libertades que casi dejan chiquita la Patriot Act. Su primer ministro, Valls, de origen catalán como su mismo nombre indica, le jalea para acoquinar al personal: "¡Puede haber armas químicas! ¡Bacteriológicas!".
Hechos: los bombardeos han empezado ya: a las bombas, bombardeos, que señaló inmediatamente El Roto. (Naturalmente, bombardeos aéreos. Que los muertos en el combate terrestre los pongan los sirios y los kurdos.) Luego, los registros domiciliarios indiscriminados (se supone que para atraerse a los árabes franceses, digo yo). En cuanto a las armas químicas y bacteriológicas de verdad, habría que saber de dónde habrían de sacarlas, pues, que se sepa, las que hay son Made in USA.
Albert Rivera se ha mostrado entusiasmado ante los llamamientos de Hollande. A este muchacho, un poco descerebrado y precipitado, como político le falta un hervor, que dice un amigo del Lobo que suscribe.
¿Recuerda la gente que cuando los soldados van a la guerra "en misión de paz", que se dice ahora, algunos vuelven en una caja de madera?
* * *
Lo que el Lobo tampoco perdona al Estado Islámico es que emocionalmente está deseando que les machaquen de una vez, y que tenga que poner todos los frenos de la racionalidad para defender respuestas contra el terrorismo islamista menos irracionales que las de esos belicosos gobernantes.
* * *
Hablando de gobernantes belicosos, ahí está el fundamentalista islámico Erdogán, ese turco al que las mentiras se le pillan en seguida: el avión ruso al que dispararon no cayó en territorio turco, ergo no lo sobrevolaba; los milicianos proturcos en Siria tuvieron el antiestético detalle de ametrallar al piloto que caía en paracaídas.
¡Con lo fácil que es para los cazas invitar a un intruso, si lo hubiera, a salir del espacio aéreo turco, colocándose un caza a cada lado y señalando el camino! Pero el asunto no era ése: se trataba de torpedear un posible acuerdo entre los occidentales y Putin, presentando a este último como agresor. Los socios de Turquía en la Otan no se creyeron lo que les contaba el enviado de Erdogan. Que ahí se conocen todos. ¡Que Erdogán ha sido uno de los principales facilitadores de armas al "estado islámico", hombre..!
Y resulta que a través de la Otan es socio del estado español...
* * *
La CUP no votará a Mas, al parecer. El alma socialista de las CUP acaso se divorcie de su alma independentista. Mas les había prometido el oro y el moro en gastos sociales para que pudieran salvar la cara; pero, como es natural, Mas no tenía la intención ni tiene los medios para cumplir. Los de las CUP deberían despertar cuanto antes del sueño imperialista dels Països Catalans y del sueño secesionista. Un país federal les necesita.
* * *
Siguiendo con los divertimenta: Junqueras, el dirigente de Esquerra Republicana, ha declarado que ésta es la última vez que su partido se presentará a elecciones para el Parlamento español.
¡Eso es perspicacia política! Al final el jaleado Junqueras ha resultado ser un alcalde de pueblo que ni siquiera se ha dado cuenta de que con lo de la independencia catalana ya no tiene nada que ganar.
* * *
La izquierda sigue gafada. A las primeras de cambio, la gente se enfada y se va. Nadie espera a ver, nadie aguanta a que la bronca escampe y se consolide la unidad. Parece que la izquierda (pienso en Izquierda Unida y en Podemos) tiene cierta dificultad para aprender. Que el reflejo de dividirse es lo único que le ha quedado de la III Internacional (y sobre todo de la IV, verdadero pudridero de escisionistas).
* * *
Vendrán tiempos mejores
y nos desasnarán un poco.
29/11/2015
De otras fuentes
Agustín Moreno
Educar con la tribu o a destajo
Los últimos días se ha abierto un debate sobre la competencia del profesorado a partir de dos ideas: si hay que excluir a los malos docentes y si el sueldo de los profesores debe estar ligado al rendimiento. Parto del principio de que todo alumno tiene derecho a un buen profesor, pero este no es el camino. Estas ideas han sido formuladas por el filósofo José Antonio Marina y el ministro de Educación, Íñigo Mendez de Vigo.
Marina, que se presenta como pedagogo, es un antiguo profesor de filosofía de un instituto de un pueblo de la sierra de Madrid, que desde hace años se gana la vida como divulgador. Ahora ha aceptado el encargo del peor Ministerio de Educación de la historia de este país para elaborar un “Libro Blanco del Docente”. Estoy seguro que no se le escapa la doble intencionalidad del sucesor de Wert: evitar negociar con los sindicatos de profesores un Estatuto de la Función Docente, vieja asignatura pendiente; y utilizar las conclusiones electoralmente para el PP.
Yo no soy nada corporativo, pero algunas de las conclusiones que se han avanzado me parecen disparatadas. Por ejemplo, decir que “los profesores deben fomentar que se excluya a los malos docentes”. Solo quien lleva mucho tiempo alejado de la realidad de las aulas puede ignorar que quienes pueden y deben velar por la calidad son los equipos directivos y la inspección. No corresponde al profesorado juzgar y delatar a sus compañeros. La propuesta no es inocua. Trata de generalizar ante la opinión pública un clima de sospecha sobre la competencia del profesorado público que ha superado duras oposiciones y ha sido evaluado en sus prácticas.
La propuesta de pagar parte del salario del docente en función de su rendimiento pretende convertir la escuela en una empresa y en un negocio. Si se analiza, se pueden realizar las siguientes objeciones pedagógicas y de justicia social. Por un lado, es absurdo aplicar un criterio de ‘productividad’ en la educación ¿Qué se evaluaría? ¿Cómo se mide con notas numéricas el crecimiento integral del alumnado como persona y como ciudadano? Por otro lado, provocaría una competencia entre el profesorado y los centros, en vez de la necesaria cooperación entre ellos y la socialización de las buenas prácticas. Por último ¿quién evalúa? Si las pruebas son externas entraríamos en una dinámica de preparación de éstas (PISA, CDI, reválidas…) que rompería la esencia de la evaluación formativa; si son las direcciones de los centros, aumentaría el riesgo de clientelismo y de funcionamiento antidemocrático.
También supondría una carrera injusta entre centros y entre profesores y grupos de alumnos, porque la realidad educativa es muy plural y llena de desigualdades. Estoy pensando en centros que conozco de cerca como los del barrio de Vallecas (Madrid), que tienen la consideración de “centros de difícil desempeño para la función docente”. Quizás les viniera bien al ministro y a Marina darse una vuelta por ellos para que no hagan propuestas tan superficiales como alejadas de la realidad.
La evaluación es necesaria y es preciso abrir un debate sobre ella. La evaluación tiene que ser sobre todo el sistema y, por supuesto, no debería estar vinculada al salario del profesorado. Porque es ineficaz para mejorar. Méndez de Vigo y Marina no saben nada de las innovaciones y proyectos que se vienen haciendo en muchos centros públicos por el compromiso del profesorado que tiene muy claro que, a pesar de todos los recortes, no se puede enseñar un poco menos o un poco mal. Somos nosotros los que hacemos escuela de calidad y no la LOMCE ¿O por qué se creen que el 86% de la ciudadanía aprueban y reconocen al profesorado de la pública , mientras suspenden severamente al Ministerio?
El ataque al profesorado no es nuevo. Ya lo hicieron Wert y Esperanza Aguirre. O más recientemente Ciudadanos, cuando habló de “burocracia estalinista” para atacar a la universidad y a su profesorado. Responsabilizar a los docentes de la situación de la educación en España es muy cínico. Se olvidan de unos recortes de 7.764 millones de euros en cuatro años, del despido de 32.000 profesores y del endurecimiento de las condiciones de trabajo de los docentes: trabajamos más horas, con más alumnos por clase y con el salario congelado hace años. No recuerdan que se ha liquidado la formación del profesorado en comunidades como Madrid. Esto es lo que habría que abordar y proponer soluciones en el ‘Libro Blanco del Docente’ si quiere tener alguna utilidad. ¿Dirá algo Marina sobre revertir los recortes y derogar la LOMCE?
Educar es una tarea colectiva, no un acto solitario e individual del profesor. Qué poco coherentes son estas propuestas con aquel proverbio africano −tan profusamente repetido por el filósofo− de que “para educar hace falta toda una tribu”. ¿Ahora se trata de poner a cada profesor ante sus alumnos a competir y a llevarse un euro más o menos en una especie de trabajo a destajo? Además, es olvidarse de las finalidades de la educación que tan claro formula otro profesor de filosofía: “La educación tiene como finalidad básica el desarrollo humano, moral, e intelectual de las personas. Ello se materializa en los siguientes principios: la universalidad o derecho de toda la ciudadanía a la educación; la humanidad o pleno desarrollo de la personalidad de todo ser humano; la civilidad al basarse la educación en los derechos y libertades fundamentales; la autonomía, para que todas las personas puedan aprender por sí mismas“, Felipe Aguado.
Las propuestas comentadas son puro neoliberalismo que consideran la escuela como una empresa y buscan avanzar hacia un proceso de privatización aún mayor. Al final va a resultar que el diplodocus era Marina. Como estoy seguro que no trabaja altruistamente, creo que es una obligación del Ministerio que explique a la opinión pública cuánto nos va a costar a la ciudadanía este encargo.
[Fuente: Cuarto Poder]
5/11/2015
Raúl González Zorrilla
Reflexiones sobre el Estado Islámico con el coronel Pedro Baños
Coronel del Ejército de Tierra y Diplomado de Estado Mayor, actualmente en situación de reserva, Pedro Baños Bajo, uno de los más destacados especialistas españoles en geopolítica, acumula una larga experiencia militar en ámbitos y lugares muy diversos.
Como Teniente y Capitán ejerció el mando en las guarniciones de Burgos, Bilbao, Almería y Toledo. Entre 2002 y 2005 fue jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Cuerpo de Ejército Europeo (Estrasburgo) y hasta 2010 enseñó Estrategia y Relaciones Internacionales en la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas. Ese mismo año fue destinado a la División de Asuntos Estratégicos y Seguridad, de la Secretaría General de Política de Defensa, como Jefe del Área de Análisis Geopolítico.
Colaborador en la sede del Parlamento Europeo de Bruselas como asesor militar, Pedro Baños ha realizado numerosos cursos, civiles y militares, en España, y en otros países como Alemania, Francia, Estados Unidos, Bélgica, Turquía, Reino Unido, Israel o China.
Conferenciante habitual en temas de estrategia, geopolítica, inteligencia, terrorismo, Defensa y Seguridad, el coronel Pedro Baños, que también ha participado en tres misiones en Bosnia-Herzegovina (UNPROFOR, SFOR y EUFOR), repasa en esta entrevista exclusiva concedida a La Tribuna del País Vasco los orígenes del autodenominado Estado Islámico (EI), las repercusiones internacionales de las guerras que se libran en Irak y Siria y, sobre todo, el papel que debe desempeñar Occidente ante lo que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha definido como “la gran amenaza del yihadismo global”.
¿En qué contexto surge el autodenominado Estado Islámico (EI)?
Hay que indagar con detenimiento en el pasado inmediato de Irak y Siria para entender los orígenes del Estado Islámico y, para ello, tendríamos que empezar por comprender lo que sucede con la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en el año 2003.
Ese año, cuando Estados Unidos entra en Irak, se pone en marcha un proceso que descompone por completo la estructura burocrática del partido Baaz de Sadam Hussein, dominada hasta entonces por los sunitas. Debemos tener en cuenta que Irak como país surgió en 1919 como un estado artificial creado por los británicos que unieron a tres etnias que históricamente habían estado enfrentadas entre sí: los chiitas en el sur, los kurdos en el norte y los sunitas en el centro, en Bagdad, y en la parte occidental del territorio.
Los sunitas dominaban Irak alrededor de Sadam Hussein cuando el ejército norteamericano llegó en 2003 y les expulsó de todas las instituciones del país. Los suníes son obligados a abandonar las estructuras civiles, las fuerzas militares, los servicios de inteligencia y los órganos policiales con lo que miles de personas se marchan a la calle, sin control, con muchísima información, con dinero y con todas las armas que tenían en su vida profesional.
Y todo esto provoca una grave inestabilidad…
En ese momento se alumbra una situación que, por un lado, presenta a todas las fuerzas de Irak empeñadas en expulsar a los americanos del país, ya que consideran que éstos son una fuerza invasora. Y, por otra parte, estalla una guerra civil sectaria y brutal -que alcanza su mayor nivel de expansión entre los años 2006 y 2007- entre los sunitas que habían sido expulsados del poder iraquí y los chiitas que, junto con los kurdos, en menor medida, se hacen con el control de las instituciones de Irak tras la entrada de los norteamericanos en Bagdad.
Estados Unidos diseña el Gobierno de Nuri al-Maliki que, además, a modo de venganza, comienza a cometermuchísimas tropelías contra los suníes que habían estado en el poder en los tiempos de Sadam Hussein. Bajo el mandato de Al-Maliki, a los sunitas se les encarcela sin juicio previo, se les margina de la vida política y social, y no se respeta ninguno de sus derechos más elementales.
Mientras tanto, ¿qué ocurría en Siria?
Mientras todo esto ocurría en Irak, en Siria estaba vigente el gobierno autoritario de Bashar al-Asad, que éste, a su vez, había heredado de su padre. Siria era, en esos momentos, un país laico y tremendamente tolerante desde el punto de vista religioso que vivía en un escenario de estabilidad y en el que convivían múltiples y diferentes creencias (yazidíes, drusos, cristianos o kurdos, entre otras) que estaban prohibidas en otros países de Oriente Medio o del Golfo.
Dicho esto, hay que tener en cuenta que desde un punto de vista interno, una parte de la sociedad siria consideraba que el socialismo que preconizaba Bashar al-Asad no era lo suficientemente expansivo para las clases más desfavorecidas. Este descontento había propiciado, todavía de una forma muy latente, cierta convulsión social, que se vio incrementada porque coincidió en el tiempo con un periodo de grave sequía.
¿Cómo influyó en esta región el estallido de lo que se conoció como “Primavera Árabe”, en Túnez, en 2011?
En mi opinión, lo que ocurrió en Túnez en el año 2011 no tenía detrás motivaciones ideológicas o políticas, sino solamente unas reivindicaciones sociales y económicas. Por el contrario, lo que comenzará a suceder en Siria apenas unos meses después de las primeras revueltas en Túnez, de ninguna manera es algo espontáneo: se trata de un proceso absolutamente dirigido, manipulado e instrumentalizado desde el exterior.
¿Por qué? Porque, desde el punto de vista de Estados Unidos, Bashar al-Asad se había convertido en el máximo responsable de un país paria, de un país irresponsable que, según el Departamento de Estado, apoyaba el terrorismo, que intervenía en Líbano, que amenazaba a Israel y que apoyaba a organizaciones terroristas como Hezbolá. Además, el partido Baaz de Bashar al-Asad defendía un socialismo muy particular, marcadamente anticapitalista, panarabista y, por supuesto, enfrentado con las monarquías del Golfo, no solamente porque éstas sean sunitas sino, sobre todo, porque son rigoristas. Hay que tener en cuenta que Bashar al-Asad y su grupo étnico son alauitas (rama chiita) que están enfrentados históricamente con los sunitas.
Es importante entender que si todos los conflictos con poliédricos y en ellos intervienen multitud de factores diferentes, el exponente máximo de esta complejidad es lo que está ocurriendo en Siria, donde se está produciendo, al mismo tiempo, un enfrentamiento religioso y un enfrentamiento geopolítico regional y mundial. No podemos olvidar que, en este contexto, Rusia, y en menor medida China, después de lo ocurrido en Libia y Egipto, trataron de poner freno a lo que consideraban un excesivo intervencionismo de Estados Unidos en la zona. En estos momentos, la única base militar que tiene Rusia en el exterior de su territorio se encuentra en el Puerto de Tartús, en Siria.
Nacimiento del autodenominado Estado Islámico (EI)
Recordemos que, en Irak, tras la invasión norteamericana de 2003, los sunitas se encontraban en lucha contra el Ejército de Estados Unidos a través de acciones terroristas, y también se encontraban enfrentados a los chiitas de Nuri al-Maliki, que les había reprimido y expulsado de los órganos de poder. Fundamentalmente, estos sunitas habían pertenecido a la policía, al Ejército o a algunos de los nueve servicios de inteligencia que tenía Sadam Husein, y además disponían de armas, estaban muy bien preparados militarmente y, en su mayor parte, poseían una amplia experiencia de combate en Afganistán. Los sunitas más combativos y más peligrosos para el régimen chiíta de Nuri al-Maliki habían sido encerrados arbitrariamente en múltiples prisiones iraquíes…
Permítame que le interrumpa. ¿Puede decirse, entonces, que todo comenzó en Afganistán?
Ciertamente, todos estos lodos vienen, estrictamente, de los polvos iniciales que se expandieron por Afganistán.
En los primeros años ochenta del pasado siglo XX, la CIA norteamericana, el MI6 del Reino Unido, el ISI -el más grande de los tres servicios secretos paquistaníes-, y el Mukhabarat saudí crearon, con el objetivo de expulsar a los soviéticos de este país, un grupo de extremistas y de fundamentalistas islámicos que llegó a conseguir reunir a 50.000 combatientes –muyahidines- de más de medio centenar de países. En este escenario hace su aparición por primera vez Bin Laden, que posteriormente, en 1988, fundaría Al Qaeda.
El movimiento talibán, por su parte, surge en Afganistán, bajo el llamamiento del propio pueblo afgano, con el objetivo de expulsar a los muyahidines que, a su vez, habían conseguido expulsar a los soviéticos. Los talibán eran los estudiantes puros del Corán que se hallaban en la frontera entre Pakistán y Afganistán, y que fueron llamados por los afganos para poner orden en el desorden, el caos y la violencia impuesta por los muyahidines después de hacerse con el control del país.
Pues bien, cuando en 2011 comienzan en Siria las revueltas contra Bashar al-Asad, rápidamente se observa que los rebeldes, por sí solos, no podrán derribar al Gobierno de Damasco. Es en ese punto cuando a “alguien” se le ocurre repetir la táctica y buscar a un grupo de personas militarmente bien preparado, bien entrenado, que sea suní y que sea capaz, de un modo feroz, de expulsar del poder sirio a Bashar al-Asad. Así se crea, importando a los sunitas represaliados en Irak, el posteriormente autodenominado Estado Islámico que, en aquel momento se llamó Estado Islámico de Irak y Levante.
¿Quién es ese “alguien” detrás del Estado Islámico?
Los principales analistas independientes no dudan en afirmar que en la aparición en Siria del Estado Islámico tuvieron mucho que ver los servicios de inteligencia turcos y los países del Golfo, encabezados por Arabia Saudí que, por cierto, es un país que, de forma oficial, comete actos tan execrables y horrendos como los que comete el Estado Islámico. En 2014, Arabia Saudí ejecutó, por decapitación, a casi un centenar de personas. En algunos casos por ser “responsables” de “crímenes” tan abominables como ser homosexual o cometer adulterio o brujería.
En este punto, y para darnos cuenta de esta influencia de Turquía y de las monarquías del Golfo, es importante tener en cuenta dónde surge, geográficamente, el Estado Islámico. Si nos fijamos bien, el EI empieza sus acciones en el norte de Alepo (segunda cuidad siria) porque es una zona muy próxima a Turquía en la que el servicio secreto de este país, el Milli Istihbarat Teskilati (MIT), actúa con comodidad. Por ello, la mayoría de expertos piensan que tuvieron que ser los servicios secretos turcos los que, en un primer momento, suministraron armas, apoyo y financiación al Estado Islámico. A ello se une el hecho, según lo declarado oficialmente por los principales líderes políticos europeos, de que ha sido a través de la frontera turca como han llegado la mayoría de los combatientes extranjeros –y muy especialmente los procedentes de la UE- que han ido engrasando las filas del Estado Islámico. Una cosa debemos tener clara: si el EI, incluso con la fuerza que tiene en estos momentos, no tuviera apoyo externo, no existiría. Esta es la auténtica realidad.
La estrategia militar del Estado Islámico es magnífica, está perfectamente diseñada y planificada. Quien está dirigiendo la batuta de esta gente es alguien muy experto en temas militares y estratégicos, sin olvidar los propagandísticos. Esto es importante tenerlo en cuenta porque, en ocasiones, la imagen que llega a la opinión pública es que el Estado Islámico solamente está formado por un puñado de salvajes que se dedica a quemar y decapitar a muchísimas personas. Pero esto no es solamente así, en absoluto. Estamos hablando de la civilización más antigua del mundo. Esta gente nos lleva una ventaja de siglos de astucia, especialmente a los europeos, que nos creemos el centro del mundo y no lo somos en absoluto.
¿Dónde nace militarmente el Estado Islámico?
Como decíamos antes, ya hemos visto que en Irak se encontraba un gran número de personas despreciadas, humilladas, apartadas y, en ocasiones, encarceladas, muy preparadas militarmente. Y hemos visto que, en un momento dado, a “alguien” se le ocurre que esta gente puede ir a luchar a Siria para acabar con el régimen de Bashar al-Asad y para apoyar a unos grupos de rebeldes que, desorganizados y enfrentados entre ellos, son tan bárbaros como los demás.
En ese momento, y “casualmente”, es cuando se produce la huida de la prisión de máxima seguridad más importante de Irak de un millar de combatientes suníes. A estos presos se les traslada a Siria, se les dota de armamento y se les financia con generosidad, y, en muy poco tiempo, pasan de ser 1.000 a ser 5.000, llevados y pagados desde muchos lugares del mundo. Fanáticos, gente marginada, mercenarios y gente con ganas de aventura, hay en todos los lugares. Si proporcionas a estas personas una bandera en la que arroparse, una idea por la que luchar y por la que morir, y además les entregas una paga, tienes un ejército formado.
Así fueron los primeros pasos del Estado Islámico. Los suníes iraquíes, tras contemplar el avance inicial del Estado Islámico en Siria, vuelven a llamar a este país a parte de estos combatientes para que colaboren también en la lucha ya abierta contra el chiita Al-Maliki, líder del gobierno iraquí, que había comenzado a represaliar con extrema dureza las manifestaciones pacíficas producidas en Irak en el marco de las llamadas revueltas árabes. Es, de este modo, como también comienza la presencia, de un modo organizado, del Estado Islámico en Irak.
A partir de este punto, el EI pone en marcha una efectiva, truculenta y terrorífica campaña a través de los medios de comunicación y las redes sociales, divulgando sus decapitaciones y asesinatos, y tratando con ello de conseguir un importante efecto publicitario que tiene varios objetivos: captar fondos, atraer nuevos combatientes, conseguir el apoyo de las poblaciones sunitas e intimidar a los ciudadanos de los países que, en esos momentos, están luchando contra ellos.
Esta actividad propagandística les funciona perfectamente, en parte por sus méritos, pero, sobre todo, porque Occidente, a través de sus medios de comunicación, no deja de agrandar la imagen del Estado Islámico.
¿Por qué Youtube acoge millones de vídeos en los que se recogen todas y cada una de las tropelías y salvajadas del EI? ¿Por qué ocurre esto cuando si a alguien se le ocurriera, por ejemplo, colgar un vídeo de violencia machista o de pederastia éste apenas duraría unos minutos en el canal? ¿Por qué se siguen manteniendo los montajes audiovisuales del Estado Islámico? ¿Cómo llegan estos vídeos a todas las televisiones del mundo? ¿Por qué todos ellos son distribuidos a través de Site Intelligence Group, una empresa privada de comunicación, de estudios y de análisis norteamericana? Y lo que es más importante: si asumimos que uno de los fines principales del Estado Islámico es atemorizar a los ciudadanos occidentales a través de la propaganda, y lo están consiguiendo, y si coincidimos en que, tal y como explicaba Margaret Thatcher, la publicidad es el oxígeno del que viven los terroristas, ¿por qué los medios occidentales están proporcionando al EI este oxígeno? Esta es una de las grandes cuestiones que tendríamos que plantearnos si queremos enfrentarnos a este tema con seriedad.
Más allá de la retórica que suelen utilizar los líderes de este grupo a la hora de hablar de los fines de su organización, ¿cuáles son, desde un punto de vista geopolítico, los objetivos fundamentales del EI?
Lo que llama la atención, lo que está de moda, es señalar la voluntad del Estado Islámico de conquistar el mundo, de alzarse, nuevamente, con el Califato histórico. Pero, en mi opinión, lo que busca el EI son exclusivamente objetivos locales.
En Siria, el objetivo es muy claro: expulsar del poder a Bashar al-Asad. Por cierto, no he leído todavía ningún análisis serio sobre lo que realmente significaría expulsar del poder a Bashar al-Asad y que reflexione sobre qué salvajes y extremistas se quedarían con este país en el caso de que esto ocurriera.
Siria, en manos de Bashar al-Asad, era un país socialista que no gustaba a muchos; además, era un país nacionalista árabe, que tampoco gustaba demasiado; y, por si todo esto fuera poco, estaba enfrentado a las monarquías del Golfo, que tienen subyugados a sus ciudadanos. Además, Siria se había enfrentado a Israel –con quién todavía está oficialmente en guerra, pues tan sólo existe un alto el fuego, sin haberse firmado ningún acuerdo de paz- y había apoyado a Hezbollá en Líbano, país al que considera como parte de su territorio histórico. En este contexto, y en el marco de las “primaveras árabes”, Siria apareció como el enemigo a batir a nivel internacional y para ello se fomentaron, se alentaron y se financiaron las disidencias internas para acabar con Bashar al-Asad. Al mismo tiempo, Rusia, por necesidades geoestratégicas (Puerto de Tartús), e Irán, por compartir creencias chiitas, comienzan a apoyar al régimen sirio, además de impedir que se repitiera la intervención que se dio en Libia.
Por otro lado, el objetivo estratégico del Estado Islámico en Irak es, sin duda, hacerse con la mayor parte de territorio posible, con el mayor número de habitantes y con la mayor cantidad de recursos energéticos, para, al menos, poder sentarse a negociar con el actual Gobierno de Al-Abadi un reparto proporcionado del poder y, sobre todo, de los beneficios obtenidos por la venta del petróleo. Para presionar en este sentido, para poder negociar desde una posición de fuerza, el EI trata de quedarse con los hidrocarburos iraquíes, pero también con los recursos acuíferos de este país. Por eso, la mayor parte del terreno capturado por el EI en Irak está alrededor del río Éufrates (y en menor medida del Tigris), ya que en un país mayoritariamente árido y desértico, quien domina el agua, domina a la población, y quien domina a la población, domina el Estado.
Estos son los objetivos principales. Cierto es que el Estado Islámico se está expandiendo en una Libia descompuesta, que es un caldo de cultivo ideal para este tipo de organizaciones, pero su presencia en este país, desde un punto de vista estratégico, solamente trata de distraer la atención de los que son sus objeticos fundamentales: Siria e Irak. Lo mismo puede decirse de Afganistán, donde los talibán –actualmente divididos en al menos tres facciones principales- no permitirán su asentamiento a largo plazo en el país, por más que ahora algunas facciones minoritarias, por oponerse a las demás, haya declarado lealtad al Estado Islámico.
También parece que existen muchos grupos terroristas y milicias islamistas, a lo largo y ancho del mundo, que han mostrado “su lealtad” al Estado Islámico, pero todos estos son grupos que persiguen objetivos locales en sus respectivos ámbitos de influencia. ¿Por qué dicen que muestran fidelidad al Estado Islámico? Porque, de esta forma, se atribuyen parte del poder propagandístico que tiene esta “marca”.
¿Es difícil acabar militarmente con el Estado Islámico?
Hay que tener en cuenta una cuestión fundamental: se dice que el EI dispone de unos 50.000 combatientes, como máximo. Desde una lógica militar, estamos hablando de 50.000 combatientes que se encuentran en una de las zonas más llanas y desérticas del mundo. Y que son observados permanentemente por drones, aviones de reconocimiento y satélites que tiene una capacidad mínima de reconocimiento de 20 centímetros.
Estamos hablando, militarmente, del escenario más fácil del mundo para obtener una victoria. ¿Dónde se refugia al Estado Islámico? En el interior de las poblaciones, que es otra de las formas que, desde tiempos inmemoriales, han tenido los ejércitos de protegerse del avance enemigo. Por eso, intentar terminar con el EI de un modo muy activo provocaría muchas bajas civiles. Pero, dicho esto, ¿cómo no se va a poder acabar con una “amenaza para el mundo”, tal y como dicen algunos, que está formada por 50.000 combatientes que, además, carecen de recursos aéreos y que tampoco tienen medios potentes de defensa antiaérea?
Si de verdad se quisiera acabar con ellos, con 50.000 hombres en un terreno desértico, sin medios aéreos y sin defensas antiaéreas, se tardaría apenas un puñado de horas. Tres divisiones acorazadas, con fuerzas especiales y apoyo aéreo y de artillería a distancia, sería suficiente. Por este motivo, a todas esas voces que dicen que el EI es poco menos que el enemigo que va a acabar con el mundo, hay que decirles que no es el caso.
¿Qué papel desempeña el control del petróleo en este escenario de conflicto multibanda?
Hay algunos análisis pretendidamente serios que afirman que el Estado Islámico obtiene, al año, entre 500 y 2.000 millones de dólares por la venta de hidrocarburos. Con relación a esto, hay que tener en cuenta que cualquier vendedor necesita, siempre, un comprador, Y, por otro lado, hay que ser conscientes de que todo el petróleo tiene su propia marca, su propio ADN. De hecho, es posible determinar de qué reserva ha salido determinada cantidad de petróleo, ya que éste nunca sale puro, sino que brota contaminado por una serie de compuestos que varían dependiendo de la zona en donde se encuentra el pozo. Esta traza puede seguirse.
En otro orden de cosas, para vender petróleo, en crudo o refinado, por valor de 2.000 millones de euros, hay que mantener una logística muy compleja que permita transportarlo fuera de Irak y de Siria. Como decíamos antes, estamos hablando de territorios llanos y prácticamente desiertos, ¿cómo es posible que nadie pueda seguir los convoyes de camiones que sacan el petróleo de estos territorios? Y, lo más importante, ¿quién está comprando ese petróleo? Tiene que haber algunos países o algunas empresas multinacionales que estén adquiriendo este petróleo, que podría venderse con reducciones en el precio del barril de hasta 30 dólares. Además, se da la circunstancia de que Irak, a pesar de la situación sumamente convulsa que atraviesa el país, está produciendo actualmente más petróleo que en toda su historia. Es claro que si el Estado Islámico, los kurdos y otros actores están cediendo petróleo, hay que pensar que alguien se está beneficiando de estas ventas.
Entonces, ¿cómo habría que acabar con el EI?
Para luchar efectivamente contra el Estado Islámico hay que intervenir sus fuentes de financiación. Las principales son la venta de petróleo y la venta del patrimonio arqueológico de Irak y Siria.
Se calcula que el EI cuenta con unos 1.000 millones de dólares para mantener el “Estado” que quiere formar alrededor de una interpretación máxima y rigorista de las leyes islámicas, un “Estado” en el que actualmente viven entre seis y ocho millones de personas. Si se les cercena las fuentes de financiación que tienen para, de una manera u otra, mantener a estas personas, antes o después una gran parte de esta población se volverá contra ellos. El EI está obligado a gastarse, además, unos 10 millones de dólares mensuales en mantener a sus combatientes. Si en un momento dado estos combatientes dejan de cobrar su mensualidad, se marcharán.
Otra línea de actuación consiste en mantener reuniones y encuentros con los líderes tribales suníes para garantizarles que se les va a restituir en sus puestos políticos y en su estatus social y económico a cambio de que ellos mismos se encarguen de expulsar a estos combatientes.
Otra vía de trabajo pasaría por reunir seriamente a todas las partes implicadas en el conflicto (Turquía, Irán, monarquías del Golfo, Estados Unidos y Rusia, fundamentalmente) y exigirles la búsqueda inmediata de una solución a un problema que ellos, en mayor o menor medida, han creado.
En mi opinión, una intervención militar, exclusivamente, contra el EI, no es la solución. Una intervención militar excesivamente potente causaría muchas bajas civiles en Irak y en Siria. También comenzarían a surgir voces críticas en las sociedades occidentales porque comenzarían a producirse bajas en nuestras filas. Además, hay que tener en cuenta algo muy importante en este mundo: su percepción de la venganza. La venganza es uno de los pilares de la sociedad musulmana. Cada vez que alguien mata a una persona de una familia, el resto de ésta se encuentra obligada a vengarse, pasen las generaciones que pasen. Por ello, y como está ocurriendo en Afganistán, una intervención militar demasiado fuerte provocaría un enquistamiento del problema.
¿Posee o tiene acceso el Estado Islámico a armas de destrucción masiva?
Lo primero que hay que definir es qué es un arma de destrucción masiva. Si entendemos por armas de destrucción masiva las armas que tienen un gran poder destructor en un breve espacio de tiempo y con consecuencias permanentes, estamos hablando entonces de medios nucleares, biológicos, químicos o radiológicos.
¿Puede hacerse el EI con armas nucleares potentes que, además, y esto es importante, dispongan de su respectivo medio de lanzamiento? Creo que esto, en el momento actual, es prácticamente imposible. Una cuestión diferente es que los combatientes del EI puedan acceder a lo que se conoce como una bomba sucia, que prácticamente se puede fabricar en cualquier universidad que tenga un buen laboratorio. Pero los efectos de una bomba de este tipo son bastante limitados.
Si hablamos de armas químicas, hay que tener en cuenta que el abanico de este tipo de armamento es muy variado. Un arma química puede fabricarse prácticamente en casa. Pero de disponer de grandes cantidades de armas químicas, con sus respectivos vectores de lanzamiento, es un tema muy diferente, y yo creo que hoy es algo prácticamente imposible para el Estado Islámico.
Por otro lado, todo el mundo tiene mucho miedo a las armas biológicas porque, al final, nunca sabes si éstas se van a volver contra ti. Para tener un arma biológica, primero debes tener una vacuna contra esa arma biológica, y yo creo que el Estado Islámico no tiene esta capacidad.
En estos momentos, ¿es el Estado Islámico la principal amenaza para Occidente?
El Estado Islámico debe ocupar muchos de nuestros esfuerzos de defensa, pero nos debe preocupar lo justo y, desde luego, no nos debe obsesionar en absoluto. Hay que luchar contra el fanatismo violento y hay que luchar contra los radicalismos que pueden llegar a perjudicar seriamente a nuestras sociedades, pero lo que nos tiene que preocupar de verdad es la seguridad de los seres humanos.
Cuando hablamos de que el EI es una amenaza para Occidente, debemos concretar qué entendemos por Occidente.
Barack Obama, por ejemplo, dice que nos enfrentamos al “yihadismo global” porque esto es un problema global de todo el mundo. Es una falacia. No se puede afirmar que nos encontramos ante un “problema global” cuando, incluso, hay países de la Unión Europea que no se sienten concernidos por esta amenaza. ¿El “yihadismo global” es, por ejemplo, una amenaza para un país como Venezuela, que tiene anualmente más de 25.000 muertos por delincuencia común? ¿Qué preocupa el “yihadismo global” a países sudamericanos como El Salvador u Honduras, que están puestos contra las cuerdas por la presión de las maras (mafias) locales? ¿Qué vamos a decirles del “yihadismo global” a países como Japón o Corea del Sur? A la inmensa mayoría de los países del mundo, el “yihadismo global” no les afecta en absoluto.
En Europa, en mi opinión, la brecha de seguridad más importante se halla en Ucrania. No somos conscientes de lo que estamos haciendo con Rusia. ¿Hasta dónde pretendemos presionar a Rusia cuando sabemos, además, que Rusia es un país que no se va a dejar presionar? Tenemos que revisar la historia y debemos tener en cuenta la idiosincrasia de los pueblos. La situación en Ucrania es el principal reto para la seguridad que tenemos actualmente en Europa.
[Fuente: La Tribuna del País Vasco]
3/8/2015
Juan-Ramón Capella
Apuntes para una reforma constitucional
Una reforma constitucional real, que sea algo más que un pacto por arriba entre partidos mayoritarios, no se puede limitar a retoques de fachada ni a dar nombres distintos a lo que ya hay. Una verdadera reforma constitucional deberá abordar varios aspectos importantes de la Constitución: para cambiarlos, o para legitimar algunas instituciones.
Los ciudadanos debemos oponernos a los pactos por arriba; una reforma constitucional debe ser realizada por el conjunto de los grupos parlamentarios y refrendada por la ciudadanía. Nunca más se debe eludir al soberano popular.
Hay algunos puntos de la Constitución de 1978 que resultan intocables: los derechos políticos y sociales duramente conquistados; la proscripción de la pena de muerte; el estado social, la posibilidad de planificar la economía.
Aquí se propone un listado de las puntos que habría que cambiar o introducir:
1. Un referéndum previo sobre la forma de la Jefatura del Estado.
La institución monárquica actual deriva su legitimidad del golpe de estado del 18 de julio de 1936; pese al cambio constitucional, la instauró la dictadura. Los españoles deben poder pronunciarse específicamente, al menos por una vez, acerca de si prefieren la forma monárquica del Estado o la republicana.
2. Definición del Estado como federal, con reconocimiento del derecho de los ciudadanos de las entidades federadas a la libre determinación.
3. Establecimiento de un procedimiento para el ejercicio del derecho de libre determinación de modo que quede garantizado: (a) que la convocatoria de un referéndum de libre determinación sea aprobada por mayoría absoluta de dos asambleas legislativas sucesivas de la entidad federada; (b) que se exija una mayoría cualificada (del censo electoral, por ejemplo) para un cambio del statu quo; (c) que queden garantizados en cualquier caso los derechos de las minorías; (d) que el resultado sea reversible; (e) que entre ejercicios sucesivos del derecho de libre determinación medien plazos de tiempo amplios (al menos tantos años como los exigidos para la mayoría de edad política).
3. Atribución del mando supremo de las fuerzas armadas no ya a la Jefatura del Estado, sino a la presidencia del gobierno. Se eliminaría así una dependencia que procede de la ley orgánica del estado franquista trasladada a la Constitución de 1978.
4. Estipulación de los deberes de las autoridades institucionales que correspondan a cada uno de los derechos políticos, civiles y sociales de los ciudadanos que la nueva constitución reconozca, que no podrán ser menos que los actualmente reconocidos
5. Reconocimiento por el Estado del derecho individual a la muerte digna y a la eutanasia condicionada para garantizar una voluntad sostenida del ciudadano.
6. Reconocimiento de un derecho individual y social a un medio ambiente no deteriorado, estableciendo para ello deberes constitucionales para las instituciones públicas y las personas jurídicas particulares.
7. Instauración de un poder judicial independiente del poder legislativo y del poder ejecutivo, (a) cuyo órgano colegiado de gobierno se forme por elección directa de la soberanía popular o por compromisarios de ésta; (b) que integre en su seno al ministerio fiscal; (c) dotado de una policía judicial propia, independiente funcional y orgánicamente de los demás poderes del Estado.
8. Abrogación de la reforma del artículo 135 de la Constitución de 1978, que subordina todas las obligaciones del Estado al pago de la deuda pública.
9. El estatuto individual de ciudadanía no dependerá sólo de la nacionalidad española sino que se extenderá a los no nacionales que lleven más de cuatro años avecindados en España. Dicho de otro modo: la ciudadanía se obtendrá por poseer la nacionalidad española o, sin ella, por avecindamiento suficiente.
Esta disposición pretende dotar de derechos políticos a los trabajadores inmigrados integrados en la vida productiva en España.
10. La mayoría de edad política se alcanzará a los 16 años, y a ella estarán subordinadas las mayorías de edad civil, laboral y penal, edades que no podrán ser inferiores a ella, para que no haya deberes sin derechos.
11. Un régimen fiscal y unos servicios públicos iguales para todos los ciudadanos del Estado. Eso debe quedar garantizado en la distribución de las competencias federales.
12. Modificar algunas normas electorales básicas: (a) la circunscripción electoral debe ser la comunidad autónoma (para evitar desproporciones provinciales); (b) el número de diputados debe ser para todas las comunidades proporcional a su censo electoral; (c) no se podrá negar a los electores el derecho a las listas electorales abiertas; (d) en ningún caso será admisible el sistema de elección uninominal mayoritaria.
El punto (c) que se propone puede ser sustituido por un sistema electoral plurinominal a dos vueltas. Se trata en cualquier caso de frenar la tendencia al secuestro del voto popular por los intermediarios, los partidos políticos.
13. La moción de censura del gobierno por parte del poder legislativo, al igual que la moción de confianza, sólo exigirá la mayoría simple de los diputados.
Debe ser enteramente proscrita la estrafalaria regulación de la moción de censura de la Constitución de 1978 para que el régimen se pueda calificar con verdad de parlamentario.
14. El artículo 87.3 de la constitución de 1978 debe ser modificado en el sentido siguiente: "El pueblo ejercerá la iniciativa de las leyes mediante la propuesta por doscientos cincuenta mil electores como mínimo de un proyecto redactado en forma articulada. No procederá dicha iniciativa en materias propias de ley orgánica, tributarias o de carácter internacional".
El objetivo de esta reforma, como de otras anteriores, es mitigar el hermetismo para los ciudadanos del sistema político.
15. La institución del Senado debe ser modificada para dedicar esta cámara al control de las leyes por parte de los entes federados, a través de senadores electos por sufragio universal.
Tal vez estos apuntes no incluyan todas las reformas constitucionales necesarias. Pero pueden servir de material para concretar una discusión. Se trata de conseguir un régimen político con el que el marco de las relaciones entre las personas las induzca a un respeto exquisito de la legalidad, para poder acabar con las lacras del régimen político actual: corrupción, incapacidad para penarla en muchos casos, permisividad con la evasión fiscal, incumplimiento de sus deberes por parte de las autoridades, desprecio por las personas que viven de su trabajo, impermeabilidad del sistema político para las pretensiones de los ciudadanos y docilidad ante las ambiciosas pretensiones de la riqueza.
[Fuente: Cuarto Poder]
21/11/2015
Isidoro Moreno
Trabajo, subsidios y renta básica
Aunque los publicistas del sistema repitan que la economía va cada vez mejor (deben referirse, evidentemente, a las cuentas de resultados de los bancos y las empresas del Íbex 35), la realidad es que una gran parte de la población, en Andalucía el 42,3%, permanece donde ha sido arrojada: en situación empobrecida y con alto riesgo de exclusión social. Con la novedad de que conseguir un empleo ha dejado de ser garantía de no ser pobres, dados los salarios-basura, la temporalidad y la facilidad de despido.
Aunque dicen que son para remediar el problema, los prebostes de nuestra sociedad proponen medidas que lo agravarían, como ha hecho el presidente de la CEOE planteando "relajar" los ya mermados derechos que aún conservan los trabajadores fijos para equipararlos, a la baja, con los (casi nulos) derechos de los trabajadores temporales. Así nadie tendría "privilegios". O como ha planteado obscenamente el multimillonario Carlos Slim, el amigo de Felipe González, que trabajemos tres días a la semana, a razón de 11 horas diarias y un salario "a la china", para que haya más empleos y podamos dedicar cuatro días a la familia.
Viniendo de quienes vienen, sólo a los muy ingenuos podrían sorprender estas propuestas, pero sí resulta más chocante que en personas y organizaciones (partidos y sindicatos principalmente) que se autodefinen como de izquierdas siga siendo el empleo (lo que de forma reduccionista llaman trabajo) el centro único de las propuestas y el referente obligado para ayudas y subsidios. Es esto una parte del lastre ideológico de esa izquierda que, contra lo que afirma, nunca ha leído a Marx, o le ha entendido muy poco, y es, en realidad, seguidora, sin saberlo, de los filósofos y economistas liberales que crearon la ética puritana del trabajo (hecho equivaler a empleo asalariado) para convencer a quienes carecían de bienes propios de que era su obligación ética (e incluso religiosa) trabajar de forma asalariada para multiplicar el capital de los poseedores de la tierra o de las máquinas. Lo que era, y es, una obligación forzosa para poder subsistir fue convertida en la única vía para conseguir la integración social y la dignidad personal. De ahí la consideración como no-trabajos de los que se realizan para uno mismo o en el ámbito doméstico, convirtiendo a las amas de casa en no-trabajadoras.
Sólo desde esta filosofía es posible entender las propuestas de los partidos autodefinidos como "de izquierdas" o "transversales" cara a las próximas elecciones. Así, Izquierda Unida propone en su programa un "trabajo garantizado" para todos. Se supone que garantizado por el Estado, ya que no sé cómo se podría obligar a las empresas a contratar a los cinco millones de parados que existen a nivel del Estado precisamente porque las empresas no los necesitan, o ganan más sin contratarlos. Además de que costaría más de 230.000 millones si se pagara la hora a diez euros, en este gigantesco PER, una vez creados los puestos sin duda necesarios en educación, sanidad y otros servicios públicos, ¿a qué se dedicarían los restantes millones de nuevos empleados?
Los otros partidos abogan por subsidios de desempleo y ayudas con diferentes nombres pero que tienen, todos ellos, un elemento en común: son paliativos, asistenciales y, sobre todo, condicionados a que los aspirantes a perceptores demuestren ser pobres y no tener trabajo (en realidad empleo), comprometiéndose a aceptar el que se les ofrezca. Llámense "renta mínima garantizada" o "de inserción", "ingreso mínimo vital" o incluso, con el objetivo de confundir, "renta básica", se trata de subsidios y como tales están condicionados a tener que demostrar ser pobres. La verdadera renta básica es otra cosa: no responde a la idea de que el trabajo asalariado sea la única fuente para alcanzar la dignidad humana sino que esta es consustancial a toda persona y por ello, por ser el derecho más primario de todos el derecho a la existencia, ha de ser universal e incondicional. Mediante una reforma del IRPF, saldría beneficiada el 80% de la población por la transferencia, desde el otro 20%, de 35.000 millones de euros. Con esta redistribución de la renta, nadie estaría por debajo del nivel de la pobreza y cualquier persona podría negociar qué condiciones salariales y de empleo le resultan aceptables, sin tener que escuchar la consabida frase de "lo tomas o lo dejas, porque otros sí aceptarán". Como existen numerosos análisis que demuestran su viabilidad, incluso sin una transformación radical del sistema, ¿por qué ningún partido lleva la renta básica universal en su programa? Son ellos los que deberían contestar, aceptando un debate riguroso y abierto que es hoy imprescindible.
[Fuente: Diario de Sevilla. Isidoro Moreno es catedrático emérito de Antropología en la Universidad de Sevilla y miembro de Asamblea de Andalucía]
13/11/2015
Agustín Moreno
Trabajos precarios, vidas precarias
En un oxímoron perfecto, decía el presidente de una de las mayores empresas de trabajo temporal: “la seguridad del trabajo temporal se infravalora”. Si nos ponemos estupendos y nos da por ver el lado positivo de todas las cosas, también podríamos decir que se ha demonizado en exceso la esclavitud. Al fin y al cabo no tenías que preocuparte por la renovación del contrato, ni por las cotizaciones a la Seguridad Social, ni andar pendiente de que tus hijos encontraran curro. Además, te podía tocar un amo majete que no te azotase mucho.
Según su lógica, tendrían que estar encantados los trabajadores de Movistar, y no en huelga indefinida contra la precariedad y un nuevo ‘contrato en bucle’ que empeora su situación aún más, que piden el pase a plantilla del personal subcontratado y autónomo. O los empleados del Pompidou y Museo Ruso de Málaga, a los que pagan la hora a 3,95 euros, siendo muchos titulados universitarios, y que refleja las consecuencias de la llamada externalización en un campo como la cultura, que supone más beneficios y más precariedad.
Las declaraciones reivindicando la precariedad se hacen en unos momentos en los que la incipiente recuperación solo produce empleos basura. Cuando se acaba de hacer público un informe que plantea que los empleos más demandados son: camareros para eventos, teleoperadores con idiomas, dependientes y mozos de almacén. Y cuando Draghi acaba de señalar a España que tiene que seguir con más reformas laborales para reducir la dualidad del mercado laboral.
En vez de plantear la derogación de la reforma laboral que desprotege a los trabajadores frente al despido y potenciar la contratación indefinida, alguna fuerza como Ciudadanos recupera la idea de un ‘contrato único’ que ya venían proponiendo los sectores ultraliberales y empresariales. El contrato único no es otra cosa que un despido-express sin causa, algo de dudosa constitucionalidad y que deja sin ninguna tutela al trabajador ante la arbitrariedad del empresario. Aunque se presente como un avance al fijar una indemnización progresiva en función de la antigüedad, ésta no llegaría a ser muy grande con lo que el despido seguiría siendo muy barato, produciendo un efecto sustitución del empleo indefinido. Lejos de dar estabilidad al empleo, acabaría precarizando todos los contratos.
Los datos globales, según la última EPA, son estos: 5.457.700 parados, 3.511.100 contratados temporalmente y 2.820.400 contratados a tiempo parcial. Lo que indica una tremenda dualidad del mercado de trabajo producida por las sucesivas reformas laborales, desde Felipe González hasta Rajoy, al abaratar el despido y convertir trabajos indefinidos en temporales, unido a un amplio menú de modalidades de contratación precarias. Por otro lado, la caída salarial que se presenta como un éxito de las reformas, es en realidad un grave problema: según los últimos datos conocidos, el salario por hora en España se aleja de la media de la zona euro, pasando a ser un 72,6% del promedio europeo, los empleados a tiempo parcial cobran un 33,7% menos por hora trabajada y el ser mileurista hoy se convierte, para muchos, en un sueño.
La combinación de paro, precariedad y bajos salarios, más la gigantesca transferencia de plusvalía de los trabajadores y clases medias a las élites que se ha dado con la crisis, ha producido la pobreza de muchos y el enriquecimiento de unos pocos. Las cifras son escalofriantes. Casi 13 millones de personas están en riesgo de pobreza o exclusión en España, según el informe de la Red Europea de lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social; estarían afectados el 31,9% de los niños del país. La desigualdad se ha disparado y según el indicador Gini la proporción de los ingresos totales percibidos por el 20% de la población que más gana multiplica por 6,3 la percibida por el 20% con menos ganancias. Es posible y necesaria otra sociedad donde no se produzca la obscenidad de que muchos “mueran de hambre porque otros mueren de indigestión”, como decía Eduardo Galeano.
Hay dos grandes cuestiones sobre las que reflexionar para elevar las expectativas del país y de su población y combatir la desigualdad:
- La necesidad de un nuevo modelo productivo que se oriente hacia la creación de empleo y la sostenibilidad. Es evidente que el modelo de crecimiento impulsado por las políticas neoliberales, basado en el sector inmobiliario, la construcción y el ajuste presupuestario, ha debilitado el sector industrial, y ha producido recortes en I+D y en los presupuestos de las universidades. Cambiar esta situación pasa por la apuesta por planes industriales, por potenciar la investigación tecnológica y la innovación empresarial, por el impulso a la economía social y por una serie de reformas y medidas (energéticas, infraestructuras, etc.) que faciliten la competitividad y desarrollen sectores con más valor añadido. Si no lo hacemos, seguiremos profundizando en un modelo económico improductivo, especulativo y con acusados rasgos tercermundistas que colocan al país en una posición periférica a nivel mundial.
- La garantía de un empleo digno y de calidad, es decir, con derechos, mejores salarios y con un Estado de Bienestar que proteja suficientemente a la población. Si todo lo que la economía puede ofrecer a los parados es empleo precario; a los jóvenes, que van a vivir mucho tiempo con sus padres y peor que ellos; y a muchas mujeres, resignación porque no van a poder incorporarse a un empleo retribuido, estamos ante un fracaso colectivo que aumentará la desigualdad y las tensiones sociales.
Mientras sigan existiendo empleos con bajos salarios y malas condiciones laborales seguirá habiendo trabajadores precarios y con una elevada rotación, que difícilmente podrán organizar su vida con un mínimo de estabilidad. Estamos volviendo a configurar una clase de trabajadores pobres de los que hablaba Hobsbawm, que fueron la carne de cañón de las etapas más duras de la revolución industrial y que tenían marcada su vida por una profunda inseguridad. Reproducir estas situaciones hoy en día es algo disparatado que los trabajadores y la ciudadanía no pueden permitir, porque es negar el futuro al país y a los millones de personas que lo habitamos. Y cuando la vida de muchos ciudadanos y ciudadanas es tan vulnerable, la democracia también es precaria. En el fondo se trata de la lucha contra la desigualdad y por la justicia social, porque cuando la pobreza, la precariedad afecta a tantas personas ¿podemos hablar de democracia?
[Fuente: Cuarto Poder]
24/4/2015
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Un grupo de personas con diversas experiencias profesionales, en movimientos y organizaciones sociales y políticas nos hemos reunido a fin de debatir y promover un foro de discusión en la red que tenga como objetivo básico la actualización del discurso teórico y político de la izquierda y el reforzamiento de las opciones alternativas al actual proceso hegemónico neoliberal. La iniciativa se realizará a través de una revista digital en la que deseamos acoger las más amplias y variadas opiniones alternativas, española, europea e internacional; nos une la idea de que hoy es más necesario que nunca el diálogo y el encuentro de todas las identidades que se reclaman de la izquierda. Asimismo, coincidimos en que es necesario impulsar y reforzar las organizaciones y proyectos que representan el mundo del trabajo.
30/11/2015